Una oleada de movilizaciones contra el alza de los precios de los productos de primera necesidad muestra que luchas de resistencia siguen en pie en Marruecos. Desde hace varios meses toma forma un movimiento de resistencia en Marruecos, que implica potencialmente a decenas de miles de ciudadanos, contra la degradación del poder de compra y […]
Una oleada de movilizaciones contra el alza de los precios de los productos de primera necesidad muestra que luchas de resistencia siguen en pie en Marruecos.
Desde hace varios meses toma forma un movimiento de resistencia en Marruecos, que implica potencialmente a decenas de miles de ciudadanos, contra la degradación del poder de compra y el encarecimiento del coste de la vida. En algunas semanas ha tenido lugar un aumento sensible del precio de los bienes de primera necesidad (aceite, leche, legumbres, levaduras, agua mineral), en parte debido al aumento del IVA, que ha pasado del 7 al 10%, inscrito en la ley de presupuestos de 2006, lo que ha tenido por efecto directo el encarecimiento del índice del coste de la vida en un 3,3%. La subida del precio de los transportes (un 40%), del precio del agua y de la electricidad (7%) ha dado un golpe severo a las condiciones de vida de la inmensa mayoría.
Estas subidas de precios son fruto de diversos factores : la bajada drástica de las subvenciones públicas al consumo de los hogares, la liberalización de los precios, el aumento del IVA, así como la delegación de los servicios públicos, principalmente en lo que concierne al agua y la electricidad, en beneficio de las multinacionales esencialmente francesas (Vivendi, Lyonnaise des eaux). A estas últimas se les ha ofrecido en una bandeja de plata la gestión de esos servicios públicos de base en la mayor parte de las grandes ciudades, sin ninguna contrapartida real : las promesas de saneamiento de las cloacas, de extensión de la red de agua potable, de desarrollo de la red eléctrica y todas las obligaciones reglamentarias han quedado en nada en comparación con las necesidades.
En cambio, muy rápidamente, con el acuerdo de las autoridades, la tarificación ha sido revisada al alza. Con un total cinismo, el director general de la Dirección autónoma de distribución de agua, de electricidad y del saneamiento de la wilaya/1 de Rabat-Salé (Redal), Gilles Guillaume, declara a la prensa ¡querer educar a los ciudadanos en no derrochar subiendo los precios !. En un país en el que la tasa de paro real supera el 20%, en el que millones de personas viven por debajo del umbral de pobreza, es mucha gente la afectada.
Politización.
Concentradas en el tiempo, estas subidas de precio, al contrario que en otros períodos (1981, 1984, 1990) no han desembocado en revueltas. Por dos razones de importancia. La oposición tradicional y sus relevos sindicales no han llamado a ninguna movilización, pues están enredados en una integración institucional sin límites, sirven de valedores a la » democracia de fachada » de la monarquía, y están implicados desde hace muchos años en la gestión liberal salvaje y las privatizaciones. Así, por ejemplo, la Confederación Democrática del Trabajo (CDT), que había llamado a la huelga general en 1981 contra las medidas de subida de los precios, ha aprobado la ley de presupuestos. Segundo elemento, el peso de las derrotas anteriores del cuerpo social y la integración en negativo de las capacidades represivas del poder han hecho difíciles las reacciones de masas. Sin embargo, la resistencia se ha abierto un nuevo camino. La Asociación marroquí de derechos humanos (AMDH) ha jugado un papel importante en el impulso de una dinámica de luchas. A partir de una visión amplia del combate por los derechos humanos, integrando la defensa de los derechos sociales y económicos, la AMDH, que reagrupa lo esencial de las componentes de la izquierda democrática y radical, legal y extralegal, ha constituido de hecho un frente único político, parcial sin duda, pero decisivo en la puesta en pie de coordinadoras locales contra la vida cara en la mayor parte de las ciudades de Marruecos (más de 70 coordinadoras locales). Cerca de una veintena de asociaciones y de corrientes políticas se han reagrupado en un frente. Esta iniciativa se ha sumado a las movilizaciones populares espontáneas de protesta contra las sedes de la delegación del agua y de electricidad, y ha impulsado un ciclo de movilización a veces cotidiano en sintonía con el hartazgo generalizado. Este proceso, apoyado por recogidas de firmas, reuniones de barrio, un amplio trabajo de información y de sensibilización, ha sido extremadamente político.
Nueva dinámica.
Por primera vez, bajo una forma colectiva, fue desvelada ante el gran público la dependencia de los ejecutivos locales o nacionales de los deseos de las multinacionales. Por primera vez, desplazando las maniobras del poder y de los partidos que le están enfeudados, la cuestión social se presenta como primera preocupación, mientras que el establishment está focalizado sobre las nuevas reglas electorales llamadas a dibujar un nuevo mapa político por y para las élites, en las legislativas de este año. Aún más, en ciertas localidades, ha visto la luz un proceso de autoorganización, siendo la movilización llevada por comités de habitantes sostenidos por la coordinadora local, permitiendo expresar un potencial de movilización y de radicalidad, a pesar de las dificultades ligadas a la falta de experiencia y a los tentativas del poder de crear fracturas entre comités. Es el caso de forma especial en Safi, donde nuestros compañeros/as han jugado un papel decisivo en la animación de la lucha.
