La crisis migratoria golpea a Europa desde hace algunos meses cuando la inmigración está en sus mínimos históricos. Para mejor comprender esta paradoja, voy a analizar el asunto mirando primero a África, luego a Europa y finalmente las interacciones que resultan de todo ello. En África Está en marcha una avalancha hacia África, bajo la […]
La crisis migratoria golpea a Europa desde hace algunos meses cuando la inmigración está en sus mínimos históricos. Para mejor comprender esta paradoja, voy a analizar el asunto mirando primero a África, luego a Europa y finalmente las interacciones que resultan de todo ello.
En África
Está en marcha una avalancha hacia África, bajo la forma de una irrupción neocolonial sobre los recursos minerales, energéticos, territoriales, marinos, solares, eólicos y humanos del África del Norte y subsahariana.
Un nuevo imponente saqueo, pero con importantes diferencias en relación a lo que ocurría en tiempos de la Conferencia de Berlín de 1884-1885 1/ :
1º. Esta vez el asalto es global, porque África es el continente más prometedor para el capital global. Lo que está en juego aquí es algo de primera importancia. En primer lugar, se trata de realizar un excedente de acumulación del capital que parece cada vez más difícil obtener en otras partes. Por otra parte, ¿no es África la única parte del mundo en la que tanto la población como el potencial de mano de obra continúan creciendo a un ritmo rápido 2/ ? Los depredadores no son únicamente los tradicionales bandidos europeos, sino también las multinacionales estadounidenses (las más importantes inversiones en términos de stock de capital, provienen de los Estados Unidos 3/ , los bancos y empresas chinas, sauditas, emiratíes, indias y turcas. Las inversiones directas en el extranjero (IDE) hacia África han crecido de 10.000 millones de dólares en 2000 a más de 55.000 millones en 2015, haciendo de este continente el segundo destino mundial de IDE inmediatamente después de la región Asia-Pacífico.
2º. Sentados a la mesa del festín encontramos incluso a las burguesías árabes y negras, otras veces prácticamente inexistentes, que capitalizan (en parte) en su favor el ciclo de las revoluciones y de las luchas anticoloniales expropiando, al hacerlo, a las clases trabajadores que han llevado a cabo esas luchas en primera persona.
3º. En el contexto actual de gran desorden internacional, salido de la crisis del orden mundial post-Segunda Guerra Mundial y del hundimiento del «socialismo realmente existente» [según la fórmula elaborada en RDA], no se trata en absoluto de un nuevo reparto del pastel africano ni de ningún acuerdo pacífico de este tipo entre buitres. Esto es una circunstancia que hace el asalto de las potencias civilizadoras aún más brutal, si es aún posible, que el de finales del siglo XIX.
4º. Los instrumentos del asalto neocolonial contra África se han vuelto más sofisticados y más diversificados. Mediante la multiplicación de la presencia militar estatal y privada, de bases militares, de consejeros y de servicios secretos, en el continente y sus márgenes. Mediante las guerras desencadenadas por Occidente y las guerras civiles o de secesión en las que los imperialismos, incluyendo el italiano, están implicados en gran medida. Pero también y sobre todo mediante otras formas de implicación:
– el estrangulamiento debido a la deuda externa, de 13.000 millones de dólares en 1973 a 450.000 millones hoy, para los estados subsaharianos;
– el land grabbing [acaparamiento de tierras] en África -que equivale a cerca del 50% de las tierras acaparadas en todo el mundo- para una superficie superior a 21 millones de hectáreas (de 41 millones de total mundial) 4/
– la transformación de la agricultura africana, bajo la dominación del agrobusiness, en una agricultura de exportación, que no responde a las necesidades alimentarias de las poblaciones locales: monocultivos intensivos impuestos a varios países para la producción de biocarburantes, de madera, etc;
– la venta a pérdida, en los mercados africanos, de productos agrícolas estadounidenses o europeos subvencionados, poniendo fuera de juego a los productos de la agricultura local;
– la rapiña de las riquezas piscícolas costeras;
– la trata de mujeres, cuyas cadenas de mando y «consumidores finales» están en Europa y en los demás países más ricos;
– el bran drain [literalmente pillaje de cerebros, de calificaciones 5/ ] de la gente africana más cualificada, profesionales de la medicina ante todo, denunciado hace ya veinte años por Coutrot y Husson 6/ ;
Sin hablar aquí del tradicional saqueo de materias primas, habiendo sido sustituidos el caucho y el oro por el petróleo, el gas, el coltán, los metales raros de los que África rebosa literalmente, en ciertos casos de forma casi monopolística. A lo que hay que añadir los efectos indirectos, sobre todo el continente, del hiperdesarrollo capitalista mundializado, la desertificación, la sequía y las hambrunas, productos del cambio climático, que África ha sufrido más que cualquier otra parte del globo.
