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Proceso de destitución

Fuentes: Zmag

Traducido para Rebelión por Fernando D. Sánchez y revisado por Miguel Montes Bajo

«Nosotros, el Pueblo de los Estados Unidos, para formar una Unión más perfecta, establecer la Justicia,
asegurar la Tranquilidad interior, procurar la defensa común, promover el Bienestar General
y asegurar las Bendiciones de la Libertad para nosotros mismos y para nuestra Posteridad,
decretamos y establecemos esta Constitución de los Estados Unidos de América.»
Preámbulo de la Constitución de los Estados Unidos de América

Hay muchos temas importantes que enfrenta nuestra nación y el 110º Congreso. El aumento al salario mínimo y la atención médica universal son asuntos atrasados demasiado tiempo. ¡Y por supuesto que aprecio también las primeras señales de querer traer nuestras tropas a casa de Iraq en un lapso de 3 a 4 meses! Al fin y al cabo, más soldados fueron asesinados ayer mientras nuestros políticos jugaban a darse puntapiés entre sí… Creíamos que el 7 de noviembre era un día para celebrar. Cuando el último de nuestros jóvenes valientes regrese cojeando a casa con su familia, ya sin preocupaciones, ése será un día histórico y lleno de regocijo.

Creo, sin embargo, que esas mismas tropas y otras que han combatido con tanto valor, que murieron sin necesidad alguna o que han sido sufrido heridas de por vida, merecen justicia por lo que el régimen de Bush les ha hecho pasar. Creo que este país y el mundo merecen justicia por las violaciones y saqueos de estos filibusteros que han robado nuestras libertades y han inflingido torturas, entre otros sufrimientos y privaciones, al mundo entero. Creo que el proceso de destitución es el tema más importante que el 110º Congreso debe poner sobre NUESTRA mesa.

Desde que les he escrito cartas abiertas a George y a los representantes Pelosi y Conyers, he recibido también un apoyo casi abrumador para estas ideas, pero hay también algunas preocupaciones legítimas que necesitan ser atendidas.

Primero que nada, mucha gente cree que el proceso de destitución sería considerado como una venganza «política» por lo que los republicanos le han hecho a los demócratas en los últimos 12 años o una venganza por el proceso de destitución a Bill Clinton. El proceso de destitución no es una herramienta política como la que utilizó el Congreso republicano, sino que es un remedio constitucional para funcionarios elegidos o designados que han abusado de sus poderes. Si George no ha abusado de sus poderes como presidente y como comandante en jefe, entonces ningún presidente en la historia lo ha hecho. No voy a detallar sus graves crímenes y faltas, sus crímenes en contra de la paz y la humanidad, porque todas sus actividades ilícitas ya han sido bien documentadas. La justicia no debe ser un tema partidista y si el Congreso tomara su juramento a la Constitución con tanta seriedad como se toma su lealtad a los intereses especiales y a la politiquería partidista, George ya habría sido enjuiciado.

En segundo lugar, mucha gente está temerosa de que el proceso de destitución quede empantanado en el Congreso. Elizabeth Holtzman, que fue representante por New York y miembro del comité de investigación que recomendó que procedieran las acusaciones en contra de Richard Nixon, dijo, en nuestro foro por la destitución en el Salón Constitucional de Filadelfia el fin de semana pasado, que este tipo de razonamiento no le da suficiente crédito al Congreso. La Sra. Holtzman dijo que el Congreso es capaz de «caminar y masticar chicle» al mismo tiempo. Tengo que tomarle la palabra, en tanto que ella es la voz razonada de la experiencia.

Por último, la gente está preocupada de que el llamar a rendir cuentas a George dividirá aún más a un país ya perjudicado y escindido por el «Unificador»… Esta es una preocupación legítima, pero nuestro país se volvió a levantar completamente después de la debacle de Nixon y nos volveremos a levantar de nuevo. También me gustaría que los estadounidenses nos diéramos el crédito que merecemos. Hemos demostrado una y otra vez que somos muy resistentes y lo suficientemente fuertes como para afrontar un llamado a rendir cuentas a nuestras autoridades.

Encuestas recientes muestran que la mayoría de los estadounidenses quieren que se inicien el proceso en contra de la BushCo [Bush Company, puede traducirse como «Corporación Bush» (N. del T.)]. Los líderes congresistas recién electos no iniciarán este proceso a menos que se manifieste la voluntad popular. Muchos miembros de los Congresos, de ambos partidos, que han estado en su escaño desde que la BushCo llegó al poder en un ilegal golpe electoral en 2000 han sido copartícipes de los crímenes de Bush y depende de la voluntad del pueblo estadounidense corregir el curso que está privándonos de las Bendiciones de la Libertad a todos nosotros y a nuestra posteridad. Como establece el preámbulo, es nuestra Constitución, tanto como lo es de ellos, y necesitamos reclamar lo que es nuestro país y nuestro humanismo antes de que los perdamos para siempre.

