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Anatomía de un crimen de guerra de la OTAN

Retorno a Sorman

Fuentes: CounterPunch

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

SORMAN, LIBIA – Era una cálida mañana de un lunes en la costa el 20 de junio de 2011…

Aproximadamente a las 02:00 h. GMT del día siguiente en el Cuartel General de la OTAN y 30 minutos después en su centro mediático en Nápoles, el personal comenzó a tabular el día 92 de ataques aéreos de la OTAN en Libia y se puso a colocar los datos en su sitio en la web (www.nato.int).

Veinticuatro horas antes una unidad de comandos de la Alianza Atlántica, ubicada aproximadamente a 50 kilómetros de la costa libia, en línea directa con Malta, una unidad de identificación de objetivos de la OTAN había refrendado 49 misiones de bombardeo para el 20 de junio, el último día de la primavera y el último día del mandato original la ONU para el bombardeo de Libia por parte de la OTAN.

La autoridad para llevar a cabo los bombardeos de la OTAN, que superaron de lejos los cálculos previstos, se tomó de las apresuradas Resoluciones 1970 y 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU. Esas resoluciones dieron autoridad a la OTAN según el Capítulo 7 de la ONU para imponer una zona de exclusión aérea sobre el espacio aéreo libio, inicialmente de 90 días, que irónicamente terminó el día antes del bombardeo de Sorman.

Las dos Resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU se adoptaron por insistencia de sus principales patrocinadores: Francia, Reino Unido, Italia y EE.UU. que afirmaron que «una zona limitada de exclusión aérea protegerá a la población civil de Libia contra la ira del líder del gobierno, Muamar Gadafi». La OTAN solicitó y obtuvo dos ampliaciones más de 90 días para continuar su misión, lo que dio tiempo a su fuerza aérea hasta finales de 2011 para continuar la Operación Protector Unido.

Era temprano por la mañana, el 20 de junio de 2011

Sorman, Libia. Una tranquila y pacífica ciudad libia. Sorman está ubicada a 72 kilómetros al oeste de Trípoli, cerca de la costa mediterránea, en el Distrito Zawiya de la región Tripolitania en el noroeste de Libia. Muchos niños de la ciudad crecieron explorando las espléndidas ruinas romanas en la cercana Zabratha. Algunos arqueólogos consideran Zabratha, casi en línea directa con Roma al otro lado del Mediterráneo y construida en un alto acantilado sobre el mar, como la más completa arquitectura romana existente, y solo una pequeña parte de esa gran ciudad romana se ha excavado. El autor ha visitado Zabratha algunas veces desde mediados de los años ochenta y cada visita impresiona más. Las familias de Sorman y las aldeas cercanas la visitan regularmente y hacen picnic.

Temprano por la mañana del 20 de junio de 2011 estaba oscuro en Sorman con la excepción de un poco de luz de la medialuna. Algunas luces callejeras y casas parcialmente iluminadas daban un poco de luz mientras los residentes comenzaban a levantarse y a prepararse para las oraciones de Al Fajr («Madrugada»).

En el hogar de Khaled K. El-Hamedi, el presidente de 37 años de la Organización Internacional por la Paz, el Cuidado y la Asistencia (IOPCR) una de las organizaciones de servicio social más activas de Libia, todos estaban durmiendo después de la ruidosa fiesta de cumpleaños de su hijo de tres años. Los miembros de la familia Hamedi incluían a Khweldi, el hijo de tres años de Khaled, su hija de cinco años Khaleda, su mujer embarazada, Saha, su tía Nahia, y su sobrina de seis años Salam, entre otros.

En el Centro de Control y Comando de la OTAN, las 49 misiones de bombardeo planificadas para la primera hora de la mañana del 20 de junio, incluían un objetivo en Sorman, que elevaría la cantidad de vuelos de reconocimiento de la OTAN sobre Libia a 11.930. Esa cantidad ascendió a 26.500 hasta el 31 de octubre, cuando la OTAN terminó su campaña aérea. Las incursiones de bombardeo también aumentaron el total de objetivos de cohetes y bombas a 4.521. Esa cifra llegó a 11.781 a fines del otoño, cuando la OTAN recibió instrucciones de terminar la OUP (Operación Protector Unido).

La OTAN se prepara para bombardear el «centro de comando y control» de Sorman

Antes de que se lanzaran las bombas contra el complejo habitacional de Khaled K. al-Hamedi, el personal de la OTAN condujo un proceso de seis pasos, el primero de los cuales fue la vigilancia que utilizó el drone MQ-9 Reaper UAV, que a veces también se utiliza para disparar misiles. Sobre Sorman también voló un drone Predator con equipo de vídeo. Durante el 19 de junio y en las primeras horas del 20 de junio, los drones apuntaron al hogar de Hamedi y enviaron información actualizada al centro de comando de la OTAN.