Este conjunto de procesos interactúan y acaban por conducir a un movimiento migratorio interno en África, en rápido crecimiento. La deserción progresiva de los campos está en curso, paralelamente a la ruina de la agricultura de subsistencia, que alimenta sin embargo aún a un tercio de las y los habitantes del continente, y al nacimiento de megapolis incluso de ciudades-región (Lagos cuenta con 23 millones de habitantes) y de un gran número de centros urbanos 7/ . Apenas hace 10 años, la gran mayoría de los movimientos migratorios de África se desarrollaban en el interior del continente. Los que iban hacia Europa estaban en crecimiento pero seguían siendo modestos, comparados a los movimientos intracontinentales 8/ . La emigración africana hacia Europa provenía aún en su mayoría de África del Norte, la salida de los países subsaharianos estaba aún limitada y era cosa de personas que tenían un nivel de formación medio o elevado 9/ .
Desde hace una quincena de años, las cosas han cambiado verdaderamente. Los procesos de urbanización, ligados al desarrollo y a la modernización capitalistas de las economías y de las sociedades subsaharianas se han acelerado. Al mismo tiempo las fronteras entre Estados africanos, anteriormente bastante porosas, se han vuelto menos permeables. Y tendencias nacionalistas, cuando no racistas, se han afirmado contra las migraciones provenientes de otros países del continente (los pogromos sanguinarios que han estallado estos últimos años en África del Sur constituyen un caso extremo) Son además decenas de millones de migrantes quienes no encuentran salida profesional en las ciudades, al no haber seguido el paso el proceso de industrialización al crecimiento demográfico 10/ . Nada que ver con la fuerte industrialización china, que ha afectado a toda la China costera de las zonas especiales y que ha podido absorber a unos 200 millones de migrantes internos en una treintena de años.
Al hacerse el éxodo rural cada vez más poderoso, ha acabado por golpear a las capas sociales menos escolarizadas, incluso analfabetas, tanto más duramente en cuanto que los planes de ajuste del FMI (Fondo Monetario Internacional) y del BM (Banco Mundial) han destruido la formación superior en varios países y han golpeado en todos a la instrucción primaria. Al parecerse cada vez más la emigración intraafricana a una carrera de obstáculos, los movimientos migratorios se han vuelto más hacia Europa, América del Norte, el Golfo Pérsico (entrando aquí en competencia con las inmigraciones asiáticas) e incluso hacia Asia.
El acceso al continente europeo se ha vuelto simultáneamente más difícil, debido a las políticas restrictivas, selectivas y represivas puestas en pie por la Unión Europea (UE), incluso por las potencias excoloniales como Francia y el Reino Unido 11/ . Como innumerables testimonios de jóvenes hombres y mujeres que vienen de África demuestran, están dispuestos y dispuestas a todo para poner los pies en el suelo europeo, llevando a cabo periplos que pueden durar años, por la simple razón de que no tienen alternativa 12/ . Recorridos dramáticos y a menudo trágicos, si se considera que durante los 15 últimos años el Mediterráneo se ha convertido en la fosa común de al menos 30.000 personas migrantes provenientes de África, el recorrido migratorio más peligroso del mundo.
