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Elecciones en USA

Romney contra Romney

Fuentes: Rebelión

La ultra derecha de este país es bruta, troglodita y cavernícola, además, es necia, absurda e intolerante. En política se puede ser conservador. No es nada aborrecible. Tener ideas conservadoras es una posición que se debe respetar. No existe ninguna razón para pensar que solamente los que están a la izquierda o en el centro […]

La ultra derecha de este país es bruta, troglodita y cavernícola, además, es necia, absurda e intolerante. En política se puede ser conservador. No es nada aborrecible. Tener ideas conservadoras es una posición que se debe respetar. No existe ninguna razón para pensar que solamente los que están a la izquierda o en el centro del espectro político son los únicos que siempre tienen la verdad en sus manos, ni los únicos que tienen las respuestas para la solución de todos los problemas que se presentan en la sociedad moderna. Hay que ser un ignorante político para creerse poseedor de la verdad absoluta. Los seres humanos no nos podemos definir solo entre blanco y negro. Definitivamente, existen otras tonalidades, otros colores.

La extrema derecha norteamericana solo mira como buena y aceptable a una parte de la población del país, el resto es basura. Los pobres, los desvalidos, los discriminados por sexo, raza o por preferencia sexual, son una verdadera epidemia que enferma a la sociedad idílica que ellos añoran y que no existe m á s allá de sus calenturientas mentes.

Las declaraciones del candidato presidencial por el Partido Republicano, Mitt Romney, sobre que el 47% de los votantes norteamericanos votarán por Barack Obama en las próximas elecciones y que por lo tanto él no va a dedicar ni un solo minuto por acercarse a ese porciento de la población, son declaraciones que no solo demuestran una enorme estupidez política, sino también el desprecio que este candidato de la ultraderecha republicana le tiene a la mitad de la población del país.

Romney afirma que el 47% de los norteamericanos no pagan impuestos y se creen que son víctimas de la sociedad, que por lo tanto merecen ser mantenidos por el estado, recibiendo todos los beneficios de los programas sociales que a través de los años se han ido aprobando. Para este caballero, el estado no tiene por qué ayudar a los más desvalidos. Para él, cada cual tiene la responsabilidad de valerse por sí mismo, no importando si esa persona está enferma y no tiene recursos para curarse o si es un anciano abandonado a su suerte por culpa de su edad. El estado no tiene por qué tener compasión con ese tipo de persona, afirma el candidato. Le faltó poco para también llamar vagos y descarados a ese porciento de los ciudadanos.

Romney, al calificar negativamente a ese porcentaje de la población que él dice que no paga impuestos federales, comete un craso error político, que de hecho enajena a casi la mitad de los votantes que asistirán a las urnas en las próximas elecciones. ¿Cómo piensa este hombre ganar con este tipo de declaraciones? Son tan descabelladas, que los más moderados del mismo partido las están criticando y están previendo una inevitable derrota en noviembre. En una columna aparecida en el periódico conservador The Wall Street Journal, la periodista Peggy Noonan afirmaba el martes pasado : «…Yo creo que existe un ancho y creciente sentimiento entre los republicanos que la cosa se le está resbalando de las manos a Romney…» y en realidad, por los comentarios que están saliendo a la luz pública de diferentes políticos de ese partido, lo que afirma la periodista es cierto.

De hecho, hasta en el mismo equipo de campaña de Romney existen bien conocidas diferencias de cómo se debe de manejar la campaña electoral de su candidato, además de que no pasa un día sin tener ellos que salir a los medios para enmendar la página de su jefe que constantemente está metiendo la pata con declaraciones descabelladas o afirmando mentiras, como cuando asesinaron al embajador en Libia y antes de tener ninguna información de lo ocurrido, empezó a politizar la tragedia acusando al Presidente de tener una mano suave con los terroristas y de ser tolerante con los mismos. Nada bien cayeron en la opinión pública nacional esas inoportunas declaraciones.

Aún faltan muchos días para las elecciones y aunque muchos expertos y analistas ya están afirmando que la tendencia del voto a favor del presidente es irreversible, me parece que es prematuro el afirmar que Romney no tiene la menor oportunidad de ganarlas. Como siempre he afirmado, el electorado norteamericano es muy cambiante y le es muy sencillo cambiar de opinión a última hora. Además, aun faltan los tres debates presidenciales y en ellos cualquiera de los dos candidatos puede dar un resbalón que le cueste le triunfo.

Después de esos debates, se podrá saber con cierta precisión quien va a ser el próximo presidente del país. Espero que por el bien de todos y más exactamente por el del 47 % de los ciudadanos que Romney desprecia con el alma, el vencedor sea el presidente actual, que no es el mejor, pero sí, de calle, el menos malo.