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Entrevista a Bahjat Abu Garbieh, ex miembro del Consejo Nacional Palestino, miembro de la Asociación de combate al sionismo, de la liga de escritores jordanos y del Congreso Panarabista.

«No es posible una negociación con Israel»

Fuentes: Rebelión

Nos encontrábamos en la sede de la Autoridad Palestina en Amman cuando nos avisaron de que podíamos entrevistar a Bahgat abu Garbieh. Me describieron a Garbieh de la siguiente forma: un hombre íntegro, revolucionario, el testimonio vivo de la causa palestina, un luchador. No podía imaginar que cuando decían que era el testimonio vivo de […]


Nos encontrábamos en la sede de la Autoridad Palestina en Amman cuando nos avisaron de que podíamos entrevistar a Bahgat abu Garbieh. Me describieron a Garbieh de la siguiente forma: un hombre íntegro, revolucionario, el testimonio vivo de la causa palestina, un luchador. No podía imaginar que cuando decían que era el testimonio vivo de la causa palestina, en realidad me estaban hablando del origen mismo del conflicto, que se trataba no de una expresión retórica sino de un hecho cierto. Garbieh tiene 92 años, nació en Jerusalén, y desde que su memoria registra la vida se sabe luchando, primero contra la ocupación británica, después contra la ocupación judía; aún hoy, se define a sí mismo como un hombre comprometido y se disculpa por haber sido demasiado vehemente cuando habla de la resistencia palestina.

El lugar donde conocimos a Garbieh nos dio la impresión de ser una isla en el centro de Aman, muy lejos del ambiente opresivo, religioso y en ciertos aspectos cínico que cubre Jordania con un manto impenetrable. Era una casa luminosa, rodeada por un patio semicubierto en cuyos muros se exponían los dibujos de Naji Al-ali (el gran dibujante de la causa palestina). En un país donde más del 60% de la población es de origen palestino pero la administración y el gobierno están reservados a la élite jordana que ejerce su poder con mano de hierro, es difícil encontrar expresiones públicas de la causa palestina. La vida cultural y política del pueblo palestino fluye por el interior de una costra gruesa sobre la que se estampa en cada esquina el spot de la reina Rana anunciando a los turistas una Jordania virtual, tan próxima a occidente como alejada de la realidad de su pueblo.

Garbieh nos habló de su historia, que no es otra que la de Palestina, para situarnos en un presente que se pretende desmemoriado a fuerza de cerrar una y otra vez páginas inconclusas.

*     *     *

Bahjat Abu Garbieh: Me llamo Abu Garbihe, nací en Palestina en 1916 así que tengo 92 años. Pasé la mayor parte de mi tiempo en Jerusalén dedicado a la enseñanza y a la lucha por la causa palestina. Mi incorporación a la lucha fue muy temprana, en1933, cuando comenzó la desobediencia civil palestina. Fui herido de bala viarias veces y estuve apunto de morir a manos de las fuerzas coloniales del mandato británico en Palestina. Participé en la revolución del 36 que evidentemente fue una revolución armada, luché en Jerusalén y también en las montañas en lo que en aquel momento era la guerra de guerrillas contra la ocupación británica.

En 1948, cuando estalló la guerra, cuando los sionistas iniciaron la guerra para quedarse con Palestina, me convertí en uno de los líderes de la resistencia que encabezaba el emblemático Al Qadir al Husayni y participé en la batalla de Al-Qastal en la que cayó mártir. Ese enfrentamiento en concreto fue muy importante para la defensa de Jerusalén ya que Israel se había trazado como objetivo prioritario ocupar la ciudad. En ese momento me asignaron la responsabilidad de la defensa en la zona de los barrios del norte. De hecho, antes del 15 de mayo del 48, Israel había ocupado parte importante de los alrededores occidentales de la ciudad, fuera de la muralla, pero no había podido con los barrios que nosotros defendíamos: Almusrara, Bab Alzahira, Wadi aljouz, Sheij Jarrah, Saad Seid, lo que permitió que el ejército árabe-jordano de liberación tuviera tiempo para llegar a la ciudad el 19 de mayo y reforzar así las fuerzas defensivas frente a las fuerzas ocupantes. Aun así, los Israelíes estaban empeñados en ocupar Jerusalén entera, pero incluso una vez proclamado el Estado de Israel, nosotros seguimos defendiendo la ciudad. En el 48 fui herido 8 veces y algunas heridas fueron de gravedad pero siempre que me recuperaba volvía al campo de batalla.

