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Obama, el cantor de jazz

Fuentes: Público

Obama ha resultado una sucesión de fiascos tan tremenda que cualquier día de éstos le sorprende la lluvia en medio de un descampado y destiñe. Pero nadie puede decir que no estuviera advertido: a Obama se lo veía venir desde el lema aquel, Yes, We Can, más vacuo y más panoli que una metáfora de […]

Obama ha resultado una sucesión de fiascos tan tremenda que cualquier día de éstos le sorprende la lluvia en medio de un descampado y destiñe. Pero nadie puede decir que no estuviera advertido: a Obama se lo veía venir desde el lema aquel, Yes, We Can, más vacuo y más panoli que una metáfora de Zapatero. Tengo amigos que vivieron la victoria de Obama al otro lado del Atlántico como un triunfo propio, llevaban la chapita y coreaban el Yes, We Can con la misma alegría enloquecida con que las fans corean las letras de Justin Bieber. Yo los miraba como si me estuviera perdiendo algo y probablemente me lo estaba perdiendo, porque mi caletre no alcanzaba a descifrar la magia de aquella frase a la que también en inglés le faltaba el complemento directo.

La esperanza intransitiva que alentaba Obama se basaba en dos hechos físicos en apariencia incontrovertibles: uno, que era de raza negra; dos, que no era Bush Jr. Cuatro años después seguimos sin estar seguros ni de una cosa ni de la otra, al menos si entendemos la negritud como un concepto sociológico que va más allá del color de la piel, tal como lo expresó el campeón de los pesos pesados Larry Holmes: «¿Has sido negro alguna vez? Yo fui negro una vez, cuando era pobre». Desde la atalaya de esa frase, la presidencia de Obama ha sido más o menos como la visita de Will Smith desde el gueto al palacete de sus tíos millonarios. El sistema funciona, sí, y el príncipe de Bel Air se codea ahora con lo mejorcito de la alta sociedad. Un tío Tom a la enésima potencia.

En una reunión con la prensa, interrogado acerca de la guerra en Siria, Obama ha hecho gala de su principal activo en curso: «No quiero un segundo Irak. No soy Bush». Puede que sea cierto pero de momento Obama parece empeñado en una competición personal con Mariano, a ver cuál de los dos incumple más promesas. Sobre la más gorda y la más humillante, Obama ha soltado una de esas chorradas made in USA donde podía escucharse de fondo la voz de pato de su antecesor en el cargo: «Sigo creyendo que hay que cerrar Guantánamo. No es necesario, es caro, es ineficaz». Más que a Bush Jr., la frase recuerda a Himmler quejándose por el coste de la Solución Final. Cerrar Guantánamo por razones económicas, no porque sea un limbo legal, un inmundo campo de concentración donde más de un centenar de prisioneros sin ningún derecho se van pudriendo en vida. Y lo dice el mismo tipo que, al poco de ganar las elecciones, recibió un premio Nobel de la Paz como si le regalaran una corbata. No por casualidad la Casa Blanca es blanca.

Fuente: http://blogs.publico.es/davidtorres/2013/05/01/obama-el-cantor-del-jazz/