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Nigeria: Cartografía de la devastación

Fuentes: Rebelión

El veintinueve de mayo asumió el nuevo presidente Muhammadu Buhari, quien ya había ocupado el cargo, tras un golpe de estado, desde 1983 hasta que en agosto de 1985 otro alzamiento militar lo derrocó. Después de treinta años el viejo general retorna a su cargo, esta vez, por la vía democrática. Buhari, de setenta y […]


El veintinueve de mayo asumió el nuevo presidente Muhammadu Buhari, quien ya había ocupado el cargo, tras un golpe de estado, desde 1983 hasta que en agosto de 1985 otro alzamiento militar lo derrocó.

Después de treinta años el viejo general retorna a su cargo, esta vez, por la vía democrática. Buhari, de setenta y dos años, musulmán, considerado por mucho un asceta del poder, que ya se había presentado sin suerte en las elecciones presidenciales de 2003, 2007 y 2011, es la demostración palpable del rumbo circular que ha tenido la política de su país. En esta oportunidad Buhari, se encuentra en la encrucijada de conseguir terminar con el estigma de corrupción y la pobreza o Nigeria emergerá como un nuevo Estado Fallido, tal cual Libia, tal cual Somalia.

Los retos para el gobierno que le toca reemplazar a la ineficaz administración de Goodluck Jonathan uno de los presidentes más corruptos del continente, no son pocos, quizás el más acuciante, si fuera posible hacer una lista, es la violencia salafista.

Hoy nadie desconoce las atrocidades de la banda integrista Boko Haram, que desde su refundación en 2009 cuando asume el liderazgo Abubakar Shekau un vesánico fanático que le ha dado a la organización el perfil takfirista que ha tomado en estos últimos años. Boko Haram saltó a la fama internacional en abril de 2014 tras el secuestro de casi trescientas alumnas de un colegio de la localidad de Chibok en el nordestino estado de Borno, epicentro de las actividades de la banda salafista. De las alumnas poco y nada se vuelto a saber desde entonces, según algunos medios han sido entregadas por Shekau en matrimonio a sus hombres, se habla también de la posibilidad de haber sido vendidas diferentes cadenas de trata que operan en la región y también se sospecha que algunas de ellas han sido utilizadas para diferentes atentados explosivos como el sucedido en diciembre último en un mercado callejero de Maiduguri, capital de Borno.

Antes de los multitudinarios secuestros Boko Haram ya era responsable de entre nueve y doce mil asesinatos en diferentes ataques esencialmente en el norte del país lo que lo ha convertido en su territorio de guerra. Solo en los primeros días de enero asesinó a dos mil habitantes de la aldea de Bagay Dogo Baga, la noticia pasó prácticamente desapercibida, por la conmoción mediática de los atentados contra la redacción de Charlie Hebdo en Paris.

En marzo pasado Boko Haram adjuró de al-Qaeda Global, para realizar su bayat (juramento de fidelidad) al líder de Estado Islámico Abudark al-Bagdadí, ahora conocido como el califa Ibrahim. Desde 2014 las actividades de Boko Haram no se limitaron a Nigeria, se han expandido en regiones fronterizas de Camerún, Níger y el Chad, donde han llegado a tomar algunos destacamentos militares y tener fuertes enfrentamientos con los ejércitos de esos países. Miembros de Boko Haram han participar también en las revueltas salafistas del norte de Mali en 2012.

Desde que se inició el conflicto con Boko Haram, los presupuestos para defensa y seguridad aumentaron de forma exponencial. Un 40% del presupuesto nacional se deriva a estos fines, aunque no hay demasiados indicios que esos fondos hayan llegado alguna vez a la línea de combate. Los pocos éxitos que se han conseguido sobre la banda terrorista han sido logrados, no por las fuerzas armadas nigerianas, sino por tropas extranjeras, en particular las chadianas. El propio presidente del Chad, Idriss Déby, se ha preguntado públicamente a que se debe la incapacidad del ejército nigeriano para combatir a Boko Haram.

Buhari, que 2014 sufrió un atentado del grupo salafista, en el que murieron unas quince personas en la ciudad de Kaduna, en el centro del país, declaró sentirse humillado por el hecho que Nigeria ha debido ser asistida por países vecinos en la lucha contra el grupo integrista. Todavía no se sabe si renovará su alianza con el Chad para mantener esta guerra o intentará vencerlos solo con su ejército, tan desprestigiado, perturbado y corrupto como el resto de los estamentos estatales.