Ya en los años 50 fui expulsado a Jordania y me incorporé al movimiento nacionalista jordano como miembro del partido Baath árabe, en esos años me detuvieron y torturaron en varias ocasiones. En 1957 se declaró Estado de Sitio en Jordania, y hubo enfrentamientos entre movimiento nacionalista jordano y el régimen jordano, entonces tuve que ocultarme y pasar a la clandestinidad, ya que estaba reclamado por las autoridades jordanas. Me volvieron a detener en el año 1960 y pasé dos años en la cárcel hasta el año 1962 en que se promulgó una ley de indulto general y fui liberado.

Cuando se fundó la OLP (Organización Para la Liberación de Palestina) en 1964 me convertí en miembro del primer Comité ejecutivo encabezado por aquel entonces por Ahmed Shuqeiri, su primer presidente. Durante un año desempeñé un papel importante en la creación de la rama militar de la OLP.

Después de la guerra de los 6 días, en 1967, otra vez fui miembro del Comité Ejecutivo de la OLP hasta finales del 68 en que me nombraron miembro del Consejo Nacional Palestino, cargo que ocupé hasta 1991, año en el que dimití tanto del Consejo Nacional como del Consejo Central (que es el órgano entre los dos consejos) Mi dimisión de estos órganos de gobierno estuvo directamente relacionada con el propósito por parte del Consejo Nacional palestino de negociar y reconocer al Estado de Israel, esa fue mi forma de protestar. Desde entonces, sigo siendo miembro activo en varias instituciones especiales como la Asociación de combate al sionismo, la liga de escritores jordanos, el ateneo árabe, el congreso panarabista, etc.

Creo que ya les he hecho una breve presentación de mi persona.

Ángeles Diez: El momento que atraviesa la causa palestina es un momento crucial, un momento de reconsideración, de reorientación, en el que sus líderes parecen ser conscientes de lo que supone para la causa palestina la pérdida de unidad de lucha. En este momento de crisis y dada su larga experiencia, creo que es necesario que nos sitúe a grandes rasgos en lo que considera las raíces del problema palestino, que nos hable de las posibilidades de continuidad de la lucha del pueblo palestino en los próximos años, y quizá, de lo que puede esperar Israel en un futuro próximo.

B. G. Creo que lo mejor es empezar por el principio que no se puede pasar página una y otra vez, hay que reconstruir el origen del conflicto, aunque sea a grandes rasgos y tratar de encontrar las causas.

Cuando fue hecha la declaración Balfour en 1917 el dirigente sionista Max Nordau coparticipe con Herzl de la fundación movimiento sionista, le dijo a Balfour «nosotros -se refería al movimiento sionista-, sabemos lo que queréis de nosotros, sabemos que queréis que seamos guardianes de vuestros intereses cerca del canal de Suez; estamos dispuestos a asumir esta responsabilidad militar y para que podamos hacerlo tenéis que hacernos fuertes». Estas palabras resumen la relación orgánica entre el colonialismo y el sionismo, su interés mutuo. Esto me parece fundamental, es el primer factor a tener en cuenta. El movimiento sionista quería crear un Estado en Palestina, y el colonialismo británico apoyó tal decisión en defensa de sus propios intereses en la zona.

El segundo factor importante es no perder de vista que el movimiento sionista es un movimiento de ocupación, una invasión militar para crear un Estado. La emigración progresiva sionista a Palestina amparada por el colonialismo británico ha sido desde el primer momento una invasión militar.

