Como resultado de la crisis, el número de jóvenes que no tienen donde vivir aumentó. Las más propensas a padecer esta situación son las personas de color, lesbianas, gays y transgénero.
Nueva York, Estados Unidos. Son las 10 de la noche de un martes en el refugio Proyecto Streetwork, en la ciudad de Nueva York, y muchos de los jóvenes residentes ya están preparados para dormir. El albergue, una casa de piedra rojiza con paredes pintadas de vivos colores, da cobijo a 24 jóvenes sin hogar de entre 16 y 20 años, una fracción de los 3 mil 800 que están sin hogar en la ciudad en una noche cualquiera.
Brie, de 19 años, entra -había salido a fumar- y cuenta una historia de que había tomado un autobús para ir a ver la grabación de «The Steve Wikos Show», que nos hace reir a todos. Pero un poco más tarde, en un ambiente más íntimo, la mujer joven, con muchos tatuajes, cuenta cómo terminó en este lugar. «Mi madre me tuvo cuando era muy joven. Mi padre era un joven también», recuerda. «Terminé huyendo de la casa de mi padre, porque un día mi madrastra me dio un puñetazo en la cara, y mi padre dijo que deseaba que nunca hubiera nacido».
Abandonada por sus padres, Brie creció en residencias y hogares de custodia en Bridgeport, Connecticut. Con el tiempo se fue a vivir con su abuela, a los 17 años, pero se quedó sin hogar de nuevo después de que la anciana perdió su apartamento. Durante los últimos dos años ha estado en el limbo, tratando de ir a la universidad, encontrar un trabajo y un lugar para vivir y, algunos días, ser sólo una adolescente normal. «Esto es sólo un peldaño en el camino», valora Brie. «Puedo estar en Streetwork y no preocuparme de dónde voy a dormir por la noche, si dormiré en el metro, tendré que pedir alojamiento a uno de mis amigos o me colaré en la casa de alguien. Ahora puedo venir aquí».
Brie es una entre un número creciente de jóvenes que se enfrentan la situación de vivir sin hogar después de la gran crisis. En octubre de 2013, el Centro Nacional para la Educación de Personas sin Hogar (NCHE) dio a conocer una encuesta anual, que encontró que desde el año 2007, el inicio de la recesión mundial, el número de jóvenes sin hogar inscritos en 12 escuelas públicas aumentó en un sorprendente 72 por ciento. Entre 2010 y 2011, el número aumentó por 10 por ciento. La mayor concentración de jóvenes sin hogar en la escuela se encuentra en California, que tiene el 35 por ciento de la población nacional de jóvenes sin hogar, seguida por Florida, Texas y Nueva York.
Este estudio proporciona una de las cuentas más precisas disponibles de la creciente cantidad de jóvenes sin hogar, pero los activistas dicen que sólo representa una fracción de la población. Los jóvenes se quedan sin hogar por una variedad de circunstancias, y pueden ser difíciles de encontrar, ya que se esfuerzan por bajar su perfil y con frecuencia no regresan a la escuela. Y debido a que muchos jóvenes sin hogar huyen del sistema de hogares sustitutos, a menudo se esfuerzan por mantenerse fuera de la red, gastan tiempo en la calle o usando otras estrategias de supervivencia.
Juventud LGBT y personas sin hogar Los estudios demuestran que los jóvenes lesbianas, gays, bisexuales y personas transgénero (LGBT) corren particular riesgo de quedarse sin hogar. En 2010 se estimó que, aunque constituyen sólo entre el cinco y siete por ciento de los jóvenes a nivel general, en los Estados Unidos se identifican como LGBT entre nueve y 40 por ciento de los jóvenes sin hogar. Según un nuevo informe del Centro para el Progreso Americano (CAP), ese número es ahora tan alto como un 45 por ciento. Carl Siciliano, director ejecutivo del Centro de Fornay Ali para los jóvenes LGBT sin hogar, afirma que la necesidad de una vivienda es mucho mayor que los recursos que hay. Una estimación conservadora es que hay 200 mil jóvenes LGBT que actualmente sufren la falta de un hogar en los Estados Unidos. Siciliano afirma que hay aproximadamente 350 camas dedicadas a su atención en unos 10 programas en todo el país.
Brie, la mujer joven sin hogar que vive actualmente en Streetworks, se identifica como lesbiana. Durante su infancia, la pobreza y la inestabilidad familiar fueron factores clave en su situación de persona sin hogar. Pero ella señala que su sexualidad agrava estos problemas, ya difíciles. «Durante mucho tiempo viví enojada con el mundo. Me preguntaba por qué. ¿Por qué tengo que tener unos padres terribles? ¿Por qué tuve que ser gay? Yo no pedí todo esto», manifiesta. «Pero lo que me mantiene es saber que un día voy a ser capaz de ayudar al menos a una persona. Porque lo que yo viví, alguien más lo vivirá».
