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Desde la Alianza de Estados de Sahel a la solidaridad con Palestina, Occidente pierde posibilidades de mantener su control

Repaso del año 2024 en África: el movimiento antiimperalista se extiende por el continente

Fuentes: Rebelión [Foto: Dos personas con un cartel en el que se pide a Francia que salga de su país]

Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

En el último año ha habido una enorme agitación política en África, ya que más Estados, organizaciones populares y partidos políticos exigen públicamente que las fuerzas militares francesas y estadounidenses se retiren de sus territorios.

Ante las amenazas formuladas a mediados de 2023 contra Níger, Mali y Burkina Faso por varios estados respaldados por el imperialismo, estos tres estados firmaron la Carta Liptako-Gourma que sentó las bases para la creación de otra organización regional progresista e independiente de la influencia de París, Washington y otros centros imperialistas.

Desde que surgieron los movimientos de liberación nacional en las antiguas colonias francesas de África, en muchos casos el proceso poscolonial no llevó a una ruptura total con los centros metropolitanos en lo referente a las cuestiones militares y económicas. Desde finales de la década de 1950 y principios de la de 1960 Guinea-Conakry, Argelia y Mali emprendieron un vía de desarrollo antiimperialista.

Argelia, que había luchado contra Francia entre 1954 y 1962, abrió el camino a las luchas armadas por la independencia tras la Segunda Guerra Mundial. El Partido Democrático de Guinea (PDG) rechazó la propuesta de Charles de Gaulle de formar parte de una estructura neocolonial en vez de la independencia política oficial. Por medio de su partido de masas, la Unión Democrática Sudanesa-Africana, Malí declaró su independencia de Francia en 1960 bajo la presidencia de Modibo Keita, al tiempo que inició un proceso de planificación de orientación socialista hasta 1968, año en que el gobierno fue derrocado por el ejército.

Las repercusiones de la destrucción de Libia por parte del Pentágono, la OTAN y la CIA en 2011 han provocado en los últimos años una gran inestabilidad en África Occidental y el Norte de África. Mali fue uno de los primeros países afectados al surgir a principios de 2012 un conflicto entre diferentes facciones al volver a aparecer el conflicto entre los tuaregs y el gobierno central de Bamako.

En los trece años que han transcurrido desde entonces han surgido otros grupos rebeldes en Malí, Burkina Faso, Níger y Chad a medida que se ha iba extendiendo la inseguridad y el caos. En este periodo tanto Francia como Estados Unidos aumentaron su presencia militar en África Occidental. Francia creó el grupo Sahel G5, que incluía a Chad, Mauritania, Níger, Malí y Burkina Faso, supuestamente para luchar contra la cada vez mayor amenaza terrorista, aunque no se logró ningún avance militar tangible. La realidad es que hubo más personas muertas y heridas, mayor destrucción en la zona del Sahel de África Occidental.

Resulta irónico que muchos de los mismos oficiales de los ejércitos de Malí, Burkina Faso y Níger que habían trabajado estrechamente con Francia y Estados Unidos decidieron derrocar a los dirigentes civiles de estos Estados. El resultado de todo este proceso iniciado desde 2020 es la salida de las tropas francesas y más tarde de las estadounidenses.

El Mando para África de Estados Unidos (AFRICOM), fundado en 2008, ha afirmado junto con Francia y el Grupo del Sahel del G5, que su presencia en el continente se basa en preocupaciones e intereses mutuos relacionados con la seguridad internacional. Sin embargo, lo que ha guiado la historia de la presencia francesa y estadounidense en África han sido los fines y objetivos del capital financiero internacional.

Esto sigue siendo muy cierto hasta bien entrada la tercera década del siglo XXI. Por consiguiente, dado que más Estados africanos exigen la retirada de las fuerzas militares imperialistas de sus países, no hay duda de que aumentarán las tensiones entre los Estados africanos que buscan una verdadera independencia y los antiguos países coloniales y los actuales países neocoloniales. Desde que se creó la Carta Liptako-Gourma y los siguientes pasos dados por Níger para acabar con la presencia militar estadounidense en su país, junto con la rescisión de los contratos que otorgaban a los capitalistas franceses un papel hegemónico en la industria del uranio, otros dos Estados, Chad y Senegal, han afirmado que quieren que se marchen las fuerzas militares imperialistas [de sus países]. Todo ello ha tenido lugar mientras que Estados Unidos y sus aliados de la OTAN intensificaban sus sanciones contra la Federación Rusa.

Los medios de comunicación occidentales se han apresurado a afirmar que la razón de que haya aumentado la violencia rebelde es la marcha de Francia y el hecho de que haya menos despliegue de tropas estadounidenses en algunos Estados. Sin embargo, en Mali había pruebas documentadas de que Ucrania ha estado adiestrando y armando a grupos rebeldes en un intento de minar la pujante cooperación entre la Federación Rusa y las naciones de la Alianza de Estados del Sahel.

Así pues, la renovada Guerra Fría del siglo XXI, en la que los Estados imperialistas tratan de contener, debilitar e incluso eliminar la influencia política y económica de la Federación Rusa y de la República Popular China, seguirá siendo el objetivo principal de los imperativos de la política exterior de Washington, Londres, París y Bruselas. Corresponderá a los pueblos de África y de todo el Sur Global desarrollar estrategias y tácticas para frustrar las maniobras de los gobiernos industriales occidentales y exigir el lugar que les corresponde en los asuntos mundiales contemporáneos.