Durante el mandato británico, antes de la declaración de Balfour, había entre 30 mil y 50 mil judíos en Palestina pero después de la declaración del Estado de Israel en el 48 ya alcanzaron la cifra de 600.0000. ¿Cómo se llega a esta situación durante el mandato británico? Porque, desde mi punto de vista, la política británica de ocupación ya presentaba rasgos que entroncarían después con la política sionista. Por ejemplo, en 1938 entraron con permiso especial 62.000 judíos, nada menos que 62.000. El delegado, el representante de su majestad en Palestina era el que tenía facultad para determinar cual había de ser la emigración judía según la capacidad de absorción del territorio. Este representante del mandato ese año dijo que ya se había superado con creces la capacidad de absorción.

En este mismo año, no quiero hablar de la larga resistencia palestina, quiero centrarme en una fecha determinada, del 36 al 39, el representante militar de los juzgados coloniales del mandato británico condenó a 148 palestinos resistentes a morir ahorcados. Todo gobernador y administrador local del mandato británico en aquella época tenía facultades para detener a cualquier persona sospechosa de resistencia en nombre de la ley de emergencia y defensa; podía ser detenida por dos años simplemente por ser sospechosa e incluso extenderse la detención a dos años más. Solo en ese año, en virtud de dicha ley hubo 50 mil detenidos. De ellos 5 mil fueron juzgados según leyes militares del Estado de Sitio con sentencias «ligeras», entre 7 y 8 años, otros 2 mil fueron condenados a cadenas perpetuas y otros a 15 años.

Quería contaros esto para mostrar la connivencia de intereses entre los colonialistas británicos y los sionistas.

El tiempo no me permite desarrollar la gran cantidad de formas de resistencia que pusimos en marcha para evitar la creación del Estado de Israel. Pero quiero insistir en lo que a mi me parece el punto clave: que los judíos aumentaron durante el mandato de 50 mil a 600 mil, que este aumento fue por la emigración y que antes de 1917 sólo tenían el 2% del territorio en propiedad, pero que ya en 1947 alcanzaron el 5,3 % lo que significaba que en términos objetivos no podían quedarse con más tierra.

El proyecto sionista tenía dos caminos, uno dominar el territorio y dos traer emigrantes. El objetivo principal era atraer a todos los judíos del mundo. En ese momento, nuestra lucha no tuvo éxito en cuanto a evitar el movimiento migratorio judío pero sí tuvimos éxito en cuanto a la posibilidad de que se apoderaran de nuestras tierras. Por eso su estrategia se dirigió a ampliar su dominio territorial a través de NNUU para permitir que se absorbiera el número equivalente de emigrantes que habían llegado. En 1948 como sabéis se creó el Estado judío y la emigración procedía sobre todo de los países árabes, de Yemen, Marruecos… Se apoderaron de amplias zonas territoriales en virtud de la resolución de partición de Palestina y también a consecuencia de la propia guerra con el apoyo y el beneplácito de los ingleses. Una vez creado el Estado, la línea constante del sionismo fue cómo atraer a todos los judíos a Palestina. Constantemente hicieron esfuerzos para ser reconocidos como Estado tanto por parte de los palestinos como por el resto de los países árabes.

Vuelvo al tema de la emigración y perdonad que sea tan reiterativo. Se apoderaron de amplias zonas que no correspondían con el número de emigrantes que había hasta ese momento. Una vez que la emigración judía de los países árabes había culminado, en 1964 -en ese momento yo era miembro del comité ejecutivo-, se celebró en Jerusalén un Congreso Mundial Sionista que sólo tenía un punto en el orden del día: la emigración judía. En aquel entonces decidieron traer como emigrantes a los judíos rusos, de la Unión Soviética. Después del 67 se celebró otro Congreso Sionista en Suiza, en el que trajeron a Rabin como el gran protagonista, el héroe de la guerra de los 6 días. Fue el primer orador del congreso y habló largo y tendido sobre la victoria de los judíos sobre los ejércitos árabes, al final de su discurso dijo: «hemos asegurado para vosotros la tierra y vosotros tenéis el deber de traer a los emigrantes, si no lo hacéis, el futuro de nuestro Estado será el mismo que el Estado bizantino latino que se creó durante las cruzadas».

