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Por un sindicalismo combativo y democrático

Fuentes: In These Times / Viento Sur

Cada dos años, desde 1981, el boletín mensual de noticias Labor Notes, con base en Detroit y Brooklyn, reúne a sindicalistas y aspirantes, así como a algunos liberados sindicales y dirigentes electos, para compartir, durante un largo fin de semana, experiencias, estrategias y lecciones aprendidas en sus luchas locales. Son esa especie de gente que […]

Cada dos años, desde 1981, el boletín mensual de noticias Labor Notes, con base en Detroit y Brooklyn, reúne a sindicalistas y aspirantes, así como a algunos liberados sindicales y dirigentes electos, para compartir, durante un largo fin de semana, experiencias, estrategias y lecciones aprendidas en sus luchas locales. Son esa especie de gente que los patronos de todas partes, y algunos gerifaltes sindicales, llamarían «alborotadores», y ellos han adoptado el apelativo como una distinción de honor (incluida la organización de «escuelas de alborotadores» y la publicación de manuales tácticos para sindicalistas autodidactas).

El pasado fin de semana, unos 2 200 activistas sindicales de distintos grupos de edad, diversos sectores y diferentes experiencias personales y nacionales se reunieron en Chicago (asistieron unos 150 invitados de 22 países), para asistir a un intenso programa de talleres y sesiones plenarias en la, hasta ahora, más concurrida de estas conferencias bienales. Algunos talleres estuvieron dedicados al aprendizaje de habilidades (como la manera de calcular el coste de un contrato para la empresa) o tácticas (inclusive acciones como la antigua, pero eficaz, práctica del «salting«, consistente en conseguir que se contrate a trabajadores que simpatizan con el sindicato en determinadas empresas para organizar allí el sindicato). En diversas mesas redondas también se comentaron estrategias para determinadas empresas y sectores, como la industria del automóvil o el servicio de correos, y se discutió sobre la mejor manera de recurrir a diferentes tipos de huelga y resistencia dentro de los centros de trabajo, como las «huelgas de celo», que reducen efectivamente la producción.

En otras sesiones se examinaron las promesas y peligros a que se enfrentan los sindicatos al constituir alianzas más amplias o incorporar objetivos sociales en sus negociaciones y otras campañas (como la de los maestros que se oponen a la privatización o a los exámenes finales). Hubo mesas redondas sobre novedades del movimiento obrero mundial y cambios socioeconómicos que configuran el mundo del trabajo, así como nuevos desafíos para el movimiento obrero organizado, como el cambio climático. Hubo momentos para cargar las pilas, buscar inspiración y obtener emotivas señales de solidaridad con otras luchas en circunstancias todavía más difíciles que las propias. Se registraron intervenciones encendidas en nombre de los mal pagados (6 dólares por jornada de 12 horas), de trabajadores indígenas víctimas de terribles abusos en el sur de México, que han emigrado para trabajar en Baja California, California y el Estado de Washington, donde recogen fresas que finalmente se venden bajo la marca Driscoll. Uno de los premios a alborotadores se otorgó a los huelguistas de hambre del barrio y del sindicato de maestros que están luchando por impedir el cierre del instituto de secundaria Dyett en Chicago.

Aunque las conferencias de Labor Notes no suelen abordar cuestiones de estrategia política sindical, este año más de 100 asistentes acudieron a cada una de las dos reuniones que hubo sobre la organización de la plataforma «Labor for Bernie», que es independiente de la campaña de Bernie Sanders para las elecciones presidenciales. La candidatura de Sanders ha generado esperanza y energía en muchos sindicalistas, aunque son muchos más los sindicatos que han declarado oficialmente su apoyo a su rival Demócrata, la ex secretaria de Estado Hillary Clinton. «Labor for Bernie» trata de ampliar al máximo el apoyo de las bases sindicales, independientemente de la posición oficial de sus respectivos sindicatos, y de bloquear iniciativas encaminadas a incrementar el apoyo sindical a Clinton.

