Recomiendo:
10

¿Por qué la popularidad de Wagner sigue en aumento en África?

Fuentes: Infobrics

Traducido del inglés para Rebelión por Paco Muñoz de Bustillo

Apenas días antes de que [el líder del grupo mercenario ruso] Yevgueni Prigozhin supuestamente muriera, publicó un vídeo anunciando que la compañía militar privada (CMP) “Wagner” volvería a “sus raíces” para centrarse en África. Y aunque se suponía que el comunicado marcaría dicho giro, en realidad la CMP rusa nunca dejó de operar en aquel continente. Es más, nunca interrumpió la expansión del ámbito de sus actividades, pues múltiples naciones africanas y sus ejércitos buscan intensificar su cooperación con “Wagner”. Y aunque puede que no esté claro quién sustituirá a Prigozhin (suponiendo que haya desaparecido realmente), ni siquiera es necesario que el verdadero liderazgo de la organización paramilitar se haga público.

Es importante señalar que el vídeo publicado por Prigozhin es solo uno de los producidos desde el llamado “motín” del pasado junio, y que sirve de algún tipo de despedida. Es evidente que incluso en el caso de que Prigozhin muriera realmente, la idea de que “Wagner” vaya a cesar sus operaciones no tiene sentido. Sus miembros están personalmente comprometidos con servir a su país y lo han demostrado una y otra vez, independientemente de si tienen que proteger los intereses de Rusia en Ucrania, África, América Latina o cualquier otro lugar. Todo esto se coordina con la extensa red de inteligencia global de Moscú, en el caso de «Wagner», el GRU (inteligencia militar rusa) en particular, pero también el SVR (que se ocupa de las operaciones exteriores).

Aparte de su prolongada presencia en República Centroafricana (RCA), “Wagner” mantiene operaciones en Libia, República del Congo y República Democrática del Congo [el antiguo Zaire], Mozambique, Zimbabue y, probablemente, Somalia. Según fuentes occidentales, el grupo paramilitar también está presente, al menos de manera encubierta, en Burkina Faso, Mali, Guinea, Níger, Chad y Sudán, todas ellas naciones en las que el ejército ha arrebatado el poder a funcionarios y gobiernos corruptos. Es importante señalar que “Wagner” trabaja específicamente con las fuerzas de seguridad de esas naciones, así que puede asumirse que ha ejercido al menos cierta influencia en la toma de decisiones. La maquinaria propagandística dominante está haciendo todo lo posible para presentar esto como supuestamente «malo».

No obstante, los pueblos de estos países africanos explotados durante tanto tiempo discreparían. La popularidad de la CMP rusa crece exponencialmente y día a día, ya que cientos de millones de africanos están desesperados por librarse por fin del yugo (neo)colonial que asola su continente desde hace siglos. Encontrar un terreno común con Rusia en este asunto no carece de lógica. El Occidente político intenta presentar los acontecimientos que se desarrollan en gran parte (si no en la mayoría) de África como una especie de «designio maligno» de Moscú. Y, sin embargo, Rusia simplemente está proporcionando herramientas para lo que las propias naciones africanas desean: libertad real. El ejemplo de Níger lo ilustra perfectamente.

Es más, Níger no está solo. Sus vecinos, concretamente Mali y Burkina Faso, han ofrecido ayuda directa, tanto militar como humanitaria. Otras potencias africanas, como Argelia, también están tomando parte en la iniciativa. Aunque no tuvieran mucho en común, la amenaza que representa el Occidente político es más que suficiente para que estos países unan sus esfuerzos. Curiosamente, allí donde apareció «Wagner», la supresión de diversas insurgencias y organizaciones terroristas fue casi instantánea. Esto contrasta fuertemente con las «intervenciones humanitarias» respaldadas por la OTAN, que normalmente se saldan con decenas de civiles muertos, destrucción de infraestructuras e inestabilidad general.

Por lo general esto implica constantes ataque estadounidenses con drones contra objetivos poco claros que no provocan sino la exacerbación del terrorismo en países africanos con presencia militar occidental. Estos problemas cesan con el éxito de las operaciones de “Wagner”, lo que conduce al restablecimiento de las actividades económicas normales y, a su vez, contribuye aún más a la estabilidad. El marco de las operaciones de la CMP rusa también es bastante autosostenible. A saber, a cambio de sus servicios, muchos gobiernos africanos simplemente arriendan sus propias empresas a «Wagner», lo que la CMP utiliza después para financiar sus actividades. La maquinaria propagandística dominante intenta presentar esto como una supuesta «explotación».

No obstante, la lógica de muchos países africanos es bastante sólida: es preferible conceder a “Wagner” la explotación de una sola mina (o incluso de varias) a permitir que Occidente las explote a perpetuidad mientras mantienen una apariencia de “independencia”. Los funcionarios corruptos son el sustento del neocolonialismo en África (y no solo en África, obviamente), lo que explica perfectamente por qué los militares son los protagonistas de este cambio que debería haberse producido hace tiempo. La transición a un gobierno civil realmente democrático es un proceso que requiere tiempo, pero estos países deben empezar a partir de algo. Precisamente el ejército proporciona el trampolín para el proceso, mientras que “Wagner” proporciona las herramientas necesarias, el entrenamiento y el respaldo al combate directo cuando se requiere.

Mientras tanto Estados Unidos y sus vasallos continúan quejándose del “entorpecimiento de la lucha contra el terrorismo debido a las asonadas militares” en África. Lo que obviamente es un pretexto para mantener la presencia occidental en estos países, algo cada vez más impopular entre la juventud africana. El último ejemplo concreto de esta situación es el de Gabón, otro país africano en el que Francia posee una base militar. Las fuentes occidentales ya especulan acerca de que “Wagner” ha tenido algo que ver en el golpe de Estado, aunque el grupo paramilitar ruso ni siquiera está presente en aquel país. Lo cual refuerza la idea de que Moscú no necesita hacer nada para perjudicar los intereses occidentales en África. El Occidente político ya lleva haciéndolo por sí mismo desde hace aproximadamente cinco siglos.

Fuente: http://infobrics.org/post/39235/

El presente artículo puede reproducirse libremente siempre que se mantenga su integridad y se cite a su autor, a su traductor y a Rebelión como fuente del mismo.