SIDA, corrupción y pobreza

La ingobernabilidad del país por la degradación económica a la que fue sometido por las diferentes administraciones pone a Nigeria muy próxima a la lista de Estados Fallidos como en África lo son Somalia o Libia. Además el altísimo riesgo de balcanización es otro de los grandes fantasmas que el presidente Buhari deberá conjurar .

Nigeria al igual que la gigantesca mayoría de los cincuenta y tres países africanos llevó a cabo su proceso de descolonización sobre los mapas trazado entonces por los intereses de las metrópolis tras la Conferencia de Berlín (1884-1885). Esta realidad ha hecho que muchas naciones que han sido ancestralmente rivales, tuvieran que conformar un destino en común, a partir de su supuesta independencia. Se calcula que al momento de la conquista conformaban el continente cerca de diez mil nacionalidades. Desde esa perspectiva, sumado a los intereses europeos, entiéndase económicos, que nunca dejaron de tener una fundamental gravitación en el continente, se pueda entender el genocidio ruwandés de 1994 cuando el pueblo Hutu, alentado por Francia, intentó exterminar a la minoría Tutsi provocando en pocas semanas cerca de un millón de muertos.

Desde esa perspectiva Nigeria no se encuentra mejor que el resto de sus vecinos: En el país se hablan cerca de quinientas lenguas, por lo que tienen que usar el idioma de sus conquistadores, el inglés, como lengua franca. Existen unos doscientos cincuenta grupos étnicos, con notables deferencias a veces dadas en muy pocos kilómetros. Hay que recordar el intento de escisión del Estado de Biafra en 1967 que dejó entre otros horrores un millón de muertos. Hoy el país se encuentra partido en dos: El norte musulmán y el sur cristiano, el sur cuenta con un desarrollo mayor empujado por las explotaciones petroleras, el norte esencialmente tiene una economía agrícola en esto momento muy deteriorada. Se estima que un 50% de los ciento setenta millones de habitantes es de confesión musulmana, un 35% cristiano y el resto practican deferentes cultos animista.

Tribalmente la pmencionar de los Hausa y Fulanis al norte, los Yorubas en el suroeste y los Igbos en el sureste. Que más allá de la religión tienen profundas diferencias culturales e idiomáticas.

No solo es la acción de Boko Haram los que marcan las intenciones separatistas del norte, son muchos los líderes regionales que pretenden independizarse, ya que son notorias las deferencias de inversiones federales entre un punto y el otro.

Al presidente Buhari su lugar de nacimiento en el estado de Katsina, al norte del país y su fe islámica le pueden servir como elemento de contención a los separatistas. Sus enemigos lo tildan de: «fanático» y denuncian su voluntad de islamizar el país y de estar vinculado a Boko Haram.

Desde que Nigeria alcanzó la democracia en 1999 el poder lo ha ejercido el «Partido Democrático Popular» (PDP), que en todos estos años ha conformado de hecho un sistema de partido único, basado en el asistencialismo clientelar y una aceitada cadena de corrupción en todos los niveles de la administración.

Buhari, ha conseguido la alternancia dentro del marco constitucional después de agrupar cuatro partidos de oposición ( Congreso para la Acción de Nigeria, el del Cambio Progresivo, el Partido de los Pueblos de Toda Nigeria y la Gran Alianza de todos los Progresistas) bajo el rótulo de «Congreso de todos los Progresistas» (APC) .

La crisis energética es otro de las grandes pruebas a sortear del nuevo gobierno. La gran excusa del ex presidente Goodluck Jonathan, para suprimir las subvenciones a la energía, fue justamente la necesidad de mejorar el presupuesto militar, cuándo Nigeria, es el mayor productor de petróleo del continente y el décimo quinto a nivel mundial los costos para la población son prohibitivos. A pesar de su potencial petrolífero y gasifico el país no cuenta con las refinerías necesarias y debe importar sus propios productos una vez refinados, con un enorme gasto ya no solo por los valores de mercado, sino por las monumentales coimas que cada operación conlleva. Tanto, funcionarios del gobierno como empresario, generan de manera artificial faltantes de combustibles para beneficiarse con los royalties de importación y el aumento de precios. El nuevo presidente durante su mandato en los años ochenta, creó un aura de incorruptibilidad e intolerancia ante el robo del dinero público. Sus veinte meses de gobierno fueron conocidos como «la guerra contra la indisciplina». Buhari llegó a promover castigos corporales contra funcionarios que llegaban tarde al trabajo y condenas de cientos de años de cárcel contra exministros. Promulgó leyes como la pena de muerte para delitos como el contrabando de petróleo, falsificación y narcotráfico y estableció tribunales militares para juzgar a los ex políticos y ex funcionarios por corrupción. Sin duda Buhari tendrá con que entretenerse

