Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.
Una nueva serie de grabaciones filtradas del tráfico aéreo confirma la implicación militar emiratí en los ataques aéreos en apoyo del general renegado.
Un manifestante libio con una pancarta en la que aparece el general Khalifa Haftar. Bengasi, 18 marzo 2016 (AFP)
En la zona oriental de Libia, pilotos de combate emiratíes están tomando parte en una operación internacional en la que también participan fuerzas británicas, francesas y estadounidenses en apoyo del general libio renegado Khalifa Haftar contra grupos de milicias rivales, según grabaciones filtradas del tráfico aéreo conseguidas por Middle East Eye.
MEE había informado con anterioridad de la presencia de personal de los EAU en una sala internacional de operaciones situada en la base aérea de Benina, en el Bengasi controlado por Haftar, pero las cintas nuevas ofrecen la primera confirmación de la presencia asimismo de pilotos del Estado del Golfo en los cielos de Libia.
En un archivo de audio, se escucha a un piloto con acento emiratí trasmitir sus coordenadas a un oficial libio que se encuentra en la sala de operaciones. A continuación se le dice que «compruebe los movimientos» porque «no quieren malgastar ninguna bomba».
La exclusiva se produce mientras se informaba de que las fuerzas de Haftar se habían apoderado el lunes de una tercera terminal de petróleo en el este del país en nombre de la Cámara de Representantes (CR) del gobierno de Libia con sede en Tobruk, una administración rival del Gobierno de Acuerdo Nacional (GAN), con sede en Trípoli.
El avance de las fuerzas de Haftar fue condenado por EEUU, Francia, Reino Unido, Alemania, Italia y España en un comunicado en el que se pedía un alto el fuego inmediato.
Sin embargo, en el último lote de cintas puede escucharse a los controladores del tráfico aéreo hablando en un inglés con acento árabe, inglés, francés e italiano, lo que confirma la naturaleza internacional de la operación aérea en apoyo de la campaña de Haftar para conseguir arrebatar el control del este de Libia a grupos tildados de «extremistas».
En el mes de julio, MEE reveló la implicación de pilotos estadounidenses y británicos en la operación pero la última serie de grabaciones arroja mucha más luz sobre la implicación de los EAU, con pilotos emiratíes utilizando las siglas de identificación Hassan, Shihab 11 y Shihab 12.
Un hombre libio sostiene una foto con un retrato de Haftar en una manifestación que conmemoraba quinto aniversario de la revolución libia en Bengasi. 17 febrero 2016 (AFP)
En un archivo de audio puede escucharse cómo se guía a un piloto emiratí hasta un «objetivo».
«Entre de frente, gire otra vez a la derecha, vaya a la derecha, bien… quédese sobre ese objetivo en espera de que revisemos la situación», se le dice desde la sala de operaciones.
Se oye entonces al piloto emiratí retrasmitiendo las coordenadas a un oficial libio en la sala de operaciones antes de que este le diga: «Manténgase sobre el objetivo y espere a que comprobemos la situación, porque no queremos malgastar ninguna bomba si no se aprecian movimientos en ese objetivo… compruebe si hay movimientos, si no hay movimientos, no lance nada».
Después tiene lugar otra conversación entre los dos hombres en la que el piloto trasmite coordenadas nuevas.
En otra cinta de audio se oye a un piloto emiratí pidiendo permiso para aterrizar en Benina, que está considerada como la instalación militar más importante de Haftar.
Muchas de estas cintas parecen comunicaciones rutinarias de una sala de control del tráfico: cifras, coordenadas, quejas por el mal funcionamiento de las radios y confirmaciones de acá para allá.
Pero uniendo ciertos detalles, como las mediciones de temperatura leídas en voz alta en las filtraciones, MEE cree que los vuelos tuvieron lugar entre marzo y primeros de mayo de este año entre las diez de la noche y las cinco de la mañana.
