Desde mediados de marzo los grupos fundamentalistas Boko Haram y el Estado Islámico de la Provincia de África Occidental o ISWAP, por sus siglas inglés, ambos tributarios del Daesh, incrementaron sus acciones, contra diferentes objetivos en los estados nordestinos de Borno y Yobe en Nigeria, los que se han intensificaron entre los días diez y catorce de abril, obligando a la evacuación del personal humanitario y el desplazamiento de casi 40 mil residentes, de las diferentes ciudades, aldeas y miles de campesinos que viven en el área.
Por tercera vez en una semana, el pasado martes trece de abril hombres de Boko Haram atacaron la ciudad de Damasak, la principal del distrito de Mobbar, en Borno, con una población de 56 mil habitantes, en la que también residen unos 10 mil desplazados internos, desde los ataques terroristas que se produjeron entre 2014 y 2017 y en sus entornos en áreas de muy difícil acceso, aproximadamente unos 120 mil.
La acción terrorista obligó a unos 65 mil residentes a escapar hacia Maiduguri, la capital de Borno, a la ciudad de Geidam en el estado de Yobe y hacia Diffa, en Níger, a menos de dos kilómetros de la frontera. En los ataques fueron asesinadas unas veinte personas, resultando heridas otras treinta. Además de provocar la destrucción de infraestructura y mucho material de los servicios de asistencia del Centro Humanitario de las Naciones Unidas, varias viviendas, la comisaria y un centro sanitario. Según fuentes oficiales, ataques aéreos habrían matado a 21 de los terroristas involucrados en los ataques.
El día viernes 23 de abril, la ciudad de Geidam, con más de 160 mil habitantes, en el estado de Yobe, fue sitiada por muyahidines pertenecientes a la organización ISWAP, grupo que se escindió en 2016 de Boko Haram. Y tras la toma, una docena de personas murieron, once de ellas pertenecientes a una misma familia, en medio de los combates entre los insurgentes y las tropas gubernamentales. Los terroristas además de saquear comercios e incendiar viviendas, destruyeron torres de comunicación y se cree habrían secuestrado un número indeterminado de personas para pedir rescate, uno de los clásicos recursos de financiación de este grupo. Geidam es un centro comercial muy importante para los productores agrícolas de la región de Diffa, lo que ha producido una disparada en los precios. En Níger donde se encuentran más de medio millón de refugiados nigerianos, son muchas veces estigmatizados por los locales, ya que se cree que, entre los desplazados, Boko Haram, tendría muchos informantes y “células dormidas”.
Por otra parte, el gobernador del norteño Estado de Níger (Nigeria), Abubakar Bello, alertó sobre la presencia de takfiristas en el área de Shiroro y en otros departamentos del Estado, donde se siguen produciendo secuestros. Lo que más adelante podría significar un serio problema de seguridad para la ciudad de Abuya, la capital del país, que solo se encuentra a 140 kilómetros de distancia.
Hombres de Boko Haram, el domingo 25 por la noche, asesinaron a unos 37 efectivos del ejército en cercanías de la ciudad de Mainok, a unos 55 kilómetros de Maiduguri, durante los ataques coordinados a una base y un convoy militar. Los terroristas que se movilizaban en vehículos artillados, emboscaron primero el convoy, para enseguida atacar la base perteneciente al ejército. Según se conoció los terroristas han vuelto a utilizar armamento de última generación, entre ellos lanzagranadas. Tras la breve toma de la base, los muyahidines robaron armamento, trasportes y elementos de comunicación. Los combates entre insurgentes y efectivos regulares, se extendió durante casi todo el día. Según fuentes militares el convoy atacado trasportaba armamento y municiones. Tras la emboscada se dirigieron a la base en proximidades de Mainok, que ya ha sido blanco de los terroristas en varias oportunidades.
Tanto Boko Haram como el ISWAP, se han asociado a bandas de delincuentes comunes, quienes se encargan de secuestros masivos de estudiantes, que después los terroristas negocian el rescate con sus familiares, uno de los más importantes se produjo el once de diciembre de 2020, cuando de una escuela secundaria de la ciudad de Kankara, en el estado de Katsina, en el norte del país, fueron secuestrados 330 alumnos de entre 11 y 20 años (Ver: Nigeria: Boko Haram, técnicamente muy vivo.) hecho que continua repitiéndose con frecuencia.