La casa de Hamedi no era lo que la OTAN califica de «objetivo crítico en el tiempo» por lo tanto hubo mucho tiempo para que su personal transmitiera información sobre el lugar de los aviones de reconocimiento sin tripulación a los analistas de los servicios de inteligencia. Es casi seguro, según una fuente en Jane’s Weekly, que los drones de la OTAN vigilaron el complejo de Hamedi durante varios días y presumiblemente observaron la fiesta de cumpleaños para Huweldi, de tres años, el día antes de que se emitiera la orden de bombardeo.

Las Reglas de Enfrentamiento de la Operación Protector Unido constituyen un conjunto de documentos clasificados que presentan instrucciones específicas y detalladas sobre lo que constituye un objetivo legítimo y quién puede aprobarlo, sea planificado previamente o «en vuelo» cuando un piloto encuentra un objetivo de oportunidad. El ataque en Sorman a la casa de Hamedi se planificó como parte de lo que la OTAN llama su «Ciclo Conjunto de Tareas Aéreas» (JATC). Un equipo de desarrollo de objetivos colocó la casa de Hamedi en la lista diaria de objetivos del 20 de junio. El equipo utilizó un informe de analistas de inteligencia de la OTAN que determinó que el oficial retirado Khaled al Huweldi, Hamedi, uno de los miembros originales del golpe de 1969 dirigido por Gadafi contra el rey Idris en 1969 y ex miembro Consejo de Comando Revolucionario de la Revolución Al Fatah vivía en la propiedad. Su asesinato había sido ordenado por la OTAN porque esperaban debilitar de alguna manera el régimen a pesar de que Hamedi sénior estaba retirado y no jugaba ningún papel en la toma de decisiones en Libia.

El 19 de junio, el día antes del bombardeo a la familia Hamedi en Sorman, la OTAN estaba obligada por sus propias reglas y por el derecho internacional de conflicto armado a realizar un «estudio del potencial de daño colateral» de esta misión. No existe evidencia de que se hiciera este estudio.

Un estudio del bombardeo de Sorman, inicialmente solicitado por Libia el 2 de agosto y por la Oficina de Enlace con la OTAN del Congreso de EE.UU., se completó a principios de septiembre de 2011 y no encontró evidencia documental u otra indicación de que alguien en la Unidad de Selección de Objetivos de la OTAN evaluase, discutiese o ni siquiera considerase el tema de potenciales víctimas civiles en la casa de Hamedi en Sorman.

Después de la luz verde para bombardear la casa de Hamedi, las coordenadas se fijaron en 32°45′24″N 12°34′18″E. Se eligieron objetivos en la propiedad de Hamedi y fueron preparados ocho bombas y misiles y colocados en los aviones de ataque.

En Sorman, la OTAN utilizó una variedad de bombas y misiles, incluida la BLU-109 revienta búnkeres que está diseñada para penetrar 6 metros de hormigón. La OTAN también utilizó la serie estadounidense MK de 227 kilos (MK 81) de 450 kilos (MK-82) y la de 900 kilos (MK-84) ampliamente utilizada por Israel en su invasión de 2006 en el Líbano.

Después del infierno de Sorman, la OTAN negó su responsabilidad pero al día siguiente admitió que había realizado un ataque aéreo en algún sitio de Sorman, pero negó que hubiese muertes de civiles incluso a pesar de que sus drones filmaron de cerca la escena. La oficina de la OTAN en Nápoles emitió una declaración en la que afirma que «Se lanzó un ataque aéreo de precisión contra un nodo de comando y control de alto nivel en el área Sorman sin daño colateral». Los portavoces de la OTAN también dijeron a Amnistía Internacional y a Human Rights Watch que «la instalación era un objetivo militar legítimo y se tomaron todas las precauciones necesarias antes de realizar el ataque que minimizaron cualquier riesgo potencial de causar víctimas innecesarias».

