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Reflexiones para Izquierda Unida

Fuentes: Rebelión

Se acaban de celebrar las elecciones al parlamento europeo produciéndose un tsunami que está llevando a multitud de análisis, político y sociológico de lo que está sucediendo en nuestro país. Mi análisis se va a centrar exclusivamente en Izquierda Unida y sus resultados. Estos han tenido una mejoría ostensible, pero lejos de las posibilidades que […]


Se acaban de celebrar las elecciones al parlamento europeo produciéndose un tsunami que está llevando a multitud de análisis, político y sociológico de lo que está sucediendo en nuestro país.

Mi análisis se va a centrar exclusivamente en Izquierda Unida y sus resultados. Estos han tenido una mejoría ostensible, pero lejos de las posibilidades que realmente da este momento histórico que vivimos. Ulrick Beck dice «vivimos la tragedia de estar en momentos revolucionarios, sin revolución y sin sujeto revolucionario«.

Ha obtenido el 10% de los votos, pero otras fuerza con su programa han conseguido otro 10% (Podemos, Compromis….). Es decir, sólo recoge la mitad de los votos posibles ¿Por qué no es capaz de recoger ese 20% de los votos?

Uno que habla continuamente con la gente, se da cuenta que el programa que presenta IU y la crítica que hacen, conecta con el sentir de las gentes, pero esto, posteriormente no se traduce en los votos necesarios ¿Por qué sucede esto?

Izquierda Unida en sus principios se declara como un movimiento que intenta recoger y dar voz a todo aquello que pasa en las calles. Sin embargo, tiene serias dificultades de participar en ellos. Por otro lado, sí es capaz de sumar partidos más pequeños a su alrededor.

¿Son estos resultados de IU suficientes para propiciar un cambio real en la sociedad española?

La respuesta es clara, NO. Se necesitan organizaciones mucho más potentes, que la actual IU para poder realizar dicho cambio, que tan necesario es para la sociedad actual.

En estas elecciones ha surgido PODEMOS. Una organización política con apenas cuatro meses de vida, sin estructura, sin organización territorial y con un programa idéntico al de Izquierda Unida. A pesar de todo esto ha obtenido un resultado del 8% y muy homogéneo en todo el Estado. Como decía un dirigente de IU, «llevamos años en la pelea y llegan estos recién llegados y casi nos ganan». Aquí cabe preguntarse ¿Qué hace IU incapaz de recoger los votos que por su programa y actuación deberían sumar?

El principal problema, que tiene IU, es que funciona más como una estructura de partido tradicional, que como un movimiento. Esto le aleja de la ciudadanía y hace que muchos de sus militantes entren muchas veces en peleas personalistas, desgastando gran parte de sus energías en asuntos internos, que hace que no llegue a las gentes. Siendo visto como un partido más, dentro de la decadente clase política española

Dentro de IU destaca la presencia del Partido Comunista de España. Este partido por su propia estructura y su control mediante el denominado centralismo democrático hace que una parte importante de personas que podrían participar, muestren su resistencia. EL PCE ha formado parte de la historia de este país y del movimiento obrero, pero actualmente debe adecuarse a los nuevos tiempos y maneras del sentir de la sociedad si quiere sobrevivir y ser un instrumento de transformación social y de avance de la sociedad.

Dentro de IU, el PCE es el único partido que tienes una estructura bien organizada y con unos militantes bien disciplinados. Esto es importante si el PCE ve posible poner toda su organización al servicio de un movimiento amplio, dejando plena libertad para que se desarrolle fuera de su tutela y control. Esto hasta ahora no ha sucedido y creo que es una de las causas de las limitaciones de IU.

De ahí, que llame al PCE a hacer una profunda reflexión, de cuál debe ser el papel a desarrollar por el partido comunista en la sociedad española. Desde mi punto de vista debe mostrar generosidad y apoyar con todos sus medios a este movimiento que está surgiendo pero sin la tentación de control. No se debe mostrar temor ante las demandas justas de los movimientos sociales, es más, se quitarían el sambenito de partido de orden y verían aumentar su influencia, pero para ello el PCE debe atreverse a romper con su propia dinámica y modernizarse.

Para lograr avances dentro de los distintos partidos y movimientos de la izquierda, entiéndase IU, Equo, Podemos, Compromis y todos los partidos nacionalistas de izquierdas, es preciso la elaboración de un programa no muy extenso, pero sí claro y que recoja los objetivos de cambio que demanda la sociedad. Llévese ese programa a toda la sociedad española y debátase, recójase todo aquello que la gente demanda. Elijase a las mujeres y hombres que mejor defiendan este programa indistintamente de las siglas.

Una vez que se tenga un programa claro de progreso, será el momento de cómo articular el movimiento para acudir a las elecciones tanto municipales, autonómicas como generales. La gente que forme parte de este proyecto debe ser elegido en primarias por todos los progresistas que se comprometan con el desarrollo y aplicación de este programa.

En estos tiempos, donde la democracia ha sido prostituida, la izquierda debe de ser vanguardia en la recuperación de una democracia participativa. De ahí que los candidatos que representen a este programa deben salir elegidos y procurar que no haya ningún control por parte de nadie, sino fruto de la plena democracia. En estos procesos la generosidad debe ser algo latente en el proyecto, donde se deberá conjugar los muchos intereses personales con los del colectivo. Esto no es fácil de desarrollar, pero es el único camino de futuro.

Está claro que el actual modelo democrático deja mucho que desear y que ha estado diseñado (ley D’Hondt) para que los partidos adictos al régimen oligárquico actual se perpetúen y no pongan en peligro sus privilegios. Para ello ya cuentan con los medios de comunicación (como hemos visto en el servilismo más obsceno en la abdicación del rey). Este sistema debe cambiar y ajustarse a las nuevas realidades sociales que vivimos.

Para terminar una reflexión sobre PODEMOS. Es evidente el aire puro que traen, pero su camino va a ser muy complicado. Partiendo de mis experiencias de muchos años, deberán evitar la enfermedad de la «democratitis» que hace estéril cualquier planteamiento político. Democracia, participación plena, capacidad para emplear todos los cauces participativos, pero todo ello bajo un sistema organizativo claro y flexible, que permita a las bases controlar a quienes nos representan, no como el sistema actual.

Esperemos que toda la izquierda del Estado se una en torno a un programa corto pero claro y conciso, buscando maximizar lo que hay en común y no anteponiendo lo poco que separa como ha sido norma en el pasado.

Muchos ciudadanos progresistas esperamos esta unión en torno a un programa que cambie realmente la situación. Sean amplios de mira y sepan interpretar esa ansia de unidad del progresismo.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.