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«ONSENFOUT» (Nos da lo mismo). El eslogan que aboga por la superación de las etnias en Ruanda

Fuentes:

Abril es un mes un tanto particular para los ruandeses. Mes de conmemoración del genocidio perpetrado contra los tutsis, en el que hutus y otras personas opuestas al genocidio fueron igualmente asesinados.

Videoconferencia de la reunión realizada en conmemoración a las víctimas ruandesas. Foto: Jambo News.

Videoconferencia de la reunión realizada en conmemoración a las víctimas ruandesas. Foto: Jambo News.

Abril es también el mes en el que el Frente Patriótico Ruandés (FPR) lanzó su ofensiva militar para tomar el poder. Esta ofensiva se caracterizó por exacciones y graves crímenes de masa cometidos por el FPR contra poblaciones civiles en las zonas que acababa de conquistar.

Abril es también el mes en el que el campo de desplazados de Kibeho fue atacado en 1995. Las víctimas estimadas, sobre todo hutus, fueron unas 8.000.

Abril de 1997 es también el mes en que miles de refugiados hutus fueron masacrados en las selvas congoleñas por parte de las tropas del FPR, aliadas con la rebelión de Laurent Désiré Kabila que luchaba contra el poder del presidente Mobutu en el ex-Zaire.

En Ruanda, únicamente es conmemorado el genocidio contra los tutsis y cualquier evocación de otra conmemoración es considerada como negacionismo y puede conllevar varios años de cárcel.

La posición del gobierno ruandés es fuente de frustraciones para cualquier persona que, por nacimiento o por evolución vital, no asuma la apelación oficial del genocidio, que a lo largo del tiempo desde 1994 ha ido variando. A cada cambio varias personas se ven excluidas de las conmemoraciones oficiales.

Necesidad de ser libres para recordar a los suyos

Desde hace varios años, personas que no participan en las conmemoraciones oficiales del genocidio organizadas por el gobierno optan por hacerlas ellas mismas. Conmemorar no solo es un derecho, sino también un deber para con los seres a los que se arrancó la vida en circunstancias atroces. Y ello se realiza por medio de asociaciones o iniciativas privadas. Personas largo tiempo reducidas al silencio pueden dar testimonio y aligerar sus sufrimientos.

En este marco, el sábado 25 de abril de 2020, varias organizaciones de la sociedad civil han organizado una jornada de conmemoración. Estas organizaciones son: Global Campaign for Rwandan Human Rights (GCRHR), Amahoro IwacuAfrican Great Lakes Action Network (AGLAN), le Centre de Lutte contre l’Impunité et l’Injustice au Rwanda (CLIIR) y la Fondation Kizito Mihigo pour la Paix (KMP), con el apoyo técnico del estudio HMG (Humus Man Gifts).

A causa de la pandemia mundial del Coronavirus (COVID-19), esta jornada se ha desarrollado por vídeoconferencia en directo. Las organizaciones habían hecho un llamamiento a cualquier persona que deseara  compartir su testimonio. No importaba que su testimonio estuviera o no ligado al genocidio contra los tutsis, a los crímenes de masa cometidos por el FPR en Ruanda o en RDC o a los traumatismos y consecuencias negativas de las atrocidades que Ruanda ha cometido. La conmemoración tenía como objetivo rendir homenaje a las víctimas fuera cual fuera su etnia, región y calificación jurídica u oficial de los crímenes sufridos.

Diversidad de testigos, unicidad en la escucha y empatía

El objetivo de la jornada ha sido alcanzado. Hutus, tutsis o aquellos que ignoran su etnia  compartieron sus testimonios, leídos en directo por René Claudel Mugenzi y Denise Zaneza (GCRKR), Claude Gatebuke (AGLAN), Jean Ngendahimana y Constance Mutimukeye. Los testimonios leídos, además de ser conmovedores y emotivos, pusieron de relieve hasta qué punto el tema del recuerdo es complejo y siempre doloroso en la sociedad ruandesa.

Se oyeron testimonios de supervivientes tutsis objetivo de los milicianos interahamwe y asociados. Testimonios de supervivientes hutus objetivo del FPR. Lo menos esperado era oír que algunos testigos supervivientes de los interahamwe lo fueron luego del FPR. Otros testigos hutus fueron objetivo de los interahamwe y salvados por otros hutu. Al mismo tiempo los tutsis afirmaron haber sido objetivo del FPR.

