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Parados, carne de cañón

Fuentes: Rebelión

Los invisibles ¿Qué siente un parado cuando observa atónito a los líderes de los partidos políticos enrocarse en posiciones absurdas para darse aires de importancia/relevancia/ o defender matices imposibles? Qué siente cuando los políticos hablan de cualquier memez, en vez de solucionar el plato de comida de los parados, los desahucios, abordar el impresionante poder […]

Los invisibles

¿Qué siente un parado cuando observa atónito a los líderes de los partidos políticos enrocarse en posiciones absurdas para darse aires de importancia/relevancia/ o defender matices imposibles?

Qué siente cuando los políticos hablan de cualquier memez, en vez de solucionar el plato de comida de los parados, los desahucios, abordar el impresionante poder de la banca y empresas que pueden tirar gobiernos europeos, -y meterse hasta la cocina de los parlamentos-, ya sea por lobbys o por políticos corruptos.

Llenos de ilusión, la mayoría de todos fuimos a las urnas para dibujar un salida a millones de personas y buscar una mejor suerte, la de los parados, que es la de todos. La falta de empatía, está socializada y un importante segmento de la población no asimila que la situación de los parados es muy frágil y humillante y que nos afecta a todos,- hoy-, y nos afectará a todos mañana. Nuestros amig@s, nuestr@s hij@s, tienen derecho a tener una vida digna. Algunos de los votantes reafirmaron su voto anterior porque el oloroso estiercol de la economía no les afectó, ya sea por méritos laborales, empresariales, o porque supieron arrastrarse lo suficiente para arañar migas de estabilidad y, entienden que la continuidad es la mejor apuesta, -al menos para ellos-, y otros se vuelcan por darle opción a los nuevos partidos porque, cansados de escuchar la misma cantinela y promesas incumplidas, aceptan el desafío de las nuevas formaciones. No hay mejor creyente, que aquel que se cree las cosas de antemano a fuerza de la propia desesperación, de la necesidad imperiosa de creer en un proyecto, aunque resulte insolente o falto de solidez, creen en los nuevos porque los viejos ya nos han engañado y a los nuevos les damos la opción de, que hasta que no se demuestre lo contrario, son una opción válida. Al menos carecen del tufo que rodea a los clásicos partidos de siempre.

Sindicatos

Existe una aristocracia sindical, bi-sindicatos, que lleva la friolera de veinte años ejerciendo el poder en un caso, y continuismo en el otro. Siempre se acomodan entre los algodones de una teórica representatividad, pero son los mismos que arropados por el poder, se muestran dóciles a cambio de financiación e indiferencia de algunos ministerios que hacen la vista gorda para con ciertos entramados empresariales de esos sindicatos, salarios sin pagar, gestión de cursos de formación. Representan un statu quo, que interesa al poder, ya que no suponen conflictos, son eso, sindicatos a la carta, representan una queja correcta y domesticada, incluso los medios de comunicación tampoco mediatizan esa vergonzosa actitud de los representantes mayoritarios de los trabajadores, ya sea por inoperancia informativa o porque tampoco les conviene crearse enemigos que denuncien los vergonzosos salarios/contratos que los propios medios de comunicación privados pagan a sus trabajadores de base. Están todos, aquellos que de una manera u otra forman parte de la madeja institucional, sindical y empresarial, en un equilibro de autocomplacencia y complicidad, a sabiendas que todos tienen trapos sucios que esconder. Y por una buena propina, los de siempre no tiran de la alfombra.

Bipartidismo a Cuatri-partidismo – Duelo a Garrotazos

Pasamos de dos a cuatro partidos que ostentan el poder. Existe afinidad entre ellos, sin embargo a la hora de negociar, sacan a la luz diferencias irreconciliables, que nada tienen que ver con el plato de comida ausente en la mesa de un parado. El pueblo votante señala con el dedo la luna y los políticos se despedazan/fagocitan/canibalizan mirando el dedo.

Lanzarse a defender cuestiones identitarias u oponerse cerradamente a ellas, es desviar la atención, mientras gente de todo el país, -cuatro millones, nada más y nada menos, están pasándolas canutas para comer/llegar a fin de mes/ o salvaguardar su casa de los desahucios, lo que resulta grotesco. Ahí, es donde los políticos muestran sus miserias, olvidando el por qué están allí, desplazando con la mano hacia un lado el discurso ya caduco que tenían que repetir una y mil veces para convencer al electorado y sacando la calculadora con la otra para n-ego-ciar las porciones de poder. No hacen ninguna concesión para ofrecer y quieren todos los derechos para reclamar.

Se ciegan, cual niños, por el juguete nuevo, y de tanta ansiedad, lo rompen.

Rompen la palabra dada, las expectativas del parado y de millones de personas que aquel domingo fueron a las urnas.

Justicia

Es vergonzoso observar a simple vista, sin necesidad de estudios específicos ni estadísticas, cómo muchos españoles son presionados, perseguidos y desahuciados por deudas contraídas ya sea por proyectos de emprendimientos empresariales o por despidos laborales, sus casas o enseres embargados, mientras personajes de importancia política, vinculados al bipartidismo o nacionalismos catalanes o gallegos o los aristocráticos, siguen en la calle tan orondos

y altivos frente a la inoperancia de la justicia que no hace frente a los abogados y bufetes que los defienden, -integrados en ocasiones por los mismos abogados que antes eran fiscales-. Escoria vinculada a los partidos políticos que han prevaricado, robado, y aprovechado su relevancia ejecutivo e institucional para cobrar comisiones y mordidas, siguen en la calle con toda altanería riéndose de la justicia y de la democracia tan poco ejecutiva para con los poderosos y sus amiguetes. Silencios muy ruidosos se escuchan para no encarcelar a estos personajes que siguen en las calles y tiran por el suelo, el concepto de que la justicia es igual para todos.

Entre puertas giratorias, expresidentes vinculados a empresas eléctricas, exministros y exsecretarios vinculados a la banca privada, exfiscales y abogados del estado vinculados a los bufetes que defienden a los corruptos, exdiputados y sus nuevas actividades, incapacidad de empatía con sus representados, populismos, a la hora de repartir mordidas y comisiones, ceguera por parte de algunos que incluso aplauden a la salida de los juzgados por pura rivalidad partidaria u oscuros intereses, pocas expectativas le quedan al españolito de a pie de creer en la política y en los nuevos políticos. Tampoco sabemos como se han reubicado todos los ex parlamentarios que acaban de salir del parlamento, tampoco eso es noticia. Unos, -de la vieja escuela- y ya acostumbrados a los abundantes y generosos privilegios a los que se creen vinculados de manera eterna y otros, la nueva camada, ávidos de poder y presumiendo de nuevo maletín por la Gran Vía, inocentes en ocasiones, y presas fáciles para corromper por parte de las sutiles manos de siempre que ablandan conciencias, evanecen discursos y compromisos electorales.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.