Altermundialismo. La jornada del 14 de diciembre fue una jornada de acción nacional descentralizada que constituyó en todas partes un verdadero éxito. Preludio a la manifestación nacional del 24 de diciembre, era una jornada test para verificar el estado de espíritu y la combatividad de «los de abajo». Estuvo en todas partes marcada por una participación importante de las mujeres, la juventud y la ciudadanía. Esto es tanto más meritorio si se tiene en cuenta que las coordinadoras locales tenían muy pocos medios y ningún acceso a los medios de comunicación. El 24 de diciembre, la manifestación reagrupó a cerca de 15.000 personas. Esto puede parecer poco en relación a los esfuerzos realizados, pero sería hacer abstracción de la ausencia de tradición de movilización nacional sobre este tipo de cuestiones, la debilidad de los medios materiales y organizativos de las fuerzas participantes, las dificultades financieras para desplazarse, la enorme hostilidad de toda la clase política y de los medios. En verdad, teniendo en cuenta las relaciones globales de fuerzas y el clima de derrota de este último decenio, fue un éxito y un punto de apoyo para continuar la movilización.
El desafío para la izquierda social y política era recrear un espacio de acumulación de fuerzas y una visibilidad autónoma a partir de la cuestión social, de recentrar así el debate político y electoral en un terreno de lucha y no de apaños de pasillo orquestados por el ministerio del Interior. Pero también se trataba de proponer un marco y objetivos de movilización no reducidos a reivindicaciones sectoriales, sino que abordan de frente la cuestión del reparto de las riquezas y de la necesidad de una democracia hasta el fin que no se reduzca a una farsa electoral en la que nada cambia.
El efecto político de estas movilizaciones es importante. De un lado, hace aparecer la ruptura entre las direcciones de la oposición sindical y política tradicional y las mayorías populares, que buscan otras formas de lucha y de expresión de sus intereses. Esta tendencia es un hecho importante de estos últimos años. Las direcciones sindicales han rechazado implicarse, contentándose en el mejor de los casos con apoyar con la boca pequeña la movilización, incluso si algunas federaciones se han asociado más o menos a la lucha. En cuanto a los partidos de la izquierda gestionaria, se han encerrado en un silencio clamoroso, cuando no han dado a entender que esta movilización estaba manipulada por la extrema izquierda. Por otra parte, mientras que en todas partes se habla del ascenso irresistible de las corrientes islamistas (hecho bien real por otra parte), las coordinadoras locales han logrado imponerse y frenar su hegemonía, incluso en algunos barrios, donde reinan la desesperación social y un encuadramiento asociativo de ese área de influencia.
Si, al final, las movilizaciones no han podido imponer una anulación de las subidas -a lo más concesiones parciales y locales-, han hecho la demostración de que un frente unido de la izquierda social y política, dirigido hacia las luchas y objetivos de ruptura, puede ser un punto de apoyo decisivo para la reconstrucción de una correlación de fuerzas y de una alternativa global. Por primera vez, se forja una unidad en las luchas explícitamente contra la mundialización capitalista, las políticas sociales y económicas llevadas a cabo desde hace decenios y el rechazo a las instituciones actuales. La movilización no ha acabado. La perspectiva de organizar nacionalmente, en una estructura permanente, las coordinadoras locales ha sido tenida en cuenta por los principales animadores, así como el llamamiento a una nueva manifestación nacional en Casablanca en marzo. Se ha abierto una ventana.
Rouge 25 /1/2007 Traducción: Alberto Nadal
1/ Entidad administrativa. 2/ Artículo realizado en colaboración con Solidarios por una Alternativa Social, reagrupamiento militante marxista revolucionario marroquí que lucha por la emergencia de una alternativa anticapitalista, internacionalista, pluralista y democrática y de un frente social y político de lucha dirigido a la reconstrucción /refundación de un movimiento popular independiente.
Llamamiento de la Coordinadora de lucha contra la subida de los precios (extracto)
Tras un intercambio de opiniones sobre la degradación de la situación social de las masas populares debido a las políticas de clase impuestas, fuente de un empobrecimiento global y de destrucción de conquistas sociales obtenidas tras años de lucha y de resistencia (…), hacemos la constatación de que la ley de presupuestos de 2007 consagra la regresión social y pone en pie un régimen fiscal que traduce la dependencia en relación a las exigencias de los centros financieros internacionales y de los estados imperialistas (…). La coordinadora señala igualmente el ascenso de la cólera popular en todo el país, a la que concede todo su apoyo.
(La coordinadora), Afirma su condena de las subidas de precios y exige su anulación inmediata. Denuncia la represión de los movimientos sociales. Condena la exclusión de decenas de miles de niños y de jóvenes del derecho a la educación. Condena la dilapidación del dinero público y rechaza la impunidad de sus beneficiarios. Reivindica la vuelta al sector público de los servicios privatizados y la expropiación de las sociedades Amandis, Lydec, Redal… y la detención de todo proceso privatizador. Defiende el aumento del SMIC (salario mínimo) y la aplicación de la escala móvil de los salarios. Exige la gratuidad de la sanidad, de la enseñanza y el derecho al empleo.