Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
El reverendo Jeremiah Wright apareció en el Journal de Bill Moyers en PBS el viernes por la noche y asestó un golpe de knock-out a los bravucones en los medios de información corporativos. Wright mostró que no es ni un fanático ni «alguien que odia a EE.UU.»; sólo un hombre extremadamente leído y de principios con un compromiso inquebrantable con la justicia. Wright también ha cumplido con su deber: es un ex marine que sirvió de enfermero en Vietnam cuando la mayoría de sus críticos se ocultaban detrás de sus aplazamientos por estudios o languidecían en la «Unidad del champaña» o en la Guardia Nacional de Texas.
Habla el reverendo Jeremiah Wright:
«Y el gobierno de EE.UU., cuando fue cosa de tratar con justicia a sus ciudadanos de ascendencia india, no lo hizo. Los colocó en reservaciones. Cuando fue cosa de tratar justamente a sus ciudadanos de ascendencia japonesa, no lo hizo. Los colocó en campos de prisión de internamiento. Cuando fue cosa de tratar justamente a sus ciudadanos de ascendencia africana, EE.UU. no lo hizo. Los encadenó. El gobierno los puso en alojamientos de esclavos, los colocó en bloques de subasta, los puso en campos de algodón, los puso en escuelas inferiores, los puso en viviendas sub-estándar, los puso en experimentos científicos, los puso en los trabajos con más baja paga, los puso afuera de la protección igualitaria de la ley, los mantuvo afuera de sus bastiones racistas de la educación superior y los bloqueó en una posición de desesperanza y de desamparo. El gobierno les da las drogas, construye prisiones más grandes, promulga la ley de los tres delitos, ¿y quiere que cantemos Dios bendiga a EE.UU.? No, no, no. No a Dios bendiga a EE.UU.; ¡Dios maldiga a EE.UU.!»
Nadie disputa el resumen de la historia de EE.UU. de Wright. Sus comentarios simplemente han sido usados para aporrear a Barak Obama; todos lo saben. Igual que todos saben que los medios corporativos destruyen a sus enemigos políticos, lo que significa que lo hacen con cualquiera que represente un desafío para la oligarquía corporativa no elegida de EE.UU. Es por eso que es tan frustrante cuando se oye a los que dicen: «Los medios de información no hacen su tarea.»
Eso es simplemente erróneo; los medios ESTÁN haciendo su tarea: Es vitorear al país hacia la guerra, es distraer la atención de los principales problemas políticos y económicos del día, y es destruir a los enemigos políticos del sistema, reales o potenciales.
Lo que los medios tratan de hacer al escoger a Wright es bastante obvio. Tratan de crear la impresión de que los negros ocultan un profundo sentido de agravio que se expresa en cólera. Esto genera sentimientos de temor entre los blancos, lo que, por cierto, es todo parte de la estrategia. El mensaje es simple: «los negros están coléricos, los negros son peligrosos» y ¡oh!, a propósito, Obama es negro.
El ataque contra Wright fue organizado para que parezca como si el reverendo – un hombre que ha dedicado toda su carrera a la justicia social – fuera un racista. Para realizarlo hubo que hacer algunas maniobras. De hecho, los medios, y sus amigos en los think tanks derechistas, tuvieron que rebuscar en 15 años de sermones de Wright para encontrar precisamente los retazos adecuados necesarios para destruir a Obama. ¡Eso se llama determinación!
La raza se ha convertido en uno de los temas dominantes de la campaña. Obama ya no es sólo un candidato; ahora es un negro. Así funcionan los métodos de propaganda negativa, en general calumniosa. Como dicen en «El Padrino»: «No es personal; es sólo negocio». El negocio de la destrucción de una persona.
Por suerte, Bill Moyers decidió dar a Wright una posibilidad de exculparse ante el público. Wright aprovechó la oportunidad al máximo.
Habla el reverendo Wright:
«Dios da la vida. Quisiera decirle lo que eso significa. Significa que no tenemos derecho a matar a nadie, sea si se es un pandillero que vive la vida de un delincuente, o un presidente que miente para llevar a una nación a la guerra. ¡No tenemos derecho a matar a nadie! Sea a través de la inmoralidad del tráfico de esclavos, ¡o la inmoralidad de negar dinero para VIH/SIDA a países o agencias que no siguen tu línea política! ¡No tenemos derecho a matar!
Wright mostró que la doctrina que predica: la Teología de la Liberación Negra, no es ni discriminatoria ni racista como han sugerido los medios. Más bien, integra las enseñanzas de Jesucristo a la lucha en tiempo real por la justicia social y la igualdad. La compasión no es posible si uno no comprende su propia cultura e identidad. Por eso Wright trata de reconectar a los miembros de su congregación con sus raíces, para que puedan sentirse orgullosos de quienes son y tengan vidas más productivas.
