Desde esta medianoche, millones de estadounidenses dejarán de percibir ingresos debido a que demócratas y republicanos no lograron acordar hoy un nuevo presupuesto y evitar el cierre inminente del gobierno federal, el primero en 17 años, que ya causó una fuerte caída de la Bolsa.
El Senado, donde los demócratas son mayoría, rechazó, por 54 votos a favor y 46 en contra, la ley aprobada ayer por la Cámara de Representantes, lo que hace casi inevitable que el gobierno tenga que suspender por falta de fondos actividades no esenciales a partir de esta medianoche, cuando termina el año fiscal.
Como estaba previsto, el Senado votó en contra de la enmienda que los republicanos, presionados por su sector más derechista, el Tea Party, aprobaron para condicionar el aporte financiero y evitar un cierre parcial del gobierno, a un retraso de la aplicación de la reforma sanitaria promulgada en 2010, uno de los mayores logros del presidente Barack Obama, y devolvió la ley a la Cámara baja.
«El destino del país está en juego», enfatizó el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, tras la votación, citado por la agencia de noticias EFE.
En respuesta, los líderes republicanos de la cámara baja presentaron un nuevo plan presupuestario, que seguía atacando la reforma sanitaria aunque permitía evitar el cierre del gobierno.
En su nueva propuesta se postergaría de enero de 2014 a enero de 2015 la entrada de vigor de la cláusula legal que hace obligatoria la contratación de un seguro de salud para todos los estadounidenses, según declararon fuentes republicanas al Washington Post y a la revista Político.
Pero esta nueva arremetida tiene mínimas probabilidades de ser aceptada, y la líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, trata de reunir los votos suficientes en su partido para convencer a los republicanos de aprobar antes de la medianoche una resolución que permita seguir financiando el Gobierno durante varios meses.
El presidente de EE.UU, Barack Obama, ya había planteado hoy que no estaba «resignado en absoluto» a que el Congreso provocase el «cierre» parcial del Gobierno federal por falta de acuerdo. Tras confirmarse el empantanamiento, Obama advirtió que el cierre «trabará los engranajes» de la economía del país en un momento clave para la recuperación a no ser que el Congreso lo evite.
Además, agregó que haga lo que haga el Congreso, la reforma de salud seguirá imponiéndose.
«Una parte importante de la Ley de Asistencia Sanitaria Asequible entra en vigor mañana, no importa lo que el Congreso decida hacer hoy», sentenció en una conferencia de prensa, y subrayó que los fondos para esa ley «ya están implementándose. No pueden `cerrarla`».
El mandatario acusó luego de irresponsables a los republicanos por poner en riesgo la leve mejoría de la economía estadounidense con sus bloqueos parlamentarios.
Pero la falta de acuerdo acerca del presupuesto para el ejercicio 2014 y el límite de endeudamiento federal provocó que Wall Street abriera hoy con un fuertes descensos, que el Dow Jones cayera el 1%, que el selectivo S&P pierda el 0,88% y que el índice compuesto del mercado Nasdaq ceda el 1,08%.
Al cierre se sumaron las caídas, del 0,84% en el Dow Jones, un 0,6% el S&P, y y el Nasdaq ceda el 0,27% el Nasdaq.
El dólar también siguió a la baja y se disparó el seguro con el que los inversionistas se cubren ante un eventual incumplimiento de los bonos de Estados Unidos, lo que prendió la luz roja en el tablero de riesgos a nivel internacional.
A partir de esta medianoche termina el año fiscal estadounidense y debido a que los legisladores republicanos y demócratas están lejos de llegar a un acuerdo para evitar el primer cierre federal desde enero de 1996, no habrá fondos para las actividades no esenciales del gobierno.
Ese cierre obligaría a mandar a casa a casi 800.000 funcionarios durante el tiempo que dure la escasez de fondos y podría costar más de 1.000 millones de dólares a las arcas públicas, según la Casa Blanca.
Los únicos que se salvan, gracias a un acuerdo bipartidista logrado este fin de semana, son los militares, quienes seguirán recibiendo sus cheques pase lo que pase en el Congreso.
Pero las consecuencias negativas no se circunscribirían exclusivamente para los empleados federales.
La parálisis en el Congreso también afecta las negociaciones por el techo de deuda, cuyo límite se superará el 17 de octubre, momento en que el Tesoro de Estados Unidos dispondrá solo de 30.000 millones de dólares para cumplir con sus obligaciones.
Por ello, Obama fue bien claro cuando subrayó que dejar al país sin presupuesto y sin dinero para pagar las facturas desatará una nueva crisis que podría afectar a todo el mundo.
«El dólar es la moneda de reserva. La deuda que establece el Tesoro es la base de nuestro mercado de capitales. Por eso no se juega con estas cosas», añadió.
Un cierre prolongado del gobierno federal y una cesación de pagos tendrían un efecto dominó que va mucho más allá de Washington, ya que afectaría a los mercados financieros, elevaría la tasa de desempleo y desaceleraría el tímido crecimiento, según economistas.
La parálisis está llegando a tal extremo que grupos empresariales afines a los republicanos demandaron a sus correligionarios que aprueben el nuevo presupuesto aún cuando no logren frenar el «Obamacare», la reforma con la que el presidente dotó de seguro médico a todos sus compatriotas.
«No está en el mejor interés de los empleadores, empleados y del pueblo estadounidense arriesgar un cierre del gobierno que será económicamente perjudicial y crear aún más incertidumbres para la economía del país», dijo la Cámara de Comercio de Estados Unidos en una carta enviada al Congreso.
El presidente, visiblemente irritado, dijo que no cederá un ápice y señaló a los republicanos como los responsables de volver a llevar al país a una crisis.
«Nadie puede amenazar la imagen y el crédito de Estados Unidos para beneficio propio. Nadie puede dañar nuestra economía y la de millones de personas inocentes sólo porque hay un par de leyes que no les gustan», destacó.
Las encuestas indican que Obama está apuntando hacia el blanco correcto. Según el último sondeo de la cadena estadounidense CNN, un 46% culparía a los republicanos por el cierre del gobierno, mientras que un 36% consideraría responsable a Obama y un 13% a ambas partes por igual.