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Entrevista a Mariló Gorostiaga, miembro de la Red de Personas Torturadas en Navarra

«Queremos el reconocimiento social, institucional y político de que aquí hubo una tortura sistemática»

Fuentes: El Salto

Mariló Gorostiaga es miembro de la Red de Personas Torturadas en Navarra, organización que ha impulsado el informe realizado por el Instituto Vasco de Criminología que muestra que, desde el comienzo de la democracia hasta 2015, en esta comunidad se han contado al menos 676 personas víctimas de torturas.

Mariló Gorostiaga fue detenida en 1994. Durante su detención, fue víctima de torturas pero, como en la mayoría de los casos, su denuncia no fue investigada. Es una de lastres decenas de personas que en 2018 se propusieron crear un espacio en el que trabajar para visibilizar la realidad de las torturas en Navarra: la Red de Personas Torturadas en Navarra. Más de cuatro años después, gracias a su impulso, el Instituto Vasco de Criminología ha publicado el segundo informe sobre personas torturadas en Navarra: al menos 676 personas entre el principio de la democracia y 2015 fueron torturadas en esta comunidad. A ellas se suman otros 200 casos entre 1960 y 1978.

Al menos 676 personas torturadas en Navarra desde que comenzó la democracia hasta 2015. ¿Te han sorprendido estos datos?
Son datos alucinantes, pero, no, para nosotros no son sorprendentes porque es una realidad que conocíamos. Lo que pasa es una realidad que estaba oculta a la sociedad. La gente que andamos trabajando con la red sí que ya barajábamos esos datos porque estamos recogiendo entregando y recogiendo formularios a la gente que en principio sabemos que han podido sufrir torturas, y después a la que vamos conociendo, que nos va presentando otra gente. Según seguimos ese proceso de rellenar el formulario, vemos que las cifras van aumentando significativamente. Ahora mismo tenemos alrededor de unas 670 y tantas, pero todavía tenemos formularios entregados que no nos han devuelto y tenemos más por entregar y tenemos gente a la que contactar para que, si quieren, nos den su testimonio. 

¿Cuál ha sido el papel de la red en este informe?
Nosotros nos constituimos como red hace ya unos años. Somos una serie de personas que hemos pasado por eso, hemos sido detenidos y torturados, encarcelados en algunos casos, y veíamos la necesidad de que se conociera esta realidad. Lo que nosotros pedimos es que quede claro que aquí la tortura ha sido sistemática. No es una cosa de alguno al que se le ha ido la cabeza. Después de ver lo que se había hecho en la Comunidad Autónoma Vasca en cuanto investigar la tortura, pedimos que se hiciera aquí lo mismo, que se elaborara un informe independiente, oficial y técnico sobre el tema aquí en Nafarroa. Y bueno, pues por fin hemos conseguido que se empiece a hacer. Primero se hizo esa primera parte desde 1960 hasta 1978, y de ahí salieron alrededor de 200 casos, y ahora de este otro periodo de 1979 hasta 2015. Pero está inacabado, la idea es que se siga investigando.

¿Qué queda aún pendiente?
En este último periodo investigado se ha podido trabajar muy poco tiempo por un tema de plazos y presupuesto. Los investigadores han tenido muy poco tiempo para poder analizar todo y nosotros seguimos recabando testimonios que luego pasamos a los investigadores. Son una especie de test que pasamos al IVAC y sobre los que ellos hacen un estudio más profundo. Pero nosotros todavía seguimos recogiendo datos.

Entonces esperáis que las cifras sean bastante más altas de las que dice ahora el informe.
Sí, barajamos que la cifra llegará a alrededor de 860 personas que han sufrido tortura y a cerca de 1070 casos, porque hacemos la diferenciación ya que hay gente que ha sido detenida y torturada en varias ocasiones. Porque, muchas veces, entrevistas a una persona y te cuenta que con ella detuvieron a otras tres personas a las que no tenemos en la lista. Entonces intentamos localizar a estas personas para hacerles llegar el formulario y, si quieren, lo rellenan, porque… bueno, hay mucha gente que no quiere porque no quiere recordar, porque es una experiencia muy dura y prefieren pasar página, y también hay gente que ya ha fallecido, con los que tampoco podemos contar porque no tenemos su testimonio directo. 

