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Entrevista a la profesora y activista de derechos humanos Ruth Wilson Gilmore

«Por la abolición de las cárceles»

Fuentes: Democracy Now!

La académica y activista por los derechos humanos Ruth Wilson Gilmore es cofundadora del Proyecto de Moratoria Penitenciaria de California y de la organización abolicionista Critical Resistance. Ruth Wilson Gilmore habla sobre COVID-19, “la violencia organizada” y el abolicionismo.

AMY GOODMAN: Quiero traer a otra invitada a esta conversación, mientras hablamos del coronavirus y el tema de la abolición de las cárceles. La propagación de COVID-19 amenaza la vida de más de 2,3 millones de personas encerradas en el sistema penitenciario de Estados Unidos. El primero de mayo, el medio The Marshall Project informó que más de 14.000 personas encarceladas y cerca de 4.000 trabajadores de prisiones estatales y federales han dado positivo a la prueba de COVID-19, y se cree que el número real de casos podría ser mucho mayor debido al limitado acceso a pruebas de diagnóstico. Activistas y defensores de los derechos humanos piden la liberación masiva de los prisioneros para salvar sus vidas y detener la propagación de este virus mortal. Para hablar de esto, nos conectamos con la erudita abolicionista Ruth Wilson Gilmore, profesora de Ciencias Ambientales y de la Tierra y directora del Center for Place, Culture and Politics del Centro de Graduados de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY, por sus siglas en inglés). Gilmore es cofundadora del Proyecto de Moratoria Penitenciaria de California y de la organización abolicionista Critical Resistance. Además es autora de “Golden Gulag: Prison, Surplus, Crisis, and Opposition in Globalizing California” (Gulag dorado: cárcel, plusvalía, crisis y oposición en una California globalizada). Su próximo libro se titula “Change Everything: Racial Capitalism and the Case for Abolition” (Cambiarlo todo: el capitalismo racial y el argumento a favor de la abolición). Profesora Ruth Wilson Gilmore, es un honor tenerla con nosotros, desde Lisboa, Portugal, donde usted está ahora. ¿Puede comenzar hablando de los conceptos básicos? ¿Cómo definiría “abolición”? ¿Puede ponerlo en el contexto de la pandemia?

RUTH WILSON GILMORE: Por supuesto. Gracias por la invitación. Fue muy bueno escuchar el comentario de mi colega en Texas. La abolición busca cambiar esta forma de pensar y de hacer las cosas que ve a la prisión y al castigo como las soluciones para todo tipo de problemas sociales, económicos, políticos, de comportamiento e interpersonales. La abolición [de las cárceles] no es simplemente liberar a los presos, o sacarlos a todos a la calle. Es reorganizar el modo en que vivimos nuestras vidas juntos en este mundo. Esto es algo que la gente ya está haciendo de varias formas en todo Estados Unidos y alrededor del planeta. No es un sueño o una fantasía imposible. En realidad, es algo práctico y alcanzable tanto en la ciudad de Nueva York, como en Texas, en Sudáfrica y en todo el mundo.

JUAN GONZÁLEZ: ¿Podría hablar sobre cuál es la respuesta en otras partes del mundo a los problemas relacionados con esta idea de crimen y castigo, y por qué, obviamente, a menudo hablamos de cómo EE.UU. tiene un porcentaje tan desproporcionado de la población carcelaria del mundo?

RUTH WILSON GILMORE: Sí. Es interesante, aunque probablemente sea solo una coincidencia, que Estados Unidos tenga alrededor de uno de cada cuatro prisioneros del mundo. Y que también tenga aproximadamente una de cada cuatro muertes por COVID. Y aunque eso podría ser una coincidencia, hace que me detenga a pensar en cómo nos organizamos en Estados Unidos a través de las políticas distintas y variadas desde el Atlántico al Pacífico y más allá. En otras partes del mundo, lo que uno ve es un hecho muy simple: donde la vida vale, la vida vale. En lugares donde el estado, el gobierno, los municipios, organizaciones de justicia social, comunidades religiosas y sindicatos trabajan juntos para mejorar la vida humana, los incidentes relacionados al crimen y castigo, incluidos los daños entre personas, son menos propensos a ocurrir. Esto ocurre en lugares en donde las poblaciones son tan diversas como en Estados Unidos. También vemos que en lugares donde la desigualdad social es más profunda, el uso de la prisión y el castigo es mayor. Sin embargo, ningún lugar se asemeja a Estados Unidos.