Se hacen también frecuentes viajes hacia y desde LGSA, una base aérea de la OTAN en la isla de Chania, Grecia, al norte de Libia.
En julio, MEE reveló que los ataques aéreos en apoyo de Haftar habían alcanzado un mercado de pescado en Bengasi y a un grupo denominado Consejo de la Shura de los Revolucionarios de Bengasi, una amalgama de varias organizaciones islamistas y militantes.
Pero ese grupo no está alineado con el Estado Islámico (EI) y la campaña aérea que sale de Benina parece tener como objetivo fundamental los rivales de Haftar más que el EI, que controla territorio en el centro de Libia.
Se sospecha desde hace mucho tiempo que los EAU están llevando a cabo operaciones en Libia como parte de su política exterior, cada vez más intervencionista, en el conjunto del Oriente Medio.
Ninguna sorpresa
«Para mí no constituyó ninguna sorpresa porque los EAU habían lanzado ya ataques aéreos en Libia en 2014», dijo el experto en Libia Mattia Toaldo, investigador superior del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores. «Recientemente, hubo bastantes rumores acerca de los ataques aéreos llevados a cabo en Ganfuda, Bengasi».
En agosto de 2014, los EAU fueron acusados de bombardear Trípoli y matar al menos a 18 militantes en la lucha por el control del aeropuerto de la capital. Los EAU fingieron sorprenderse pero se cree que el ataque se lanzó desde una base militar egipcia en Siwa, un oasis del desierto cercano a la frontera egipcia con Libia.
«La implicación emiratí ha sido siempre importante, tanto en la guerra como en el suministro de armas», dijo Toaldo.
Los EAU han estado muy atareados armándose a sí mismos en los últimos años. Entre 2006 y 2010, importaron el 3,9% de las armas del mundo, una cifra que subió al 4,6% entre 2011 y 2015. El año pasado, los EAU se hicieron con el 8% de las exportaciones estadounidenses de armamento.
El pasado abril, los EAU donaron una serie de vehículos blindados de transporte de personal al gobierno que tiene su sede en Tobruk, y a su ala militar, el Ejército Nacional Libio, que dirige Haftar.
Haftar era una figura militar destacada en el ejército de Gadafi, pero se exilió a EEUU y volvió durante la revolución de 2011 para intentar derrocar al viejo líder. Se le ha acusado de tener vínculos con la CIA, de tener ambiciones presidenciales y, según el Economist, «a menudo se le considera como un saboteador de los esfuerzos para unificar el país».
«Es una personalidad extremadamente divisiva y es poco probable que puedan aceptarle todos los grupos de la mesa de negociaciones por una Libia unificada», dijo de Haftar Christopher Davidson, autor de «After the Sheikhs: The Coming Collapse of the Gulf Monarchies» y lector de política de Oriente Medio en la Universidad Durham. En lo que a los EAU respecta, es por lo tanto el tipo ideal de personalidad a apoyar.
Libios ondeando su bandera nacional y quemando los retratos del presidente egipcio Sisi y del jeque de Dubai, Mohamed bin Rashid al-Maktum, durante una protesta contra Haftar. Trípoli, 5 agosto 2016 (AFP)
Las repetidas filtraciones de audio están perjudicando especialmente a las partes internacionales implicadas, debido a la negativa de Haftar a apoyar al gobierno de unidad patrocinado por la ONU en Trípoli, y porque ha estado combatiendo contra grupos que no son el Estado Islámico y ni siquiera están alineados con él.
Al igual que el EI ha explotado la situación caótica para reforzar su presencia dentro de Libia -convirtiendo la ciudad natal de Gadafi, Sirte, en un campo de entrenamiento para sus militantes-, Haftar parece haber explotado las preocupaciones respecto al EI para asegurarse el apoyo exterior.
Hace dos años, Haftar lanzó la Operación Dignidad, centrada fundamentalmente sobre Bengasi. Posteriormente se alió con el gobierno de la Cámara de Representantes, pero a pesar de sus proclamas de haber «liberado» Bengasi a principios de 2016, la violencia ha continuado haciendo estragos.