Os puede dar la impresión de que me centro demasiado en la emigración judía pero, desde mi punto de vista, ese es el tema más peligroso, aún hoy, para la causa palestina.

En cuanto a la estrategia israelí para acabar con la resistencia árabe, desde los años 50 y sobre todo a partir de la guerra de los 6 días, ha sido mantener las negociaciones interminables con los árabes de modo que nunca se llegara a nada, ponían siempre un horizonte confuso, inalcanzable, evidentemente para seguir negociando. Se ha tratado siempre de mantener un proceso de negociación interminable porque los judíos siguen pensando que tanto el dominio de la tierra como la emigración están desequilibrados.

Aquí es donde entramos en el origen de las divisiones entre los palestinos. Son los dos temas que nos han dividido.

A.D. Por favor, cuéntanos exactamente por qué crees que las negociaciones no son un camino hacia la resolución del conflicto, y sobre todo por qué dices que han dividido a los palestinos.

Con respecto a la emigración y las negociaciones ha habido discrepancias en el seno de la OLP casi desde el principio. En el año 1974 el Frente Democrático, junto con Al-Fatah y Arafat iniciaron contactos con los judíos de modo que se allanara el camino para las negociaciones. Entonces, el Frente Popular para la Liberación de Palestina, el Frente de liberación de Palestina, el Frente árabe iraquí, Al Saiqa pro Siria, el Frente de Lucha Palestina, creamos un Frente de Rechazo. A partir de entonces comenzó una discrepancia que hoy continúa.

Al-Fatah comenzó a tener contactos con los israelíes en todas partes y esto hizo posible la estrategia israelí de negociaciones interminables, se cayó en la trampa israelí. El líder sionista Herzl estimó que el tiempo necesario para la creación del Estado de Israel serían de 50 años y el equilibrio del que hablé antes necesitaba mucho más de 50 años, había que ganar ese tiempo. Los israelíes siempre han negociado partiendo del desequilibrio de fuerzas a su favor. En su día, EEUU e Inglaterra les proporcionaron un ejército poderoso, el mayor que todos los ejércitos árabes juntos, sin embargo, desde el principio, los países europeos, colonialistas, y EEUU han tratado de impedir cualquier intento palestino para organizarse y resistir al Estado sionista.

Por eso partíamos de la necesidad de no negociar con Israel a pesar de las buenas palabras que pudieran lanzar en un momento dado porque estamos convencidos de que no es posible una negociación cuando existe tamaña desigualdad de fuerzas. El presidente Reagan en los años 80 decía que los palestinos no debían llegar a la conclusión de que por sentarse con los Israelíes ya tenían poder, que seguían siendo los israelíes los poderosos y que los palestinos no lograrían nada que los israelíes no hubieran concedido ya de antemano.

Esta tendencia a las negociaciones estaba presente incluso antes de 1974 pero ese año hubo un acontecimiento concreto que me parece fundamental en la línea de entender por qué las negociaciones han conducido a la división entre los palestinos. El doctor Isam Sartawi, miembro del Consejo Nacional Palestino, llevó secretamente una carta de Arafat al canciller austriaco Bruno Kreiski, en la que decía que la OLP estaba dispuesta a firmar un tratado de no agresión con Israel. Esta carta era un reconocimiento implícito de Israel ¿a cambio de qué?, a cambio de nada.