Habla el reverendo Wright:
«Sabéis, venís a la iglesia un domingo por la mañana y pensáis que habéis pasado de la vida real a un mundo de fantasía. ¿Y qué quiero decir con eso? Tomad el boletín de la iglesia. Abandonáis un mundo, Vietnam, o abandonáis hoy un mundo, Iraq, con más de 4.000 muertos, muchachos y muchachas estadounidenses, 100.000, 200.000 según quien cuenta, iraquíes muertos. Afganistán, Darfur, violaciones en el Congo, Katrina, Lower Ninth Ward, es el mundo que abandonáis. Y entráis; tomáis vuestro boletín de la iglesia. Dice: hay un té para las damas domingo por medio. ¿Cómo es posible que la fe predicada en nuestras iglesias no se relacione con el mundo que los miembros de nuestras iglesias abandonan en la bendición?»
Es la esencia de la Teología de la Liberación Negra; cómo entender el mundo en el que vivimos para que la palabra de Cristo pueda ser aplicada en la práctica. Wright piensa que la fe debería ser una experiencia transformadora que cambie la conducta y modele vidas, no sólo unas pocas horas de oración cada semana en los oficios religiosos del domingo.
¿La convierte eso en «una teología basada en la raza? (como pregunta Moyers)
Habla el reverendo Wright:
«No, no es así. Es abrazar el cristianismo sin renunciar a la africanidad… No renunciamos a quienes somos como gente negra para convertirnos en algo diferente… No más, nada más. Vamos a ser nosotros mismos. Vamos a ser nuestra cultura. Vamos a ser nuestra historia. Y vamos a abrazarla y no a decir que uno sea superior a otro. Porque somos diferentes. Y la diferencia no significa deficiencia. ¿Hablamos de un Dios de diversidad? Dios tiene diversas culturas y estamos orgullosos de ser quienes somos y eso no es una teología basada en la raza.»
Wright también ha sido acribillado en los medios por sugerir que podría haber una conexión entre la política exterior estadounidense y los ataques del 11-S. Los medios consideran todo análisis que no se ajuste a la descabellada teoría de Bush de que «odian nuestras libertades» sea como anti-estadounidense o categóricamente herético. En su sermón más famoso, Wright se explaya sobre el tema del «contragolpe» y sobre la así llamada guerra contra el terror:
«Quitamos este país mediante el terror a los sioux, los apache, los arahuaco, los comanche, los arapaho, los navajo. ¡Terrorismo! Nos llevamos a africanos de su país para construir nuestra vida de holgura y los mantuvimos esclavizados y viviendo en el miedo. ¡Terrorismo! Bombardeamos Granada y matamos a civiles inocentes, bebés, personal no-militar. Bombardeamos a la comunidad civil negra de Panamá con bombarderos stealth y matamos a adolescentes desarmados e infantes, madres embarazadas y padres hacendosos. Bombardeamos la casa de Gadafi y matamos a su hijo. «¡Bienaventurados sean los que azotan la cabeza de tus hijos contra una roca!» Bombardeamos Iraq. Matamos a civiles desarmados que sólo trataban de ganarse la vida. Bombardeamos una fábrica en Sudán para vengarnos por el ataque contra nuestra embajada. Matamos a miles de gentes trabajadoras; madres y padres que salieron de sus hogares ese día, sin saber que jamás volverían. ¡Bombardeamos Hiroshima! ¡Bombardeamos Nagasaki, y matamos con bombas atómicas a muchos más que los miles en Nueva York y el Pentágono, y ni siquiera nos inmutamos! Niños que jugaban en la plaza, madres que recogían a los niños después de la escuela, civiles – no soldados – gente que sólo trataba de vivir de un día al otro. Hemos apoyado el terrorismo de Estado contra los palestinos y los sudafricanos negros, ¿y ahora nos indignamos? ¡Porque las cosas que hemos hecho en el exterior ahora vuelven frente a nuestras propias casas! ¡Los polvos de EE.UU. trajeron estos lodos! La violencia engendra la violencia. El odio engendra el odio y el terrorismo engendra el terrorismo.»
EE.UU. tiene las manos manchadas de sangre. EE.UU., como dijera Martin Luther King: «es el mayor perpetrador de violencia en el mundo de hoy.» Así que ¿cuál es la novedad?
Los medios de información utilizan cualquier tribuna improvisada del país para predicar el súper-nacionalismo y vilipendiar como antipatrióticos a los críticos de EE.UU. Por eso la furia de los medios ha caído sobre Obama como granizo en Texas; temen que no comprenda quién dirige realmente las cosas en EE.UU.
Wright no significa nada para los medios o para los hombres que están entre bastidores. Si no ofreciera un medio para denigrar a Obama, sería tratado con la misma indiferencia que los miles de otros negros que fueron arreados a punta de pistola hacia el Superdome durante el huracán Katrina. Más vale que te ajustes el cinturón de seguridad. Obama ha entrado a la mira de la oligarquía criminal de EE.UU. y las cosas se van a poner feas.
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Mike Whitney vive en el Estado de Washington. Para contactos escriba a: [email protected]