Barack Obama se enfocó hoy sobre la crisis económica que heredará su nuevo gobierno, al convocar a un grupo de asesores económicos de alto perfil, justo cuando nuevas cifras revelan que otros 250 mil empleos desaparecieron el pasado octubre, lo que elevó el número total este año a más de un millón 200 mil. La […]
Barack Obama se enfocó hoy sobre la crisis económica que heredará su nuevo gobierno, al convocar a un grupo de asesores económicos de alto perfil, justo cuando nuevas cifras revelan que otros 250 mil empleos desaparecieron el pasado octubre, lo que elevó el número total este año a más de un millón 200 mil.
La tasa de desempleo oficial se elevó hoy a 6.5 por ciento, su punto más alto en 14 años, y se espera que empeorara aún más este año. Fue el décimo mes consecutivo que se registra un alza en la cesantía. A la vez, el sector automotriz reportó pérdidas masivas y más recortes de empleos, mientras la crisis que afecta a esa industria está poniendo en duda hasta la supervivencia de General Motors y de Ford, ya que ambas reportaron que se les está acabando el dinero para operaciones diarias.
Fue con este trasfondo que Obama se reunió hoy en Chicago con los principales asesores económicos de su transición presidencial, con la población en general, también Wall Street, ansiosa sobre lo que serán las políticas propuestas por el nuevo gobierno.
En su primera rueda de prensa poselectoral, el presidente electo, rodeado de 17 reconocidas figuras del ámbito económico y político, que incluyó a ex secretarios del Tesoro, empresarios y economistas para proyectar la imagen de un grupo de gran experiencia y reputación, subrayó que la prioridad es abordar lo que llamó «el mayor desafío económico de nuestra vida».
«Inmediatamente después de que sea presidente, yo enfrentaré esta crisis económica», afirmó al indicar que su equipo de asesores de transición, que estaba con él frente a la cámaras, desarrollaría una serie de políticas fuertes.
Entre éstas, habría un «plan de rescate de la clase media» que incluirá la extensión de beneficios a desempleados y un paquete de estímulo fiscal, y medidas para enfrentar la ampliación de la crisis financiera a otros sectores económicos, como el automotriz, el cual consideró «columna vertebral» del sector manufacturero del país.
También sus efectos a escala internacional, ya que se «requiere de una respuesta global», una revisión del plan de rescate implementado por el gobierno de George W. Bush para asegurarse que beneficie a los dueños de casas y no a los ejecutivos, y apoyo a gobiernos estatales y locales ante las consecuencias de la crisis.
«No subestimo la enormidad de la tarea», indicó, y subrayó que «no será rápido, no será fácil salir del hoyo en que estamos». Ésta es parte de la constante consigna del presidente electo y su equipo, ya que entre sus tareas inmediatas está reducir las expectativas que despertó la histórica elección.
Pero el propósito fue más de imagen que de sustancia (como recordó Obama, aún no es el presidente y no puede presentar políticas que compiten con la autoridad de Bush). Por ello, el equipo fue un mensaje de estabilidad y fue diseñado para nutrir «confianza».
Presentes, junto con el vicepresidente electo Joe Biden, estaban los dos secretarios de Tesoro de la presidencia de Bill Clinton, Robert Rubin y Lawrence Summers (se rumora que están considerados para ese puesto en el nuevo gobierno, sobre todo Summers); el ex presidente de la Reserva Federal Paul Volcker y el ex secretario de Comercio William Daley.
Además, el ex presidente de la Comisión de Valores William Donaldson, Eric Schmidt, ejecutivo en jefe de Google; Anne Mulcahy, ejecutiva en jefe de Xerox; Laura Tyson, ex presidenta del Consejo de Asesores Económicos de Clinton, la gobernadora de Michigan Jennifer Granholm y vía telefónica el inversionista Warren Buffet, uno de los hombres más ricos del planeta. También, Robert Reich, economista y ex secretario de Trabajo de Clinton, y el alcalde de Los Ángeles, Antonio Villaraigosa.
La conferencia de prensa fue trasmitida por todas las principales cadenas de televisión, pero en su calidad de presidente electo Obama fue obligado a evitar respuestas que lo enfrentaran con Bush, a quien visitará en la Casa Blanca el próximo lunes.
Tal vez lo único nuevo o fuera de guión fue su respuesta sobre si ya está seleccionando el cachorro que le prometió a sus hijas y que los acompañará a la Casa Blanca. «Es tema difícil en el hogar Obama», dijo, ya que están entre buscar un perro de raza que no provoque la alergia de una de sus hijas, pero que él prefiere un «perro de raza indefinida, como soy yo».
Las dimensiones de la crisis que hereda Obama, y que este grupo y su nuevo gobierno tendrán que abordar, incluyen que hay oficialmente unos 10 millones de cesantes y más de medio millón de ellos perdieron sus empleos en los últimos dos meses.
Según cálculos oficiales elaborados por el Instituto de Políticas Económicas (EPI), este nivel de desempleo representa un incremento de más de 40 por ciento desde marzo de 2007. Las pérdidas de empleo reportadas hoy por el gobierno federal fueron sobre todo en los sectores de la construcción, manufactura, financiero y comercial, mientras los economistas pronostican que la situación continuará en deterioro por meses, reportó ABC News.
Junto con ello, el salario semanal promedio de los trabajadores de tiempo completo aún empleados ha caído 1.6 por ciento a lo largo de este último año.
El EPI calcula que el subempleo llega a 17.1 millones de trabajadores más, un incremento de 21 por ciento desde el inicio del año. Junto con ello, cuentan 265 mil 968 juicios hipotecarios en que familias pierden sus hogares sólo en septiembre de este año, y un total de 765 mil 558 juicios hipotecarios en el tercer trimestre de 2008, un incremento de 71 por ciento comparado con el mismo periodo de 2007. Unos 2 billones de dólares en fondos para pensiones de jubilados se esfumaron en el ultimo año y medio.
A la vez, registros formales de bancarrota de negocios y personal se incrementaron 67 por ciento en septiembre pasado comparado con el mismo mes de hace un año. Casi 800 mil casos de bancarrota (de negocio e individuos) se han producido en lo que va del año.
Con por lo menos dos de las tres gigantescas empresas de la industria automotriz «sangrando» dinero por más de 2 mil millones de dólares mensuales, los analistas creen que si no hay un rescate gubernamental de ese sector, General Motors podría quedarse literalmente sin dinero.
Si sólo una de estas tres empresas se derrumbara, según algunos cálculos de especialistas, podría provocar la pérdida de hasta 2 millones de empleos directos e indirectos. No es por nada que hoy Obama indicó que estaría dispuesto a buscar una solución para apoyar al sector automotriz.
Pero tal vez ya no es tan válido el antiguo dicho, cuando esa compañía era una de las más grandes y poderosas del planeta, de que «lo que es bueno para General Motors es bueno para Estados Unidos», que hoy, con sombrero en la mano, pide auxilio a representantes del pueblo en el Congreso (según versiones, las empresas automotrices de Detroit están solicitando entre 50 mil a 75 mil millones en fondos públicos), otra prueba de la que la crisis financiera ya no está aislada de otros sectores de la economía.
Éstos son sólo algunos indicadores del tamaño del paquete que le espera al presidente electo al asumir el poder el 20 de enero.
Por último, Afp informó que el presidente Hugo Chávez expresó su deseo de que Estados Unidos «haga un viraje humanista, de respeto al mundo», al comentar por primera vez la elección de Obama.