La situación de discrepancias entre mi pueblo tanto como entre las organizaciones tienen su punto de partida en que parte de los palestinos, Al-Fatah y el Frente Democrático, siguen apoyando Oslo y las consecuencias derivadas de las negociaciones interminables. Sin embargo, otro sector, al que yo pertenezco, -yo no soy de Hamas ni de ninguna de esas organizaciones-, pero coincidimos en el rechazo a Oslo, rechazamos las negociaciones partiendo de la debilidad y el desequilibrio de fuerzas. Sin embargo, Al-Fatah encabezada por Mahmoud Abbas (Abu Mazen), se empeña en mantener los acuerdos de Oslo y las negociaciones continuarán con la esperanza, el espejismo, de crear un estado Palestino al lado del Estado de Israel.

A.D. ¿No cree usted que en algún momento los israelíes tendrán que aceptar un Estado palestino, o por lo menos convertirse ellos mismos en un Estado democrático aconfesional y plurinacional?

B.G: Mi criterio personal es que los israelíes no aceptan ni aceptarán un Estado palestino independiente ni siquiera sobre una aldea. Para confirmar esto hay varios indicios en esta dirección. Cuando Rabin firmó los acuerdos de Oslo había una cierta oposición dentro del parlamento israelí, entonces Rabin hizo un discurso para explicar los acuerdos de Oslo y sus exigencias, dijo varias cosas que hay que destacar, dijo: «los acuerdos solo son acuerdos temporales, no abandonaremos ni un solo pedazo de las tierras de Israel – se refería a Palestina completa-, los asentamientos van a permanecer eternamente, no repetiremos la historia que ocurrió en el Sinaí con Egipto -y continuó-, Jerusalén seguirá siendo la capital eterna e indivisible de Israel».

El tema de las negociaciones explica el por qué de estas discrepancias que vivimos hoy los palestinos. Por supuesto existen temas relacionados con la administración de Gaza o Cisjordania, sobre las competencias de unos u otros etc., pero no son temas que dividan en lo esencial a los palestinos, la esencia de la discrepancia real es el reconocimiento o no del Estado de Israel, aceptar o no conceder lo que resta de Palestina, seguir negociando interminablemente hasta que vengan todos los judíos a nuestra tierra.

A.D. ¿En el caso de EEUU cual crees que es su papel en la división de los palestinos?

Otra cuestión importante es la geoestrategia internacional y sus intereses en la zona. Los EEUU invadieron Irak en el marco de la globalización y la expansión de su imperio, la zona de oriente árabe es la zona más peligrosa, más importante desde el punto de vista geoestratégico y por sus recursos naturales. El imperio piensa que dominar esta zona significa dominar el mundo, por eso se concentra en esta zona. Los gobernantes árabes, lamentablemente, están sometidos a la voluntad norteamericana, pero el pueblo, los pueblos árabes están en otra lógica, por eso EEUU siente una gran inseguridad e intenta adoptar todas las medidas a su alcance: soborno económico, actividades de espionaje o mediático, intervención militar directa…. El objetivo es someter a los pueblos de la región de la misma forma que se ha sometido a sus gobernantes. Pienso que lo más importante para EEUU hoy es, en primer lugar, acabar con la resistencia en Iraq, acabar con Hezvollá en el líbano, acabar con el Frente popular y con Hamas en Palestina. Lamentablemente los planes de Abas coinciden con los de EEUU

Quisiera ahondar un poco más en nuestro rechazo a Oslo. Además del trasfondo de la cuestión que os planteaba antes existen dos puntos esenciales que son inadmisibles para los palestinos y que están recogidos en las cartas de reconocimiento recíproco.

En primer lugar, la carta de Yaser Arafat a Rabin en la que dice: «vosotros y nosotros entramos en una nueva etapa», con estas palabras, Arafat, la OLP, reconoció el derecho de Israel de existir»; en segundo lugar, la OLP reconoció las resoluciones 242 y 338 por las que rechazaba todo tipo de violencia y terrorismo, y esto se producía justo en el momento en que tenía lugar la primera entifada; es decir, se comprometía a castigar a los infractores asumiendo que todos los problemas existentes se resolverían mediante negociaciones, es decir, con métodos pacíficos.