Por ejemplo, el sindicato de electricistas (IBEW, sigla en inglés de Hermandad Internacional de Trabajadores Electricistas) ha mantenido la neutralidad, en gran medida gracias a la postura favorable a Sanders defendida por Carl Shaffer, ex delegado internacional del sindicato que se ha reincorporado a su sección local en Indiana, donde espera ser elegido para un cargo interno. A su vez, según algunos activistas políticos del movimiento sindical, la neutralidad de la IBEW contribuyó de modo importante a bloquear una declaración de apoyo a Clinton por parte el consejo de la AFL-CIO [la principal confederación de sindicatos de EE UU] a comienzos de este año. Sanders despertó entusiasmo no solo por su ferviente apoyo a los sindicatos desde hace tiempo, sino también porque la mayoría de los asistentes probablemente también se autocalificarían, como él, de «socialistas» o «socialistas democráticos» (como alrededor del 40 % de los votantes de menos de 30 años de edad). Al igual que él, en su mayoría no siguen a esos ideólogos doctrinarios que rechazan que un candidato socialista se presente por uno de los dos partidos «de la patronal» en vez de algún grupúsculo que se autodenomine «partido obrero». (Aunque la idea de fundar un partido obrero obtuvo un apoyo significativo en el entorno de Labor Notes hasta que el último esfuerzo se desvaneció hace unos años.)

En efecto, muchos miembros del grupo de jóvenes trabajadores e intelectuales que lanzaron Labor Notes procedían de la organización International Socialists (IS), uno de los numerosos grupos escindidos que se identificaban con el legado de León Trotsky. Más que muchos miembros de otros pequeños grupos de izquierda contemporáneos, los de IS tenían una presencia significativa en la actividad sindical (incluida la creación de uno de los grupos de reforma sindical que más éxito han tenido, el Teamsters for a Democratic Union – Camioneros por un sindicato democrático), se mostraban comparativamente abiertos a colaborar con otros y eran serios y realistas.

Su actitud relativamente abierta hizo de Labor Notes y sus convocatorias un punto de encuentro común de activistas de izquierda y trabajadores independientes que trataban de ser mejores alborotadores para un patrón que ya estaba armando bastante alboroto por ellos. Aunque a menudo rechazados o atacados por algunos líderes sindicales (como en la reunión de 2008, cuando el sindicato de empleados de servicios de Michigan trasladó autocares enteros de miembros para boicotear la gala de concesión de premios), otros dirigentes sindicales han colaborado con ellos, incluido el difunto Tony Mazzocchi; el presidente anterior de Communications Workers, Larry Cohen; y el presidente del Amalgamated Transit Union, Larry Hanley.

Mark Brenner, el directos actual de Labor Notes, es realista y al mismo tiempo un entusiasta con respecto al futuro de los sindicatos. «Hemos estado en el lado perdedor de la lucha de clases durante toda mi vida«, declaró Brenner, con su aspecto juvenil, ante la muchedumbre, señalando con pesadumbre la sucesión de leyes de régimen laboral. «Nuestro movimiento obrero no puede seguir así. Tenemos que hablar del poder.» Sin embargo, añade, «soy más optimista de lo que jamás he sido, pues un inveterado suscriptor de Labor Notes es candidato a presidente«. Más tarde, charlando en un pasillo, Brenner se explayó: «Creo que se están juntando varias cosas. El movimiento obrero institucional reconoce su confianza injustificada tanto en ‘Change To Win’/1 como en la promulgación de la Ley de libre elección del empleado/2. Esos grandes proyectos fracasaron porque habían sido concebidos en los despachos«, afirma, y no involucraron a los afiliados en su concepción y ejecución.

En cambio, sí le infunden esperanzas no solo los sindicalistas que tienen un buen nivel de formación y están movilizados, sino también el ascenso de nuevos líderes en varios sindicatos, desde el del transporte y el de los trabajadores de comunicaciones hasta los de los maestros y enfermeros. Acude mucha más gente a sus cursos de formación y lo que le complace especialmente es que «personas que han acudido a Labor Notes se presentan a las elecciones internas y se convierten en dirigentes«, como muchos de los que encabezan el sindicato de maestros de Chicago. «Lo que queremos«, prosigue Brenner, «es crear movimientos fuertes«, en los que los líderes sindicales tengan que responder ante los afiliados. Labor Notes siempre ha defendido con firmeza la democracia sindical, la acción directa de las bases y una orientación más progresista de la dirección. Pero Brenner añade que el objetivo de Labor Notes es transformar el movimiento obrero, no elegir a los líderes. «Si pudiera, dedicaría todo mi tiempo a los delegados y dirigentes locales«, dice. «Es difícil transformar el movimiento obrero desde un cargo electo.» Pero también es difícil cambiarlo cuando los dirigentes electos son hostiles.

