Unos treinta extranjeros que presuntamente habían declarado que trabajaban para una empresa de seguridad -entre los que hay nigerianos, sudafricanos y estadounidenses- han sido arrestados, al parecer, en la capital Kinshasa, sospechosos de organizar un presunto golpe de Estado a pocas semanas de las elecciones presidenciales y legislativas del 30 de julio. De la noticia […]
Unos treinta extranjeros que presuntamente habían declarado que trabajaban para una empresa de seguridad -entre los que hay nigerianos, sudafricanos y estadounidenses- han sido arrestados, al parecer, en la capital Kinshasa, sospechosos de organizar un presunto golpe de Estado a pocas semanas de las elecciones presidenciales y legislativas del 30 de julio.
De la noticia se hace eco la prensa local: el diario Le Potentiel cita una declaración del ministro del Interior Théophile Mbemba, que afirma que se ha arrestado a «treinta y dos mercenarios extranjeros» que pretendían «atentar contra las actuales instituciones y obstaculizar el proceso electoral». Entre los detenidos hay al menos diecinueve sudafricanos, como ya ha confirmado la embajada del Gobierno de Pretoria en Kinshasa; el resto parece que son diez nigerianos y tres estadounidenses, pero sus representantes diplomáticos aún no lo han comprobado.
Según el Ministro, «aparentemente son militares procedentes en su mayoría de Irak». El portavoz del Gobierno Henri Mova Sakanyi, tal como citan fuentes de prensa internacionales, ha añadido que «serán procesados ante un tribunal», a la vez que ha precisado que las detenciones tuvieron lugar hace varios días.
El titular de la cartera de Interior y Seguridad ha dicho, además, que «los 32 hombres entraron en territorio congoleño utilizando la tapadera de una empresa de seguridad llamada Omega, con oficinas en Kinshasa». En una rápida búsqueda, MISNA ha podido comprobar que, en efecto, existe una empresa de seguridad que se llama Omega, con sede en Alençon, en la región francesa de Normandía.
Hemos podido hablar con un trabajador de la misma, que nos ha confirmado la existencia de una sede de la empresa en la capital congoleña, sin ir más allá en los detalles. Pese a la falta de confirmación objetiva y las abundantes dudas que rodean el asunto, diversos observadores y la prensa local subrayan que, de ser verdad, este episodio confirmaría el clima de creciente tensión ante unas votaciones en las que la comunidad internacional está trabajando con ahínco para permitir que se desarrollen con normalidad.