Tú misma sufriste tortura cuando fuiste detenida. Fue en 1994 y en esa época fue Baltasar Garzón quien se negó a investigar las torturas a las que te sometieron. 
Sí. Cuando me detuvieron pasé a la Audiencia Nacional con Garzón. Él vio como estaba, pero bueno… Me preguntó si me ratificaba en lo que había declarado [la denuncia de torturas] y yo le dije que antes de responder quería saber qué cuerpo me iba a llevar después. Me dijo que eso no importaba, pero sí importaba si me iba a llevar la Guardia Civil. Pero prefiero que en esta entrevista no se personalice, nosotros somos una red que está formada por un montón de gente, no hacemos personalización de cada caso.

Vale, pues volvamos a la red. ¿Cuándo se creó y quiénes comenzasteis a formarla?
Empezamos unos pocos. Por el 2018 hubo una primera reunión. hubo gente que antes había hablado y tal, pedro podría decirse que empezamos ahí. En esa primera asamblea estábamos como unas 30 personas y allí se decidió crear algo. Todavía no sabíamos muy bien cómo llamarlo y cómo organizarlo, pero lo que sí que tuvimos muy, muy claro desde el principio era el tema del cuidado a las personas torturadas entre nosotros. El pensar que dar un testimonio de este tipo de cosas es muy duro y hay gente a la que le afecta mucho. Ha habido gente que ha necesitado tratamiento psicológico. De hecho, ahora mismo hemos organizado un pequeño grupo de profesionales especializados en estos temas para tratar a quien lo necesite porque vemos que es necesario. Hay gente que se lo ha tragado durante un montón de años, que no se lo han comentado ni a la gente más cercana y que, de repente, tú le vas con esta historia y se le remueven muchas cosas y lo pasan mal. Desde el principio nos planteamos que el cuidado para nosotras es fundamental y en eso estamos trabajando.

Entiendo que el abanico de personas que han sufrido torturas es muy amplio, desde personas que han sido condenadas por su relación con ETA a gente que solo pasaba por ahí.
Es muy amplio. Hay gente que ha estado en la cárcel y luego ha salido totalmente absuelta porque no tenía nada que ver en el asunto. Hay gente a la que han retenido unas pocas horas y en esas pocas horas los han machacado brutalmente. Gente que hemos pasado por la cárcel… O sea, el abanico es muy amplio porque son muchas las circunstancias y, como ha sido algo tan sistemático, entra todo. En el proceso de revisar los formularios ves casos de gente que jamás le había contado a nadie sobre esto y que con nosotros se ha podido abrir porque entiende que, como personas que hemos sufrido lo mismo, les íbamos a entender y a comprender, que no se les iba a juzgar. Nosotros creemos a la gente que nos viene contando estas cosas porque hemos pasado por lo mismo. Las casuísticas son muy diferentes y lo que sí que tenemos muy en cuenta es no aplicar un “torturódromo”, no hacer comparaciones entre lo que han hecho al uno o a la otra. La definición que nosotros usamos de tortura es la que dice Naciones Unidas. De hecho, aunque en algunos casos las torturas no han sido físicas, parece que dejan más huella. Hay muchas torturas psicológicas que hacen tanto daño o más que las físicas, y hay gente que ha quedado muy afectada por eso.

El trabajo que estáis haciendo vosotras y el Instituto Vasco de Criminología abre la fase de “verdad”. ¿Crees que se podrá continuar con las de “justicia” y “reparación”? Porque España sigue acumulando sentencias europeas por no investigar casos de tortura…
Mira, nosotros en la red desde el principio lo que pedimos es reconocimiento, reparación y garantía de no repetición. No hemos usado bastante intencionadamente la palabra justicia porque no somos punitivistas, no estamos pensando en ver a esas personas que han torturado entrando en un juzgado y siendo condenadas. Creo que eso es otro proceso que puede llevarlo a cabo quien quiera personalmente, quien quiera saber exactamente qué persona fue quien le torturó, que le quiere acusar y quiera que acabe en la cárcel. Pero nosotros, como red, no funcionamos así. En otros procesos de otro tipo se está haciendo y se exige, pero nosotros no estamos pidiendo eso. Nosotros lo que queremos es el reconocimiento social, institucional y político de lo que pasó y que se reconozca que aquí hubo una tortura sistemática que se estuvo aplicando a cualquier tipo de disidencia. ¿La reparación? Para nosotros es eso, que la sociedad lo sepa y diga “sí, vosotros habéis sido víctimas o habéis sufrido este maltrato y esta tortura”, y sobre todo que todo esto llegue a un conocimiento de la verdad y a una no repetición de lo ocurrido. Para nosotros eso es muy importante. Saber lo que ha pasado hace que se pueda prevenir que vuelva a repetirse. Porque nada justifica la tortura, ni siquiera a las personas que han sido halladas culpables, estas personas tiene que ser sometidas a un proceso legal, pero la tortura no está legalmente permitida ni para obtener confesiones. 