África y Palestina: la lucha contra el genocidio en Asia Occidental

Desde que el 7 de octubre de 2023 empezó la «Operación Inundación de Al Aqsa» el Estado de Israel ha emprendido una atroz ofensiva genocida contra Gaza que ha extendido a Cisjordania, Líbano, Siria, Yemen y la República Islámica de Irán. Los paralelismos históricos entre los pueblos de África Y Asia Occidental son demasiado numerosos para enumerarlos en este repaso. Con todo, el imperialismo han codiciado durante mucho tiempo ambas regiones. La trata de esclavos atlántica y la ocupación colonial de África proporcionaron a los Estados capitalistas occidentales la fortaleza económica necesaria para que acabaran dominando el mundo. África y Asia Occidental libran desde el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial una prolongada guerra para recuperar su riqueza y su legado histórico.

Francia, Gran Bretaña y ahora Estados Unidos han tratado de controlar los recursos naturales y las vías fluviales de África y Asia Occidental. Con la aparición de los movimientos anticoloniales, las organizaciones de liberación africanas se alinearon estrechamente con el pueblo palestino y otras fuerzas progresistas de toda la región.

Líderes revolucionarios panafricanistas como el Dr. Kwame Nkrumah de Ghana colaboraron estrechamente con Gamal Abdel Nasser de Egipto en las décadas de 1950 y 1960. Ambos defendieron la creación de unos Estados Unidos de África y la construcción de un Movimiento de Países No Alineados que representara a la mayoría de la humanidad.

A finales de la década de 1950 y principios de la de 1960 líderes afroestadounidenses como Malcolm X pasaron mucho tiempo en Egipto, donde estableció una alianza con el gobierno de Nasser. Malcolm X era muy crítico del sionismo y se reunió con los primeros líderes de lo que después sería la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).

Posteriormente el Comité Coordinador Estudiantil No Violento (SNCC) apoyó firmemente a Egipto, Siria y al pueblo palestino palestinos durante la guerra de junio de 1967. James Forman cuenta en su autobiografía política publicada en 1972 que, en su calidad de Director de Asuntos Internacionales del SNCC, fue convocado a una reunión con el entonces embajador de Guinea [Conakry] ante las Naciones Unidas, Maroof Askar, en la que se les informó que en aquel momento Conakry apoyaba totalmente la postura árabe en la guerra [de los Seis Días].

En diciembre de 2023 el gobierno de la República de Sudáfrica, encabezado por el Congreso Nacional Africano (CNA), presentó ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) cargos penales contra [el gobierno de] Tel Aviv por violaciones de la Convención de las Naciones Unidas contra el Genocidio. Un mes después, en enero de 2024, la CIJ dictaminó que eran plausibles las denuncias de que el régimen sionista de asentamiento colonial estaba cometiendo un genocidio en Gaza. Esta sentencia se dictó a pesar de las racistas declaraciones de los agentes de la Casa Blanca que afirmaban que el caso sudafricano carecía de base. Estados Unidos ha sido el principal enemigo del pueblo palestino y de los pueblos de Asia Occidental.

A pesar de la sentencia dictada por la CPI, [el gobierno de] Tel Aviv, con el apoyo de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania y otros países no ha detenido el genocidio ni ha puesto fin a la ilegal ocupación de Palestina y otras zona de Asia Occidental. El gobierno estadounidense del presidente Joe Biden perdió su candidatura para un segundo mandato por medio de la vicepresidenta Kamala Harris debido en parte a su constante apoyo financiero, militar y diplomático al colonialismo de asentamiento en Palestina y Asia Occidental.

Los pueblos de África, por lo tanto, deben considerar a Estados Unidos, líder del imperialismo moderno, el principal obstáculo a su propia liberación social y económica. La lucha contra el genocidio y el colonialismo de asentamiento en Palestina y Asia Occidental es fundamental para garantizar un entorno que permita la realización del panafricanismo y el socialismo en el continente.

La desesperación de Occidente

Por consiguiente, la dirigencia, los partidos políticos, los sindicatos, las organizaciones juveniles y los movimientos de masas africanos se deben preparar para un choque inevitable con el sistema imperialista. Solo por medio de la movilización y organización de las personas trabajadoras, agricultoras y jóvenes del continente se pueden llegar a solucionar las contradicciones internas de los Estados poscoloniales, lograr la unidad regional y la reconstrucción continental.

El año 2024 ha ofrecido muchas enseñanzas a los pueblos de África y del mundo. El genocidio en Palestina y Asia Occidental, y los intentos de revertir el proceso revolucionario antiimperialista en el Sahel ilustran muy bien la capacidad que tienen los imperialistas de cometer descomunales crímenes contra la humanidad.

No hay que hacerse ilusiones: Estados Unidos y sus aliados están bien preparados para sacrificar voluntariamente a miles de millones de personas en todo el mundo en su fallido intento de continuar este reino de terror y genocidio. Los pueblos africanos y sus aliados solo vencerán cuando se unan bajo un programa antiimperialista cuyo objetivo sea abolir toda opresión y explotación.

Abayomi Azikiwe es director de Pan-African News Wire. Colabora regularmente con Global Research.

Texto original: https://www.globalresearch.ca/africa-review-2024-anti-imperialist-movement-spreads-continent/5876021

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.