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Entrevista a Ángeles Maestro, de Red Roja

«Necesitamos un trabajo de hormiguita (fuera de foco) a fin de forzar realmente los cambios históricos»

Fuentes: Insurgente

Nines, todo parece abocado en esta época a lo que suceda en las urnas, ¿no? Desde el punto de vista de la representación política de los diferentes sectores de la burguesía, si; pero no en lo fundamental. Las políticas económicas de las clases dominantes estaban ya definidas antes de las elecciones. Las economías centrales del […]

Nines, todo parece abocado en esta época a lo que suceda en las urnas, ¿no?

Desde el punto de vista de la representación política de los diferentes sectores de la burguesía, si; pero no en lo fundamental. Las políticas económicas de las clases dominantes estaban ya definidas antes de las elecciones.

Las economías centrales del capitalismo están abocadas a una nueva recesión, agudizada por la intensificación de las contradicciones interimperalistas – entre la UE, léase Alemania, y EE.UU – , por la guerra comercial entre Washington, Rusia y China, y por el debilitamiento de la UE por el Brexit. Se perfila así un contexto internacional marcado por un lado, por unos EE.UU muy debilitados que por ello se ven obligados a agredir a sus competidores, incluso a sus aliados, y a crear una situación de guerra permanente y por otro – como se analiza en el editorial de la nueva revista de Red Roja1 – por «una agenda imperial euro-alemana que choca con la de EEUU, más allá de lo que la diplomacia puede explicitar».

En este escenario no cabe la menor duda de que la burguesía y sus gobiernos – independientemente de las alianzas que finalmente se establezcan – van a intentar descargar sobre la clase obrera nuevas agresiones: cambios en la contratación y en el despido para dejar aún más las manos libres a la patronal, nuevos recortes en las pensiones públicas a beneficio de la privatización o profundización en el deterioro de los servicios públicos de los que igualmente se aprovecha el negocio privado.

Esa es la «agenda» que, una vez más llegará de la mano de Bruselas. Allí se sitúa el puesto de mando de la oligarquía europea y de allí llegarán las directrices. Y lo harán esgrimiendo la necesidad ineludible de Pagar la Deuda y arropadas por una puesta en escena en la que, una vez más, se nos venderán los ataques como «el mal menor» para defender «el estado del Bienestar» del capitalismo europeo de «rostro humano» frente al más salvaje de EE.UU. Y no es una conjetura. El pasado 4 de junio el Comisario para Asuntos Económicos de la UE instaba al gobierno, no sólo a mantenerse en la línea de la austeridad, sino a realizar un recorte presupuestario de 15.000 millones de ueros en dos años.

Ahí reside la gran importancia que Red Roja atribuye a negar el Pago de la Deuda y al objetivo de salir de la UE y el Euro. La construcción de la fuerza organizada del movimiento obrero y popular requiere identificar bien al enemigo de clase y a sus instrumentos de dominación, y sobre todo, de legitimación.

…de un referente político

Para avanzar en el desarrollo del referente político es imprescindible tener claro qué reivindicaciones, por ejemplo, echar atrás las reformas laborales, parar los desahucios y exigir el derecho a la vivienda, luchar contra las privatizaciones, etc, adquieren la capacidad de articularse y de unificar el movimiento obrero y popular en la medida en que se integren en un nivel superior, necesariamente político, y que apunte hacia el origen del poder real que dirige los ataques. Como señalaba el Manifiesto recientemente suscrito por cinco organizaciones comunistas: «El mito de la Unión Europea (UE) como símbolo del capitalismo bueno, de rostro humano y del Estado del Bienestar ha sido uno de los instrumentos fundamentales para la domesticación del movimiento obrero en el Estado español».

Que la burguesía pueda o no llevar a cabo sus objetivos, no depende de las urnas. Depende de la lucha de clases, de la correlación de fuerzas. Y ese es otro cantar.

Acaba de terminar un nuevo ciclo electoral (europeas, generales, autonómicas, municipales) ¿qué panorama nos deja?

El resultado de las elecciones sitúa, otra vez, al PSOE como fuerza política básica para garantizar la continuidad, tanto del Régimen del 78, como para asegurar las políticas del capital bajo la égida de la UE. La amenaza de la extrema derecha, profusamente agitada – tanto por el PSOE como por «las fuerzas del cambio»- ha volcado el voto «útil» en el PSOE, reforzado con la enorme abstención en las zonas obreras y el hundimiento de Unidas Podemos.