El registro oficial de la OTAN de su bombardeo de Libia del 20 de junio de 2011, dice lo siguiente, y sigue sin modificarse:

«Comando de la Fuerza Conjunta Aliada: NÁPOLES, SHAPE, CUARTEL GENERAL DE LA OTAN. Durante las últimas 24 horas, la OTAN ha realizado las siguientes actividades asociadas con la Operación PROTECTOR UNIDO:

Salidas de Operaciones Aéreas realizadas el 20 DE JUNIO: 149

Salidas de ataque realizadas el 20 DE JUNIO: 52

Ataques principales:

20 de JUNIO: Cerca de Trípoli: 1 Nodo de Comando y Control, 8 Lanzadores de Misiles Tierra-Aire, 1 Vehículo de Transporte de Misiles Tierra-Aire. En la vecindad de Misrata: 3 Cañones Montados en Camiones, 2 Cañones Autopropulsados Antiaéreos, 1 Tanque. En la vecindad de Tarhunah: 1 Instalación de Almacenamiento de Equipamiento Militar. En la vecindad de Al-Khums: 1 Instalación de Almacenamiento de Vehículo Militar. En la vecindad de Zintan: 1 Lanzacohetes.»

Sorprendentemente, los registros de la OTAN respecto al 20 de junio, así como informes subsiguientes de ataques de bombardeos del 20 y el 21 de junio, nunca registraron en sus bitácoras diarias el ataque a Sorman o el ataque a la residencia Al-Hamedi, que sin lugar a dudas mató a 15 civiles.

Testigos presenciales informaron de que justo antes de la caída de las bombas, vieron manchas rojas en el cielo y luego destellos de luz intensa, seguidos de inmediato por explosiones ensordecedoras cuando ocho bombas y cohetes estadounidenses pulverizaron la residencia de su vecino.

La familia de Khaled El-Hamedi murió en un instante, hecha pedazos, junto con amigos y otros miembros de la familia que habían pasado allí la noche.

Khaled estaba trabajando tarde, asistiendo a reuniones con libios desplazados expulsados de sus casas y que necesitaban urgentemente ayuda del IOPCR. Al volver a casa, Khaled vio desde su coche que el cielo se iluminaba y escuchó el estallido de bombas. Quedó paralizado por el horror cuando entró en su casa y vio a los trabajadores de rescate cavando y tratando inútilmente de extraer grandres trozos de hormigón esperando, contra toda esperanza, encontrar supervivientes.

El portavoz del gobierno libio, Mousa Ibrahim, anunció la muerte de 15 personas en Sorman, incluidos tres niños. Criticó el bombardeo de la OTAN como un «cobarde acto terrorista que no se puede justificar». Los investigadores que visitaron el hospital Sabratha a 10 kilómetros de Sorman, vieron nueve cuerpos, incluidos tres niños pequeños. También vieron partes corporales incluida la cabeza de un niño.

Para los que visitaron el complejo familiar de la familia Al-Hamidi después de los bombardeos de la OTAN, como lo hizo el autor menos de una semana después del crimen como miembro de una delegación internacional, la escena era de devastación total. La casas de hormigón en ruinas, pequeñas partes de cuerpos y trozos de pertenencias familiares y recuerdos esparcidos, árboles arrancados, otros doblados y sin follaje, los animales del zoo muertos, aterrorizados y agonizantes, incluidos pájaros exóticos, avestruces, renos, pequeños animales y un gran alce, muertos o abandonados medio muertos, en su mayor parte en un estupor ciego, con la mirada vacía en sus refugios mientras morían de sus heridas y del trauma.

Frente a una de las casas bombardeadas vi paquetes de fideos aplastados y tarros de salsa de tomate almacenados para distribuirlos entre los necesitados como parte del trabajo de la IOPCR durante el verano y en preparación para el mes sagrado del Ramadán, que incluye la realización de trabajo benéfico y actos humanitarios individuales.

Bajo la creciente presión de la comunidad internacional, incluidos los Estados miembros de la OTAN, el Cuartel General de la OTAN pretendió que se trató de mal funcionamiento del equipo, proyectiles que no dieron en el blanco, mala inteligencia y errores de los pilotos. Finalmente, el secretario de Defensa de EE.UU. Gates y su reemplazo, Leon Panetta, admitieron que la OTAN carecía de inteligencia efectiva en el terreno para identificar con certeza objetivos militares. El ex secretario de Defensa Gates, al criticar la operación de la OTAN en Libia, implicó que la OTAN utilizó en Libia el sistema de bombardear primero y preguntar después. Y parece que fue el caso. Estas excusas no absuelven de ninguna manera de responsabilidad a la OTAN y a sus 28 Estados miembros. El general canadiense Charles Bouchard insiste hasta hoy en que solo se atacó a los militares libios: «Este importante ataque degradará considerablemente la capacidad de las fuerzas del régimen de Gadafi de continuar su bárbaro ataque contra el pueblo libio», dijo a los medios en su oficina de Bruselas. Las muertes de civiles en Sorman, tuvieron lugar solo horas después de que la OTAN reconoció que uno de sus misiles había perdido su rumbo temprano el domingo, alcanzando un vecindario residencial de Trípoli.