Muchos jóvenes LGBT informan que viven situaciones particularmente violentas en el hogar, como Beau Lackey, un joven de 19 años de edad, del norte de Georgia. Está en el refugio de la juventud LGBT Lost-N- Found en Atlanta, con la voz ronca de pasar varias semanas en las calles sin su medicina para el asma. La madre de Beau lo echó hace un año por ser gay, pero eso fue sólo el incidente más reciente en una vida de abuso físico, verbal y emocional por parte de su padre, quien trató de «echar fuera el gay» de él. En un momento dado, Beau resultó tan gravemente herido en uno de esos ataques que tuvo que someterse a una cirugía reconstructiva en el rostro. Después de mudarse a Connecticut, donde luchó contra el alcoholismo, regresó a Atlanta, donde pasó de refugio en refugio.
«La peor parte fue la sensación de que no había nadie que se preocupara lo suficiente para ayudarme. Yo estaba básicamente con la cabeza hacia abajo, recostado en un banco del parque todas las noches noche, en el frío, solo», recuerda. Lost-N-Found, que es el único refugio para jóvenes LGBT en el área de Atlanta, tiene sólo seis camas para una cantidad estimada de 750 jóvenes sin hogar por noche en esa ciudad. Fundador y director de Shelter, Allen Peebles pide fondos para un espacio más grande. Dice que reciben llamadas de jóvenes de todo el país en busca de servicios.
«Creo que los jóvenes sin hogar deben tener más atención. Punto. Pero los niños homosexuales son los desechables. Los jóvenes heterosexuales tienen una mejor oportunidad de supervivencia. La situación de estar sin hogar aumenta por muchas razones y, de nuevo, hay jóvenes invisibles», señala. Raza y jóvenes sin hogar La desigualdad racial define quiénes son los más afectados por el desempleo y los desafíos de la vivienda durante la gran crsis, y también está representada en la población sin hogar juvenil. El Centro de Investigación del Congreso informa que 32 por ciento de los jóvenes sin hogar son de color, más del doble de la proporción de jóvenes negros en la población total. Cincuenta y uno por ciento de los jóvenes sin hogar son blancos, dos por ciento son indios americanos o nativos de Alaska, y dos por ciento son asiáticos, nativos de Hawaii o las islas del Pacífico, y cuatro por ciento son multirraciales. El estudio no desglosa los datos sobre la juventud latina.
Gran parte de la investigación sobre la raza y los jóvenes sin hogar es contradictoria. Algunos estudios indican que los jóvenes sin hogar reflejan la composición racial de sus alrededores, otros indican que las personas de color están desproporcionadamente afectadas. Un estudio reciente de la juventud en San Francisco arroja algo de luz sobre las diferentes experiencias que los jóvenes de color pueden tener como personas sin hogar, y sobre sus trayectorias en la falta de vivienda. En una encuesta aplicada a 54 jóvenes sin hogar, el Proyecto Jóvenes sin Hogar California encontró que los jóvenes negros son mucho más propensos a estar en el sistema de hogares sustitutos que los blancos (61 y 23 por ciento, respectivamente). Los jóvenes negros, de acuerdo con la encuesta, tienen más probabilidades de estar sin hogar debido a la inestabilidad de vivienda relacionada con la pobreza y la insuficiencia de servicios sociales, mientras los jóvenes blancos con mayor frecuencia dijeron que dejaron su casa debido a problemas familiares. Los jóvenes negros sin hogar también informaron tener participación en el trabajo sexual, o tener relaciones sexuales de supervivencia como una estrategia, más a menudo que los jóvenes blancos.
«Uno de los retos que los investigadores tienen es que muchas veces, aunque los jóvenes de color se identifican como personas sin hogar, no se ven como tales», indica Shahera Hyatt, directora del proyecto para el Proyecto Jóvenes sin Hogar California. «Esa puede ser la razón de no están contando en las cifras. Se ven al igual que otros jóvenes adolescentes, y creo que la gente espera un chico viajero con una mochila y rastas». Con una corta perilla, sudadera gris a la moda y sandalias, Julian ciertamente confunde. Nunca se sabría que este nativo de El Bronx, Nueva York, quien duerme en el refugio Streetwork, no tiene hogar.
El joven de 19 años de edad pasó el último año viviendo en la calle, luego de que su padre le dejó fuera de la casa después de un desacuerdo. Julian tiene una grave discapacidad de aprendizaje, y su último año transcurrió entre un albergue y otro, metiendo solicitudes para vivienda pública y beneficios de salud. Dice que es un proceso muy largo. Mientras tanto, continuará viajando entre los refugios hasta que haya una solución mejor. «Los refugios no son buenos, pero al menos estoy en un lugar, en vez de en la calle», considera Julian. «Sin refugio, no te bañarás, no lavarás tu ropa y apestarás. No tendrás dinero para comprar comida. No podrás dormir. Se necesita algo suave para conciliar el sueño».
TRADUCCIÓN: CLAYTON CONN
Fuente: http://desinformemonos.org/2013/12/los-jovenes-sin-hogar-estadunidenses-bajo-la-lupa/