Viernes 11 de Agosto. El Gobierno de Mauritania acaba de comunicar que 16 personas han muerto de hambre y de sed en una patera, camino de las Islas Canarias. Emprendieron un viaje a la búsqueda de una vida mejor y acabaron perdiendo la vida en medio del mar. Por un momento, pienso en el trayecto. […]
Viernes 11 de Agosto. El Gobierno de Mauritania acaba de comunicar que 16 personas han muerto de hambre y de sed en una patera, camino de las Islas Canarias. Emprendieron un viaje a la búsqueda de una vida mejor y acabaron perdiendo la vida en medio del mar.
Por un momento, pienso en el trayecto. Una pequeña embarcación a la deriva, bajo un sol ardiente, y sin comida ni bebida. Alguien se empezó a encontrar mal en un punto del viaje. Al rato, fueron ya varias las personas que estaban sufriendo por no poder comer ni beber. El dolor, la angustia, y la desesperación aparecieron en los rostros y en el interior de todxs los que se hallaban allí. Imagínense por un momento estar en esa situación con gente conocida, con gente de vuestras ciudades, con gente de vuestros barrios. Ver como, en medio de un viaje, la vida de todxs comienza a peligrar por no tener absolutamente nada que ingerir. Es el mayor caso de tortura al que se puede enfrentar cualquier ser humano. ¿Y quiénes son lxs toruradores? Todxs nosotrxs. Todxs y cada uno de los habitantes del mal denominado «primer mundo». Somos cómplices de un sistema injusto que a través de la explotación y la dominación es el responsable de que la gente malviva y perezca en situaciones límite en 2/3 partes del mundo. Y somos responsables de que los habitantes de estos lugares, llenos de recursos y con posibilidades para que se desarrolle la vida humana con normalidad, decidan emprender un viaje a la desesperada, huyendo de la miseria, la extrema pobreza y de la esclavitud.
Bien, volvamos al viaje. En un momento dado, unx de los integrantes de la barcaza murió. En medio del mar, sin tener la posibilidad de comunicarse con nadie, unx de ellxs murió. Si, perdió la vida. Esa persona no murió porque sí. Murió de hambre y de sed, intentando llegar allí donde ni los alimentos ni el agua faltan. Poneros en su situación. Imaginaros ser ella o él. Y morir desesperadamente en medio del mar. E imaginad ser los que están a su lado, rozando su cuerpo, debido a que la embarcación estaba atestada de gente. Y ellxs también sentían hambre y sufrían las consecuencias de la deshidratación. Y muchxs de ellxs también acabando muriendo. Finalmente murieron 16 personas de hambre y de sed.
Los países del primer mundo han asesinado a esas 16 personas, como a tantas otras que pierden la vida día tras día en la búsqueda de un futuro. Buscando, simplemente, sobrevivir.
Y, mientras, nuestros gobiernos destinan parte del presupuesto que entre todxs pagamos en no permitir la entrada de éstas personas en nuestro territorio. Tienen la suficiente sangre fría para dedicar una gran cantidad de dinero a intentar que éstas personas no lleguen a nuestras costas. Y los medios de comunicación se esfuerzan en deshumanizar el problema para que la gente no se de cuenta realmente de lo que pasa.
La raíz del problema es la imposibilidad que tienen todxs esos territorios sumidos en la pobreza, para que en ellos se pueda vivir con dignidad. La imposibilidad es sobrevenida, porque tiene su origen en la acción de los países torturadores, ya que a lo largo de la historia les han hecho imposible desarrollar las condiciones básicas para acceder a la dignidad. Fueron invadidos, asesinaron a quien resistía, esclavizaron a sus habitantes, saquearon sus riquezas, les impusieron ideas que no eran suyas, les quitaron su cultura, …
Y actualmente todo esto sigue pasando. Y los habitantes de los países «desarrollados» vemos impasibles como esto ocurre. Lo único que se hace es donar dinero a una empresa ( ONG ) para lavar su conciencia, sin percatar que esa gente malvive porque nosotros vivimos demasiado bien a su costa.
Sin embargo, todas éstas muertes no quedarán impunes. La historia tarde o temprano pondrá las cosas en sus sitio y devolverá la dignidad a los nadies, a los que viven de espaldas al mundo. Y muchxs llevaremos estas muertes en nuestros corazones cada día al luchar para destruir este sistema inhumano y salvaje. Algún día la dignidad volverá a todos las personas oprimidas de este planeta.
Luchemos para que la memoria de aquellxs que murieron en la búsqueda de una vida digna no quede en el olvido.