El presidente Abdoulaye Wade, menospreciando el respeto que debería mostrar por su propia persona y por la constitución y la democracia senegalesas, a pesar de la colosal derrota sufrida por su hijo Karim en las últimas elecciones locales, continua después de varios años, colocando su ego por encima de los intereses nacionales. Está clara la […]
El presidente Abdoulaye Wade, menospreciando el respeto que debería mostrar por su propia persona y por la constitución y la democracia senegalesas, a pesar de la colosal derrota sufrida por su hijo Karim en las últimas elecciones locales, continua después de varios años, colocando su ego por encima de los intereses nacionales. Está clara la obsesión de mantenerse en el poder o en su defecto, hacer que su retoño juegue el papel de líder de la sociedad senegalesa, a riesgo de entender con dificultad a donde quiere llevar este octogenario a su país. No se entiende muy bien por qué este hombre se rebela contra el líder libio y sus delirios de mantener el poder y a su vez él mismo lo ejerce.
Los pasados 20 y 21 de junio, el presidente Wade se enfrentó a una terrible resistencia de la oposición y la sociedad civil senegalesa en su voluntad de socavar de forma deliberada la democracia de su país. En Dakar, como en otras tantas ciudades, tuvieron lugar manifestaciones en contra del proyecto de ley constitucional que iba a permitir la elección simultánea del presidente y vicepresidente de la República. La protesta de los senegaleses hizo que el «viejo» tuviese que solicitar a la Asamblea que retirase pura y simplemente la ley. Lo cual ha sido un gran triunfo para la oposición senegalesa.
Esta victoria ha hecho crecer la moral de la sociedad y de la oposición que saben que a partir de ahora pueden hacer recular al presidente. Por lo que se debe seguir reflexionando con vistas a establecer un comité de coordinación que trabaje en propuestas tal y como se hizo en la tarde del próximo jueves 23 de junio. La oposición y la sociedad civil han comenzado la construcción de una organización que han llamado «Movimiento 23 de junio». Abdoulaye Bathily, dirigente de la Liga democrática informó sobre la intensificación de la lucha para la salida de Wade, que se hará con juego limpio.
En Burkina Faso, el Presidente Blaise Compaoré ha creado un comité denominado «Consejo consultivo para las reformas políticas» (CCRP), compuesto por 68 miembros. Dicho Comité tiene 21 días para entregar las conclusiones de sus trabajos para la organización de Asambleas nacionales. Ni la oposición, ni la sociedad en general se han sentido involucradas en este consejo. Aunque el país de Compaoré acaba de salir de una difícil y larga crisis socio-política a la que el presidente no estaba seguro de sobrevivir y cuyas heridas todavía no están cicatrizadas, es sorprendente como Compaoré ha tenido el coraje de mantener la iniciativa de modificar el artículo 37 mediante la creación de este consejo, sin contar con nadie. Esto remarca que hay hombres que no saben marcharse a tiempo y que esperan a que se les enseñe el camino, aunque demasiado tarde, por situaciones dramáticas, más bien, lamentables.
A raíz del anuncio de esta iniciativa, la coalición de la sociedad civil y la oposición ha denunciado que se trata de una mascarada. ¿Sabrán inspirarse en la movilización de los senegaleses que hizo tambalearse al viejo Wade? En toda democracia, la última palabra la tiene el pueblo. La gente que lucha por la democracia en el continente espera ver si, después de este sudor frío de miedo que hizo que Compaoré huyera a su Ziniaré natal durante unas horas, con la cola entre las piernas, antes de regresar a Uagadugú, puede superar el sonrojo para quedarse eternamente en el timón del Estado. No olvidemos que Nicolas Sarkozy recientemente ha manifestado estar en contra del mandato demasiado largo de Compaoré, que dura ya 24 años. ¿Es sólo una comedia? Los africanos lo sabrán en las próximas semanas.
En Togo, la oposición y la sociedad civil por su parte deben aprender de las movilizaciones de los senegaleses, que con una sola voz dijeron no a la maldad de Wade y de la Asamblea senegalesa. El proyecto de modificación de cinco artículos de la constitución togolesa está pendiente de ratificación en la Asamblea Nacional. La oposición y la sociedad togolesa ¿van a aprender de lo acaecido el pasado jueves en Senegal? La oposición, hasta ahora muy dividida y perdida, ¿sabrá unirse y hacer bloque con la sociedad para cerrar el camino a esta prevaricación que quiere cometer Faure Gnassingbe y su banda con su recalcitrante intención y mala fe?
No se trata de condenar el proyecto en los medios de comunicación y a través de comunicados. La movilización de la calle debe ser obra de todos los partidos de la oposición ensamblados con la sociedad civil para ser eficaces de la misma forma que ha sucedido en Senegal. La pelota está en el campo de las oposiciones burkinesa y togolesa y de sus sociedades civiles.
Traducido por Juan Carlos Solís Santander, para Fundación Sur.
Fuente original: http://www.africafundacion.org/spip.php?article9278