En Europa (en las altas esferas)
Mientras que en África la presión migratoria alcanza máximos, en Europa estamos en el punto más alto de la hostilidad de los Estados, de las administraciones públicas y las privadas hacia las personas refugiadas y migrantes que llegan de África. ¡Estamos ante una invasión de gente africana! ¡Debemos pararles en África!. El eslogan del jefe más importante de la Liga 13/ , Matteo Salvini, convertido en ministro del Interior en Italia, tiene un fuerte eco en Europa del Este, en Austria, pero también en los países cuyos gobierno se desmarcan de su violencia verbal.
Es, a fin de cuentas, la materialización del efecto bola de nieve. En efecto, el ascenso de los discursos públicos contra las personas inmigrantes es algo que viene de hace decenios en Europa. Ya al comienzo de los años 1970 el FN (Frente Nacional) de Jean-Marie Le Pen lanzó hábilmente la consigna de «Alto a la inmigración salvaje». Luego, en los años 1980 y 1990, las temáticas viscosas del racismo diferencialista 14/ fueron apareciendo, lenta pero inexorablemente. Primero en las universidades, de ahí un poco a todas partes, anticipando y legitimando las prácticas estigmatizantes y discriminatorias en boga actualmente. En el umbral del nuevo siglo, la guerra sin fin contra el terrorismo, que estalló tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, tomó la forma de una cruzada obsesiva contra las poblaciones de orígenes islámicos en Europa. Lo que no es extraño, entre otras cosas, a la masacre de Oslo, el 22 de julio de 2011, perpetrado por el autodenominado fundamentalista ario-cristiano Anders Behring Breivik. A partir de ahí y más allá de las declaraciones de fachada, el racismo institucional contra las personas migrantes, hecho de leyes, circulares, prácticas discriminatorias y controles, se ha exacerbado. Y las fuerzas de la nueva derecha, que han sido sus promotoras, ha abandonado progresivamente su posición minoritaria, incluso residual, llegando incluso al gobierno en Noruega, Hungría, Polonia, Austria y, últimamente, Italia. Han rozado este objetivo en Francia y han logrado poner en el centro de los debates públicos de Reino Unido, Alemania y Países Bajos, la necesidad de una política agresiva y restrictiva hacia las personas migrantes.
Como ha subrayado Liz Fekete, en su obra Europe´s Fault Lines: Racism and the Rise of the Right (ediciones Verso, 2018), esta marcha triunfal de las derechas europeas xenófobas y racistas ha sido facilitada, de formas diversas, por los aparatos represivos públicos y privados y por el sistema de medios de comunicación social en manos del gran capital. La complicidad entre las fuerzas que se jactan de ser anti sistema y los círculos capitalistas más poderosos no tiene nada de sorprendente, si nos referimos a las fuerzas particulares que, localmente, apoyaron y facilitaron la ascensión del nazi-fascismo en los años 1920 y 1930 del siglo pasado.
Lo mismo ocurre con el efecto bola de nieve mencionado más arriba; si explica ciertas cosas, no podría constituir la respuesta a una pregunta de gran importancia: ¿cuáles son las razones de fondo de la irresistible agravación de las medidas tomadas, tanto en Italia como en toda la Unión Europea, contra las personas migrantes provenientes del continente africano? Y esto tres años después de la apertura de las fronteras alemanas a más de un millón de personas refugiadas y demandantes de asilo (además) sirias.
La primera de estas razones reside en el hecho de que existe ya, en Europa, un un ejército de reserva pletórico 15/ , que quita toda necesidad de llegada masiva de personas inmigrantes contrariamente a lo que ocurría en los años 1990 y durante el primer decenio de este siglo. En efecto, desde hace una decena de años, la Unión Europea realiza una tasa de acumulación del capital muy reducida en relación a sus principales competidores (China y Estados Unidos). A golpe de contrarreformas del mercado de trabajo, la UE ha creado un vasto contingente de trabajadores y trabajadoras ultraprecarios y subremunerados, inmigrantes y autóctonos, de quienes las empresas pueden servirse a su guisa.
La segunda razón es que la inmigración actual proveniente del África negra, a diferencia de la de los decenios pasados, está constituida en su mayor parte de una fuerza de trabajo poco escolarizada, como ha declarado explícitamente Manfred Weber, jefe del grupo del Partido Popular europeo en el Parlamento europeo de Estrasburgo: «Las y los migrantes africanos no tienen las competencias profesionales necesarias para países como Alemania y los Países Bajos; su formación sería demasiado onerosa para Europa». Mientras que, para países como Italia o España, pueden servir en el campo y las actividades de peón, a 2-3 euros la hora, pero en menor medida que en el pasado reciente.
