En septiembre de 2020, el mundo conoció los planes de exploración de gas y petróleo en las regiones de Kavango, en Namibia. Allí se encuentra la cuenca del río Okavango, que alberga una gran biodiversidad e incluye el delta del Okavango en Botsuana, sitio declarado por la UNESCO como Patrimonio Mundial. Ni los activistas ambientales, ni las comunidades locales, ni las ONG, y ni siquiera los miembros del gabinete namibio estaban al tanto de que el Ministerio de Minería y Energía había completado y aprobado un estudio de impacto ambiental (EsIA) en 2019. Algo similar sucedió en Botsuana, donde también se llevaron a cabo negociaciones secretas con la petrolera canadiense Reconnaissance Energy Africa (ReconAfrica), que adquirió una licencia de exploración en zonas lindantes a las áreas concesionadas en Namibia, donde se encuentran las montañas de Tsodilo —también Patrimonio Mundial según la UNESCO—, junto al delta del Okavango. ReconAfrica recibió una licencia para explorar un área total de 34 187 km2, de los cuales un 70 % está en Namibia y un 30 % en Botsuana.
Las regiones de Kavango son las más pobres de Namibia. Allí viven aproximadamente 200 000 habitantes (la población total del país es de 2 646 000 personas), cuyo sustento depende sobre todo del cultivo y la cría de animales, las actividades principales. El cultivo dominante es el mahangu (mijo perla), que ocupa aproximadamente un 95 % de todas las tierras cultivadas y es un alimento básico en la dieta namibia. Alrededor de dos tercios (el 63 %) de todos los hogares rurales informan que su principal fuente de ingresos proviene de la agricultura.
ReconAfrica prometía llenar los bolsillos de sus inversores con un supuesto proyecto masivo de petróleo y gas no convencionales (fracking) en Namibia y Botsuana. En septiembre de 2019, la empresa declaró que los planes a largo plazo incluían “centenares de pozos y tratamientos modernos de estimulación por fractura”. Sin embargo, cuando un periódico namibio publicó la noticia sobre el posible proyecto de fracking, el Ministerio de Minería y Energía emitió un comunicado que negaba que existiesen tales planes. Además, ReconAfrica limpió su sitio web y eliminó toda referencia al fracking. La empresa salió airosa del estudio de impacto ambiental (EsIA) para la perforación de pozos exploratorios en tierras comunitarias y de conservación, con poca participación de la comunidad y sin la fundamental lista de partes interesadas y afectadas, lo que violaba la Ley de Gestión Ambiental N.° 7 de Namibia, de 2007.
Una enmienda de 1996 a la Ordenanza de Conservación de la Naturaleza de 1975 les otorgó a las comunidades derechos sobre los recursos naturales —que incluyen a la vida silvestre— y les permitió establecer y operar emprendimientos turísticos en áreas de conservación comunales. Estas últimas son entidades democráticas y autónomas dirigidas por sus miembros, y sus límites se acuerdan con las áreas de conservación, las comunidades o los propietarios lindantes. Las primeras áreas de conservación fueron pioneras en el establecimiento del modelo de supervivencia y crecimiento económico en entornos rurales de difíciles condiciones. A los residentes de tierras comunitarias que cazaban animales antes de la independencia y eran considerados cazadores furtivos, se les permitió cazar libremente en las áreas de conservación, puesto que estas son entidades jurídicas con planes de uso de vida silvestre. En la actualidad, existen 86 áreas de conservación en total, que cubren aproximadamente el 20 % del territorio nacional. Los bosques comunitarios se tratan como áreas de conservación, y ambos a menudo se superponen, pues estas últimas manejan los derechos de pastoreo y extracción de recursos naturales en las zonas forestales.
La zona de exploración de ReconAfrica afecta directamente las tierras ancestrales de los san, grupos indígenas de las Primeras Naciones: el Área de Conservación Transfronteriza Kavango-Zambezi (una de las zonas protegidas más grandes del mundo), seis áreas de conservación comunales y trece bosques comunitarios. Estas zonas albergan corredores de vida silvestre a través de los cuales migran elefantes y otras especies. Botsuana tiene la población transfronteriza de elefantes más grande del mundo, unos 130 000 elefantes de sabana, mientras que Namibia es hogar de alrededor de 24 000 individuos. El conflicto entre los seres humanos y la vida silvestre se ha intensificado desde que comenzaron las perforaciones exploratorias, y los elefantes se acercan cada vez más a las zonas de viviendas y campos de cultivos.
Normalmente, un proyecto industrial de alto impacto que afecta una zona rural debería incluir en su EsIA las voces de las comunidades locales e indígenas, de expertos, de científicos y de las organizaciones locales, regionales e internacionales que trabajan en la región. No obstante, hubo tan poca participación que no se presentaron ni se publicaron objeciones ni inquietudes en el último EsIA, que derivó en que se emitiera un Certificado de Autorización Ambiental para realizar las perforaciones.
