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ONU: Grandes negocios de EEUU en Nueva York

Fuentes: IPS

Estados Unidos, que aporta 22 por ciento de los 1.800 millones de dólares que constituyen el presupuesto anual regular de la ONU, reclama cierto dominio administrativa sobre el foro mundial. «Muchos países de la ONU, y particularmente sus mayores contribuyentes, quieren saber si van a obtener más valor por los dólares que aportan», dijo Mark […]

Estados Unidos, que aporta 22 por ciento de los 1.800 millones de dólares que constituyen el presupuesto anual regular de la ONU, reclama cierto dominio administrativa sobre el foro mundial.

«Muchos países de la ONU, y particularmente sus mayores contribuyentes, quieren saber si van a obtener más valor por los dólares que aportan», dijo Mark P. Lagon, subsecretario de Estado asistente para asuntos de organización internacional de Estados Unidos.

«Las personas que apelan a la ONU (Organización de las Naciones Unidas) en busca de ayuda también quieren saber eso», afirmó Lagon ante el Comité de Relaciones Internacionales de la Cámara de Representantes de Estados Unidos a comienzos de este año.

Pero el alto funcionario del Departamento de Estado (cancillería) no le dijo al comité qué extrae Estados Unidos de la ONU a cambio de su aporte, tanto financiera como políticamente.

Estados Unidos está persistentemente ubicado en el primer lugar como proveedor del foro mundial, con un promedio de 22,5 por ciento de todas sus compras anuales, según el último informe difundido por la ONU al respecto.

«En una relación costo-beneficio, Estados Unidos obtiene tanto –o incluso más– que lo que le da a la ONU», aseguró un alto funcionario de la ONU vinculado a las compras.

En 2002, Estados Unidos recibió 24 por ciento (194,3 millones de dólares) de todos los contratos de la ONU, que totalizaron 812,6 millones de dólares. En 2003, ese porcentaje se ubicó en 21,8 (194,5 millones de dólares), de un total de 891,8 millones de dólares.

En 2004, Estados Unidos consiguió 24,1 por ciento (315,8 millones de dólares) de los 1.300 millones de dólares comprados. En 2005, vendió 20,4 por ciento (331 millones de dólares) de los 1.600 millones en compras.

En un lejano segundo lugar figura Rusia, con 13,3 por ciento de las compras de 2002 (108,2 millones de dólares), 10,1 por ciento en 2003 (90,3 millones de dólares), 10,7 por ciento en 2004 (139,9 millones de dólares) y 7,7 por ciento en 2005 (125 millones de dólares).

Y Rusia aporta apenas 1,1 por ciento del presupuesto regular de la ONU, en comparación con el 22 por ciento de Estados Unidos.

La escala de evaluaciones para cada uno de los 192 países de la ONU es determinada cada tres años sobre la base de la «capacidad de pago», parámetro que incluye el producto interno bruto.

El segundo aportante del presupuesto regular de la ONU es Japón (19,5 por ciento), Alemania (8,6), Gran Bretaña (6,1), Francia (6,0) e Italia (4,8 por ciento).

Por otro lado, la Unión Europea, de 25 miembros, alega ser el mayor contribuyente porque colectivamente representa 37 por ciento del presupuesto.

Las compras de la ONU tenían como destino principal las actividades de mantenimiento de la paz, e incluían servicios de transporte aéreo, alimentos, productos químicos y petróleo, traslado de cargas, vehículos motorizados y equipos de transporte y telecomunicaciones.

Además de la Secretaría General, la ciudad de Nueva York también alberga a varias agencias de la ONU, como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).

Según el ex alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, a fines de los años 90 la ONU, sus agencias y el enorme cuerpo diplomático aportaban unos 3.200 millones de dólares anuales a la economía de la ciudad. La cifra puede ser considerablemente más alta ahora.

Pero el embajador estadounidense John Bolton señaló que existe preocupación parlamentaria en cuanto a que «Estados Unidos no obtenga valor por su dinero».

Norman Solomon, director ejecutivo del Instituto para la Precisión Pública, con sede en Washington, dijo que es peor que indecoroso para el gobierno de Estados Unidos quejarse por la cantidad de dólares que envía a la ONU, pues se trata de un país riquísimo que, al mismo tiempo, hizo mucho por debilitar al foro mundial.

La cuota del gobierno de Estados Unidos a la ONU es una fracción diminuta de los gastos militares de Washington, que suman más de medio billón de dólares anuales, recordó Solomon.

«Lo que Estados Unidos gastó por violar la Carta de la ONU con la invasión a Iraq en 2003 podría haber financiado todo el presupuesto de la ONU por décadas», dijo Solomon a IPS.

«Cuando Bolton se queja de todo lo que el Tío Sam hace por la ONU, suena como un abogado de gángsters que convierte las calles en horribles escenas de carnicería y luego critica el tamaño de las facturas que presentan las funerarias», ironizó Solomon.

El mes pasado, un periódico derechista de Nueva York comentó que «gobernantes de pacotilla ordeñan a la ONU, que obtiene de Estados Unidos 22 por ciento de su dinero, el cual ellos se meten en el bolsillo».

Diplomáticos en la ONU simulan ser personas muy importantes, con tareas fantásticas en Nueva York «que ellos envían y disfrutan, aunque despotrican contra el capitalismo y la cultura estadounidense».

James A. Paul, director ejecutivo del Foro para las Políticas Globales, con sede en Nueva York, dijo que hoy Washington tiene muy poco sentido de qué quiere decir valor por dinero.

«Para ellos, evidentemente, significa ‘coincidan con nosotros en todo’. No tiene que ver con un cálculo utilitario, un análisis de la relación costo-beneficio, un sentido de intercambio justo. Es un cálculo despótico basado en la sumisión», agregó.

«Uno también podría calcular lo que Estados Unidos debería pagar si se hiciera cargo de algunas funciones actuales de la ONU, incluido el mantenimiento de la paz. La ONU es una ganga» para Estados Unidos, expresó Paul.

Por otra parte, Solomon advirtió que Estados Unidos es líder en el comercio internacional de armas y que sus ventas socavan los esfuerzos de la ONU por la paz, la seguridad y la salud pública. Esta modalidad de liderazgo planetario infiere un incalculable daño a la misión humanitaria de la ONU, dijo.

En lo político, afirmó Solomon, entre ventajas que gana Estados Unidos por la presencia de la ONU en Nueva York figura la facilidad con que puede espiar a los diplomáticos extranjeros allí acreditados, violando el Acuerdo de Relación de la ONU, la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas y la Convención General sobre los Privilegios e Inmunidades de la ONU.

A comienzos de marzo de 2003, periodistas del periódico londinense The Observer informaron que la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos participaba en una campaña secreta de presión por el aval del Consejo de Seguridad de la ONU a la guerra en Iraq, recordó Solomon.

El periódico reveló un memorando de la Agencia, fechado el 31 de enero de 2003, que dejaba en evidencia el amplio alcance de las actividades de vigilancia en procura de información que facilitara esa presión a los diplomáticos participantes en el Consejo.

Para semejantes actividades de espionaje, impropias e ilegales, la ubicación de la sede en Nueva York es muy conveniente, observó.

«Tal vez el gobierno de Estados Unidos se le debería establecer una tarifa de usuario especial en reconocimiento de esta conveniencia», concluyó Solomon.