La tercera razón, y la más fundamental, es que la pretendida invasión de personas africanas constituye un excelente pretexto para militarizar el Mediterráneo (¡Fuera las ONG! Solo deben estar las embarcaciones militares). Siendo el objetivo dejar la vía libre al secretario de la OTAN, Jens Stoltenberg, dispuesto a reforzar las patrullas en al área mediterránea, dispuesto a enviar tropas a Libia y otras partes, a crear una red de campos de concentración en Libia, Níger, Malí, etc., destinada a detener a las personas migrantes y a filtrar a las «verdaderas» personas que requieren asilo, a instalar en África del Norte (luego cada vez más lejos…) contingentes militares italianos, europeos, de la OTAN, lo que permitiría llegado el caso estar presente de forma más sólida en el terreno africano frente sus competidores chinos y otros.
Pero estoy convencido de que, en las altas esferas de la UE, se desarrolla una reflexión paralela desde hace años, sobre otro aspecto de la cuestión. En primer lugar sobre Egipto y Túnez alrededor de 2011-12 y luego, del Norte al Sur y del Este al Oeste, sobre África del Sur, Tchad, Liberia, Mozambique, Marruecos, Lesotho, Etiopía, Tanzania, Argelia, Burundi, Zimbabwe 16/ , donde se han desarrollado intensas luchas económicas y políticas de la clase obrera y de los y las explotadas. Capitalistas y gobernantes europeos que, en el momento actual, gozan de una cierta paz social, no desean de forma alguna importar gente peligrosa; en Italia, son justamente las y los proletarios árabes y subsaharianos quienes ha animado con fuerza las luchas en el sector logístico. Que se queden allá abajo, desencadenando sus espíritus contra el efecto deprimente del paro y de las angustias de la economía informal. Esto permitirá incluso hacer bajar el valor de la fuerza de trabajo africana, que las y los usureros de la globalización juzgan excesivamente elevada, en la medida en que su papel es compensar la ineficiencia de las estructuras y de las infraestructuras públicas 17/ .
En Europa (entre la gente asalariada)
Tanto en Italia como en Europa, este virulento racismo institucional, en particular los temas planteados por las derechas más agresivas (en Italia la Liga y CasaPound 18/ la gente trabajadora. Lo que da toda libertad al gobierno Liga&Cinco Estrellas 19/ para realizar un cambio total de la relación causa-efecto: poner en práctica políticas de Estado contra las personas migrantes africanas dictadas, como hemos visto, por intereses puramente capitalistas y neocoloniales, que propulsan la difusión del racismo popular, significa ponerles en primer plano como si fueran una política de defensa de los autóctonos, de todas las personas autóctonas (las italianas en primer lugar, las austríacas primero, etc.), en particular de las más desfavorecidas, como si esas políticas emanaran de las capas populares.
Cuarenta años de políticas de Estado antiobreras y de ofensivas capitalistas en los centros de trabajo explican la influencia creciente de los temas racistas. Cuatro decenios que han hecho estallar la precariedad, el paro, la intensificación del trabajo, la corrosión de las redes colectivas por los procesos de automatización, decenios de marginación de las personas más desfavorecidas y de difusión de las drogas, etc. Fenómenos que se explican igualmente por el hundimiento subsiguiente de la conflictividad obrera y proletaria, por la progresiva descomposición física e ideológica de las estructuras del antiguo movimiento obrero. Estar cautivo de una situación así y activar importantes sectores de las capas medias, de las y los obreros y proletarios alrededor de una propaganda antiinmigrantes ha sido -cuando había un vacío de luchas sociales, repito- una cosa relativamente simple. Poco a poco las y los migrantes de los países del Este (rumanos, albaneses, así como los famosos fontaneros polacos), luego los de los países árabes y de culturas islámicas, candidatos en masa al «terrorismo yihadista», los gitanos, los chinos, los demandantes de asilo «abusadores» por definición, las y los africanos de los países subsaharianos que amenazan con «invadirnos» como los bárbaros de antaño, etc., se han convertido primero en chivos expiatorios y luego en las principales causas del desconcierto social. Son discursos que se fundan ciertamente en falsificaciones en cuanto a la situación realmente existente. Pero se fundan también en realidades indiscutibles, como la utilización de la mano de obra inmigrada para reducir los salarios y limitar los derechos de las personas asalariadas, en ausencia de luchas sociales y de organizaciones adecuadas. O bien, como es el caso, en la integración de una (muy pequeña) franja de personas migrantes, además ilegales, en las actividades de la criminalidad organizada, ante todo en el trapicheo de drogas.