En resumen, no era una guerra civil entre hutus y tutsis, ni la historia de los malos hutus que mataban a los tutsis, ni únicamente de genocidio perpetrado contra los tutsis, ni el mito de los soldados del FPR que llegan en plan salvador de la población tutsis especialmente.

Además de los testimonios leídos, algunos supervivientes fueron invitados a compartir sus vivencias con la audiencia. Sin entrar en detalles, he aquí los puntos principales que pueden retenerse de los testimonios.

  • Innocent Ndagijimana Justice afirmó que era supervivientes de los interahamwe. Estos asesinaron en la primera semana del genocidio a su hermanastro, a su tío y padrino; él mismo, que a causa de la estatura que tenía que le asemejaba a un tutsis, se salvó tras la intervención de su padre. Sin embargo, su padre fue asesinado el 19 de julio de 1994 por soldados del FPR en la selva de Gishwati, en Ruanda. Los soldados del FPR mataron igualmente a sus tíos. Para él tanto los interahamwe como los soldados del FPR son asesinos.
  • Marie-Aimée Bamikunde dijo que ella era todavía una niña y que tiene pocos recuerdos de Ruanda de esa época. Su testimonio abordó el largo camino del exilio a través de la RDC. Del campo de Adi-kivu (a 35 kilómetros de Bukavu) hasta Congo-Brazzaville, más de 2.000 kilómetros a pie con su familia durante casi un año para huir de las tropas del FPR. Lo lograron escapando de los disparos, saltando por encima de cadáveres, comiendo hierbas del bosque. Ella no comprendía por qué eran perseguidos. Un día, enferma de malaria, pidió a sus padres que la abandonaran en la selva. De la RD Congo pasó a Francia pasando por Congo-Brazzaville y Camerún. Cuatro años sin saber dónde estaba.
  • Constance Mutimukeye compartió su doloroso recuerdo del ataque los interahamwe el 8 de abril de 1994, sufrido por ella y su familia. Tras saquear su casa, los interahamwel a incendiaron mientras ella y su familia seguían en ella escondidos en una pequeña habitación. Constance y su familia, invadidos por el humo y el calor, lograron por muy poco salir de la casa incendiada. Guarda un mal recuerdo y le sucede a veces volver a oler este incendio. Este recuerdo la ha marcado para siempre y está en el origen de su compromiso actual en favor de una sociedad más justa.
  • Claude Gatebuke, uno de los presentadores, manifestó cómo los extremistas hutus atacaron su casa familiar obligándoles a dormir cerca de la caseta de su perro. Tanto él como su madre estuvieron a punto de ser asesinados por los interahamwe, que les pidieron que cavaran ellos mismos su tumba. Finalmente, otros hutus los salvaron.
  • Delphine Yandamutso tenía 5 años en 1990 y vivía con su familia en Byumba. Tiene vagos recuerdos del ataque del FPR en 1990; su familia no estaba en la zona de combates, pero veía a la gente huir. Sí recuerda la guerra de 1994 en Kigali y a los vecinos tutsis escondidos en su casa. Un militar intentó engañar a su hermano pequeño dándole caramelos para que denunciara a los que estaban escondidos. Luego tomó el camino del exilio hacia el Congo y se instaló en el campo de refugiados de Katale. Su hermano mayor durante el genocidio estaba en el Seminario menor de Rwesero. Luego se unió a ellos en el campo de refugiados. La familia reunida estaba contenta pero horrorizada por lo que el hermano contó. Escapó a varias matanzas del FPR tanto en el seminario como en el estadio de Byumba. La alegría de la reunificación familiar duró poco. Los campos de refugiados fueron atacados y la familia se dispersó; terminará regresando a Ruanda, pero sin el hermano mayor, desaparecido, y sobre el que nadie les ha dado noticias desde entonces. Delphine dijo que ella se sentía muy cercana a su hermano y que le echaba mucho de menos.
  • David Ndayambaje contó que no sabe si es hutu o tutsi. En 1994 tenía uno o dos años; no se acuerda de nada. Fue recuperado por un militar de un montón de cadáveres y llevado al orfanato de Gisimba, en Nyakabanda, Kigali. Después del genocidio, una señora mayor lo llevó a su casa y es ahí donde creció. Cuando llegó el momento de pasar a la enseñanza de secundaria, no tenían medios económicos suficientes. La mujer mayor que le acogió lo llevó al FARG y CNLG para que le dieran un apoyo financiero. David no conocía sus orígenes y esas dos instituciones no podían ayudarle sin tener la certeza de que fuera un superviviente tutsi. Volvió a su barrio para que los habitantes del mismo certificaran que era un superviviente tutsi, pero, dado que su estatura era pequeña, los vecinos sugirieron que era hutu y que seguro que había sido abandonado por otros hutus cuando estos se marcharon al Congo. Por fin, un bienhechor, al que poco importaba el origen étnico, le financió sus estudios secundarios. El hecho es que creció muchos y los que habían dicho que a causa de la estatura no era tutsi reconocieron que se habían equivocado y que era uno de los suyos. En 2016, decidió crear una asociación que agrupa a personas que ignoran sus orígenes, Hope for the future family, para reivindicar y defender sus derechos. Como consecuencia de un artículo sobre su caso publicado por el periódico progubernamental Igihe el 11 de abril de 2018 y David Ndayamnaje fue detenido por la policía. A partir de entonces estuvo en el punto de mira de la policía y terminó por exiliarse en 2019, siguiendo los amigables consejos de un abogado.
  • Mireille Abewe Kagabo, muy conmovida tras el testimonio de David Ndayambaje, decidió no dar su testimonio tal y como lo había preparado, pero recordó haber lo hecho días antes en Jambo News y en el canal de YouTube de Claude Gatebuke. No obstante, quiso rendir homenaje a su padre, un tutsi guapo y fuerte, antiguo jugador de fútbol. Reveló que su padre no había aceptado la propuesta del FPR que deseaba que alojara en su casa a soldados. Dará posteriormente detalles. Mireille terminó preguntándose sobre el sentido de la conmemoración y su valor cuando el Estado ruandés discrimina a los hijos que han tenido el mismo recorrido que David.

Uno de los invitados no pudo participar y compartir su testimonio. Se trata del cantante superviviente Jean-Paul Samputu. Se apuntaron dos motivos: por un lado, un duelo en su familia y, por otro, las presiones del poder de Kigali sobre él, instándole a que no conmemorara con aquellos a los que Kigali califica de «negacionistas». En el momento de escribir este artículo, Jean-Paul Samputu ni ha confirmado y desmentido o reaccionado a propósito de esas presiones.

#On s’enfout: del no a la instrumentalización de las etnias a un hashtag viral en las redes sociales

Incontestablemente, una frase ha marcado a todos los que han seguido la conmemoración del 25 de abril de 2020. Es el «On s’en fout», que puede tener en español muchas traducciones más o menos populares, como «nos importa un bledo», «nos importa un pito» o «nos da igual». Una frase no dirigida a la conmemoración en sí, sino a las etnias que han sufrido atrocidades y a los debates sobre el tema de los memoriales. La emisión en YouTube ha generado comentarios dejados por los espectadores que reflejan los antagonismos que este tipo de conmemoración engendra en las mentes de los ruandeses. Muchos han compartido la emisión. Poco importa que sea en francés, en francés canadiense, en inglés, en kinyarwanda; el mensaje es el mismo: superar las etnias, reencontrar lo que une a los ruandeses, poner de relieve ante todo los valores humanos y la humanidad antes que cualquier otra consideración.

Todo comenzó cuando uno de los presentadores, Jean Ngnedahimana, reaccionó frente a un comentario que interpelaba su presencia en esta conmemoración y le instaba a informarse ante sus progenitores acerca de por qué habían huido al Congo en 1959. Para algunos, al ser Jean tutsi, no debería conmemorar en medio de  los hutus. Jean captó esta oportunidad para presentarse más. Es ruandés; efectivamente sus padres se habían refugiado en el Congo en 1959 y regresaron a Ruanda tras la toma del poder. Es, en consecuencia, tutsi, pero le importa muy poco o nada el asunto de las etnias hutu, tutsi y twa.

Luego, Claude Gatebuke evocó las presiones sobre Samputu, pero que es necesario dar testimonio. Gatebuke dijo que él mismo recibe presiones, ataques o intentos de impedirle actuar cada vez que da testimonio, pero que esas maniobras fracasan. El hecho de que el régimen de Kigali trata de denegarle el estatus de refugiado, le importa poco y no le lleva a cambiar.