Níger, la frontera borrada
Las insalvables diferencias entre el actual emir de Boko Haram, Abubakar Shekau, que conduce a la organización fundada en 2002 por el sheikh Mohamed Yusuf, asesinado en 2009, siendo prisionero del ejército, a que Shekau, un alucinado fanático, a enfrentar los planteos de Abu Musab al-Barnawi, hijo de Yusuf, quien, en 2016, terminaría abandonando el grupo junto a la khatiba que comandaba para fundar el Estado Islámico en África Occidental o ISWAP, quien postulaba dejar de atacar a la población civil y concentrar las operaciones contra objetivos militares. El emir de Boko Haram, condujo a su grupo a convertirse en uno de los más letales del mundo, asesinando a cerca de 70 mil personas y provocado el desplazamiento de entre 1.5 y 2 millones de personas desde su asunción.
El cisma entre los dos líderes integristas, en vez de debilitar sus organizaciones, ambas tributarias del Daesh global, parece haberlas fortalecido, ya que en estos últimos cinco años las acciones de ambos grupos no solo se han multiplicado, sino que han avanzado hacia países vecinos, como Camerún, Costa de Marfil y esencialmente a Níger, país cuyas fronteras han sido prácticamente borradas por los terroristas que operan alternativamente de uno y otro lado de la línea divisoria sin ningún control.
Los recientes ataques contra las fuerzas de seguridad y defensa nigerinas confirman la tesis del fortalecimiento de ambas organizaciones terroristas, que protagonizan de manera constante ataques contra el ejército de Níger y distintas poblaciones próximas a la frontera, lo que le ha permitido al gobierno de Niamey confirmar que la banda de Abubakar Shekau ha establecido una base en el país.
Las regiones nigerinas de Maradi y Tahoua, de las más pobladas del país, están sofriendo ataques casi a diario de bandas de delincuentes comunes provenientes de Nigeria y con fluidos contactos con Boko Haram, “socios” en muchas de sus operaciones, lo que ha hecho que el nuevo presidente nigerino, Mohamed Bazoum, quien asumió el cargo el pasado dos de abril, concentre sus primeras acciones de gobierno a reforzar la seguridad fronteriza y ya no solo combatir el terrorismo, sino también las bandas criminales dedicadas fundamentalmente al robo de ganado y el secuestro de personas, con epicentro en el suroeste del país, en la franja fronteriza, que va desde la ciudad de Maradi a Dogondoutchi, unos 400 kilómetros.
Muchos de los integrantes de estas bandas criminales, son miembros de tribus nómades, como los Fulani, cuyos medios de vida, el pastoreo, se ha visto alterados por la expansión de los cultivos. Lo que ha llevado a los agricultores a conformar grupos de autodefensa, que han dado lugar a los muyahidines de Boko Haram, y de otros grupos que operan en el Sahel, particularmente en Mali, el Chad y Burkina Faso como Estado Islámico en el Gran Sahara (ISGS) a colaborar con sus aliados y expandir las teorías wahabitas, que enarbolan, profundizando la inseguridad todavía mucho más.
Dos de las acciones terroristas que más han repercutido en la prensa internacional se produjeron en el 2020, cuando a principios de agosto de ese año, ocho civiles, seis turistas franceses y dos asistentes locales, fueron asesinados por el en Koure, 65 kilómetros al este de Niamey, (Ver: Níger, las muertes secretas) y en octubre, el secuestro del ciudadano estadounidense, Philip Walton, en una aldea del departamento de Konni, por delincuentes especializados en secuestros, en nombre de alguno de los grupos wahabitas, que operan en Níger, para cuyo rescate obligó a una acción conjunta de efectivos de Estados Unidos, Níger y Nigeria, que con informaciones aportadas por la CIA localizaron a Walton, ya en territorio nigeriano, un grupo de las fuerza especial SEAL, realizó el rescate, matando a seis de los siete captores.
El ISGS, ha operado fundamentalmente en la región de Tillabery, junto a la frontera con Mali, donde en 2017, tras una emboscada a un contingente de militar de estadunidenses y tropas nigerinas asesinaron a doce integrantes, de ellos cuatro Green Berets (Ver: Trump emboscado en el Sahel) y en enero de este año fueron asesinados cien aldeanos volviendo de un mercado (Ver: Níger, entre el terror y la pobreza).
En 2018, Níger, comenzó a reforzar la seguridad fronteriza, desplegando un batallón del ejército en Madarounfa (departamento de Maradi), que cuenta con el apoyo y entrenamiento del ejército belga. En noviembre de 2019, se envió a 250 agentes de la policía, en Konni (Tahoua), equipados y entrenados por Misión de Desarrollo de Capacidades de la Unión Europea. Refuerzos que fueron detenidos con la consiguiente degradación de la seguridad fronteriza, reto que el presidente Mohamed Bazoum, tiene que emprender de manera urgente, para evitar que su país, al igual que Nigeria, sea desbordada por el fundamentalismo.
Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC.