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La cadena de supermercados abrió su ultimo centro en Málaga sin licencia de primera ocupación

Mercadona compra favores a los ayuntamientos

Fuentes: cnt.es

La apertura coincidió con una comida para 5.000 vecinos pagada por la empresa, a la que asistió el alcalde y que le costó a Mercadona 50.000 euros

Según publica el diario El País, (3 de enero, página 28) Mercadona corrió con los gastos de una multitudinaria comida que el alcalde de Málaga ofreció a cinco mil vecinos. La cosa, que no se comprende muy bien al principio, se aclara cuando se sabe que el último de los supermercados de la empresa abierto en Málaga no tiene licencia de primera ocupación. Es decir, la típica y consabida práctica de pagar los favores a los políticos.

El alcalde y la corte municipal inauguraron el nuevo supermercado el pasado 13 de diciembre, cita a la que no fueron invitados los medios de comunicación locales, según informa El País. Al parecer, la licencia no fue concedida hasta el día 18.

¿Anonimato como filosofía de empresa o simple y llana corrupción?

Mercadona quiso esconder su autoría en la financiación de este ágape preelectoral del PP malagueño, por lo que el alcalde, que invitó a todos los colectivos vecinales, se negó dar el nombre del secreto benefactor. No obstante, su filantrópica intención se vio truncada cuando los otros partidos descubrieron, nunca mejor dicho, el pastel.

Lo único que se sabía acerca del patrocinador secreto es que era una «empresa privada», pero estando cerca de las elecciones, IU y PSOE se han ocupado de descubrirlo. Mercadona afirmó entonces que financiaba la comida dentro de su «responsabilidad social corporativa». ¿Acaso piensa que somos imbéciles? Con ese rocambolesco nombre se quiere encubrir un episodio más del clásico soborno para obtener trato de favor de los partidos políticos, ayuntamientos o gobiernos de los diferentes estamentos. Algo tan antiguo como el poder y el dinero.

Al igual que ocurre con el conflicto que mantiene con este Sindicato, Mercadona cree que con dinero puede arreglarse todo, engañar a todo el mundo y comprar no sólo su falsa imagen pública, sino también el favor de los políticos.

Finalmente, esta comida ha terminado bien. La prensa -por fin- accede a sacar a Mercadona en su clave real, es decir, de empresa mafiosa y de tercera clase, por muy grande que sea. Al final, algo le tenemos que agradecer a que haya elecciones.

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