Traducido para Rebelión por Germán Leyens
Tres años después de los ataques del 11 de septiembre de 2001, los políticos y los medios de EE.UU. siguen engañando gravemente al público sobre la así llamada guerra contra el terrorismo.
Ahora ha aparecido el libro definitivo sobre el terrorismo, que debería ser lectura obligatoria para toda persona que piensa. Es llamado «Imperial Hubris: Why The West is Losing the War on Terror» [Arrogancia imperial: por qué Occidente está perdiendo la guerra contra el terror».
La cubierta simplemente identifica al autor como «Anónimo», pero ya ha sido ampliamente identificado en los medios estadounidenses como Michael Scheuer, un alto analista del terrorismo de la CIA.
Es un hecho sin precedentes que se permita a un funcionario de la CIA en servicio activo que publique un libro, un libro que es evidentemente una dramática bofetada a los neoconservadores que llevaron a EE.UU. a dos guerras.
El trabajo de Scheuer es una mina de oro de información y de brillante análisis. Rompe tabús y despeja las nubes de mentiras sobre al Qaeda. Irak y Afganistán. Dice que los líderes de EE.UU. se niegan a aceptar lo obvio – «estamos combatiendo contra una insurgencia islámica mundial – no contra la criminalidad o el terrorismo».
EE.UU. sólo ha logrado «dejar una pequeña marca en las fuerzas enemigas».
Ninguna de las razones de bin Laden para ir a la guerra contra EE.UU., escribe Scheuer, «tiene algo que ver con nuestra libertad y democracia (como afirma el presidente George Bush), pero mucho con las políticas y las acciones de EE.UU. en el mundo musulmán», especialmente su ilimitado apoyo a la represión contra los palestinos de Israel y la destrucción de Irak.
«Por petróleo barato, fácilmente accesible, Washington y Occidente han apoyado a tiranías musulmanes que (Osama) bin Laden y otros islamistas tratan de destruir», escribe Scheuer. «La guerra tiene el potencial de durar hasta más allá de las vidas de nuestros hijos y de ser librada sobre todo en suelo de EE.UU.»
Un golpe maestro de bin Laden
Bin Laden, argumenta Scheuer, es visto ampliamente por gran parte del mundo musulmán, enfurecido por las acciones estadounidenses en Medio Oriente, no como terrorista o demente, sino como un hábil guerrero, el único líder musulmán que se alza contra los depredadores poderes occidentales.
Irónicamente, la intervención militar de EE.UU. y Gran Bretaña en Afganistán e Irak «completan la radicalización del mundo islámico», un objetivo fundamental de bin Laden.
La mal concebida invasión de Irak de Bush fue «un extra» para bin Laden.
La amenaza que confronta EE.UU. actualmente «es la yihad defensiva (lucha sagrada), una reacción militar islámica provocada por un ataque por no-musulmanes contra la fe islámica, contra musulmanes, en territorio musulmán». Los musulmanes se defienden cada vez más.
El mundo musulmán cree que está bajo un ataque total dirigido por Bush – un esfuerzo masivo por aplastar a todos los que se oponen a la dominación por EE.UU., por destruir el papel político inherente del Islam, por eliminar las organizaciones benéficas musulmanas, por imponer los valores occidentales sobre el mundo islámico y por mantener a gobernantes títeres – «ampliar la democracia» en el diccionario de Bush. El terrorismo es sólo la táctica de los pobres que combaten a los ricos.
El tabú supremo
«Las operaciones militares de EE.UU. en el mundo musulmán», agrega, «validan la opinión de bin Laden de que EE.UU. ataca al Islam y apoya a cualquier país dispuesto a matar o perseguir a los musulmanes.»
Scheuer, destrozando el tabú supremo, señala respecto a la «alianza en una sola dirección» de Washington con Israel que los «israelíes han logrado apretar los lazos que atan al Gulliver estadounidense al… estado judío y sus políticas».
Las guerras en Afganistán e Irak son causas perdidas, concluye Scheuer. EE.UU. es totalmente incapaz de crear gobiernos legítimos en cualquier de esas caóticas naciones, sólo regímenes títere, apoyados en las bayonetas estadounidenses.
Si EE.UU. se queda, se desangrará interminablemente; si se retira, enfrenta un desastre político.
Washington, acusa, no tiene estrategia y sólo «está arreglándoselas».
En una de sus visiones más agudas, Scheuer explica que EE.UU. no puede, a pesar de toda su riqueza, comprarse la victoria en Afganistán o Irak.
«El honor sigue siendo la moneda válida en Medio Oriente, más que los bienes y los servicios.»
Los lazos de sangre son una carta triunfo que supera a todas las afiliaciones o lealtades.
Es por respeto al honor que los talibán se negaron a entregar a bin Laden a EE.UU., un hombre al que consideraban como su huésped y un héroe de la guerra, y por eso mismo no ha sido traicionado a pesar de la recompensa de 25 millones de dólares en una nación en la que el ingreso anual es de 147 dólares.
Hay por lo menos una persona en Washington que comprende la violencia que nos rodea – y tiene el coraje y el patriotismo de decir la verdad a los estadounidenses. Su propia arrogancia e ignorancia los llevan a una guerra que no pueden ganar contra 1.300 millones de musulmanes.
© 2004 The Canoe
http://www.commondreams.org/views04/0912-25.htm