Los objetivos que se propone Labor Notes son admirables y necesarios para el movimiento obrero, pero están interrelacionados de una manera que a menudo genera tensiones difíciles de resolver (y que Labor Notes no siempre reconoce). Por ejemplo, a veces los afiliados son menos progresistas que los dirigentes, que en algunos casos se esfuerzan por educar a las bases para ser más enérgicas y combativas (aunque lo más común es lo contrario). Y aunque las condiciones en que tienen lugar las elecciones en los sindicatos a menudo no son perfectamente democráticas, a veces los afiliados eligen a líderes conservadores o son reacios a emprender acciones directas contra las empresas. Asimismo, los sindicatos son al mismo tiempo instituciones y movimientos, o al menos idealmente forman parte tanto del movimiento obrero como de movimientos sociales y políticos progresistas. Las tensiones surgen fácilmente entre distintas necesidades que reflejan estas diversas funciones de los sindicatos.

Del mismo modo, los cuadros sindicales tienen que optar a menudo entre sus obligaciones para con el presidente o la lealtad hacia los afiliados, y dentro de todas las organizaciones existen diferentes grados de acceso a la información. Por ejemplo, Bill Parker, un fiel seguidor de Labor Notes y antiguo presidente del sindicato local de Chrysler, explicó cómo los cuadros del sindicato disponen de mucha más información crucial en las discusiones entre la empresa y los portavoces sindicales que los representantes locales elegidos de la comisión negociadora que él presidió en las negociaciones del convenio nacional. Este desequilibrio, dijo, permitió que en el convenio se incluyera la doble escala salarial a pesar de que la comisión negociadora y él se opusieran a este sistema de doble escala (que finalmente se eliminará progresivamente al amparo del convenio vigente).

La historia del sindicalismo indica que los activistas con ambiciones democráticas como las de Labor Notes se pasan a menudo mucho tiempo sin conseguir apenas algún progreso para luego experimentar rápidos avances momentáneos. Claro que esto no ayuda mucho a saber cómo actuar mientras tanto. Así se entiende la respuesta que dio Kim Moody, uno de los fundadores de Labor Notes que se fue a Inglaterra a enseñar historia del movimiento obrero, a la pregunta que le formularon en su taller sobre la manera de iniciar una huelga general: «Cuando comienza, comienza«, dijo. Desde la última vez que vino a EE UU, hace dos años, piensa que «la diferencia es perceptible, hay más sensación de desespero, polarización«. Le infunde esperanza el apoyo que obtiene Bernie Sanders, incluido el hecho de que los votantes no parecen incomodarse porque este se califique de socialista, y le apabulla el ascenso de Donald Trump.

«Trump es casi tan fascista como los que se han visto por aquí, aunque sin esos cómicos uniformes«, dice. «El tipo es un matón.» Según el, EE UU empieza a parecerse más a algunos países europeos con enfrentamientos políticos entre una derecha antiinmigración y movimientos populistas de izquierda, como Podemos en España o Syriza en Grecia. Y Sanders es el equivalente estadounidense del nuevo líder del Partido Laborista británico, Jeremy Corbyn. Pero ocurren muchas más cosas de forma «subterránea» en el movimiento obrero y otros movimientos. «Es el momento de hacer cosas«, dice. «No estamos en vísperas de un giro importante a la izquierda, pero las cosas están cambiando, y los sindicatos tienen un papel que desempeñar en esto… Hemos de abordar con franqueza la cuestión racial. Es un problema para el movimiento obrero estadounidense, porque el racismo está profundamente arraigado en el conjunto de la sociedad.«

Al igual que la Highlander Folk School (el actual Research and Education Center), fundada en el sur por Myles Horton en 1932, o la Brookwood Labor College, fundada en 1921 en el Estado de Nueva York bajo la dirección de A. J. Muste, Labor Notes y sus conferencias forman parte de un pequeño y casi subterráneo esfuerzo por educar a trabajadores para crear un sindicalismo combativo y democrático. El movimiento obrero solo puede beneficiarse de ello, y cabe esperar que otros también hagan suya esta causa.

8/4/2016

http://inthesetimes.org/working/ent…

David Moberg es editor de la revista In These Times.

Notas:

1/ La «Change to Win Federation» es una federación de varios sindicatos creada en 2005 como alternativa a la AFL-CIO. Actualmente está formada por tres sindicatos: la International Brotherhood of Teamsters (Hermandad Internacional del Transporte), el Service Employees International Union (Sindicato Internacional de Empleados de Servicios) y el United Farm Workers (Obreros del Campo Unidos).

2/ La Employee Free Election Act fue propuesta y debatida en el Congreso y el Senado de EE UU en 2009 para facilitar la creación de sindicatos y su reconocimiento en las empresas. No llegó a promulgarse debido a la oposición de la derecha.

Traducción: VIENTO SUR

Fuente: http://www.vientosur.info/spip.php?article11188