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Israel

Por qué Netanyahu (casi) ha ganado: las cinco razones de una reacción

Fuentes: Viento Sur

El acuerdo de gobierno al que han llegado el 20 de abril Netanyahu y Benny Gantz, con el pretexto de la unión nacional contra el Covid-19 significa el blindaje de Netanyahu y la profundización de la política de anexión y de apartheid por parte del Estado de Israel a costa del pueblo palestino.

A pesar de que el pacto se presenta como un pacto nacional para luchar contra el Covid-19, las claves del pacto están en el establecimiento por ley de la alternancia en el poder entre Netanyahu y Gantz, la prosecución de la anexión territorial en Cisjordania (Valle del Jordán y territorio de las colonias sionistas en la Palestina ocupada), la renuncia de Gantz a cualquier modificación de la ley de apartheid conocida como “ley del estado nación del pueblo judío”, un reparto de carteras en un enorme gobierno de 36 ministros para poder dar cargos a todas las fuerzas del pacto, el blindaje de Netanyahu frente a la justicia por las acusaciones de corrupción, fraude y abuso de confianza recurriendo a las modificaciones legales necesarias, y por si los plazos en el gobierno no fueran suficientes, la futura posible salida de Netanyahu de su puesto en el Gobierno para ir a la Presidencia de Israel, cargo que también goza de inmunidad ante la justicia.

Durante las negociaciones el acoso a la población palestina ha continuado en todos los terrenos habituales (bloqueo de Gaza, la represión, la tierra, el agua, la vivienda…). Si la lucha contra el Covid-19 aparece como prioritaria, hay que señalar la falta de medios asignados a la población palestina de Israel, las obstrucciones deliberadas de las fuerzas israelíes a la acción de los servicios de salud palestinos, en particular en Jerusalén Este y las atrocidades de los colonos que atacan a la población palestina, les arrebatan las tierras y buscan transmitirles la pandemia.

El Estado de Israel y su clase política han optado, al conformar este pacto, por aplicar una política de conquista territorial en detrimento del pueblo palestino y la perpetuación de un régimen de apartheid, incluso en el terreno sanitario. El artículo del historiador Dominique Vidal que publicamos como anexo analiza las cinco razones por las que el bloque de derechas se quedó a solo tres escaños de conseguir la mayoría. Entre ellas explica que “ni uno solo de sus competidores, con la única excepción de la llamada Lista árabe (…), proponía una alternativa global. Tampoco el líder de Azul y Blanco (Gantz) que respondió a las promesas de anexión de Netanyahu acusándole de “robar su programa” y lógicamente llegó al extremo de respaldar el plan de Trump. Tampoco la izquierda sionista, que abandonó hasta la perspectiva de dos estados…. Desde esta situación se comprende la convergencia fundamental de las políticas de los dos protagonistas de esta coalición que, lamentablemente, cuenta con un apoyo totalmente mayoritario en la sociedad israelí. La manifestación de alrededor de 3.000 personas en contra del nuevo pacto el domingo en Tel Aviv no desmiente lo anterior.

De las últimas elecciones y de este nuevo gobierno la principal consecuencia que tenemos que sacar es que la lucha contra el estado sionista de Israel debe continuar, y que hay que redoblar esfuerzos y movimientos como el BDS (Boicot, Desinversiones, Sanciones). F. E.]

Todo debería haber llevado a una rotunda derrota de Benjamin Netanyahu: el desgaste de un primer ministro en el poder durante trece años, su triple acusación por corrupción, fraude y abuso de confianza, su incapacidad para encontrar un modus vivendi con las y los palestinos, su política neoliberal que crea pobreza y desigualdades …

Y, sin embargo, contra todas las expectativas, el jefe de Likud llegó en cabeza el 2 de marzo, en el último escrutinio anticipado que solo su obstinación había provocado: en el último recuento, solo necesita tres escaños para obtener la mayoría de 61 escaños necesario para su reelección como primer ministro. ¿Por qué?

La primera razón se debe obviamente al cansancio del electorado, obligado a votar por tercera vez para sacar al país de un estancamiento político de más de un año, cuyas consecuencias económicas y sociales no vamos a analizar aquí, comenzando con la desaceleración del crecimiento y el aumento del déficit presupuestario. ¿Quién lo pagará?