Los sectores más sutiles de la derecha racista combinan esta propaganda con la denuncia de las altas esferas de la UE y de los potentados de la mundialización, a quienes acusan de instrumentalizar a las personas migrantes contra las autóctonas a fin de ahogar las identidades nacionales y de deteriorar las condiciones de existencia, prefiriendo dedicarse a las actividades especulativas más que a las productivas. En los dos casos el enemigo es el extranjero, el del interior y el del exterior, según el experimentado método que remonta al Mein Kampf, de Hitler. En efecto, en ese texto el extranjero es el judío y tiene dos rostros: de una parte, el proletario internacionalista y marxista, de otra, el financiero cosmopolita, imágenes sociales totalmente antitéticas, pero unificadas por la venenosa propaganda nazi de la pertenencia racial. El éxito actual de la Lega en Italia no es extraño al uso de este tipo de retórica difundida a muy amplia escala por los últimos medios de comunicación de masas. Por ejemplo, la página Facebook de su dirigente Matteo Salvini tiene más de 2.800.000 followers…
El progresivo ascenso del discurso público antiinmigrantes, de su puesta en marcha promovida por la antigua derecha así como por gobiernos de centro-izquierda, así como de las fuerzas que han lanzado/promovido el nuevo curso político europeo cada vez más explícitamente racista, ha permitido proclamar alto y fuerte un mensaje recurrente que unifica hoy a los Estados y los gobiernos europeos: ¡Alto a la inmigración!.
Ascensión acompañada por el cierre de las fronteras europeas contra la tan temida invasión de África, devolución de las embarcaciones en el Mediterráneo, refuerzo de la policía de fronteras Frontex, edificación de una cadena de campos en África del Norte, además de los macabros centros actualmente en pie, y de muros para cerrar el camino a las hordas de inmigrantes, tras haber cerrado el acceso por Turquía de acuerdo con Recep Tayyip Erdogan. Sobre esta base el gobierno Liga&Cinco Estrellas ha desencadenado una querella europea sobre la necesidad imperativa de repartir las personas migrantes que logran a pesar de todo pisar el suelo europeo. Declaraciones inmediatamente contestadas por el ministro del interior alemán Horst Seehofer, que ha hecho una declaración de acentos apocalípticos: economía, sociedad, identidad, historia nacional de Alemania van a hundirse si Italia y Grecia no retoman [según el Reglamento de Dublín] los 63.691 refugiados actualmente en su país pero entrados por la puerta de otro país. Sin hablar de los Viktor Orban (Hungría), Mateusz Morawiecki (Polonia), Sebastián Kurz (Austria) y demás campeones de las nuevas depuraciones étnicas. La situación europea se ha vuelto tan grave que el nuevo primer ministro español, Pedro Sánchez, podría parecer un héroe humanitario por sencillamente haber autorizado al navío Aquarius, vergonzosamente rechazado por Italia, a amarrar en Sevilla. Muy evidentemente solo tras haber obtenido las garantías necesarias sobre el reparto de sus 629 pasajeros y pasajeras demandantes de asilo (¡que han sido repartidos y repartidas entre 9 países!).