En 2021, ReconAfrica inició el proceso para llevar a cabo el segundo estudio de impacto ambiental que determinaría el potencial de reservas de petróleo y gas en la región. Esta vez, fueron varias las partes interesadas y afectadas que se anotaron para participar del proceso. Frack Free Namibia redactó presentaciones y ayudó a los residentes a transportar sus cartas desde los distintos parajes hasta la Junta de Tierras Comunales de Kavango del Este. En los comentarios enviados se expresaba una gran preocupación sobre los impactos ambientales y sociales de la prospección sísmica y las perforaciones, y sobre la inocuidad del agua en una región en la que el agua vale oro, no el petróleo.
Al no disponer de los fluidos de perforación según las normas industriales internacionales, ReconAfrica también contraviene las normativas canadienses de disposición de materiales radioactivos presentes en el subsuelo, por ejemplo, que las piletas deben tener un doble revestimiento y que deben implementarse sistemas de detección de fugas. La empresa está “donando” fluidos de perforación, es decir, desechos tóxicos, a agricultores locales después de haberles mentido diciendo que es un buen fertilizante para sus cultivos. Miembros de una comunidad en uno de los parajes que circunda las locaciones de ReconAfrica informaron que uno de los pozos de la comunidad, del que obtienen agua potable, empezó a oler a “suavizante de ropa”. Los activistas informan que los residentes que viven cerca de los pozos hablan de una contaminación sonora continua, día y noche.
ReconAfrica saca rédito de la pandemia de COVID-19. El Gobierno de Namibia impulsa y fomenta las industrias extractivas
En julio de 2021, cuando Namibia tenía la tasa de infecciones por COVID-19 más alta del mundo, el Gobierno otorgó a ReconAfrica un permiso ambiental para realizar la prospección sísmica 2D, a pesar del amplio rechazo público por los impactos ambientales y sociales de la prospección sísmica y de las perforaciones, y de la preocupación que existe por la inocuidad del agua una región árida, donde la población depende del agua subterránea.
La pandemia de COVID-19 tuvo un efecto devastador en la capacidad de apoyar a nuestros aliados en el territorio en un momento crítico para la expansión de la empresa. El asesoramiento en persona y las actividades de difusión en las comunidades se detuvieron debido a la sucesivas olas de COVID-19 y a la prohibición de organizar encuentros sociales. Mientras que los activistas locales estaban varados, sin poder viajar debido a las restricciones, el Gobierno de Namibia le otorgaba a ReconAfrica permisos esenciales para continuar con sus actividades extractivas en chacras locales y en zonas de conservación comunales sin realizar la consulta previa, libre e informada. La compañía capitalizó la crisis de COVID-19 para asegurarse el acceso a más terrenos. Al mismo tiempo que pasaron con sus topadoras por los cortafuegos, en una clara violación a lo que estipula su Certificado de Autorización Ambiental, se negaron abiertamente a cumplir con las estrictas leyes de protección ambiental que existen en Namibia. Incluso antes de que obtuviera el permiso de prospección sísmica 2D el 2 de julio de 2021, la compañía anunció públicamente sus intenciones de trazar 22,5 km de nuevas líneas de corte a través del bosque virgen de Kavango (5 % de los 450 km que comprende la exploración 2D).
Alegando como justificativo la crisis global y nacional, el rápido aumento del desempleo y las dificultades que la pandemia de COVID-19 supuso para la agenda de desarrollo del país, el Gobierno ha impulsado agresivamente las industrias extractivas como solución a nuestros problemas económicos. Sin embargo, hace años—antes de la pandemia y de la crisis económica global actual—que, según el índice de desigualdad de Gini, Namibia es la nación más desigual del mundo.
En 2022 se iniciaron actividades de perforación mar adentro aprobadas por el Gobierno de Namibia (con una participación del 10 %) en sociedad con Shell (con el 45 %) y Qatar Petroleum (que posee el 45 %). La primera mina marina de fosfato, el proyecto Sandpiper, también se encuentra en las últimas etapas de aprobación a pesar de las enormes preocupaciones sobre el daño irreparable que podría causar a la biodiversidad marina del país, famosa a nivel mundial. La empresa rusa registrada en Namibia, Headsprings Investments, planea realizar operaciones del lixiviación de uranio en el acuífero Stampriet, reconocido por la UNESCO como principal fuente de agua potable para una extensa área del Kalahari, que incluye a Namibia, Botsuana y Sudáfrica. Este proyecto pone en riesgo el suministro de agua en una zona en la que se cultivan productos frescos, y donde la crianza de animales es un medio de supervivencia para múltiples generaciones.
Los pueblos y las tierras de Namibia sufren los impactos climáticos y un pasado colonial cuyas consecuencias continúan en el presente
Namibia es uno de los países más extensos y secos del África subsahariana y enfrenta sequías persistentes, patrones pluviales impredecibles y muy variables, temperaturas extremas y escasez hídrica. Se ven afectadas la agricultura (cultivos, cría de animales y pesca), la seguridad alimentaria, la gestión del agua y la salud pública; mujeres y niños son las poblaciones de mayor riesgo.
