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Naturaleza y descanso, un gasto programado

Fuentes: IPS

 Para sobrevivir al calor y reponer fuerzas con unas vacaciones, las familias cubanas se acogen al llamado campismo popular como la opción más asequible y confortable, frente al elevado costo de los hoteles, vedados hasta 2008 para ciudadanos nacionales residentes en el país. Creado hace tres décadas y convertido en 2008 en el Grupo Empresarial […]

 Para sobrevivir al calor y reponer fuerzas con unas vacaciones, las familias cubanas se acogen al llamado campismo popular como la opción más asequible y confortable, frente al elevado costo de los hoteles, vedados hasta 2008 para ciudadanos nacionales residentes en el país.

Creado hace tres décadas y convertido en 2008 en el Grupo Empresarial Campismo Popular, esta oferta recreativa del Ministerio del Turismo de Cuba, que se define como ecológica, acogió el pasado año a 730.000 turistas nacionales en las 84 instalaciones de su tipo en todo el país, según la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE).

«Si se compara con las opciones en moneda libremente convertible (CUC), es más económico, porque es en pesos cubanos. Pero, si se mira el salario promedio, indiscutiblemente es un gasto que la familia tiene que planificar», explicó a IPS Luis Alberto Valdés, un biólogo de 32 años.

«Llega a ser rentable, pero no económico. No se puede acudir a esta opción con lo que queda del salario de un mes», opinó y ejemplificó este profesional, que no sin cierta nostalgia recuerda la primera vez que se vistió de campista, en 1991, durante una temporada junto a sus amistades de la enseñanza secundaria.

Por otra parte, contar con el dinero para alojarse en un hotel es un privilegio para pocas personas en Cuba. «Resulta casi imposible ir a uno», aseguró Teresa Castro, una jubilada de 58 años. Desde 2008 se eliminó la prohibición, nunca escrita, que impedía a la población cubana hospedarse en hoteles reservados al turismo internacional

El salario promedio asciende a 448 pesos (moneda nacional), equivalentes a unos 22 dólares estadounidenses. Solo quienes reciban altas remesas, trabajen en firmas con capital extranjero o cuentapropistas exitosos pueden afrontar los precios de 45 y hasta más de 112 dólares por cada noche en la red hotelera de Cuba, detalló Castro.

Aunque escasas, personas con tales niveles adquisitivos emergen en la isla caribeña. El pasado año se registraron poco más de tres millones de pernoctaciones de turistas nacionales en instalaciones hoteleras y, de ese total, unas 93.000 se sucedieron en aquellos con la máxima categoría de cinco estrellas, según la ONE.

Castro, quien a veces realiza labores en el sector privado, es una campista asidua desde su fundación hace tres décadas, cuando iba con sus tres hijos pequeños, dijo en conversación con IPS. En los últimos tiempos, se aloja con frecuencia en Villa «Los Cocos», ubicado en Jibacoa, distante a unos 60 kilómetros de La Habana.

«Es bastante asequible y seguro. También se respira un ambiente tranquilo y acogedor», expresó. Pero lograr hacer una reservación en las 151 oficinas para este fin en todo el país resulta complicado. «Después de hacer largas colas, puedes quedarte sin reserva. No es suficiente para satisfacer las necesidades de la población», explicó.

Estas entidades pertenecían a la organización política Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba (UJC), pero en marzo de 2010 pasaron al Ministerio de Turismo. Campismo Popular cuenta también con cuatro villas internacionales, el Parque Turístico Río Canimar en Matanzas, unos 100 kilómetros al este de la capital, y la Agencia de Viajes Cubamar.

Ese traspaso se realizó como parte de la reorganización de la economía cubana, iniciada por el gobierno de Raúl Castro en 2008, indicó a IPS Osvaldo Prieto, vicedirector de «Arenas Negras», base de campismo del municipio especial Isla de la Juventud, la segunda mayor isla del archipiélago cubano.

Con anterioridad, las reservaciones se limitaban a programas y estimulaciones que otorgaba la UJC. Después del cambio, la venta y acceso a estos servicios se hace de forma liberada y sin intermediarios.

También, se iniciaron una serie de mejoras a estas instalaciones, que tradicionalmente contaban en general con condiciones básicas para el alojamiento y acceso a playas o ríos, piscinas, pistas de baile, salas y espacios para juego, locales para ver televisión, paseos a caballo, transportación, senderismo y excursionismo.

Ahora, en la mayoría de las bases de campismo se incorporaron aires acondicionados y mini-bares a las habitaciones. A la par, se recuperan prácticas de los inicios de esa propuesta recreativa, por ejemplo, el alojamiento por un día en una casa de campaña en áreas para este fin. Esta opción comenzó en 2011 en el Litoral Norte habanero.

«Arenas Negras», el único campismo de la comunidad pinera, cubre varios metros de la emblemática Playa Bibijagua, de la Isla de la Juventud, con sus singulares arenas oscuras, producto de la acción erosiva del mar sobre las rocas de mármol, sobre todo negro, que escoltan la ribera.

Sus 27 cabañas, pintadas con colores tropicales, tienen capacidad para 138 personas. En su mayoría se alojan pineros, pero de toda Cuba se puede reservar una estancia en moneda nacional. El hospedaje de una familia estándar de cuatro integrantes asciende a 64 pesos por día, sin contar la comida, que se ofrece en un restaurante-cafetería.

«Las habitaciones tienen mini-bar y aire acondicionado lo que acerca un poco las condiciones a las de los hoteles», valoró Prieto, quien indicó que hace más de 10 años, se ha ido elevando el confort de la única opción masiva y rentable para el descanso veraniego de la población cubana.

Las residencias antes eran de madera y tejas, incluso de guano (nombre del techado hecho con la hoja seca de la palma), recordó el directivo. En la actualidad incluyen baño interior, una comodidad inusual en los campismos de otros tiempos, aseveró.

Fuente: http://ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=98564