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Que hablen, que hablen, que hablen

Fuentes: Rebelión

A la sillita la reina/ que nunca se peina/ y un día se peinó/ y el pelo se le calló. Eso dice la canción infantil. No, que no se calle, queremos que se sepa realmente como piensa y piensan. De Grecia me gusta el yogourt, leo la mitología y repaso el teatro griego, los filósofos, […]

A la sillita la reina/ que nunca se peina/ y un día se peinó/ y el pelo se le calló. Eso dice la canción infantil.

No, que no se calle, queremos que se sepa realmente como piensa y piensan.

De Grecia me gusta el yogourt, leo la mitología y repaso el teatro griego, los filósofos, últimamente a los filósofos cínicos -«la secta del perro», Diógenes, el más conocido de éstos, es el que ante la solicitud envidiosa del emperador Alejandro de «-pídeme lo que quieras y te será concedido», Diógenes le contestó: «-Que te apartes, que me estás quitando el sol»; como se puede ver, no es la única pero…, es una buena contestación a los monarcas de medio pelo, un día se peino, que dice la canción. Y también de la Grecia actual me gusta que eligiesen República, sin que tenga que ser la que uno quiere.

Por cierto, vamos a mirar a lo que produce nuestros problemas -devolver el problema al que lo crea-.

¿Monarquía o República?

Heredan de Franco la Jefatura del Estado

No se identifican con la Constitución que les protege y no prestan el juramento reglamentario a los estadistas.

Cobran del Estado.

No declaran.

……….

La República no trajo la guerra: la monarquía, mediante Franco y los demás generales que dieron el golpe de Estado, recuperó la Jefatura del Estado para dar continuidad al sistema capitalista del que todos ellos vivían.

¿Queremos Memoria Histórica?: pues que hablen, que nos la refresquen.

Ya dijo el monarca en una ocasión: «No consiento que en mi presencia se hable mal de Franco».

Cuando Sagaseta, un parlamentario de izquierda en la primera legislatura hablaba en el Congreso de los Diputados, Gutiérrez Mellado, un general franquista y diputado por designación del Rey -qué gracia lo de la monarquía- gritaba: «¡Que «me traigan» una ley que le prohíba hablar». Su griterío era para que nadie supiese. ¿Nadie se lo ha contado a los jóvenes? A lo mejor había que recuperar las intervenciones de Sagaseta en el Parlamento, con el fin de saber qué quería prohibir el general monárquico.

Otro cuando: cuando la mente coronada y privilegiada -luego les contaré algo de Miguel Brieva- que reina por mandato de Franco dijo: «¿por qué no te callas?», mientras el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, le preguntaba por si tenía acciones en las empresas españolas en Sudamerica -y concretamente en su país con UNIÓN FENOSA, que tras adueñarse por las privatizaciones del anterior gobierno de la red eléctrica ha dejado a medio país sin luz- y se levantó y se fue, aquí sus lacayos desinformaron diciendo que contestaba al presidente Chavez. Si presentan su verdadero pensamiento, en el caso de que el revuelo sea mayor de lo que pueden contener, ponen en marcha una campaña de desinformación o de tergiversación. ¡Que hablen! ¿Qué lo digan todo clarito clarito!

 

Son dos ejemplos de cuando han querido que no se hable. Yo pido que hablen sin ambigüedades, que digan lo que piensan tal cual. Si el pueblo que paga a los sucesores del dictador supiese cuáles son sus intereses, si sus gobiernos que les blindan -«Perpétuos se venden oficios, gobiernos/ que es dar a los pueblos verdugos eternos» decía Quevedo- dejasen que se supiese cómo han hecho la fortuna, una de las mayores de España, en qué negocios andan -el céntimo por barril de petróleo, entre otros- qué piensan «realmente» del pueblo, las ñoñerías con que atontan a una parte de la población cuya supervivencia depende de su propio esfuerzo, ese atontamiento se esfumaría un segundo después, y los lacayos y «las plumas vendidas» -Quevedo- serían vistos como lacayos y plumas vendidas, como mercenarios que son.

Cuando se callan lo que piensan…, malo, hay gente que todavía no sabe, y hace falta saber, el conocimiento nos repone nuestra autoestima, abre la puerta a la conciencia, fruto de la realidad vivida.

Cuando ellos mismos prohíben pretenden que no se sepa, si pudiésemos ver su mente franquista y medieval adelantaría mucho la conciencia entre la población: 40 años de terror y aislamiento más 30 años de desinformación consiguen una imagen falsa de 70 años: ¿nos trajo la democracia?

Que hablen con toda soltura y confianza.

Ahora vamos con Miguel Brieva: ¿Han leído un libro de humor, negro, satírico, burlesco, que tiene el título de «Dinero. Revista de Poética Financiera e Intercambio Espiritual»? el autor es Miguel Brieva.

Voy a exponer el contenido de alguna de sus viñetas, para lo que le pido permiso a Miguel Brieva: En el dibujo se ve una sirvienta con el rostro de hombre sin afeitar, luego puede ser una mujer o un hombre trabajadora o trabajador, y pone el plato de comida en la mesa a una mujer con pelo en el pecho y en los brazos, luego puede ser mujer, pongámosle un nombre, por ejemplo… ¿cómo se llama la que ha dicho no se que cosas que han sorprendido tanto? Bien, queda clara la clase social de cada una-uno, y quien sirve dice: «Exigimos igualdad», y el personaje que recibe la comida declara: «Sí… sí…igual…da»

El libro es de lo más educativo; ya saben, cuando más se aprende es cuando se disfruta.

Entre los muchos textos y viñetas, siempre muy jugosas, hay una en la que se representa a alguien que ustedes reconocerán nada más verlo, y por encima de ese dibujo hay un escrito que dice: «El cerebro de Juan Carlos I, rey de España, es la fuente energética más poderosa detectada hasta ahora en el universo, prestigiosos científicos de todo el mundo…»

No dejen pasar el libro, el humor de Miguel Brieva le producirá una gran salud mental, reforzará sus mejores pensamientos, y ya saben que dicen que cuanto más se ríe uno más vive.

¡Que hablen! ¡Que hablen para que la gente se entere!

Lo que nos vamos a reír en la III República. Antes sabremos cómo son. Que hablen.

 

Título: Dinero.

Autor: Miguel Brieva.