Pocas horas antes de finalizar la visita oficial del canciller marroquí Mohamed Benaissa a Cabo Verde, el gobierno de este país decidió congelar su reconocimiento diplomático a la República Árabe Saharaui Democrática. El anuncio del canciller Vítor Borges en Cidade da Praia, capital de Cabo Verde, no deja lugar a dudas. El pequeño archipiélago de […]
Pocas horas antes de finalizar la visita oficial del canciller marroquí Mohamed Benaissa a Cabo Verde, el gobierno de este país decidió congelar su reconocimiento diplomático a la República Árabe Saharaui Democrática.
El anuncio del canciller Vítor Borges en Cidade da Praia, capital de Cabo Verde, no deja lugar a dudas. El pequeño archipiélago de África occidental con medio millón de habitantes rompió así una conducta diplomática de 28 años, para poder estrechar sus relaciones con Marruecos y acatar una recomendación de Francia.
«Si no fuese un asunto serio para un territorio que lucha hace 32 años por su independencia, tal como lo hicieron los caboverdianos contra Portugal entre 1962 y 1974, sería el caso de ironizar con el título de aquel filme de vaqueros de los años 60, «Por un puñado de dólares», porque de eso se trata y no de un problema de principios», comentó a IPS el analista luso Augusto Videla.
Cabo Verde, independiente de Portugal desde 1975, reconoció a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) el 4 de junio de 1979, uniéndose al grupo de 82 países que en esa época tomaron idéntica actitud tras la declaración de la independencia por parte del Frente Polisario en 1976, un año después que España cediese ese territorio a Marruecos y a Mauritania.
Mauritania desistió de sus pretensiones en 1979 y Marruecos abandonó la Organización de la Unidad Africana (OUA) en 1982, cuando la mayor parte de los países miembro ya habían optado por reconocer la independencia del ex Sahara Español, un territorio árido de 266.000 kilómetros cuadrados y con 273.000 habitantes, pero rico en fosfatos y bañado por un mar con abundante pesca.
En julio de 1982, la RASD fue admitida en la disuelta OUA y en 2002 se convirtió en uno de los fundadores de la sucesora, la actual Unión Africana (UA), motivo por el cual Marruecos es el único país del continente que no hace parte de la organización.
Sin embargo, poco a poco, los reconocimientos fueron disminuyendo. Un total de 22 naciones anularon su decisión y otras 12, entre ellas Cabo Verde como el más nuevo de la lista, optaron por la fórmula más suave, de «congelamiento». En la actualidad son 48 los países que mantienen relaciones plenas con la RASD.
En declaraciones a corresponsales portugueses destacados en Cidade da Praia, Borges aclaró que la decisión «traduce la actitud de búsqueda de coherencia con el proceso de negociaciones en curso bajo la coordinación de Naciones Unidas».
«No obstante el hecho de haber reconocido a la RASD en 1979, eso fue en un contexto histórico bien específico, mientras la situación actual reclama una postura más consecuente con la evolución del proceso» y con el espíritu actual de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) «que apela a las partes a negociar sin condiciones previas», explicó el canciller.
Según Borges, «el diferendo entre el Reino de Marruecos y el Frente Polisario conoció una evolución prometedora, con propuestas innovadoras de Rabat y con la retoma de las negociaciones directas entre las partes». Marruecos propuso en mayo un nuevo plan que califica la autonomía como la única solución viable al conflicto, mientras que el Frente Polisario, cuyo nombre completo es Frente Popular de Liberación de Saguia al Hamra y Río de Oro, aboga por un referéndum que incluya la independencia entre las opciones a sufragar.
En este sentido, en la óptica del jefe de la diplomacia caboverdiana, el congelamiento de las relaciones con la RASD es «una actitud de búsqueda de coherencia con el proceso negociador de la ONU».
Explicó también que la decisión del gobierno del primer ministro José María das Neves constituye «una indicación a las partes (Marruecos y el FP) de cómo la solución del diferendo, particularmente en este caso, depende en primer lugar de la buena voluntad, concesión y empeño» de los involucrados.
No obstante, el analista portugués Videla no comparte este optimismo, al señalar a IPS que «no será tan simple poner punto final a un diferendo que ya se prolonga por 32 años».
El territorio está dividido por un muro de 2.500 kilómetros, vigilado por 150.000 soldados marroquíes, «una muralla castrense para contener acciones provenientes de la zona oriental controlada por el FP desde la localidad de Bir Lehhlu, fronteriza con Argelia, donde están los campos de refugiados», apuntó el analista. El inesperado anuncio de Cidade da Praia, se produce después que el canciller Benaissa consignase al presidente de Cabo Verde, Pedro Rodrigues Pires, un mensaje especial del rey de Marruecos Mohamed VI y que Rabat anunciase el incremento de la concesión de becas de estudio para caboverdianos en las áreas de agricultura y transportes.
También coincidente con el «congelar» de las relaciones, surge el apoyo pecuniario de París a «proyectos de apoyo a la gobernación democrática de Cabo Verde», justamente cuando Francia, la antigua metrópoli colonial de Marruecos, ha reafirmado su apoyo a las posturas de Rabat sobre el conflicto, subrayó Videla.
El proyecto francés incluye la mejora de la seguridad interna y lograr que el archipiélago obtenga niveles de desarrollo sostenible ahora que el producto interno bruto de 6.287 dólares por habitante está entre los más altos de África, y que todos estudios publicados de organizaciones internacionales independientes le colocan en la primera fila de los países con mayor democracia real.
El anuncio de Cabo Verde, un país que goza de gran prestigio en África, surge en vísperas de la reunión entre Marruecos y el FP, prevista para el 10 de agosto, con el fin de reanudar las negociaciones sobre sus diferencias respecto del futuro del territorio. A esta cita acudirán también Mauritania y Argelia como países vecinos.
En declaraciones a la agencia de noticias de Argelia APS en junio, el representante del Frete Polisario en la ONU, Ahmed Bujari, dijo esperar que Marruecos se siente a la mesa de negociaciones «con una voluntad política diferente de la arrogancia y la intransigencia que mostró en el primer encuentro».