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¿Qué hay tras la anulación de la prohibición del hijab en Túnez?

Fuentes: Fundación Sur

En 1981, el entonces Presidente de Túnez, Habib Bourguiba, (1956 – 1987) ratificó la ley número 108 prohibiendo a las mujeres tunecinas llevar el hijab (el velo) en los edificios públicos. En los años 80 y 90, el Gobierno de Túnez emitió promulgaciones más restrictivas, entre las que se incluía la infame ley 102, que […]

En 1981, el entonces Presidente de Túnez, Habib Bourguiba, (1956 – 1987) ratificó la ley número 108 prohibiendo a las mujeres tunecinas llevar el hijab (el velo) en los edificios públicos. En los años 80 y 90, el Gobierno de Túnez emitió promulgaciones más restrictivas, entre las que se incluía la infame ley 102, que consideraba el hijab un símbolo de extremismo y por tanto lo prohibía totalmente. Extraoficialmente, se ha animado a las mujeres tunecinas a quitarse el velo y hijab en público, en la calle y en reuniones sociales y, algunas veces, han sido víctimas de acoso por haber sido desobedientes.

Llevar el velo, a menudo era denominado por los altos cargos como el Ministro de Asuntos Religiosos, Aboubaker Akhzouri, como «un fenómeno importado del exterior» en un intento de justificar la prohibición. Hace más de un año, en mitad del proceso del debate sobre el velo, Akhzouri declaró que «lo consideramos (el hijab) como una prenda sectaria, exterior a nuestras tradiciones. Rechazamos todas las formas de sectarismo, incluida la toga de los hombres y la barba anómala». Estas posturas han sido bien recibidas por los grupos liberales, incluidas las organizaciones de mujeres como la Asociación de Mujeres Democráticas (ATFD), un grupo políticamente ligado al Gobierno. Para combatir la potencial expansión del hijab, ATFD se puso del lado del velo tradicional tunecino, llamado Safsari, y diciendo que llevar el hijab era extranjero y anti tunecino.

Pero el hijab se ha convertido cada vez más en parte de la imagen de Túnez. Desde 2003, cuando los Estados Unidos comenzaron su ofensiva contra Irak, los observadores presenciaron un aumento significativo del fenómeno de llevar el hijab en los países del norte de África. Mientras que algunos lo veían como una forma de las mujeres tunecinas de apoyar a los iraquíes en tiempos difíciles, otros veían en este fenómeno creciente una pura expresión de moda. La expansión del hijab en Túnez también está ligada de alguna manera a la influencia de las mujeres que llevan el velo de origen tunecino, de segunda o tercera generación y que van de vacaciones a Túnez. Estas mujeres vienen de Europa donde las restricciones a la libertad de religión son menos estrictas. Al evolucionar la situación, el Gobierno ha estado trabajando para retrasar el proceso e incluso revertirlo. Se ha impedido la entrada a las aulas a docenas de chicas en los Institutos por incumplir la prohibición. Las medidas restrictivas han sido tales que la organización humanitaria tunecina, LTDH, se ha quejado de la ofensiva anti hijab, calificándolo de «ataque contra la privacidad y la libertad religiosa». El asunto ha dividido incluso a las personalidades más liberales, algunos de los cuales ven el llevar el hijab como un derecho fundamental, mientras que otros lo consideran un riesgo en su lugar.

Mientras tanto, y a pesar de las medidas de represión sobre los islamistas en Túnez, algunas mujeres militantes han decidido llevar el hijab a pesar de la prohibición. Esto incluye a la famosa abogada Saida Al-Akrami, que definió la prohibición como inconstitucional.

Por ahora, los tribunales tunecinos parecen haberse puesto del lado de la señora Al-Akrami y los partidarios de su postura en este debate. El 11 de octubre de 2007, la ley fue anulada tras estimarse que era anticonstitucional por un tribunal administrativo de Túnez. Esta decisión se tomó de un pleito interpuesto por la maestra de escuela, Saeeda Adbalah, que fue suspendida en su trabajo por negarse a quitarse el velo. El juicio se celebró contra el Ministerio de Educación, y no hace falta decir que ella ganó.

Esta prohibición impuesta durante la pasada década podría explicarse por la opción estratégica de Túnez de girar hacia un estilo social occidental. Esto pasaba mientras que la región del norte de África intenta resolver el asunto de la creciente influencia del sistema religioso. Pero por el camino, sus implementaciones han dado lugar a prácticas discriminatorias que a menudo son ilegales en muchos países occidentales. Por ejemplo, durante mucho tiempo se ha impedido a mujeres capacitadas y preparadas que llevan el hijab, trabajar en edificios públicos. Muchos ven esta prohibición como una discriminación doble, religiosa y de género, utilizada como una forma de negar ciertas oportunidades de empleo a las mujeres.

Esta última decisión de un tribunal es intrigante en muchos aspectos, y por ahora es difícil de calcular las consecuencias. Lo más importante con relación al acta de la sentencia en sí, es que sugiere o que el Gobierno lo ha permitido, o que los tribunales han tomado una postura contraria, arriesgándose a enfadar al Gobierno. Si el Gobierno lo ha permitido, entonces uno se pregunta si esto es una manera de responder a la presión y en última instancia para justificar la revocación de la norma. Pero ¿qué es lo que puede presionar al Gobierno para que cambie de opinión? Eso sólo pueden hacerlo los grupos religiosos conservadores, pero eso supone que estos grupos tienen capacidad para ejercer esa presión. Echando un vistazo al paisaje político tunecino uno puede darse cuenta de que los islamistas no son tan prominentes como en los países vecinos. En el análisis final, es probable que los tribunales estuviesen de acuerdo con los argumentos expuestos por los opositores a la prohibición, mostrando quizá que el sistema judicial en Túnez está buscando para sí mismo cierta autonomía y quiere distanciarse del Gobierno. Al final, el resultado dependerá de la respuesta de este último que no parece que vaya a aprobar una revocación de la prohibición.

Artículo extraído del ‘The North Africa Journal’, del 10 de noviembre de 2007.

Traducido por Rosa Moro, del Departamento África de la Fundación Sur