Como se esperaba, la histeria antinmigrante resurgió a raíz del lamentable episodio en que Francisco López Sánchez, indocumentado mexicano, accidentalmente mató a Kathryn Steinle, joven estadunidense residente en la ciudad de San Francisco, California. Entre los más conspicuos promotores de esa histeria está el comentarista de la cadena Fox de televisión Bill O’Reilly, quien es […]
Como se esperaba, la histeria antinmigrante resurgió a raíz del lamentable episodio en que Francisco López Sánchez, indocumentado mexicano, accidentalmente mató a Kathryn Steinle, joven estadunidense residente en la ciudad de San Francisco, California. Entre los más conspicuos promotores de esa histeria está el comentarista de la cadena Fox de televisión Bill O’Reilly, quien es conocido por su tenacidad para atacar inmigrantes indocumentados. Esta vez propuso una ley para que se encarcele por cinco años a cualquier persona que entre al país sin papeles después de haber sido deportada.
Para tal fin presentó en su programa a los padres de la joven Steinle, para anunciar su propuesta de la ley que llevará el nombre de su hija en honor a su memoria. Se propuso reunir un millón de firmas para garantizar que se incluya en la agenda del Congreso. La manipulación que O’Reilly hace de la tragedia de la familia Steinle como pretexto para atacar indocumentados, es comparable a la vulgaridad con que Donald Trump ha denigrado a los mexicanos en el contexto de su campaña por la nominación del Partido Republicano para contender por la Presidencia en 2016.
Por supuesto, no han faltado quienes han dado una entusiasta bienvenida a la propuesta de O’Reilly y también han celebrado los comentarios injuriosos de Trump. Son los mismos que han insistido en que se deporte a los 11 millones de indocumentados que viven en Estados Unidos y que sistemáticamente se han opuesto a una reforma migratoria que les permita salir de las sombras.
El incidente ocurrido en San Francisco abre nuevamente un periodo en que los migrantes indocumentados serán blanco de las declaraciones de los candidatos en el contexto de las próximas elecciones presidenciales. Tal vez la única cuestión positiva que se deriva de este incidente y de su secuela de acusaciones es que también ha sido la oportunidad para que el Partido Republicano se defina, de una vez por todas, sobre una reforma migratoria, y la forma en que el problema de los indocumentados debe abordarse. El asunto ha sido motivo de división en el seno de ese partido. Algunos de sus líderes se han percatado de la xenofobia que anida en muchos de sus integrantes, que ha causado una gran escisión entre sus votantes y la necesidad de rectificar su política antiinmigrante o dar rienda suelta a los ideales de personajes como Trump y O’Reilly.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2015/07/20/opinion/015o1pol