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¿Provoca Occidente la inmigración de los africanos? III

Fuentes: Rebelión

Un tercer factor que causa emigración en lugar de combatirla es la externalización de las fronteras europeas. Me explico. Senegal, -junto con Mauritania, Mali, Gambia, Níger, Guinea Conakry, Cabo Verde y sobre todo los países del Magreb- son los países, mejor dicho sus redes de poder, que se están beneficiando económicamente de la externalización de […]

Un tercer factor que causa emigración en lugar de combatirla es la externalización de las fronteras europeas. Me explico.

Senegal, -junto con Mauritania, Mali, Gambia, Níger, Guinea Conakry, Cabo Verde y sobre todo los países del Magreb- son los países, mejor dicho sus redes de poder, que se están beneficiando económicamente de la externalización de las fronteras europeas, España e Italia principalmente, pagan para que ejerzan de represores de los candidatos a la emigración. Son guardianes de la frontera de la cómoda Europa, para que dejen pasar los recursos, pero no las personas. Son parte importante del plan de «lucha contra la inmigración ilegal» de Europa. Más frustración para las personas africanas, más riqueza para las redes en el poder.

En esta lucha contra la migración «ilegal» se ha llegado a la conclusión de que hay que desarrollar las comunidades de origen (como si fuera una capacidad solo nuestra y no de los africanos, desarrollarse). Con la excusa de «desarrollar» las zonas emisoras de emigrantes, implantamos planes como el famoso Plan África español y otros parecidos, con el dinero público de los españoles, que acaban fomentando, más que desincentivando la migración. Estos planes mantienen las cosas como están y a menudo las empeoran. Con ellos, para atraer «inversiones extranjeras», se imponen medidas liberales a los países que se pretende «desarrollar», es decir supresión de aranceles y privatizaciones, que lo único que desarrollan es a las grandes compañías europeas y españolas y de paso sostienen a regímenes totalitarios como el de Obiang que dan estabilidad a sus negocios. Un ejemplo reciente: El grupo Villar Mir compra minas en Sudáfrica con el dinero de la cooperación española.

Si queremos combatir la inmigración, ¡ya no la pobreza!, debemos revisar la intervención de occidente en África, (y en los demás continentes emisores de migrantes).

El ex presidente de Tanzania, Julius Nyerere, dijo en una ocasión que «África sólo atrae a misioneros y mercenarios: misioneros para consolar a los pobres y mercenarios para supervisar el saqueo».

Con dinero público español ¿qué seguridad salvaguardamos?

Se habla de «ayudar a reforzar la seguridad» en los países de origen, para desincentivar la emigración, pero de nuevo la fomentan porque lo único que garantizan es el saqueo ininterrumpido. Por ejemplo, se dedica una enorme inversión a la seguridad en Somalia, pero no a la seguridad de los somalíes, que llevan sufriendo una violencia extrema 20 años, sino de los barcos pesqueros, petroleros y demás comercios que atraviesan las aguas territoriales de Somalia, que no tiene un gobierno capaz de defenderlas ni controlar la esquilmación sus recursos, o que sean usadas como vertedero nuclear impunemente. Es a esa seguridad a la que dedican el dinero público europeo, a la de oscuros «negocios» de grandes compañías occidentales, no a la del país.

Los «planes de desarrollo europeos» también dicen fomentar el comercio e inversiones bilaterales para fomentar el crecimiento. Es difícil ver la bilateralidad, salvo que los gobernantes corruptos van a traer a Europa el dinero que reciban -a los bancos o gastando en artículos de lujo- y van a endeudar un poco más sus países.

La «ayuda al desarrollo», por lo general, se comporta como las políticas impuestas a África por los grandes organismos económicos internacionales como el BM y el FMI, desde hace más de 50 años: privatizaciones, la liberalización de sus aranceles, Programas de Ajuste Estructural… No sólo NO desarrolla ni combate la emigración ilegal sino que la fomentan. Generan un enorme desempleo y la reducción de los salarios reales de la gente que trabaja, en definitiva, generan la caída en la desprotección total de grandes segmentos de la población. Hunde más en la desesperación a los africanos emprendedores que se ven cada vez más ignorados, aplastados e impotentes y sin oportunidades de poder actuar sobre su coyuntura personal. Además de poner en manos de los gobiernos grandes masas de dinero en préstamos, de nuevo. Aumentando la deuda que deben pagar los pueblos, acatando más Programas de Ajuste Estructural…

Con las buenas intenciones hemos topado

A todo eso sumemos nuestras buenas intenciones: Las donaciones de ropa, bicis, gafas, libros en idiomas europeos, ¡mosquiteras! y la «ayuda al desarrollo» (insumos gratis para unos y no para otros) que arruinan a las incipientes empresas africanas.