AMY GOODMAN: Profesora Ruth Wilson Gilmore, usted habla de un abandono organizado y de la violencia organizada del estado. Habla de cómo estos son dos males que van de la mano con la pandemia. Por favor, explíquelo.

RUTH WILSON GILMORE: Sí. ¿Dije la palabra “maldad”? Bien, tal vez sí lo dije. Estos son aspectos colaterales de la pandemia. El abandono organizado tiene que ver con la forma en que distintas personas, hogares, comunidades, barrios, no tienen todos el mismo nivel de acceso a apoyo y protección ante la pandemia. Y la respuesta a las personas que intentan buscar maneras de protegerse y salvarse, tomemos como ejemplo en la ciudad de Nueva York, personas sin hogar que viven en el metro, es la vigilancia y la criminalización. Es decir, se usa el castigo para resolver los problemas que surgen a partir del abandono. El abandono organizado no es solo el abandono del estado, también es el abandono por parte del capital económico, ya sea abandono por parte del capital inmobiliario, que produce más y más apartamentos de lujo pero no viviendas asequibles, como podemos ver en las dificultades que se enfrentan en la ciudad de Nueva York y alrededor de Estados Unidos; o el abandono del capital del turismo, que empuja a ciertos grupos de personas fuera de ciertas áreas de la ciudad y solo les da la bienvenida si son trabajadores de la industria de servicios, entregando, sirviendo, cuidando y limpiando. Hay muchas, muchas maneras de pensar en el abandono organizado, pero esto nos debería llevar a considerar tanto cómo el capital, grande, pequeño, o el estatal, municipal o mayor, trabajan juntos para levantar barreras solo a cierto tipo de personas y bajarlas para otros.

JUAN GONZÁLEZ: Quería preguntarle sobre — cuando se discute la reforma del sistema penitenciario, generalmente se habla de ayuda o asistencia a delincuentes no violentos o de la liberación de delincuentes no violentos, en oposición a los delincuentes violentos, como si con los delincuentes violentos, no hubiera duda de que nunca podrían ser liberados antes de que termine su condena. ¿Cuál es su opinión sobre este tema del intento de dividir la población carcelaria entre delincuentes no violentos y violentos?

RUTH WILSON GILMORE: Claro. Mi colega de Texas ya mencionó esto cuando conversó con usted. La suposición básica a esa división sugiere que sabemos algo sobre un grupo de personas que nunca, nunca van a cambiar. Y lo que olvidamos es que la mayoría de las personas que van a prisión, por cualquiera que sea el delito por el que fueron condenados, van a dejar algún día la prisión. Eso significa que en lugar de pensar que tenemos estos dos grupos de los que podemos predecir su comportamiento, deberíamos estar pensando en el tipo de vida que permite que las personas regresen al mundo del que han sido excluidos, de tal manera que cualquier daño que pueden haber causado no perjudique a nadie nuevamente en el futuro. Lo que hacen los abolicionistas es todo tipo de acciones en lo que compete a lo que llamamos justicia transformadora, para tratar de resolver eso. Algunos de los abolicionistas líderes en Estados Unidos y en todo el mundo hoy en día son personas como Mariame Kaba, Andrea Smith, Kelly Gillespie y otros, que salieron a protestar contra la violencia doméstica. Es decir, estaban trabajando para tratar de luchar contra la violencia y el daño y se dieron cuenta de que la abolición era la única forma de resolver los problemas que no se resolvieron teniendo un castigo mayor, más rápido, más seguro cuando alguien le hace daño a otra persona.

AMY GOODMAN: Quería incluir a Azzurra en la conversación y preguntarle sobre la cobertura mediática de los reclusos, nuevamente, y conocer la respuesta de Ruth Wilson Gilmore a esta desconcertante situación en Ohio, en donde el 80% de los presos han dado positivo a la prueba. Eso está sucediendo ahora mismo en Ohio. En Tennessee, en Arkansas, el gobernador Asa Hutchinson dio a conocer el martes que casi el 40% de los casos de coronavirus del estado están concentrados en la prisión de máxima seguridad de Cummins, donde alrededor de 850 prisioneros han dado positivo. En Nueva York, el exjefe del médico de la cárcel está acusando al Centro de Detención Metropolitano (MDC, por sus siglas en inglés), de no dar a conocer las cifras sobre los reclusos que están detenidos allí. ¿Qué demandan exactamente en este momento, mientras su esposo permanece en prisión, y cuál ha sido la respuesta del gobernador de Ohio, Mike DeWine?