De hecho, las confesiones conseguidas mediante tortura legalmente no deberían poder utilizarse en el proceso judicial.
Claro, pero eso es lo que se ha estado haciendo y lo tremendo es que eso se ha considerado como normal. De hecho, incluso las propias personas torturadas, cuando han venido a hablar con nosotras, decían: “Bueno, es que yo no sé si realmente tendría que hacer esto, porque a mí me hicieron lo normal: pegarme, empujarme, gritarme, amenazarme, hacerme la bolsa”. Y, a ver, sí era lo “normal”, porque lo hacían sistemáticamente, pero no era legal. Incluso los torturados y torturadas hemos asumido como normal eso, hasta que luego piensas y reaccionas.

¿Crees que ya, por fin, se ha dejado de normalizar y justificar la tortura?
Yo creo que la gente va viendo cosas y, sobre todo, ejemplos de otros países. Un punto de inflexión importante fue cuando salieron los audios de la muerte de [Mikel] Zabalza. En ellos se oía claramente lo que le que estaban haciendo y eso toca. Evidentemente la tortura existe porque se ampara en la impunidad. Es una práctica amparada por los propios políticos, por los jueces, por los forenses… Es como una pirámide. El que te ha torturado directamente es el perpetrador, pero por encima hay gente que consiente, que permite e incluso alienta esas prácticas. Lo que ha cambiado es que cada vez eso se está viendo peor por la sociedad. Siempre es más cómodo mirar a otro lado, pero llega un momento en que es muy difícil. Es como si guardas algo que se pudre en un armario, al final el mal olor sale.

Has recalcado mucho que no sois punitivistas, que no buscáis que se haga justicia. Y ahí está Fernando Grande-Marlaska de ministro de Interior, y Baltasar Garzón erigido como gran abogado de derechos humanos, representando a Julien Assange, por ejemplo, cuando ambos han mirado a otro lado cuando habéis denunciado torturas. ¿No te duele?
Bueno, son las cosas que tiene esta democracia que tenemos en el Estado español. Y claro que duele, pero en todos los procesos hay fallos. Te puede dar rabia, pero sobre todo te da rabia que, ahora mismo, estando Grande-Marlaska en Interior, pasen las cosas que han pasado hace poco en Melilla y él diga que todo va bien. Pues bueno, en su conciencia estará. Yo no tengo ningún interés en ver en la cárcel ni a Garzón ni a los otros, porque yo a Garzón le vi solo cuando me detuvieron, pero me han llevado a otras diligencias con otros jueces y han hecho lo mismo: decir que no les consta, y ya. Ellos sabrán si en su entendimiento de lo que es la justicia entra lo que nos hicieron, si pueden dormir con eso. Pero ya te digo que a mí, personalmente, no me va a ayudar el verles en la cárcel, y entiendo que hay mucha gente de la red que tampoco y a otras personas puede que sí les gustaría que les juzgaran, pero la red como tal no es para eso.

Pero también me acabas de señalar que la práctica de la tortura se asienta en la impunidad. 
Sí, yo no digo que no sea importante.

Pero de lo que hablas es de si eso te va a ayudar como víctima de torturas o no.
Sí, esa es la cuestión. Y te puede ayudar a sentirte reconocida, y en ese caso, bien, inicia ese camino. Pero otras personas pensamos que no es necesario, a mi no me sirve que cojan al guardia civil que me torturó y lo metan en la cárcel. Mira, yo ya he estado en la cárcel, y la verdad es que no se la deseo a nadie.

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/navarra/queremos-reconocimiento-social-institucional-politico-aqui-hubo-una-tortura-sistematica