Para concluir (mirando más allá de hoy)
Echando una mirada al mundo, la crisis migratoria actual en Italia y en Europa aparece como un eslabón de la cadena de contradicciones y de convulsiones que sacuden un sistema económico y social cada vez menos sostenible por la naturaleza y la humanidad laboriosa. Los poderes fuertes, globales, y sus gobiernos, no tiene solución para estas crisis «específicas». Esto está demostrado por lo que ocurre en Europa mismo, donde partidos hermanos, incluso gemelos, por su ideología infame, como los de Orban, Kurz y Salvini, están en oposición en cuanto hay que tratar la eventual revisión del Reglamento de Dublín o del reparto de los costes de la militarización de las fronteras europeas.
El gobierno moda Trump de Salvini y di Maio, postula para estar en los puestos de vanguardia de la UE en su guerra contra las personas inmigrantes de África, contra las personas migrantes ya presentes en el suelo italiano y en el suelo europeo. Es una política multicapas (o con varios círculos), fundada en un propósito unitario antiproletario. En primer lugar, contra las personas migrantes de África, mediante muros, prohibiciones, emboscadas, costes, filtros, para seleccionarles y hacerles llegar aterrorizadas, rotas, dispuestas a hacerse sobreexplotar. Luego contra las personas encerradas en los centros de detención, enseñándoles a aceptar la condición servil a través del trabajo gratuito. También contra los y las sin papeles, que viven con la espada de Damocles de la expulsión a fin de hacerles doblar el espinazo y olvidar toda veleidad de protesta. Igualmente contra las personas migrantes regulares, golpeadas por nuevas discriminaciones (no acceso gratuito a las guarderías para sus niños y niñas, exclusión de la renta básica de ciudadanía, si alguna vez se pone en marcha); víctimas también de una propaganda de Estado que les presenta como un peso para las arcas públicas y como la fuente del malestar social. En fin, contra las y los proletarios autóctonos. Todo esto trabaja para cavar un foso de desconfianza, sospecha, hostilidad, odio, imposible de llenar, entre las dos categorías del proletariado, debilitándoles así a ambas frente a la agresión de los mercados globales, de la patronal, de las instituciones estatales.
El gobierno italiano tiene el viento de popa, gozando actualmente del 63% de apoyo popular, y no teniendo que hacer frente a ninguna oposición, ni en el Parlamento ni en la sociedad. Ahora bien, su fuerza reside casi únicamente en la debilidad del movimiento proletario, en la parálisis de las luchas, en la ausencia de una plataforma y de una acción política de clase, capaces de unir a la gente autóctona y la inmigrante en un mismo frente de lucha. Si no obstante las luchas se recuperan, si la gente trabajadora inmigrante forma parte y milita en ellas, como ha ocurrido ya más de una vez, si fuerzas políticas de clase, aunque sean limitadas, practican una política general y sobre la inmigración capaz de oponerse radicalmente a la acción del gobierno, del Estado y de la UE, entonces habrá un posible brutal cambio de decoración. El descontento social, hoy instrumentalizado demagógicamente por la Liga y el Movimiento 5 Estrellas podrá ser vuelto en su contra. Después de todo, lo que une a la gente explotada, migrante o autóctona, ¿no es infinitamente más profundo y más fuerte que lo que le divide?
Para esto y en el marco de la actual crisis migratoria, es necesario que la respuesta a las políticas gubernamentales, como la de la Liga&Cinco Estrellas, no abandone los temas que se enfrentan al sistema social capitalista como tal y a sus mecanismos de dominación neocolonial. La lucha contra las políticas migratorias restrictivas y represivas de los Estados y contra toda forma de discriminación hacia las poblaciones inmigradas debe ser una prioridad de los y las revolucionarias internacionalistas, que deben denunciar sin ambigüedad las migraciones forzadas, que constituyen una gran parte de las migraciones contemporáneas. Los y las revolucionarias saben bien lo que podría ser hecho para intentar invertir la tendencia. Es un proceso complejo, vista la profundidad histórica y el carácter estructural de estas causas. Avanzar en esta dirección necesitaría grandes confrontaciones y transformaciones sociales.
