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Sobre la recogida selectiva de residuos

No hay mal que por bien no venga

Fuentes: Rebelión

Mientras no se encuentre un sistema mejor para una recogida selectiva de residuos, soy decididamente partidario del «puerta a puerta». La experiencia de Oiartzun, personal y colectiva, en el tema reciclaje y reducción de residuos domésticos (por ejemplo, en la actualidad ni se me ocurre comprar productos con determinados tipos de envase o ir a […]


Mientras no se encuentre un sistema mejor para una recogida selectiva de residuos, soy decididamente partidario del «puerta a puerta». La experiencia de Oiartzun, personal y colectiva, en el tema reciclaje y reducción de residuos domésticos (por ejemplo, en la actualidad ni se me ocurre comprar productos con determinados tipos de envase o ir a la pescadería sin el «tuper», evitando así residuos molestos y difíciles de ubicar) refuerza mi convicción. Muchas discusiones, incluso dentro de las cuadrillas, fueron acalladas tras la puesta en práctica del PaP y sus evidentes ventajas. Y desde este punto de partida mi asombro ante la cantidad de mentiras, medias verdades y la demagogia vertidas contra este sistema por parte de sus detractores. Los debates y comportamientos observados me recuerdan (salvando distancias) al tema del racismo y la xenofobia. Todos somos partidarios del los derechos humanos y del respeto al medio ambiente, nadie se considera racista ni derrochador… Basta ya a que algunos agentes activen la demagogia contra lo desconocido, la necesidad de cambiar hábitos y costumbres, para que se desencadene una feroz oposición, la mayoría de las veces sacando de madre los problemas existentes: ¿Malos olores, suciedad? Daros una vuelta por Oiartzun y comprobad si eso es cierto o falso.

Lamento el revés que hemos sufrido en Legazpia, donde diversos factores (entre ellos la inestimable ayuda que han recibido los partidarios del 5º contenedor por parte de determinados medios de comunicación) han contribuido a que la implantación del PaP en dicho pueblo sufra un batacazo.

Sin embargo, tal derrota (pues así hay que considerarlo) tiene un carácter pirrico, y es susceptible de revertirlo en beneficio de una mejora del sistema de recogida de residuos y su posterior tratamiento, así como de una verdadera participación ciudadana en los asuntos que le conciernen. ¿Por qué hago tal aseveración?

En primer lugar porque todas las partes han tenido que afirmar estar por el máximo de reciclaje posible, y por lo tanto, discutir cómo lograrlo. Esto presupone que los partidos y sectores que se han opuesto al PaP y optado por el 5º contenedor están obligados a dar pasos inmediatos allí donde impera la desidia siempre. Esto obliga a que no quede un solo municipio, sea grande o pequeño, sin dar pasos prácticos, aunque sea a favor del 5º (que insisto es un sistema menos eficaz que el PaP). Si no se dan tales pasos, ¿veremos bolsas de basura a favor del quinto contenedor en Bilbao, Gasteiz, Orereta… (en este último municipio la alcaldía es de Bildu pero no la mayoría municipal)? ¿O es que el 5º solo sirve como arma arrojadiza contra el PaP?

Pronto no habrá excusas. Se podrá medir y comparar el resultado de ambos sistemas: capacidad de reciclaje, coste económico global, limpieza, estética, etc. La experiencia en Catalunya en más de 100 municipios en los últimos 12 años, demuestra unas diferencias de porcentajes de recogida selectiva a favor del PaP. Mientras el 5º contenedor recoge selectivamente un 40%, el PaP recoge un 75%, y es casi seguro que aquí se repetirán las cifras.

En segundo lugar, porque si bien hay que diferenciar entre la recogida y posterior tratamiento de los residuos, es evidente que sin un buen método en el primer nivel, el segundo falla de base. Por eso, el pánico de los partidarios de la incineradora con el puerta a puerta. Ya se están preparando para el resultado previsto y empiezan a admitir (salvo su sector Gipuzkoano) que a lo mejor con una incineradora ubicada en Bizkaia bastaría para toda la CAV.