«Si Nigeria no acaba con la corrupción, la corrupción acabará con Nigeria», ha sido uno de sus lemas electorales durante la campaña. Solo como muestra de la magnitud de la corrupción se podría señalar la denuncia en 2013 del gobernador del Banco Central de Nigeria, Lamido Sanusi, que acusó la malversación de 15.000 millones de euros de la renta petrolera y el despilfarro y la ostentación de los funcionarios del gobierno del entonces presidente Jonathan. Sanusi fue despedido el 20 de febrero del 2014 por orden del presidente Goodluck Jonathan.

Buhari tiene un marcado sesgo liberal de la economía y sin duda, con la excusa de combatir la corrupción, liquidara a favor de sus pretendidos aliados occidentales, las paupérrimas empresas nacionales fundamentalmente del área energética. Hay que recordar que fue el primer presidente de la Empresa Nacional de Petróleos de Nigeria entre 1976 y 1979 y sabe muy bien cómo funciona esa industria.

Índices de terror.

Buhari además de Boko Haram y la corrupción deberá resolver infinidad de situaciones altamente complejas, para empezar la pésima imagen que las fuerzas de seguridad tienen en la población civil, son muchas las denuncia contra miembros del ejército y el servicio de inteligencia el State Security Service (SSS) que en el marco de las operaciones contra los salafistas han realizado al menos unas veinte mil detenciones arbitrarias y se calcula en más de dos mil las ejecuciones extrajudicialmente, además de los siete mil muertos que se encontraban bajo su custodia como consecuencia del mal trato, el hambre, la sed, el hacinamiento extremo, la falta de asistencia médica y el uso de químicos para fumigar en las celdas sin ventilación en cárceles como las de Giwa y en el centro de detención Sector Alfa. Por otra parte la vulnerabilidad social está dada en las cifras que espeluznan: de los ciento setenta millones de habitantes, treinta son portadores del SIDA a la vez que unos setenta mil niños al año nacen con el virus.

Solo el 2% de niños menores de quince meses recibe alguna vacunación. El 83% de los jóvenes son analfabetos; el 48,5% de los niños no están escolarización. El 34,8% de los musulmanes de cuatro a quince años nunca asistieron a una escuela siquiera a una madrassa o escuela coránica.

El Producto Interno Bruto (PIB) de Nigeria depende en un 85% del petróleo, las economías agrícolas que daban los mayores ingresos a los estados del norte han sido abandonadas por faltas de incentivo y ayuda del gobierno federal, generando un importante movimiento de talakawas, (campesinos sin tierra) del que Boko Haram se abastece de combatientes.

La esperanza de vida llega solo a los cincuenta y dos años, el 61% de la población no tiene trabajo y ocho de cada diez personas viven con menos de dos dólares al día.

La deuda pública alcanza lo sesenta mil millones de dólares, sin energía eléctrica, ni combustible, huelgas por salarios adeudados en todos los gremios, la salud pública inexistente. La deuda del estado con los importadores de gas y nafta llega a doscientos mil millones de nairas, equivalentes a unos mil millones de euros.

La guerra con Bokio Haram ha generado también un millón doscientos mil desplazados en el norte, centro y en la región noreste que abarca los Estados de Adamawa, Bauchi, Borno, Gombe, Taraba y Yobe. Cincuenta mil más en las regiones centrales de Abuja, Kano, Kaduna, Nasarawa y Plateau. También hay campos de refugiados nigerianos en países vecinos como Camerún, Chad y Níger en un número no especificado.

El viejo general tiene solo cuatro años para corregir el mapa nigeriano, una tarea que casi tiene un final anunciado.

Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC. Colabora con «Revista Hamartia», Rebelión:http://www.rebelion.org/; «El Correo de la Diáspora argentina: http://www.elcorreo.eu.org ; y: América Latina en Movimiento: http://www.alainet.org/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.