Habría que obtener ante todo: 1º, la anulación de la deuda externa de los países africanos; 2º la retirada inmediata de las tropas -privadas y públicas, italianas y europeas-, de los consejeros militares, de los grupos de entrenamiento militar y policial; 3º la restitución de las tierras arrebatadas a través del land grabbing; 4º la detención del envío a África de los productos agrícolas europeos subvencionados que destruyen la agricultura local; 5º el abandono de la pesca en los mares de los países africanos; 6º la rediscusión de las relaciones comerciales, sobre bases paritarias y de reciprocidad; 7º la elaboración de formas concretas de un proceso de restitución del saqueo multisecular; etc.
Y, en muy primer lugar, la ruptura del silencio sobre las luchas obreras y populares, sobre las resistencias al neocolonialismo, en curso en África, y su apoyo por todos los medios. ¡Para dejar así de cubrir África de campos, muros, montañas de cadáveres de migrantes, de deudas, de depredadores, de contingentes militares, de guerras abiertas o secretas!
Notas:
1/ En 1884 tuvo lugar la Conferencia de Berlín, en plena avalancha hacia el interior del continente africano de las potencias coloniales occidentales y de las que querían llegar a serlo, cuando la cuenca del Congo fue preparada para ser despiezada. Resultó de ello, principalmente, la atribución de inmensos territorios (el futuro Congo actual) al rey de Bélgica, Leopoldo II, que explotó las riquezas de su Congo mediante el terror, la tortura, la sangre y las manos cortadas, en nombre de la civilización; otras grandes porciones de tierra fueron distribuidas a Francia, que colocó así al Congo Brazzaville bajo su tiranía [ndt A l´encontre]
2/ Akinwuni A. Adesina, presidente del Banco Africano de Desarrollo, afirma: «Hoy África es, sin duda, el lugar privilegiado para hacer negocios. Tenemos una población joven en pleno desarrollo y una demanda creciente de bienes de consumo, de productos alimenticios y de servicios financieros. Todos estos factores conjugados hacen de África un destino comercial e industrial atractivo para el sector privado», Groupe de la Banque Africaine de développement, Industrialiser l’Afrique, 2018, p. 4. Li Yong, director general de UNIDO [iniciales inglesas de la organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial, se expresa en el mismo sentido en un artículo titulado «África , una industrialización que no puede ya ser diferida», diario Il Sole 24 Ore, 02/02/2017, artículo en el que trata no solo del «perfil demográficamente favorable», sino también del fuerte desarrollo urbano del continente y de una «diáspora altamente instruida».
3/ Cf. UNCTAD [sigla en inglés de la CNUCED, Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Comercio y el Desarrollo], World Investment Report 2018, Geneva 2018, p. 38, figura A. El 66% de los capitales estadounidenses está invertido en la extracción mineral, actividad para la que el Reino Unido y Francia están a la cabeza de las potencias europeas, pero también cada vez más Italia que, en 2016, se ha convertido en la primera inversora europea en particular a través de la ENI, Ente Nazionale Idrocarburi.
4/ Cf. la web https://landmatrix.org/en/get-the-idea/agricultural-drivers/ . Según Land Matrix, además de los 41 millones de hectáreas a nivel mundial, hay 8 millones a propósito de los cuales las información sobre la adjudicación, el tipo de adquisición, etc. son poco claras y por tanto están fuera de las estadísticas. 41.000.000 de hectáreas corresponden a 410.000 km2, es decir casi los 2/3 de la superficie de Francia… Las estimaciones varían enormemente según las fuentes utilizadas [ndt A l´encontre].
5/ Al personal médico y de enfermería proveniente de un país de África se le ofrece en los Estados Unidos y en Europa un salario fijo hasta 30 y 40 veces más elevado que el que percibe en su lugar de formación [ndt A l´Encontre]
< 6/ T. Coutrot, M. Husson, Les destins du tiers monde, Nathan, Paris, 1993.
7/ La urbanización de África no pasa solo por la formación de muy grandes centros urbanos; pasa también por la emergencia de una red cada vez más cerrada de pequeñas y medias ciudades. Cf. UN-Habitat, State of African Cities 2014. Re-imagining sustainable urban transitions, Nairobi, 2014
8/ S. Castles, M.J. Miller, The Age of Migration. International Population Movements in the Modern World, Palgrave McMillian, 2009, cap. 7, carte 7.1.