El apelar a las acusaciones para la destitución de la BushCo no sólo traerá resolución y justicia a nuestra nación y al mundo, sino que, además, si a este régimen se le llama a rendir cuentas por sus crímenes y abusos de poder, entonces futuras administraciones se lo pensarán dos veces antes de cometer crímenes tan descarados y beligerantes y el mundo será un lugar más seguro y más pacífico. Pero hay una razón fundamental para que este proceso se inicie lo más pronto posible: Un presidente no está por encima de la ley ni es la ley. Un presidente es un funcionario electo que tiene el deber de obedecer, cumplir y proteger las leyes de nuestro país, no violarlas como si fuera el dictador de una república bananera y no el líder de lo que algún día fue una gran nación. Necesitamos restablecer nuestra grandeza y nuestra credibilidad ante un mundo que nos desprecia profundamente por haberle dado tanto margen de maniobra a la BushCo para que perpetrara sus agresiones en contra del mundo mismo.

Al obtener esta justicia que necesita nuestro mundo tan desesperadamente, nosotros, gente de compasión y valor, no podemos recuperar a los cientos de miles de personas que ya han sido asesinadas. No podemos volver a levantar los edificios que las bombas de la maquinaria de guerra han destruido. No podemos sanar a todas las personas que han sido heridas física y emocionalmente por estos graves crímenes y faltas. No podemos reunir a las familias que han sido desgarradas por guerras ilegales. No importa cuán duro tratemos, no podemos evitar el dolor que ya ha sido provocado por la BushCo, pero, brindándoles justicia, nosotros podemos e impediremos más sufrimiento innecesario aquí en casa y fuera de ella, para el presente y para nuestra posteridad.

Nuestros muertos, nuestros soldados y la gente de Iraq no tienen voz en el debate sobre el llamado a la rendición de cuentas y nosotros debemos ser sus voces. La Constitución no puede escapar de su vitrina en los Archivos Nacionales y manifestarse en frente de la Casa Blanca o recorrer los Salones del Congreso para demandar que la BushCo deje de profanarla y que continúe siendo lo que solía representar para nosotros. Depende de nosotros, los ciudadanos, el proteger a la humanidad y a la ley de nuestro país. Tal como afirma el historiador Howard Zinn en la introducción a Impeach the President, the Case against Bush and Cheney [Destituyan al Presidente, el Caso contra Bush y Cheney], editado por Dennis Loo y Peter Phillips:

«No podemos esperar ni de los republicanos ni de los demócratas en el Congreso que inicien cualquier desafío al orden existente de las cosas. En la historia de la nación, las graves injusticias -esclavitud, segregación racial, los derechos de los trabajadores, la condición de las mujeres, la guerra en Vietnam- sólo se han solucionado tras poderosos movimientos sociales que forzaron al gobierno a que cambiase sus políticas.

Ahora tenemos otro de esos tiempos.»

Nuestra existencia misma como una nación de leyes y justicia depende de ello.

Por favor, visita Impeach for Change [Destituye para Cambiar / http://www.afterdowningstreet.org/december10 ] para informarte acerca del nuevo y poderoso movimiento social a favor de la rendición de cuentas. Inscríbete en un foro por la destitución en tu zona el día de los Derechos Humanos -el 10 de diciembre- o bien organiza uno localmente si no tienes uno cerca. Ese día yo estaré conversando con Elizabeth Holtzman, entre otros notables estadounidenses, en el foro en la ciudad de Nueva York.

Por favor, visita Gold Star Families for Peace [Familias Estrella de Oro por la Paz / http://www.gsfp.org ] para conocer acerca de nuestra campaña Walk for Change [Caminata por el Cambio] en las Salas del Congreso el 3 y 4 de enero de 2007. Tú puedes unirte a los miembros de la Familia Estrella de Oro en nuestra demanda de paz y rendición de cuentas.

¡2006 fue el año del Despertar y 2007 será el año del Cambio!

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Cindy Sheehan es la madre del Especialista del Ejército Casey Sheehan, quien murió en combate el 04/04/04 en la guerra contra el terror del régimen de Bush. Es cofundadora y presidenta de Gold Star Families for Peace y fundadora y directora del Camp Casey Peace Institute [Instituto por la Paz Campamento Casey]. Cindy ha publicado tres libros y el último es: Peace Mom: A Mother’s Journey Through Heartache to Activism [Mamá pacifista: El viaje de una madre desde el dolor al activismo].

Fuente: http://www.zmag.org/content/showarticle.cfm?SectionID=51&ItemID=11427