En tercer lugar, está el tema de la participación y movilización ciudadana. Creo que en este tema, los partidarios del PaP de los pueblos en conflicto, y a pesar de haber desplegado iniciativas de interés y de haber promovido debates y fórmulas informativas, no hemos estado a la altura de los opositores y se les ha dejado apoderarse de la calle. ¿Es que no somos capaces de expresar las ventajas del PaP de forma tanto o más imaginativa que las bolsas de protesta?

Respecto al tema del pronunciamiento y las consultas: pensaba y sigo pensando que los ayuntamiento (elegidos democráticamente) partidarios del PaP, tenían y tienen toda la legitimidad y el derecho a experimentar y poder demostrar sus virtudes con toda normalidad. Y eso no es imposición, sino derecho a llevar adelante su programa de cambio. Máxime, cuando las próximas elecciones pueden posibilitar la apuesta contraria y desmantelar tal servicio. Pues una cosa está clara, que a diferencia de la incineradora que es irreversible, el puerta a puerta puede cambiarse parcial o totalmente sin gran prejuicio. La acusación de imposición no tiene más objetivo que infringir una derrota a Bildu. Legítima sin duda, pero cínica teniendo en cuenta quiénes están detrás, maestros en verdaderas imposiciones (entre otras las del gasto en las obras del TAV, a costa de servicios vitales para la población).

Pero es evidente, que si una vez agotada las vías del diálogo y del consenso, y cuando un sector de la población relativamente importante insiste en la consulta, el ayuntamiento debe aceptar tal propuesta y prepararse para afrontarla. Creo sinceramente, que un referéndum o consulta organizada en un tiempo razonable y con instrumentos informativos solventes, permite a los PaP medirse con solvencia y caso de perder (en democracia, tal posibilidad está presente en toda confrontación de posiciones) por lo menos haber dado la talla y aprender para otras ocasiones. Y sobre todo, porque la participación ciudadana es un valor positivo en sí mismo, en éste y otros casos. No podemos obrar como lo hacen el PP, PSOE, PNV, que siempre han negado las consultas alegando la legitimidad de las instituciones para llevar sus planes adelante y ahora alaban tal método (aunque el PSE, consciente de lo que ello puede suponer para el futuro ya se ha pronunciado por no seguir adelante). El futuro, a todos los niveles y escalas territoriales, estará salpicado de exigencias de consulta e incitativas legislativas. ¿Qué dirán entonces? De todas formas, no viene mal recordar que el alcalde de Aramaio fue inhabilitado por un delegado del gobierno central presidido por Zapatero, por facilitar una consulta ciudadana sobre el TAV. Uno recuerda que el PNV hizo mutis por el foro en Zornotza a una mayoría ciudadana con el tema de la Boroa; lo mismo ocurrió en Oiartzun con el super-cuartel de la Ertzantza, y del PP mejor no hablar…, partido más despótico y contrario a toda consulta, imposible.

En el presente y el futuro, la ciudadanía debe de tener instrumentos para expresarse (sea en temas locales o nacionales: por ejemplo sobre el futuro de EH) y lo más importante, tener herramientas para decidir. Tanto cuando nos viene bien como cuando nos venga mal. Para la izquierda transformadora, la democracia directa y/o participativa es una cuestión de principios, si bien cómo ponerla en práctica o desarrollarla puede y debe de ser discutida según circunstancias.

Post articulo. Al día de hoy el alcalde de Legazpia ha hecho publico la decisión de poner el funcionamiento los dos sitemas (PAP y 5º contenedor) hasta finales de años y decidir posteriormente según resultados (objetivo:75 % de reciclaje).

Joxe Iriarte, Bikila. Miembro de Gorripidea

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.