9/ O. Bakewell – H. de Haas, African Migration: Continuities, Discontinuities and Recent Transformation, in African Alternatives, P. Chabal, U. Engel e L. de Haan (dir.), Brill, 2007, pp. 95-117.
10/ Al contrario, en los tres últimos decenios «África subsahariana ha sufrido una desindustrialización considerable. Millones de puestos de trabajo han sido suprimidos sin sustitución» Cf » Perché l’Africa non decolla «, L’Internazionale, 13/07/2018, p. 49 (se trata de la traducción de un artículo traducido del semanario alemán Die Zeit).
11/ M.-L. Flahaux, H. de Haas, African migration: trends, patterns, drivers, Comparative Migration Studies (2016) 4:1, pp. 1-25.
12/ Me limito aquí a citar el testimonio del ciudadano de la República Democrática del Congo, Emmanuel Mbobela, titulado Rifugiato. Un´odissea africana, Agenzia X, 2018. Aún disponiendo de relativamente buenos medios materiales de supervivencia y de apoyos, le han sido necesarios 6 años para lograr poner pie en territorio neerlandés.
13/ La Liga, partido político antimeridional fundado hace más de 30 años, con el nombre de Lega Nord, afectado a un territorio ficticio, la Padania (Italia de la Llanura del Po, del Norte), se ha convertido en la Liga (sin Norte) desde enero de 2018, transmutándose así en partido reaccionario, soberanista, racista, que se codea con los movimientos fascistizantes o fascistas en ciertos territorios, pero «nacional» y ya no «nordista» [ndt A l´Encontre].
14/ Diferencialista en el sentido de que se trata de una reactualización del racismo, no bajo su versión llamada «biológica», sino bajo la que se dice fundada en la «diferencia» en términos de «modo de vida», «cultura», «valores» cardinales. [ndt A l´Encontre].
15/ El ejército de reserva (de mano de obra) puede ser definido, retomando las palabras de Marx (citadas por Michel Husson en su articulo Como los economistas dominantes explican el paro, alencontre.org 6/07/2018: «Los movimientos generales del salario están en general exclusivamente regulados por las fases de expansión y de contracción del ejército industrial de reserva, que corresponden a los cambios de períodos del ciclo industrial. No son por tanto determinados por las evoluciones del efectivo absoluto de la población obrera, sino por la relación cambiante según la cual la clase obrera se divide en ejército activo y ejército de reserva, por el aumento y la disminución del volumen relativo de la sobrepoblación, por el grado en que esta población es a veces absorbida, a veces de nuevo liberada» [ndt A l´encontre].
16/ Patrick Bond, en Obsolete Economic Ideas and Personnel Corruption Are Closely Linked in Africa (interview de Mohsen Abdelmoumen, publicado en American Herald Tribune, 10/06/2017), observa que «entre los 30 primeros países, en términos de militancia de las y los trabajadores», hay 12 que son africanos.
17/ Por increíble que pueda parecer, esta tesis de los salarios africanos excesivamente altos es directamente explicitada en J. Cilliers, Made in Africa. Manufacturing and the fourth industrial revolution, Institute for Security Studies, avril 2018, p. 11.
18/ CasaPound es un partido neofascista «fundado en 2003, alrededor de la ocupación de un edificio del centro de Roma reconvertido en centro social destinado solo a ciudadanos y ciudadanas italianas». Se ha aliado a otras dos organizaciones neofascistas, Forza Nouva y Fiamma Tricolore, para presentarse a las elecciones políticas del pasado marzo, no superando conjuntamente más que por muy poco el 1% de los votos (cf. Jérôme Gautheret, A propos de CasaPound, alencontre.org, 04/01/2018, et Paolo Berizzi, Elezioni Italia, il flop dei neofascisti: Forza Nuova e CasaPound non sfondano, quotidien La Repubblica, 05/03/2018). [ndt A l´encontre]
19/ Cinco Estrellas: se trata del Movimiento 5 estrellas, sus iniciales italianas M5S (Movimento 5 Stelle). Esta formación gobierna Italia con la Liga desde el pasado mes de junio, tras las elecciones de marzo [ndt A l´Encontre].
Traducción: Faustino Eguberri para viento sur