El presidente Barack Obama comienza un nuevo período y, en materia de política exterior, pareciera dar alguna señal renovadora al nombrar como secretario de Defensa al republicano disidente Chuck Hagel y como secretario de Estado al demócrata dialoguista John Kerry. Tampoco hay que hacerse demasiadas ilusiones, como las que despertaron en 2009 las palabras de […]
El presidente Barack Obama comienza un nuevo período y, en materia de política exterior, pareciera dar alguna señal renovadora al nombrar como secretario de Defensa al republicano disidente Chuck Hagel y como secretario de Estado al demócrata dialoguista John Kerry. Tampoco hay que hacerse demasiadas ilusiones, como las que despertaron en 2009 las palabras de Obama en El Cairo. En esa oportunidad, el líder demócrata dijo: «Estados Unidos no dará la espalda a la legítima aspiración palestina a su dignidad, sus oportunidades y su Estado propio». Pese a algunos amagos, lo cierto es que los cambios en política exterior, especialmente hacia Medio Oriente, fueron apenas perceptibles, una tendencia que se vio coronada con el reciente voto en contra del reconocimiento de Palestina como Estado observador no miembro en la Asamblea General de la ONU.
La elección del ex senador Hagel como jefe del Pentágono era la menos deseada para los grupos norteamericanos proisraelíes, así como para el gobierno del nacionalista Benjamin Netanyahu. Hagel tiene ideas geopolíticas definidas: una posición conciliadora ante el proyecto nuclear iraní -para desagrado del aliado incondicional de Estados Unidos- así como voluntad negociadora con los grupos Hezbolá, del Líbano, y Hamas, de Palestina. El hecho de que Hagel haya afirmado que las sanciones contra Irán no funcionan y que deberían mantenerse conversaciones directas con ese país, además de haber llamado a Tel Aviv también a negociar con la facción palestina que gobierna en Gaza, es una «afrenta para los republicanos», como dijo a la CNN el senador de ese partido, Lindsey Graham. El presidente del Knesset (parlamento israelí), Reuven Rivlin, habló en el mismo sentido: «Debido a las declaraciones de Hagel en el pasado y su posición hacia Israel, estamos preocupados. La concepción que tiene sobre la estrategia norteamericana en el mundo debe suscitar inquietud en nuestro país».
Hagel es conocido por las críticas vertidas sobre la guerra en Irak liderada por Estados Unidos. Vivió en carne propia Vietnam al tener que rescatar a su hermano inconsciente en combate. Es considerado un héroe y recibió condecoraciones. Tampoco el lector crea que estamos frente a un pacifista, ni mucho menos. Hagel votó a favor de la intervención en Irak -aunque después criticara su estrategia- y apoyó la precandidatura del veterano de Vietnam John McCain en 2000, pero no así en 2008, cuando su amigo se enfrentó con Obama. A diferencia de los halcones que dominaron la administración Bush, Hagel cree que la acción militar es el último recurso y que no debe prolongarse.
Distinto es el perfil de quien estará a cargo de la política exterior y quien fuera el «liberal» que intentó en vano ganarle la Presidencia a George W. Bush en 2004. Después de tres décadas de servicio en la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, de su participación en Vietnam y con un padre diplomático, John Kerry seguramente se sentirá a gusto en el rol de canciller. Comparte con Hagel haber votado a favor de la guerra en Irak y después volverse un fuerte crítico.
La designación del senador en reemplazo de Hillary Clinton debe entenderse de cara a la potencia que será cada vez más prioritaria para cualquier política exterior: China. Y Kerry ha dedicado buena parte de su gestión en el Senado a tender lazos con Beijing. «Hará un esfuerzo para evitar un conflicto con los chinos y de este modo mejorar la posición política de Estados Unidos», indicó a Página/12 Edward Luttwak, analista del Centro de Estudios Estratégicos Internacionales.
Antes de anunciarse su nominación, Kerry viajó a Medio Oriente y al sur de Asia, y tuvo una reunión con el presidente de Siria, Bashar al Assad, en busca de una apertura diplomática. Del mismo modo, en mayo de 2011 Kerry fue a Pakistán para bajar la tensión que provocó en ese país el asesinato selectivo de Osama bin Laden y en febrero de 2009 hizo una inusual visita a la Franja de Gaza, un gesto hacia Hamas, aunque no se reunió con ningún líder del grupo islamista.
Todavía ambas nominaciones deben pasar por la aprobación del Senado, en donde Hagel y Kerry darán cuenta de sus planes para los próximos cuatro años ante la mirada desconfiada de los halcones, que los hay en el Partido Republicano, pero también en el Demócrata.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-212221-2013-01-20.html