Desde que se lanzó la Operación Dignidad, ha habido numerosas informaciones de que está recibiendo apoyo por parte de potencias extranjeras, sobre todo de Egipto y EAU, de los que se piensa que son responsables de los ataques aéreos nocturnos sobre lugares controlados por las fuerzas alineadas con los islamistas.
Rol de saboteador
Davidson dijo a MEE: «Tenemos que tener cuidado para no caer en la trampa de asumir que Estados como los EAU y Qatar están desarrollando políticas exteriores independientes por sí mismos… porque ambos son aliados clave de EEUU en la región».
Afirmó que un gobierno libio de unificación nacional no respondería necesariamente a los intereses de EEUU, diciendo que un gobierno central fuerte «podría, por ejemplo, no abrir su economía y su petróleo en la forma que EEUU quiere».
«Si no puede formarse un gobierno prooccidental en Trípoli, quizá sea mucho mejor un Estado más fragmentado, y eso es quizá por lo que estamos viendo sobre el terreno a socios como Haftar, con sus fuerzas terrestres y socios aéreos como los EAU, para forjar en última instancia una especie de enclave proestadounidense en el este de Libia», dijo Davidson.
Sin embargo, Toaldo alegó que, especialmente para EEUU y algunos países europeos, «está en juego su credibilidad y si el gobierno apoyado por la ONU fracasa, será también un fracaso de su política».
Davidson restó importancia a la rivalidad en Libia entre los países del Golfo EAU y Qatar, diciendo «demasiado se ha hecho ya en este sentido desde el punto de vista de que son Estados independientes y han estado apoyando a partes diferentes».
Un manifestante libio ondea la bandera nacional durante una manifestación a favor de Haftar en Bengasi, 5 agosto 2016 (AFP)
«Ahora tenemos dos campos reaccionarios y contrarrevolucionarios en la región», dijo. «Desde luego, en el caso de Libia, vemos un ejemplo muy vívido de esta situación porque tenemos a dos de los aliados apoyados por EEUU sirviendo como apoderados regionales a partes diferentes del mismo conflicto. Y desde luego, ambos, en última instancia, están socavando un Estado libio eficiente y cohesivo que podría representar a todos los pueblos del país».
El otro aliado de EEUU al que Davidson se estaba refiriendo era Qatar, pero Toaldo cree que hay una clara asimetría en la implicación de Qatar y EAU en Libia.
«Qatar ha estado entregando armamento a la otra parte, pero su papel no puede compararse con el emiratí o con el egipcio por el lado de Haftar. Por lo general, uno señala la simetría de que una parte está apoyada por Egipto y los EAU y la otra por Turquía y Qatar. Pero no hay tal simetría, no hemos visto ningún buque cargado de armas para los aliados de Qatar en Libia, mientras que estamos viendo barcos cargados de armas para Haftar que vienen de los EAU y de Egipto», dijo Toaldo. «No hay paralelismo con Qatar o con Turquía».
Como ejemplo de la profunda implicación de los EAU en Libia, ambos expertos señalaron el escándalo en el que se ha visto implicado el enviado de la ONU en Libia, Bernardino León Gross. El año pasado, el enviado mantuvo correspondencia secreta con Abu Dabi mientras intentaba negociar el fin de la guerra civil libia, y los correos filtrados demuestran que él había adoptado la posición emiratí a pesar de que su papel exigía neutralidad.
El Guardian informó también de que se esperaba, alrededor de esa misma época, que León ocupara un nuevo puesto como director de la Escuela Diplomática de los EAU con un sueldo mensual de 46.000 dólares al mes.
«En mi opinión, han estado cumpliendo un papel saboteador en la formación de un Estado libio», dijo Davidson de la implicación de los EAU en Libia.
Karim El-Bar es periodista y editor, egipcio-británico, de Middle East Eye. Twitter: @karimadelovich
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