A pedido de Khaled al-Hamedi, quien también es buscado por el nuevo gobierno de Libia, y conocedor del hecho de que yo iba a volver a Sorman, me sentí honrado mientras iba de camino a las tumbas de sus seres queridos en el hogar de su familia donde lo entrevisté por primera vez, a entregar su mensaje a sus seres queridos.

Mientras buscaba mi camino en medio de los escombros en la oscuridad, bajo los ojos fríos y suspicaces de un par de milicianos locales, me paré en el mismo sitio donde el 27 de junio, las tumbas recién excavadas de su familia eran prueba de lo que Khaled describió a nuestra delegación espantada sobre los detalles del horror y del fuego infernal que la OTAN desencadenó contra su familia.

En junio me coloqué detrás de nuestro grupo mientras Khaled nos hablaba de la pérdida de sus hijos, de su belleza y de su preciosa mujer embarazada. Me sentí perturbado, lágrimas incontrolables no dejaban de correr por mi cara y a pesar de apartar mis ojos, vi que Khaled se había dado cuenta. Me emocionó cuando ese joven, para quien yo era un extraño, se acercó y me reconfortó colocando su brazo sobre mi hombro. Evidentemente, comprendió que cada uno de nosotros puede sentir el dolor de otros, incluso de extraños, así como conectarse con ellos pensando en nuestras propias pérdidas de seres queridos.

Más adelante, mientras conocía más sobre la familia de Khaled y vi sus fotos tan expresivas y reveladoras, llegué a creer que respecto a la injustificable agresión criminal que causó miles de innecesarias muertes de inocentes durante un período de casi nueve meses, que Najia, Safa, Salam, Khaleda, y Khweldi, y los demás masacrados en Sorman, serán para siempre representantes de todos los civiles que fueron masacrados en Libia desde marzo de 2011.

Durante mi reciente visita a Sornam, me coloqué en el mismo sitio que en junio pasado. Observé el área y me acerqué a las tumbas de Najia, Safa, Salam, Khaleda, y Khweldi. Fue algo espectral en la fría oscuridad con los montones de escombros que seguían en su lugar.

Me arrodillé cerca, sentí una extraña fuente de calor y miré por sobre mi hombre. Suspiré en la noche silenciosa que tenía un mensaje que su amante esposo, padre, tío y primo me había pedido que les entregara.

Leí el mensaje que me había sido confiado. Y dejé una copia en árabe atada a un ramo de flores. El mensaje decía:

«Por favor salúdelos y dígales que ya vengo. Por favor dígales que no los dejaré solos. Y que echo mucho de menos a todos. Y por favor escriba a cada uno una nota. Najia, Safa, Salam, Khaleda, y Khweldi. Franklin, dígales: «Sois mi vida. Sois mi amor. Os echo tanto, tanto, de menos. La vida sin vosotros es tan dolorosa, tan dura y totalmente vacía. No me quedaré y viviré lejos de vosotros. Lo prometo. Volveré y estaré junto a vosotros. Baba volverá. Os amo».

Cuando volvía a la carretera principal en busca de un taxi, un miliciano me detuvo y me preguntó por qué estaba allí, confiscó mi cámara y me ordenó que me fuera de inmediato.

Me detuve un instante y miré hacia atrás a lo que había sido un cálido hogar familiar, un zoo y un santuario de pájaros que habían deleitado a los niños del vecindario.

Un niño y una niña, tal vez hermanos, de seis o siete años, se me acercaron con su niñera etíope y preguntaron: «¿Wien (dónde está) Khalea? ¿Wien Khweldi? metta yargeoun ila Al Bayt (¿cuándo volverán a casa?)» Enmudecido, los besé y acaricié sus cabezas y seguí mi camino.

Khaled K. Al-Hamedi es fuerte, profundamente religioso y fatalista. Ha prometido a sus familias y amigos de todo el mundo que continuará trabajando en la Organización Internacional por la Paz, el Cuidado y la Asistencia a pesar del destrozo de su vida por la pérdida de sus seres queridos. Una familia honorable, una ciudad pacífica y acogedora, un país devastado y una comunidad horrorizada e indignada exigen justicia para los que enviaron a «Protector Unido» y la zona de exclusión aérea de la OTAN a destruir Libia para «proteger a la población civil».

Contacto: [email protected]

Fuente: http://www.counterpunch.org/2011/12/16/anatomy-of-a-nato-war-crime/

rCR