» Nuestra generación no se lamentará tanto de los crímenes de los perversos como del estremecedor silencio de los bondadosos» Martin Luther King
«¿Es esta la paz de la ONU?, ¿es la paz que vinieron a defender los cascos azules en 1992? Pues Naciones Unidas debe saber que esta es una paz que no nos sirve, que genera heridos y muertos», denuncia
«Nos enfrentamos desde hace 33 años a una máquina fría e irracional de asesinar, de llevar a cabo sin capacidad de reflexión la misión ordenada: el genocidio». Así de rotundo se mostraba hoy el presidente del Comité Contra la Tortura de Dajla, El Mami Amar Salem, durante su intervención en el Primer Encuentro Internacional de Solidaridad con el Sahara que se celebra en Sevilla este fin de semana y a cuyo texto íntegro ha tenido acceso el Servicio de Comunicación Saharaui en Canarias (SCSC).
El Mami, después de saludar a los participantes en la cita sevillana y agradecer la posibilidad de exponer la situación de «nuestro pueblo», comenzó asegurando que «mi deseo sería estar en nuestra tierra, el Sahara Occidental, y en mi querida ciudad, Dajla, para acompañar a los compatriotas que un día tras otro salen a la calle para decir nuestra verdad y se enfrentan a la violencia y la brutalidad de las tropas ocupantes con las manos limpias y la fe inagotable en nuestra causa como único escudo».
«Sin embargo», continuó, «he de permanecer en España, país hermano al que agradezco su acogida, para recuperarme de las secuelas de la tortura, la represión y el maltrato».
El presidente del Comité Contra la Tortura de Dajla, El Mami Amar Salem, fue torturado en cuatro ocasiones por la policía marroquí «por el único delito de defender abierta pero pacíficamente los derechos fundamentales de nuestro pueblo, derechos inexistentes desde hace ya más de 30 años», explicó.
Después de su última detención y «mi último encuentro con los torturadores marroquíes, hace aproximadamente dos años y tras recibir graves heridas en las piernas, fui abandonado en la zona minada del desierto mauritano por la seguridad marroquí con la esperanza de que mi muerte llegaría pronto. Afortunadamente me rescataron y ahora estoy aquí, hablando con ustedes».
«Hoy», recordó a los asistentes, «mientras hablamos, otro hermano o hermana será detenido, maltratado, violado, torturado o asesinado en los territorios ocupados simplemente por ser lo que es, saharaui. Puede que sea un bebé, una mujer embarazada, un joven estudiante sin delito alguno del que responder, un anciano o un enfermo, pero eso dará igual».
Para El Mami, «somos como un pájaro al que se le ha ordenado ser lagarto. Somos lo que somos, saharauis, y no dejaremos de serlo a pesar de las órdenes. Ese es el delito que nos convierte en víctimas un día tras otro ante el silencio cómplice de un mundo que no nos ve y no nos escucha».
«Los apaleamientos de nuestros hermanos por policías y colonos marroquíes a principios de verano en Dajla o la oleada de represión desatada por Marruecos la semana pasada en Smara y El Aaiún son sólo una muestra», denunció el presidente del Comité Contra la Tortura de Dajla. «Las casas asaltadas, los golpes, las palizas, los bienes quemados o robados, los interrogatorios o el número de los desaparecidos no han dejado de crecer desde la llegada del invasor», recordó.
«Mientras, nuestros compatriotas de los campamentos de la dignidad», aseguró en referencia a los refugiados saharauis que permanecen en Tinduf, «nuestros padres, hermanos primos o sobrinos, se enfrentan a otro tipo de tortura, la presión por el hambre. ¿No es la condena a la desnutrición, a la enfermedad crónica o al trauma constante que genera la falta de futuro una forma más cruel si cabe de tortura?», se preguntó.
El activista saharaui de Derechos Humanos en la antigua Villa Cisneros también se preguntó: «¿Es esta la paz de la ONU?, ¿es la paz que vinieron a defender los cascos azules en 1992? Pues Naciones Unidas debe saber que esto no es paz, que sus tropas no protegen nada y que se limitan a observar cómo aumenta la represión. A ver cómo tropas armadas y entrenadas agreden a ciudadanos desarmados e indefensos con la mayor impunidad».
El Mami advirtió que la ONU «debe saber que esta es una paz que no nos sirve, que genera heridos y muertos y cuyas víctimas sólo somos nosotros, los saharauis».
En este sentido el activista contra la tortura saharaui exigió «que la comunidad internacional se haga cargo de sus responsabilidades y se amplíe el mandato de las tropas de la Misión de Naciones Unidas en el Sahara Occidental para que se incluya entre sus funciones la de proteger a los civiles saharauis y garantizar sus derechos fundamentales, los que asisten a cualquier ser humano».
También advirtió a las agencias humanitarias de Naciones Unidas, «que dejen de utilizar a nuestros refugiados en Tinduf como rehenes a los que retiran el sustento vital en función de los intereses del agresor, que el hambre no nos rendirá, sólo acrecentará nuestra determinación de ser libres».
Finalmente, solicitó a la ONU «que facilite el acceso al territorio a los observadores y medios de comunicación internacionales independientes con el fin de que se acabe con la impunidad que da el silencio. Un silencio que ha implantado Marruecos cerrando nuestra tierra y convirtiéndola en una gigantesca mazmorra en la que los saharauis vivimos presos».
El Mami Amar Salem se despidió deseando a los presentes en el encuentro de Sevilla «ánimo, el día de la justicia para nuestro pueblo llegará. Tenedlo seguro.»