Como consecuencia de esta declaración de principios, los artículos de la carta magna de la OLP que entraban en contradicción fueron considerados nulos. Además, la OLP se comprometía a conseguir la aprobación del Consejo Nacional Palestino de este tratado.

¿Cuáles son los artículos que quedaban anulados?, en primer lugar, la ley orgánica que creaba la OLP, decía que la Palestina histórica bajo mandato británico era la patria de todos los palestinos, por tanto no reconocía un Estado judío en Palestina. El segundo artículo que quedaba anulado decía que «la lucha armada del pueblo palestino es un derecho legítimo e inalienable del pueblo palestino». Desde mi punto de vista Arafat no tenía derecho a derogar estos artículos, menos aún porque todo se hizo a espaldas incluso de muchos dirigentes de Alfatah.

A la carta de Arafat, le respondió Rabin: «en virtud de los compromisos mencionados en tu carta, Israel considera a la OLP como interlocutor válido para negociar en nombre de los palestinos», es decir, Israel subordinaba el reconocimiento de la interlocución de la OLP a la derogación de las resoluciones mencionadas anteriormente. Estos son los pilares sobre los que se dieron los acuerdos de Oslo. Por eso yo y la mayoría del pueblo palestino rechazamos estos acuerdos.

Fijaos que cuando tuvieron lugar las elecciones al legislativo palestino en las que Hamas ganó con mayoría, Mahmoud Abbas, inmediatamente declaró que Hamas debía acatar los acuerdos de Oslo y todos los tratados derivados.

A.D. Según usted, si las negociaciones en situación de desigualdad no llevan a ningún lado, ¿qué posibilidades le quedan al pueblo palestino? ¿Cuáles son las formas de resistencia que pueden llevar a la recuperación de Palestina?

Date cuenta de que el muro necesita resistencia, los asentamientos necesitan resistencia, las intrigas y conspiraciones contra la resistencia necesitan resistencia. Por ley todo pueblo sometido a ocupación tiene que resistir, no tiene otra opción.

Aquí se plantea otra pregunta, ¿es verdad como dicen algunos que la resistencia palestina es inútil o es fatalista? No, la resistencia de los pueblos ocupados por las fuerzas colonialistas tiene como objetivo final acabar con la ocupación y cualquiera de las formas de resistencia supone una lucha prolongada en el tiempo. Todo pueblo débil puede ser sometido a ocupación y algunos gobernantes o lacayos pueden aceptar esta ocupación, pero los pueblos en cualquier lugar del mundo se resisten ¿en qué sentido? Si no quieren desaparecer no pueden reconocer al ocupante, tienen que luchar por debilitar, por estropear, por sabotear los planes del ocupante. La única posibilidad es privar al enemigo de la estabilidad.

Pueden ocupar mi tierra, esto no es extraño, lo indignante lo impropio de un pueblo es permitirle al enemigo tener la oportunidad de establecerse y asentarse. La inestabilidad del enemigo en tu tierra crea las condiciones para acabar con la ocupación. Así luchan los pueblos, cualquier pueblo que haya tenido que luchar, Vietnam, Argelia…

Cuando el ejército francés salió de Argelia después de la revolución argelina un periodista le preguntó al comandante en jefe de las fuerzas francesas por qué creía que habían perdido la guerra, éste le contestó «nosotros no hemos perdido ninguna guerra en Argelia, nosotros no hemos librado ninguna guerra»,-«¿entonces porqué habéis salido de Argelia?» -insistió el periodista-; «Porque ya no podíamos permanecer más». Yo le pregunté a Ben Bela personalmente sobre esto y me dijo que era verdad.

A.D. ¿Cree que basta con la determinación de un pueblo a resistir para acabar con la ocupación?