La segunda razón, por supuesto, radica en la indiscutible superioridad de la campaña emprendida por «Bibi» sobre la de sus adversarios judíos. Netanyahu es un animal político sin escrúpulos, dispuesto a hacer cualquier cosa para ganar: literalmente «histerizó» la batalla, sin dudar en bombardear tanto Siria e Irak como la Franja de Gaza, ni en presentar a los árabes como asesinos dispuestos a «exterminar» a los judíos israelíes, o aliarse con líderes populistas, negacionistas e incluso antisemitas extranjeros. Incluso logró transformar su acusación en un activo, como resultado, según él, de un llamado «complot» de la izquierda.

Pero la tercera razón es, sin duda, la más importante: es el regalo que Donald Trump le dio con su «acuerdo del siglo». El presidente estadounidense consideró claramente la reelección de Benjamin Netanyahu como una condición de la suya. Después de Jerusalén Oriental y el Golán, le dio a su aliado la mitad de Cisjordania, el Valle del Jordán y los asentamientos, incluidos los «puestos de avanzada», más la posibilidad de transferir administrativamente a los 400,000 palestinos de Triángulo. En otras palabras, como dijo Arthur Koestler sobre la Declaración Balfour, «una nación ha prometido solemnemente el territorio de una segunda a una tercera».. Nada menos que eso, en efecto: el plan Netanyahu-Trump podría ser la victoria definitiva de Israel, a través del entierro de la cuestión de Palestina después de una violación salvaje del derecho internacional y una marginación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Frente a este Primer Ministro a punto de realizar los sueños de toda la vida de la derecha y la extrema derecha israelíes, ni uno solo de sus competidores, con la única excepción de la llamada Lista Árabe, aunque incluya al Partido Comunista Judeo-Árabe y atraiga a cada vez más y más votantes judíos, proponía una alternativa global. Tampoco el líder de Azul y Blanco, que respondió a las promesas de anexión de Netanyahu acusándole de «robar su programa» y, lógicamente, llegó al extremo de respaldar el plan de Trump. Tampoco la izquierda sionista, que abandonó hasta la perspectiva de dos estados. Ni siquiera Avigdor Liberman, que se diferenciaba de Likud y sus aliados solo por un discurso antirreligioso. Nada con que movilizar al electorado popular.

Queda una quinta razón, aún más fundamental. En línea con su maestro Menachem Begin, Benjamin Netanyahu logró asociar a la mayoría de los judíos pobres con una política al servicio de los judíos ricos. Se dirá que éste es el caso de la mayoría de los populistas que llegaron al poder en la última década. Salvo que, en Israel, esta alianza de clases se combina con una movilización de los orientales contra los askenazis. Los votos de los primeros por el Likud y, más en general, por la extrema derecha continúan expresando el odio de los judíos árabes por el Partido Laborista que, durante décadas, los ha discriminado y humillado.

Todo esto explica el verdadero vuelco ocurrido durante un largo período: ¡los laboristas y Meretz ganaron 7 escaños, contra 24 en 2015 y 65 en 1949! El bloque ultraortodoxo de derecha consiguió 58 escaños, contra 61 en 2015 y 14 en 1949.

En resumen, tanto por razones estructurales tanto como cuyunturales, las elecciones del 2 de marzo de 2020 entrarán sin duda en la historia del conflicto israelo-palestino como las de una luz verde dada por las y los israelíes a una huida hacia adelante anexionista sin precedentes.

Con el 99% de los votos emitidos, los resultados, en la noche del 4 de marzo, fueron los siguientes:

– Likoud 36

– Shas 9

– Unión del judaísmo de la Torá 7

– Yamina 6

Es decir, 58 escaños para la derecha, el extremo y los ultraortodoxos

– Israel Beteinou 7

– Azul y blanco 33

– Laboristas-Meretz-Gesher 7

Es decir, 40 escaños para el centro y la izquierda

– Lista Unida 15

Texto original: http://www.france-palestine.org/Pourquoi-Netanyhou-a-gagne-les-cinq-raisons-d-un-sursaut

Traducción: Faustino Eguberri para viento sur

Fuente: https://vientosur.info/spip.php?article15911