Entre las consecuencias ambientales negativas de la minería se encuentran la contaminación de las aguas subterráneas y el drenaje ácido de minas, además de las emisiones de gases de efecto invernadero que repercuten en los patrones climáticos, ya que contribuyen a que haya más períodos de sequía, aumento de temperaturas y más riesgos para la salud. A ReconAfrica y a todas las empresas extractivas se les debe exigir responsabilizarse por el daño que infligen a los residentes, al medioambiente y a nuestra vida silvestre, pero eso no ocurre. El Gobierno se dedica a ampliar las actividades que contribuyen a la degradación ambiental y la crisis climática, cuando debería centrarse en invertir en fuentes de energía renovables sostenibles y exportables.
Después de más de un siglo de dominación colonial, Namibia obtuvo su independencia en 1990 y consagró protecciones constitucionales contra la discriminación por razones de identidad tribal o étnica. Si bien esas disposiciones se concibieron para proteger a los grupos indígenas, no garantizan sus derechos, en particular, el derecho al consentimiento libre, previo e informado. La falta de mecanismos de aplicación de las leyes agrava la situación de siglos de robo de tierras y desplazamientos forzados que obligaron a las comunidades san a reubicarse en espacios más pequeños llamados corredores. Muchas viven ahora en áreas de conservación establecidas para darles a las comunidades el control sobre la tierra que ocupan y usan; dependen de la agricultura de subsistencia o bien dejan sus comunidades para buscar empleo en pueblos y ciudades.
Frack Free Namibia: educación, defensoría y acción
Desde que ReconAfrica inició las operaciones de perforación en Namibia, el Gobierno ha promovido sus actividades como una solución a la pobreza en las regiones de Kavango. Acusan a los activistas locales que cuestionan esta posición y que dan a conocer las acciones ilegales cometidas por la empresa con la aprobación del Gobierno de representar intereses extranjeros y actuar en contra de los beneficios que promete el desarrollo y que aún no se han materializado. Este año detuvieron ilegalmente a nuestros aliados por reunirse con organizaciones de Botsuana y les confiscaron sus computadoras portátiles y teléfonos móviles; los grupos de chat de Frack Free Namibia fueron infiltrados por operarios de ReconAfrica; y los inversores y partidarios de la empresa han atacado permanentemente a nuestra comunidad de Facebook y a otras cuentas en redes sociales.
En Frack Free Namibia reconocemos que los ciudadanos más marginados son los que pagan el precio más alto por la exploración de gas y petróleo en nuestro país. Nos comprometemos a promover medios de subsistencia sostenibles en las regiones de Kavango para mitigar la grave inseguridad alimentaria que sufren los residentes de las comunidades indígenas y otras comunidades afectadas. En noviembre de 2021 lanzamos la Iniciativa de Pequeñas Explotaciones Agrícolas para Mujeres Tukununge (Tukununge Women’s Small-Scale Farming Initiative) para apoyar a las agricultoras que son madres solteras y afrontan enormes obstáculos para conseguir estabilidad económica. Planeamos lanzar también el Proyecto de Agricultura para Mujeres Khwe San (Khwe San Women’s Farming Project) en el paraje Omega One; se trata de un programa piloto que fomentará la transición de las pequeñas agricultoras khwe san para que se conviertan en pequeñas productoras y a la vez mitigará la inseguridad alimentaria causada por el cambio climático y las disparidades socioeconómicas en las comunidades khwe san cercanas. Hay otros parajes en las regiones de Kavango que ven esta actividad como alternativa viable a la explotación de gas y petróleo, y han solicitado la asistencia de Frack Free Namibia para establecer proyectos similares en sus comunidades.
El Gobierno de Namibia continúa facilitando las exploraciones de gas y petróleo de ReconAfrica a pesar de las consecuencias devastadoras que tienen en los medios de subsistencia y en los residentes de las comunidades de Kavango, puesto que los despojan de sus tierras ancestrales y comunitarias y causan daños irreparables en el ecosistema de la cuenca del Kavango. El Gobierno sigue comprometido con el modelo de desarrollo extractivista, que ofrece nuevas fuentes de ingresos favoreciendo la corrupción. La capacidad y la voluntad política del Gobierno de mitigar los efectos ambientales adversos causados por la minería industrial sigue siendo escasa e ineficaz.
Desde Frack Free Namibia seguiremos fortaleciendo nuestro apoyo para abordar las consecuencias actuales y futuras que tiene la violación de las leyes ambientales sobre el agua —que ya es escasa, los ciudadanos y la vida silvestre de nuestra nación. Esperamos ampliar nuestro grupo de aliados en todo el mundo, incluido Canadá, donde más ciudadanos y funcionarios deben conocer los daños que causa una empresa privada canadiense a los ciudadanos de Namibia.
* Desde Frack Free Namibia nos oponemos a la exploración de gas y petróleo en la cuenca de Kavango y a las industrias extractivas en todo el país. Colaboramos con soluciones locales que contruyen justicia ambiental y socioeconómica para los pueblos indígenas y las comunidades locales afectadas. Pueden contactarnos por mensaje directo en cualquiera de nuestras redes sociales para recibir más informacion o escribirnos a [email protected] si desean hacer una donación.
Traducción: Territorio de Ideas para OPSur