La detención en Alemania de la Jefa de protocolo de la Presidencia ruandesa, antigua coronel del ejército, Rose Kabuye, es un acontecimiento que se añade a la más que incómoda situación del gobierno ruandés, acusado por todos los observadores internacionales de estar detrás de la rebelión de Nkunda en el Kivu-Norte, en República Democrática del […]
La detención en Alemania de la Jefa de protocolo de la Presidencia ruandesa, antigua coronel del ejército, Rose Kabuye, es un acontecimiento que se añade a la más que incómoda situación del gobierno ruandés, acusado por todos los observadores internacionales de estar detrás de la rebelión de Nkunda en el Kivu-Norte, en República Democrática del Congo. Sobre la Señora Rose Kabuye pesa un mandato de arresto internacional por su presunta participación en el asesinato del entonces presidente ruandés Juvénal Habyarimana, cuyo avión fue derribado cuando aterrizaba en Kigali, el 6 de abril de 1994. El juez antiterrorista francés, Jean-Louis Bruguière, – a instancia de las familias de los pilotos franceses, que también perecieron en el derribo del Falcon 50, y tras las investigaciones oportunas – lanzó en 2006, 9 mandatos de arresto contra otras tantas personalidades ruandesas, hoy dirigentes máximos de Rwanda, entre ellas contra el Presidente ruandés Paul Kagame, por considerarlas responsables directos del magnicidio. En su instrucción judicial el magistrado francés ha llegado a las mismas conclusiones que el juez español de la Audiencia Nacional, Don Fernando Andreu Merelles: el asesinato de Habyarimana fue obra de un grupo de militares del APR-FPR y constituyó la chispa desencadenante del genocidio tutsi y del enorme incendio que arrasó Ruanda.
El gobierno ruandés respondió airado con la ruptura de relaciones diplomáticas con Francia. Su respuesta más contundente ha sido la publicación de un informe en el que acusa a Francia y nominalmente a varios altos militares franceses de conocer los planes genocidas contra los tutsi, de haber participado en su elaboración y hasta en su ejecución. Los intentos del ministro de Asuntos exteriores francés, Bernard Kouchner, por suavizar las tensiones y encontrar un terreno de entendimiento, han sido vanos y la decisión de la policía alemana los ha arruinado definitivamente
La detenida Rose Kabuye, en viaje privado a Alemania y por ende no cubierta por la inmunidad diplomática, va a ser transferida a Francia para que se enfrente a la justicia y responda a las acusaciones del sumario Bruguière. La ministra de Justicia de Ruanda ha vuelto a calificar de «político» el proceso iniciado en Francia, y en las calles de Kigali se han manifestado muchos ruandeses invitados por el gobierno. El embajador alemán ha sido convocado para que ofrezca explicaciones. Todo hace presagiar que Paul Kagame, el eficaz peón en la zona del EE.UU. y Reino Unido, se presentará de nuevo como una víctima del neocolonialismo europeo, esta vez judicial. Sin embargo, podrá descubrir que la acusada dispondrá de todas las garantías para que el proceso sea justo y se aclaren las responsabilidades de un atentado hasta ahora vergonzosamente silenciado, en contraste con lo que sucede en Ruanda, donde la justicia está al servicio del poder ejecutivo y de la revancha.
Hay también otro banquillo de acusados en el que los dirigentes de Ruanda deberán sentarse, tarde o temprano Es ya un clamor el que llega desde el este de la República Democrática del Congo: es el gobierno ruandés el que alimenta, por medio de Laurent Nkunda, la rebelión y la desestabilización de una zona de enormes y estratégicos recursos naturales, causa de las desgracias congoleñas a la vez que del enriquecimiento escandaloso de las elites ruandesas y de los beneficios de las multinacionales extractoras de minerales. El sufrimiento, asesinatos, violaciones, desplazamientos masivos de la población, no parecen suficientes para que la comunidad internacional intervenga. Mientras tanto, seguirá el saqueo y el objetivo último de algunas mentes, la remodelación de las fronteras del Congo, intentará abrirse camino.