Dambisa Moyo, en su polémico libro «Dead Aid», pone un ejemplo esclarecedor con mosquiteras.

«Hay una fábrica de mosquiteras en África. Fabrica alrededor de 500 mosquiteras a la semana. Emplea a diez personas, cada uno de los cuales (como ocurre en muchos países de África) mantiene a una familia de hasta quince miembros. Por mucho que trabajen duro, nunca podrán hacer las mosquiteras suficientes como para combatir al mosquito que causa la malaria.»

«Llegan las vociferantes estrellas de Hollywood y se dirigen a las masas, y convencen a los gobiernos occidentales para que reúnan y envíen 100.000 mosquiteras a la región afligida, que cuestan un millón de dólares. Las mosquiteras llegan, se distribuyen y se ha hecho el bien.»

«Con el mercado inundado de mosquiteras extranjeras, nuestro fabricante de mosquiteras se arruina. Con ello sus 10 trabajadores ya no pueden mantener a las 150 personas que dependían de ellos y todos se ven forzados a depender de la ayuda, y no debemos olvidar que en un máximo de cinco años, la mayoría de las mosquiteras importadas se habrán rasgado, estropeado y no se podrán seguir utilizando.»

Moyo lo llama micro-macro paradoja, la intervención eficaz a corto plazo, sin mala intención, está destruyendo las pocas y frágiles oportunidades de desarrollo sostenible, que los africanos habían puesto en marcha.

Para rematar este desolador ejemplo, digamos algo que Dambisa Moyo no menciona, por no tener relación con su discurso, pero que sí la tiene con el nuestro: esos «pequeños detalles» que ayudan a propiciar la emigración. Es bien sabido que en la mayoría de los casos los encargados de la distribución de la ayuda la venden, no se la dan gratuitamente a las personas a las que va destinada, volviendo a la misma historia, enriquece a los que mandan, empobrece a los que la necesitan.

Hay múltiples ejemplos. En 2009 saltó a la prensa internacional como gran escándalo algo corriente en los mercados de países receptores de ayuda, en los mercados de Mogadiscio se vendían abiertamente alimentos en sacos con el logotipo de la ONU, del WFP (Programa Mundial de Alimentos), de USAID o de otros donantes en los que decía claramente «Not for re-sale». Los dueños de los puestos entrevistados declararon que es algo habitual, que se lo compran directamente a los contratistas de la ONU y demás organismos.

Otro ejemplo que va más allá de la picaresca, mucha ayuda financia armas y asaltos al poder en los países receptores: En marzo de 2010, la BBC publicó un reportaje que ofrecía pruebas de que la generosa ayuda que recaudaron las estrellas del panorama musical occidental con el concierto Live Aid, Bono y Bob Geldof y otros, había sido desviada para comprar armas por los rebeldes que ahora gobiernan Etiopía gracias a ese dinero «caído del cielo» (los tigray y su TPLF, liderados por el difunto Meles Zenawi). Al menos 95 millones de dólares en el año 84 y 85.

En otros informes se desvela que los principales contratistas del Programa Mundial de Alimentos y demás donantes de alimentos a Somalia son los más ricos, mejor armados y más poderosos señores de la guerra del país.

Las buenas intenciones de las personas que están dispuestas a luchar por una causa justa, como acabar con los problemas que hacen emigrar a los africanos, son desviadas al vacío, son anulados por el propio sistema que las genera.

A este respecto, el antropólogo catalán Gustav Nerín, en su libro «Blanco bueno busca negro pobre» dice «nunca tanta buena gente ha dedicado tantos esfuerzos a una causa tan inútil».

Como en el caso de Dambisa Moyo, ha despertado entusiastas defensores y detractores. algunos le dan la razón como Albert Sánchez Piñol: «…la caridad está reemplazando el ideal solidario. Los primeros que reaccionan, y eso aún me admira, no son los intelectuales, sino los jóvenes. Instintivamente, diría yo, se alejan de las ONG para construir un nuevo movimiento: el antiglobalizador. De alguna manera han entendido que las ONG no luchan contra el sistema, sino que son una de sus expresiones más desmotivadoras. Las ONG canalizan las energías críticas en una dirección inútil.»

