Frente a cientos de personas horrorizadas que cruzaban la frontera varios agentes de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos asesinaron a Anastasio Hernández Rojas, de 42 años, quien había residido prácticamente toda su vida en San Diego con su esposa y cinco hijos. Aparentemente Hernández Rojas trataba de escapar a los renovados abusos de los […]
Frente a cientos de personas horrorizadas que cruzaban la frontera varios agentes de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos asesinaron a Anastasio Hernández Rojas, de 42 años, quien había residido prácticamente toda su vida en San Diego con su esposa y cinco hijos. Aparentemente Hernández Rojas trataba de escapar a los renovados abusos de los agentes tras haber sido arrestado unas horas antes y pretendía entrar rápidamente a México, donde lo esperaban agentes de la aduana mexicana, cuando los federales lo sometieron con un arma eléctrica y lo mataron a golpes la noche del viernes 28 de mayo.
En una rueda de prensa convocada el día de hoy, su prima, Verónica Hernández, habló en nombre de la familia y dijo entre lágrimas «exigimos justicia». Christian Ramirez, Coordinador Nacional del Comité de Amigos Americanos (AFSC) en cuyo rostro había atisbos de ira y tristeza, se dirigió así a los periodistas: «Quiero ser muy claro: el movimiento por los derechos de los inmigrantes no puede tolerar este tipo de abusos».
Visiblemente consternada, Andrea Guerrero, miembro del Capítulo San Diego de la Asociación Estadounidense para las Garantías Individuales (ACLU), prometió que dicha organización presionará para que se lleve a cabo una investigación exhaustiva y transparente de este brutal asesinato. Dijo que el incidente, si bien trágico, no es un caso aislado: «Recibimos periódicamente informes de malos tratos infligidos por agentes de la Patrulla Fronteriza y hay muchos casos registrados de uso excesivo de la fuerza a lo largo de la frontera. Rara vez conocemos los resultados de este tipo de investigaciones», añadió en referencia a procedimientos inadecuados e injustos para la revisión de quejas.
«Nos preocupa quién vigilará las labores de los supuestos investigadores», declaró el miércoles por la tarde en rueda de prensa. «¿Quién estará a cargo de la investigación? ¿Será un proceso imparcial? ¿Estará realmente encaminado a la justicia?». Respecto a la política fronteriza señaló que es «cada vez más hostil, rígida y cruel».
«Lamentamos profundamente esta muerte, pero también nos preocupamos por otras personas en el instante mismo en que hablamos. Este tipo de incidente puede ocurrir en pleno día, frente a cientos de personas. ¿Qué no pasará a puertas cerradas?», reflexionó.
Hernández Rojas pasó la mayor parte de su vida en Encanto, tuvo 5 hijos, todos ellos nacidos en Estados Unidos, y era un albañil muy trabajador. El martes pasado lo detuvo la Patrulla Fronteriza porque no llevaba consigo su identificación y lo deportaron el viernes por la mañana; cuando lo aprehendieron, el viernes en la tarde, intentaba cruzar las lomas cerca de Otay Mesa para reunirse con su familia. Según Ramirez en su diálogo con los periodistas, es muy extraño que se detuviera y soltara a una persona en la frontera en tan poco tiempo, y la Patrulla Fronteriza no ha ofrecido explicación alguna al respecto. El Departamento de Policía de San Diego lleva a cabo una investigación penal de la golpiza y la muerte de Hernández Rojas.
Ramirez dijo a los periodistas que el AFSC está trabajando con sus contrapartes dedicadas a los derechos humanos del otro lado de la frontera a fin de exhortar a testigos presenciales a presentarse y declarar. También hizo un llamado al Congreso «para que se diga que esta brutal política fronteriza es un error y que quienes continúen violando los derechos civiles serán puestos a disposición de la justicia». Demandó la inmediata «vigilancia y exigencia de rendición de cuentas por parte de los agentes de la Patrulla Fronteriza».
Verónica Hernández, conteniendo el llanto, habló cálidamente de su primo y señaló que el gobierno tiene que resguardar la protección de las personas en su búsqueda de seguridad. «Somos seres humanos y debemos protegernos entre nosotros, no golpearnos hasta matarnos». Además, pidió a los miembros de su comunidad «que resistan el miedo y el odio que enfrentan».