A.G. Desde mi punto de vista hay un verdadero retroceso del proyecto sionista en la región. Desde los años 30 estamos muy interesados por el tema de la emigración, por eso os insisto tanto en ello. Podéis revisar los datos desde el año 2000 y os daréis cuenta de que está disminuyendo. Los judíos emigrantes a Israel en el año 2007 no llegaron a 20.000 emigrantes, y si contrastamos este dato con la emigración inversa, los que abandonan Israel, nos damos cuenta del balance negativo. Hace unos días en Al Jazzira una institución judía hizo una encuesta haciendo una pregunta a los jóvenes israelíes, les preguntaba si preferían vivir toda su vida en Israel o preferirían vivir fuera», parece que el 51% preferirían vivir fuera. Esto indica que desde el punto de vista de la desmoralización está habiendo un cambio en los judíos.

El derrotismo comienza a percibirse, y ese es el principio del quebrantamiento del Estado de Israel. Por eso nuestra resistencia no es en balde, ya sea contra el muro, los asentamientos, etc… o a través de la lucha armada. Porque todas esas formas de lucha deben ser combinadas, se trata del derecho internacional.

A.D. Hay una tendencia entre los jóvenes europeos a considerar la lucha no violenta como la única forma de lucha válida, esta posición es además alimentada por las ONG. ¿No cree que esto puede ser una forma que tiene el sionismo para incidir en la conciencia de los jóvenes europeos, hablándoles de que los palestinos son los violentos….?

A.G. Lamentablemente tenemos que reconocer que la influencia sionista en los medios de comunicación es muy fuerte y domina en occidente. Los pueblos europeos, es verdad, pueden discrepar seriamente con sus gobernantes, pero se dejan influenciar por ellos ya sea en Francia, Inglaterra, Alemania o EEUU sobre el tema palestino, especialmente en lo que se refiere a la violencia. Al margen de que consideren que la lucha palestina es correcta y legítima, hay unanimidad en amparar a Israel en cuanto a su seguridad.

Nosotros consideramos importante la lucha de la sociedad civil europea contra el muro, las manifestaciones, las declaraciones, todo esto es bienvenido, pero sólo puede ser un aspecto. Por cierto, la primera entifada comenzó así, de forma pacífica, aunque luego los Israelíes la han intentado, mediante la fuerza, convertir en una lucha violenta. Lo que hay que tener claro es que la lucha ha de ser en todos los frentes. Es verdad que la lucha armada puede dar justificaciones al enemigo para publicitarse en tu contra pero nosotros no podemos renunciar a este derecho que es un derecho fundamental de todos los pueblos.

A.D. Para terminar, has llamado la atención sobre la ruptura de la estabilidad de Israel como un tema clave. ¿De qué forma se rompe esta estabilidad?

A.G. La creación de Israel en la zona tenía muchos objetivos, en primer lugar separar el occidente árabe -de Marruecos a Egipto- del oriente árabe. Israel era un cuerpo extraño que se implantó en la zona, era una base delantera del colonialismo para impedir que cualquier pueblo pudiera levantarse. En realidad, la inestabilidad de Israel es connatural ya que se creó para que no hubiera estabilidad posible en el mundo árabe. Israel atacó Egipto, Jordania, el Líbano, atacó a todos los pueblos árabes. Los medios de comunicación omiten a menudo que en la guerra del 56, la guerra tripartita contra Egipto, quien atacó a Egipto fueron Francia, Inglaterra e Israel; ocultan que en la guerra del 67, la guerra de los seis días, Israel contó con el apoyo incondicional de occidente. Muchos de los aviones que se utilizaron en las dos guerras eran aviones franceses, el napal, arma prohibida, fue un arma utilizada por los franceses; yo viví en primera persona esa guerra y tengo dos mártires en mi familia (mis dos hermanos) Lo que hacemos dicen que nos da mala propaganda, pero Israel ha sido quien ha creado esa inestabilidad en la zona, no nosotros.

Os pido disculpas porque cuando hablo de la historia palestina todavía hoy a mis 92 años me sigo emocionando, sigo sintiendo rabia y dolor, quizá he sido demasiado vehemente. Disculparme por ello.

Traducción e interpretación: Majed Mohammed Abdelkader Dibsi