Esta frase ha sido utilizada en cada testimonio. Los intervinientes se preguntaban por qué un testimonio es más importante que otro por el hecho de que provenga de una u otra etnia. ¿Qué importancia tiene la etnia para que el Estado rehúse ayudar a los niños recogidos cuando eran pequeños entre los cadáveres o cuando erraban? ¿Hay que permanecer insensible ante el testimonio de Marie-Aimée Bamukunde, que recorrió más de 2.000 kilómetros a pie en el antiguo Zaire porque ella no pertenece a una etnia cuyo genocidio ha sido reconocido? Solo deberían contar el calvario y el dolor de esta larga travesía. ¿Debe llorar Innocent Ndagikimana por su hermanastro matado en abril de 1994 por los interahamwe y no evocar a su padre, matado por el FPR en julio de 1994?

Mireille Kagabo tiene en común con Delphine Yandamutso que las dos perdieron a sus hermanos. Pero Mireille no ve por qué habría que negar a Delphine el derecho a llorar a su hermano por el hecho de que no sea tutsi. Ella s’en fout, le importa un bledo el tema de las etnias, que sirven para levantar barreras a la empatía y a que todas las víctimas sean consideradas. La conmemoración ha permitido a Mireille y a Delphine sentirse cercanas, comprenderse mutuamente, apoyarse frente al doloroso recuerdo de la pérdida de un hermano.

Los intervinientes han estimado que finalmente era indispensable s’en foutre, «pasar», y superar las etnias, y más especialmente en las conmemoraciones de las víctimas. Lo importante es que cada uno lo haga sin que se lo dicte nadie, sin que se lo impida nadie. Conmemorar a los suyos sin restricciones es algo salvador y no solo en abril. Cada vez que sea posible esta iniciativa debe ser apoyada. La asociación Jambo Asbl organizará otra conmemoración abierta a todos el 1 de mayo de 2020.

Libro sobre Kizito Mihigo. Foto: Jambo News.

El verbo s’en foutre no resulta extraño a quienes han leído el libro de Kizito Mihigo, asesinado en las mazmorras de la policía ruandesa el 17 de febrero de 2020; libro titulado Rwanda : embrasser la reconciliation : Pour vivre en Paix et Mourir Heureux («Ruanda: Abrazar la reconciliación: para vivir en paz y morir feliz», en castellano). En varios pasajes de este libro, Kizito muestra que nunca se desvió de su camino. En varias ocasiones, los agentes del régimen le llamaron, suavemente o firmemente, al orden para que siguiera la línea oficial. Cada vez que esta línea oficial era contraria a su ideal, optó por su ideal; la línea oficial le importaba un bledo.

Con relación a las conmemoraciones en Ruanda, Kizito Mihigo dice en su libro: «El genocidio, en interés del poder, es más valorado que sus víctimas y que los supervivientes. El superviviente sigue siendo la persona más aplastada en esta guerra permanente en favor del poder y de la gloria».

«El genocidio, en interés del poder, es más valorado que sus víctimas y que los supervivientes». (Kizito Mihigo)

Contrariamente a lo que los fanáticos del régimen piensan, visiblemente molestos por el buen desarrollo de la conmemoración inclusiva, el hashtag #onsenfout es un llamamiento a superar las etnias, esas que han provocado, y siguen haciéndolo, la muerte. La muerte que las etnias han sembrado en la sociedad ruandesa no es solo la muerte en su primer sentido, lo es también en el plano intelectual y moral. Nadie niega las etnias y su rol en las atrocidades; hay que aceptarlas y superarlas sin hipocresía y en el respeto y dignidad de cada persona.

Es en eso en lo que el gobierno ruandés ha fracasado. Como a Claude Gatebuke le gusta afirmar, los ruandeses tienen etnias entre abril y julio (periodo de conmemoraciones oficiales) y luego vuelven a ser ruandeses. Nos importan un comino las etnias; lo primero es la humanidad y los valores humanos del amor, la empatía y el respeto que deben constituir el pilar de la sociedad ruandesa. Pilar de una sociedad sólida cuyo cemento de unión es el verdadero perdón, la verdadera reconciliación y la unidad, predicados por el difunto Kizito Mihigo.

Texto original Hervé Oscar Nyangoga. «Rwanda : « #Onsenfout »  Le slogan qui plaide pour le dépassement des ethnies», en Jambonews.

Traducido por Umoya.

Fuente: https://umoya.org/2020/05/15/ruanda-superacion-etnias/