AZZURRA CRISPINO: Claro. En primer lugar, agradezco a la profesora Wilson Gilmore, porque mi esposo ha sido condenado por un delito violento. Pero eso no significa que sea una persona violenta. Además, la gente puede cambiar absolutamente. Creo que, en términos de cobertura mediática, una de las frustraciones ha sido que Ohio RDC no ha querido revelar los nombres de los muertos, especialmente en Pickaway. Tenemos a uno de nuestros socios de la coalición, quien anteriormente estuvo encarcelado allí, y quiere saber quién de sus amigos pudo haber muerto, pero nos dicen que no podemos acceder a esa información por cuestiones de privacidad. Sin embargo, en el centro Marion Correctional Institution, cuando recientemente dos personas bastante conocidas que habían cometido asesinatos murieron, ambos tuvieron cobertura mediática de sus muertes. Pero cuando Jesse Zeigler muere, ¿qué ocurre? Era un padre amado, pero no hablamos de él, ¿verdad? Entonces, [hemos visto] el uso de la palabra “reo” en lugar de “persona encarcelada”, el enfoque en los actores estatales, como el gobernador DeWine, sin centrarse en lo que todos los demás podrían aportar. Hemos visto, creo, una cobertura bastante variada. Y me gustaría ver que los periodistas sigan mejorando, llegando a las personas que se ven directamente afectadas y elevando esas voces. Creo que las personas más cercanas al problema siempre están más cerca de la solución. Y es maravilloso ver a periodistas, como en Democracy Now!, haciendo un gran trabajo al cubrir estos temas.

JUAN GONZÁLEZ: Profesora Wilson Gilmore, nos queda un minuto, pero quería preguntarle algo más. Usted centra gran parte de su investigación y atención en el papel del encarcelamiento en California específicamente, el estado más grande, más poblado y próspero de la nación. ¿Podría hablar de eso también? ¿Alguna lección que podamos aprender de California?

RUTH WILSON GILMORE: Claro. Hay una lección importante que me gustaría compartir con la audiencia, en estos últimos segundos que tenemos juntos. California estaba en camino a hacer que su enorme y atiborrado sistema penitenciario, sea cada vez más y más grande. Y ahí es donde el movimiento abolicionista contemporáneo surgió en Estados Unidos. Y peleamos y peleamos y peleamos, en toda la California urbana y rural, haciendo causa común con los sindicatos, trabajadores de la salud, comunidades religiosas, activistas de justicia ambiental, y otros para desnaturalizar la noción de que el crimen era el problema por el cual el método de la cárcel y el castigo era la solución correcta. Como resultado, el número de personas en las cárceles de California es mucho más bajo de lo que se imaginaba sería en el año 2000. Esto ocurrió gracias al trabajo que hicieron los abolicionistas. Ese trabajo necesita expandirse. Hemos visto algunas victorias en el condado de Los Ángeles, donde un plan para construir cárceles multimillonarias fue derrotado después de casi 15 años de lucha. Nosotros podemos.

AMY GOODMAN: Ruth Wilson Gilmore, tenemos que finalizar, pero quiero agradecerle mucho por acompañarnos, desde Lisboa, Portugal. Wilson Gilmore es autora de: “Golden Gulag: Prison, Surplus, Crisis, and Opposition in Globalizing California” (Gulag dorado: cárcel, plusvalía, crisis y oposición en una California globalizada). Su próximo libro se titula “Change Everything: Racial Capitalism and the Case for Abolition” (Cambiarlo todo: el capitalismo racial y el argumento a favor de la abolición). Y quiero agradecer a Azzurra Crispino, co-fundadora de Prison Abolition Prisoner Support. Soy Amy Goodman, con Juan González. Cuídense.


Traducido por Gabriela Barzallo. Editado por Pamela Subizar.

Fuente: https://www.democracynow.org/es/2020/5/5/ruth_wilson_gilmore_abolition_coronavirus