Aunque el desierto del Sahara, el mayor del mundo, pudiera parecer una gran barrera, no siempre ha sido así a lo largo de la historia y por sus notables extensiones fueron trasladados esclavos desde el sur subsahariano hacia regiones del norte. El Gran Sahara Este desierto constituye la gran banda de tierras áridas que se […]
Aunque el desierto del Sahara, el mayor del mundo, pudiera parecer una gran barrera, no siempre ha sido así a lo largo de la historia y por sus notables extensiones fueron trasladados esclavos desde el sur subsahariano hacia regiones del norte.
El Gran Sahara
Este desierto constituye la gran banda de tierras áridas que se extiende por suelo africano entre el Océano Atlántico, al oeste y el Mar Rojo, al este. Tiene más de 2.5 millones de años. Es el más extenso del mundo y se extiende unos mil 600 kilómetros en el continente de norte a sur, con una anchura de este a oeste de cinco mil 150 kilómetros aproximadamente.
El área total del Sahara sobrepasa los nueve millones 100 mil kilómetros cuadrados (muy superior a Brasil, que es el quinto país más extenso del mundo). Unos 207 mil kilómetros cuadrados son oasis, en parte fértiles.
En el Sahara viven alrededor de dos millones de personas. Su división política comprende amplias zonas de la República Arabe Saharaoui Democrática, Argelia, Túnez, Libia, Egipto, Mauritania, Malí, Níger, Chad y Sudán. En todos predomina la religión musulmana.
Estos límites no están definidos con claridad y la extensión del desierto ha ido aumentando a lo largo de milenios debido al cambio climático y a los efectos nocivos de la actividad humana durante la edad moderna como la agricultura y el pastoreo excesivo, entre otras.
En otros tiempos el Sahara fue una zona fértil, donde se cultivaba mijo hace unos ocho mil millones de años. Los agricultores abandonaron sus tierras a medida que el territorio se fue volviendo más seco, y apareció el fenómeno de la desertización.
Territorio y recursos
En el Sahara se distinguen tres áreas geográficas.
El Sahara Occidental es una zona de planicie de altura variable salpicada de piedras y con notables desiertos de arena. Excepto en la costa, prácticamente no se registran precipitaciones, ni hay agua en la superficie, aunque existe una serie de ríos subterráneos que nacen en el Atlas y otras montañas.
La Zona Central del Sahara se extiende unos mil 500 kilómetros de noroeste a sudeste. La altitud de la meseta oscila entre los 580 y los 760 metros; los picos de varias montañas que arrancan desde esta alcanzan altitudes comprendidas entre los mil 830 y los tres mil 415 metros. Pese a la escasez de lluvias, algunas cumbres del Sahara Central están cubiertas por la nieve durante parte del año.
El desierto Líbico es la zona más árida del Sahara. La ausencia de humedad es casi absoluta y sólo existen unos pocos oasis. El terreno lo constituyen eriales arenosos y grandes dunas que pueden superar los 122 metros de altura. El Valle del Nilo (Egipto) y la región montañosa del desierto de Nubia (Sudán) forman parte geográficamente del Sahara. El norte del desierto ha alcanzado en la actualidad importancia económica debido al descubrimiento de grandes yacimientos de petróleo y gas en Argelia y Libia. El hombre y el desierto El comercio transahariano comenzó en el año 1000 a.n.e. cuando se atravesaba con bueyes y carretas. Cartago impulsó el comercio en el año III a.n.e. y Roma introdujo el camello tres siglos más tarde. A partir del siglo VIII, coincidiendo con el apogeo del poder árabe, el comercio sahariano alcanzó gran importancia y llegó a su máxima expansión entre los siglos XIII y XIV.
Numerosas rutas cruzaban el desierto y unían los reinos africanos medievales y los imperios de Ghana, Songhai, Kanen-Burnu y Haussa con los puertos del norte de Africa. Los hombres arrancados de los reinos subsaharianos y sometidos a la esclavitud eran enviados a las regiones norteñas. Los principales productos comerciales eran el oro y la sal (de las minas del Sahara). Estas constituían mercancías imprescindibles para los estados, pero las caravanas también transportaban artículos de lujo como vestidos caros, pimienta, marfil, nuez moscada, objetos de cuero, y en el siglo XIX, plumas de avestruz. La llegada de los europeos a la costa oeste de Africa redujo el comercio del Sahara, aunque no desapareció del todo hasta el siglo XIX. –
*El autor es periodista cubano, especializado en política internacional, y ha sido corresponsal en varios paises africanos.