La alianza de Pedro Sánchez con Ciudadanos, insistentemente recomendadada por el Ibex 35, arrojaría una cómoda mayoría de 180 diputados, pero es incompatible con el «diálogo» propuesto por la dirección del PSOE con el que estarían dispuestos a colaborar ERC, y desde luego, el PNV. Todo ello, si la condición esgrimida por Ciudadanos de aplicar el artículo 155 de la Constitución, no es reconducida por los poderes fácticos económicos, a terrenos más confortables y que mejor aseguren la ansiada «estabilidad».

¿Qué papel ves que puede jugar las CUP?

En Cataluña se abren grandes interrogantes para las CUP, quienes tras haber perdido cerca de la mitad de sus votos, tienen ante sí el reto de hacer un análisis en profundidad de su papel en el procés. Su decidida apuesta por el Referéndum y su destacado papel en la movilización popular, no deben postergar el debate sobre sus limitaciones para actuar como fuerza independiente de las organizaciones de la burguesía catalana. Dos aspectos centrales se configuran como tareas pendientes, tanto para las organizaciones de la izquierda revolucionaria en Cataluña, como para las del resto del Estado español: la construcción de la unidad y la independencia de clase y la ruptura con el Euro y la UE.

Hablo de las CUP, entre cuya militancia hay sectores que se consideran revolucionarios e incluso comunistas, como organización que pudiera abrir un debate honesto sobre su actuación y sobre su futuro. No hablo de otras como Bildu que hace tiempo ha optado por la alianza con el PNV para una más que improbable independencia en el seno de la UE, y que ha dejado lo del «socialismo» en el baúl de los recuerdos de juventud.

IU, Podemos, Mareas, 15M, Confluencias, ¿qué te sugieren?

Lo más destacado, a escala estatal, es la profunda caída electoral de Podemos, IU y sus Confluencias. Las repercusiones van más allá del debilitamiento de su presencia en gobiernos y ayuntamientos. Es el final de una ilusión, de un espejismo.

No vale la pena insistir mucho en la deriva política de quienes se proponían como fuerza política de ruptura y que acabaron reeditando hasta la saciedad el grouchiano: «Si no le gustan mis principios tengo otros». El hundimiento de una fuerza política que concentró en sí las ilusiones de conseguir mediante las urnas lo que no se había conseguido en las calles, empezó por cambiarse a sí misma – no como suele suceder, tras llegar al gobierno – sino preventivamente, despojándose de todo lo que obstaculizara su acceso a él. El listado es innumerable: la República, la ruptura con el Régimen del 78, la Deuda, la UE, la OTAN, la reversión de las privatizaciones, la ley 15/97 de la privatización de la sanidad, la denuncia firme de la aplicación del artículo 155 y de la violencia policial, de la venta de armas a Arabia Saudí y un largo etcétera de complicidades y silencios. No obstante, lo más grave fue la instauración del discurso de la ciudadanía, del 99%, obviamente negando la identidad de clase, contribuyendo a la confusión sobre el origen – de clase – de las políticas que se ejecutan. El papel de las autodenominadas fuerzas del cambio en este ámbito ha debilitado aún más a un movimiento obrero muy desgastado por la evidente colaboración de clase de las direcciones de los sindicatos mayoritarios. Se ha facilitado así la extensión de uno de los objetivos estratégicos de la burguesía: el individualismo y la desconfianza hacia el hecho mismo de la organización obrera.

Curiosamente, todo empezó en 2015…

Sí, cuando tras la enorme traición ejecutada por Syriza, referente tanto de Podemos como de IU. Tras el Referéndum en el que el pueblo griego exigió mayoritariamente no aceptar los mandatos de la UE y Tsipras hizo exactamente lo contrario, Pablo Iglesias declaró que «no se podía hacer otra cosa».

Por otra parte, este larguísimo listado de abandono de principios y de políticas de ruptura, es el mismo que llevó acabo IU, con el mismo resultado. La búsqueda a ultranza de la respetabilidad y de la aceptación del orden establecido en aras de conseguir buenos resultados electorales, ni siquiera les colocó en la posición de muleta del PSOE, al tiempo que se hacía el harakiri como organización «alternativa». Es sorprendente que Julio Anguita que ha actuado como valedor de Podemos, incluso legitimando a su general de la OTAN, no haya aprendido esa dura lección que vivió en primera persona.

La llegada de la ultraderecha a los parlamentos qué significa.

