Dos tercios de los neoyorquinos pusieron el punto final para dos décadas de gobierno republicano y su bandera de la lucha contra la inseguridad. El voto negro y el joven acompañaron al ganador. Dos obsesiones secuestraron el voto neoyorquino en los últimos veinte años: la inseguridad y la inseguridad. Primero fue el poner freno a […]
Dos tercios de los neoyorquinos pusieron el punto final para dos décadas de gobierno republicano y su bandera de la lucha contra la inseguridad. El voto negro y el joven acompañaron al ganador. Dos obsesiones secuestraron el voto neoyorquino en los últimos veinte años: la inseguridad y la inseguridad. Primero fue el poner freno a la delincuencia común. Segundo fue el temor y terror que siguió al ataque a las Torres Gemelas del 11 de septiembre de 2001. El ítalo-americano Rudy Giuliani, que este año visitó la Argentina, fue el llamado por las urnas a poner fin al crimen en las calles. Su política de «tolerancia cero» y el perfilamiento racial de los sospechosos le dieron fama y votos. El alcalde republicano fue quien dirigió en persona los rescates en Manhattan, después del éxito de la acción de Al Qaeda. Su sucesor Michael Bloomberg, un multimillonario de derecha, reelegido en la alcaldía por tres períodos, fue el encargado por los votantes en la «reconstrucción». Las dos décadas de gobierno republicano llegaron a un final anunciado este martes: dos tercios de los votantes eligieron al progresista demócrata Bill de Blasio para sentarse en el City Hall de la ciudad más grande de los Estados Unidos y capital financiera del mundo.
Nac&pop de Brooklyn. El nuevo alcalde nunca ha ocultado su pasado de izquierdas, que aunque más moderado -ahora se define como «progresista liberal»- sigue blandiendo y de hecho utilizó durante su campaña a la alcaldía. Aunque no fue una sorpresa, la comodidad con la que Blasio, de 52 años, ganó las elecciones le da un amplio margen de maniobra al primer alcalde demócrata en 20 años. La emisora NY1 señaló que la candidatura de izquierda se impuso en todos los grupos de electores por dos tercios de los votos, salvo entre aquellos que apostaban más por la experiencia, que prefirieron al republicano Joe Lhota, de 59 años, cuyo pasado como número dos de Giuliani no lo abandonó durante la campaña, y finalmente lo condenó: los afroamericanos y muchos latinos lo castigaron. En su distrito, Brooklyn, y en el Bronx, Blasio alcanzó el 80 por ciento. En Manhattan y en Queens fueron bastante menos, pero sí unos dos tercios. Fue votado sobre todo por las minorías: el voto negro lo acompañó en un 96 por ciento.
Democracia y paradoja. En Estados Unidos, el registro en el padrón electoral no es automático: los votantes deben solicitarlo. A pesar de que los demócratas gozan sobre los republicanos de una superioridad histórica y abrumadora de 6 a 1 en cuanto a votantes registrados, habían perdido todas las elecciones a la alcaldía de Nueva York desde la década de 1990: clásicamente, los republicanos son más ricos y mejor disciplinados. «Pido un cambio progresista fundamental», proclamó De Blasio, pater familias de una muy fotografiada familia multirracial, tras depositar su voto cerca de su domicilio de Brooklyn. El alcalde electo, que estará al frente de una administración de 300 mil empleados con un presupuesto de 70 mil millones de dólares, jurará el cargo el 1 de enero como el alcalde número 109 de la ciudad.
Política y policía. De Blasio hereda una de las mayores megalópolis del mundo, que según sus ciudadanos es menos insegura que cuando Bloomberg asumió el cargo en 2002. El alcalde saliente no apoyó en público a ninguno de los candidatos durante la campaña de 10 meses, y tras votar aseguró que trabajará sin problemas con quien gane. De Blasio, ex concejal, es desde 2010 el defensor del pueblo de la ciudad, que en Nueva York es un cargo electivo. En su campaña abogó por subir los impuestos a los neoyorquinos más ricos para destinar el dinero a guarderías para todos y a programas de apoyo escolar. Si el estacionamiento de los autos es caro en Nueva York, la guardería (daycare) de los niños puede ser prohibitiva por sus precios: cuesta tanto, a veces, como el alquiler de un departamento. De Blasio busca acabar con la política policial instaurada por Bloomberg de parar por la calle y pedir documentos a personas sospechosas, denunciada por las minorías. Cuando una acción es discrecional, genera injusticias. Si la policía puede detener a los autos que quiere, elige los de los negros y los latinos. Como consecuencia, más negros y latinos están en la cárcel por tenencia de estupefacientes que los blancos, a pesar de que el uso de drogas sea radicalmente más bajo que el de los blancos: sólo que a estos los detuvieron mucho menos en la calle.
Conexión en Nicaragua. El pasado de izquierdas de De Blasio lo llevó a defender a los sandinistas en los ’80, cuando el presidente republicano Ronald Reagan financiaba a los contras. A fines de la década, De Blasio viajó a Nicaragua para distribuir alimentos y medicinas, según evocó el New York Times. Las noticias sobre este pasado entusiasmaron poco a muchos medios hegemónicos. «No parece importar que los camaradas de De Blasio acabaran revelándose como codiciosos totalitarios que se robaron el botín de guerra», editorializaba el influyente Wall Street Journal. Acaso menos aún su luna de miel con su esposa afroamericana y también activista social, Chirlane, en La Habana en 1994. _______________________________________________________________________________
Moderación o muerte
Las elecciones para gobernador en los estados de Nueva Jersey y Virginia marcan el pulso de las presidenciales 2016 en los Estados Unidos. Se trata de elecciones que clásicamente ofrecen una radiografía de lo que vendrá. Como se trata de dos gobernadores que pertenecen al Partido Republicano, el futuro presidente será entro uno y otro modelo de lo que ambos ofrecieron en sus campañas. Los hombres son Chris Christie, de Nueva Jersey, y Ken Cuccinelli, y promueven dos versiones diferentes al interior del partido: una versión moderada del siempre conservador Partido Republicano, y otra mucho más extrema, que va unido al reaccionario Tea Party. Sin embargo, el moderado Christie ya fue reelecto -en parte por no decir nada sobre el matrimonio igualitario, por temor a perder votos de los sectores más radicales de su partido- y el segundo, cuyas declaraciones a lo largo de la campaña fueron de una agresividad notable, no alcanzó la victoria, según sondeos de la CNN. Hay quienes aseguran que la derrota de Cuccinelli cerraría las posibilidades de que el Tea Party llegue a la Casa Blanca (además de dejar el puesto de gobernador a un demócrata, que como es de Virginia, uno de los estados más fuertes en cuestión de peso electoral, tendrá más chances de presidir el país). Si es así, de las primarias republicanas saldrá un moderado como candidato del partido para las presidenciales de 2016. Una cuestión de supervivencia, de pragmatismo, antes que un movimiento ideológico más profundo. De hecho, el gobernador republicano electo en Nueva Jersey tardó hasta último minuto para firmar la ley de matrimonio igualitario, votada por su legislatura: no quería espantar a los votantes de derecha.
Fuente: http://veintitres.infonews.com/nota-7783-internacionales-Nueva-York-guino-a-la-izquierda.html