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Entrevista al historiador Higinio Polo

Obama, un eslabón en la cadena

Fuentes: Fusión

La victoria de Barack Obama fue universalmente celebrada. Representaba una nueva alternativa política para los EEUU y como consecuencia para el resto del mundo. La gran esperanza -como muchos le llaman-, recibe una herencia muy complicada y debe enfrentarse a problemas que no se solucionan de la noche a la mañana. El profesor Higinio Polo, […]

La victoria de Barack Obama fue universalmente celebrada. Representaba una nueva alternativa política para los EEUU y como consecuencia para el resto del mundo. La gran esperanza -como muchos le llaman-, recibe una herencia muy complicada y debe enfrentarse a problemas que no se solucionan de la noche a la mañana. El profesor Higinio Polo, Doctor en Historia Contemporánea e intelectual comprometido, nos habla del futuro incierto que tiene el presidente electo por delante.

-¿Por qué ha ganado Barack Obama? ¿Con qué apoyos cuenta?

-Obama ha vencido porque surgió como una posibilidad de cambio real tras la catástrofe de los ocho años de Bush, que ha ensangrentado al mundo y ha precipitado la crisis y la decadencia norteamericana. El pasado personal honesto de Obama, su crítica a la guerra de Iraq, además de la explícita apuesta por el cambio durante la campaña electoral, y el cansancio popular por el gobierno Bush, explican los resultados. McCain, republicano como Bush, era poco creíble, y demasiado veterano para gobernar el futuro difícil que los norteamericanos saben que espera a su país. Obama ha conseguido la victoria con apoyos situados en todo el espectro político, desde la derecha hasta la izquierda: ha recibido apoyo de los grupos de movimientos sociales, de muchos sindicatos, del Partido Comunista norteamericano, de activistas críticos con el capitalismo, de buena parte de la población negra e hispana, y también de sectores de Wall Street, que le han apoyado económicamente más que a McCain, y de la derecha más receptiva a ensayar un cambio de rumbo: controlado, por supuesto.

-¿Estamos a las puertas de importantes cambios o como dicen, es el reflejo de una necesidad de esperanza de los millones de desposeídos?

-No creo que se produzcan cambios muy significativos en la política norteamericana, aunque no hay duda de que Obama tendrá que adaptarse a un mundo que ya no es el del inicio del siglo XXI, cuando empezó a gobernar Bush. En el exterior, Obama debería cerrar la prisión de Guantánamo, prohibir que sus hombres sigan recurriendo a la tortura, acabar con el terrorismo de Estado, dejar de utilizar mercenarios, prohibir los bombardeos a la población civil; terminar con las guerras de Iraq y Afganistán, respetar el papel de la ONU, iniciar una reducción negociada de los arsenales nucleares, y respetar los tratados de desarme firmados con la Unión Soviética, además de negociar con Moscú, evitando el despliegue del falsamente defensivo «escudo antimisiles». También cambiar su política hacia Cuba, Venezuela y Bolivia, sin entrometerse en otros países. En el interior, hacer frente a la crisis económica, la desindustrialización, el endeudamiento del país (es el mayor del mundo), el doble déficit (comercial y fiscal), la pobreza, las necesidades de cincuenta millones de personas que carecen de seguro médico, la marginación de la población negra, evitar la rapiña de los recursos públicos por parte de las grandes empresas privadas y entidades financieras, etc. Es demasiado para Obama. Millones de pobres esperan que el nuevo presidente inicie cambios reales, pero mucho me temo que la decepción pronto aparecerá en el horizonte. «Millones de pobres esperan que el nuevo presidente inicie cambios reales, pero mucho me temo que la decepción pronto aparecerá en el horizonte».

-¿Qué lectura te sugiere el equipo recién nombrado por Obama?

-Por lo que sabemos hasta ahora, está configurando un gobierno bipartidista, con responsables que ya trabajaron con Clinton, y sus declaraciones insisten ahora más en la supuesta competencia de su equipo que en la necesidad de un claro cambio de rumbo. Habrá que estar atentos a sus primeras decisiones para ver la orientación real de Obama, pero los pronósticos no son muy esperanzadores, aunque todo dependerá de la capacidad real de la población norteamericana y, sobre todo, de los obreros industriales, para forzar cambios reales en la política gubernamental.

-¿Hasta qué punto un presidente de EEUU tiene las «manos libres» para introducir cambios significativos en la política norteamericana?

-No tiene las manos libres, ni mucho menos. Es cierto que el poder del gobierno norteamericano es muy relevante, pero los núcleos del poder industrial y financiero pesan de una forma determinante en la definición de la política gubernamental. Además, va a tener que contar, inevitablemente, con la opinión de la Unión Europea, y con las propuestas de China, Rusia y la India. El espejismo del mundo unipolar se ha roto para siempre.

-¿Cuál es en estos momentos la actitud de los «neocons» ante este aparente cambio de rumbo?

-Los neocons han sido derrotados. No tanto por sus oponentes políticos en los propios Estados Unidos, como por la realidad. Se baten en retirada, pero no van a desaparecer porque tienen influencia en muchas instituciones norteamericanas y quienes les financian tienen poder. Su política, además, ha sido un fracaso: quisieron modelar el siglo XXI como un siglo americano y todo apunta a que la decadencia relativa de los Estados Unidos va a continuar acentuándose. El neoliberalismo ha sido una estafa, y la privatización, la desregulación, el ataque a los derechos sociales en el mundo, y la política de expolio y de trasvase de recursos públicos a manos privadas, ha acabado precipitando la crisis. Δ

Foto: Roser Girós
http://www.revistafusion.com/20081205615/Internacional/Tema/obama-un-eslabon-en-la-cadena.htm