La aparición de Vox, como la de Ciudadanos, refleja la ruptura organizativa de la derecha española tras el desgaste del PP acosado por las denuncias de corrupción. Pero eso es sólo la forma externa del proceso.

La presencia de VOX en las instituciones tiene esencialmente los mismos orígenes que la aparición de la extrema derecha en otros países europeos, aunque aquí, con mucha menos fuerza. El voto a VOX en las zonas obreras expresa la canalización de la rabia de quienes viven situaciones dramáticas y se sienten estafados; tanto por una clase política que ejecuta los mismos ataques a sus condiciones de vida independientemente de quien gobierne, como por una izquierda cobarde y engañosa que resalta aspectos colaterales para evitar enfrentar a los auténticos responsables del dolor y la desesperación del pueblo.

Los barrios obreros hundidos en la miseria y abandonados por una izquierda institucional más preocupada por identidades nacionales, de género, por los toros o la caza son fácil pasto de discursos contra la inmigración o contra «los catalanes», que contribuyen a dividir y a confundir a la clase obrera y al enfrentamiento entre pueblos.

En este escenario los llamamientos «progres» a formar «Frentes Antifascistas» vacíos de contenido y liderados por quienes han defraudado toda esperanza de transformación real, sólo han servido para fortalecer el «voto útil» al PSOE. Por otro lado, VOX se diferencia en sus políticas de la extrema derecha europea.

Más allá del fracaso electoral de Unidas Podemos, ¿cuáles son las tareas de las organizaciones revolucionarias?

Es preciso señalar que todo eso ha podido suceder por una gran debilidad en la implantación de la línea revolucionaria entre las masas. En el editorial de Red Roja citado se señala al respecto: «Sabemos que por mucho que una fuerza revolucionaria explique su política, los verdaderos factores por los que la gente se asocia a las fuerzas es justamente… por lo que indica este nombre. ¿Acaso la vida no ha confirmado tozudamente la temprana tesis marxista de que la lucha de clases es una relación de fuerzas? Y los pueblos buscan estas en la realidad… y hasta en la imaginación, si no tienen otra opción. ¿Qué hay de extraño en que, ante la situación de crisis creada desde hace una década, hubiera sectores populares que tuvieran ilusiones? Unas ilusiones de las que, efectivamente, se han venido aprovechando nuevos ilusionistas, que al fin y al cabo, lo que han hecho es engrosar y renovar la politiquería ambiente.

¿Por eso no participa RED ROJA en las elecciones?

Desde luego que los retos que tenemos como línea revolucionaria no pasan por vender ni competir en ilusionismos. Aún más débiles seríamos en ese terreno. No obstante, hemos insistido una y otra vez en que nuestro antielectoralismo de principio no significa descartar tocar la tecla electoral. Lo que defendemos es que ello ha de insertarse en un trabajo de construcción del plano combativo desde su base; lo que implica mancharse creando movimiento en los barrios, en las empresas y, a menudo, haciendo un trabajo de hormiguita (fuera de foco) a fin de forzar realmente los cambios históricos cuando las circunstancias de la realidad provoquen profundas crisis del sistema y no para ayudar a este a salir de las mismas».

El momento político actual está marcado, como decía al principio, por el final de un espejismo, que ha tardado en romperse sólo cinco años.

¿A qué tareas concretas te refieres?

El referente político amplio, el frente de masas que necesitamos ha de partir de los problemas concretos de la gente y apuntar hacia el causante último de las desdichas de estos años. Es preciso conectar la angustia social que experimentamos con la UE, con el pago de su Deuda, con la oligarquía bancaria que se rescató con nuestro dinero. Esa es la forma eficaz de impedir que surjan organizaciones de la extrema derecha euroescépticas (que afortunadamente aún no existen en el Estado español) que con discursos nacionalistas y anti-emigración se conviertan en referentes de los sectores más desesperados.

No hay atajos. La construcción de la unidad e independencia de la clase obrera sólo puede forjarse desde abajo y en el combate, buscando la colaboración de quienes estén en disposición de llevar a cabo este oscuro trabajo para el que faltan muchas manos y muchas mentes. Ese es el único y apremiante camino.

Fuente: http://insurgente.org/angeles-maestro-red-roja-necesitamos-un-trabajo-de-hormiguita-fuera-de-foco-a-fin-de-forzar-realmente-los-cambios-historicos-cuando-las-circunstancias-de-la-realidad-provoquen-profundas-crisis/