Los africanos hace décadas que han comprendido esta dinámica, en 2009 el periodista JP MBELU, publicaba en periódico congoleño Le Potentiel, un artículo titulado «ONGización de los asuntos públicos de la RDC: «Aparentemente, no habría nada que decir de los enormes servicios que prestan estas instancias. Pero en el fondo, participan en la lucha contra el surgimiento de un Estado digno de este nombre mediante la interferencia en las instancias públicas que tienen el deber oficial de rendir cuentas».

La escritora y activista Arundhati Roy lo llama ‘oenegización de la resistencia’. Es decir, los que se han erigido en salvaguarda de los derechos humanos y la denuncia en nombre de todos nosotros, los de buen corazón, las grandes ONG reclutan a los que quieren luchar, y conducen su energía hacia la nada.

Los últimos en entra en este juego «provocador de emigración»: compañías de seguridad y armas

Este apartado surge de la confusión que cometemos los europeos entre migrantes y refugiados. Las guerras y la inestabilidad provocan desplazamientos masivos de población. No deberíamos combatirlo sino acogerlo. Las leyes de las que los europeos nos hemos auto-declarado salvaguarda, nos obligan a ello.

Esto sin mencionar que casi todas la guerras que se libran en el sur y en oriente medio están alimentadas por Occidente y se mantienen gracias a las armas fabricadas en el norte, Europa y EEUU principalmente. Casi todos los congresistas estadounidenses, ministros europeos y grandes gurús de la «seguridad exterior», o sea quienes toman las decisiones de a qué guerra dedicar el dinero público de España y de EEUU, son no-casualmente grandes interesados en empresas de seguridad privada y compañías armamentísticas.

¡Qué feliz coincidencia que haya tantas guerras en el sur y oriente medio! Si no fuera por estas guerras, presentadas como si fueran desastres naturales surgidos de la nada – o del salvajismo de los del sur- estos inocentes ministros y congresistas no serían tan inmensamente ricos.

Poco a poco, nuestros gobernantes-empresarios de compañías de seguridad nos han convencido a los ciudadanos de que la forma más lógica de luchar contra la inmigración es la metodología de la guerra, que no-casualmente requiere de grandes inversiones en sus propias empresas. Los inconscientes europeos nos hemos despertado un día pensando que es normal abordar la inmigración como si fuera una guerra. Este aspecto de la inmigración lo analizo ampliamente en el dossier ‘Frontera sur de Europa, la guerra contra el Sur que no interesa ganar’, publicado en Umoya.

Y sin embargo…

La migración subsahariana en Europa es insignificante. Los africanos se mueven dentro del continente, por lo general para trabajar. La mayoría de ellos en realidad vive en su comunidad y no quiere abandonarla. También hay muchos africanos que buscan su medio de vida dentro de este sistema y defienden ellos mismos la imagen negativa e infantilidad de su propia sociedad, porque su medio de vida es seguir el juego occidental.

No debemos dejarnos llevar por el discurso generalizado en los medios sobre África. Es una historia única. En verano de 2009 la escritora nigeriana Chimanda Adiche lo expresó muy bien en esta charla en TED, «The danger of a single story». En esta charla, la escritora de «Half of a yellow sun» critica que los occidentales sólo conocemos una historia de África, sólo hablamos de sus problemas.

África es mucho más que problemas, lo más importante de los africanos no son sus problemas, es su forma de ser positiva y luchadora, un espíritu de superación impresionante. Los africanos son sobre todas las cosas EMPRENDEDORES Y POSITIVOS, preparados, por ejemplo en idiomas, prácticamente el 100% de ellos aprende como mínimo dos idiomas desde que nace, generalmente son 3, 4 o más.

Una vez escuché a un africano decir que si fuera cierto eso que dicen todos los multimillonarios «Para ser rico solo hace falta trabajar mucho y muy duro, madrugar todos los días, no descansar jamás y perseverar, siempre volver a levantarse y no abandonar la lucha por un sueño», si esto fuera cierto, cualquier mujer africana sería tres veces más rica que Billy Gates y Steve Jobs juntos. No nos engañemos. Los africanos no necesitan nuestra caridad, solamente nuestra consciencia. Así combatiremos la inmigración.

Blog de la autora: http://africaenmente.blogspot.com.es/2015/10/provoca-occidente-la-inmigracion-de-los_10.html#more
 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.