Traducido por Guillermo F. Parodi y revisado por Ferran Muiños Ballester.
«Nuestra sola preocupación, es la evacuación de los nacionales franceses». Así se expresaba el sábado pasado el ministro de Defensa Hervé Morin en el telediario France 2, interrogado sobre la entrada de las tropas rebeldes en la capital de Chad. Ni una palabra sobre los franceses de origen chadiano, «olvidados» en el plan de evacuación, ni sobre la desaparición de opositores históricos (se ha confirmado que el diputado Yorongar acaba de ser capturado en su domicilio y que muchos otros opositores han sido arrestados), ni sobre los riesgos a los que está expuesta la población civil. Esta declaración ministerial deja presagiar un desinterés manifiesto de Francia para dar seguridad (aunque sea parcialmente) a la capital aprovechando sus 1.100 soldados ya presentes en el país.
¿Qué papel piensa jugar Francia en este nuevo episodio de una crisis chadiana que veía venir desde hace años?
En el mismo telediario, Bernard Kouchner recordó que Francia sostenía logísticamente y en información (con arreglo al acuerdo de cooperación militar con Chad) al Presidente Idriss Déby, «elegido» y en consecuencia representante de la «legalidad» en el país. El Ministro francés de Relaciones Exteriores sabe sin embargo que Idriss Déby Itno no fue nunca elegido de manera «legítima». Llegado al poder por la fuerza el 1 de diciembre de 1990 después de haber derrocado al dictador Hissen Habré, del que fue durante ocho años el brazo derecho y Jefe del Estado Mayor, Déby organizó varias elecciones presidenciales que resultaron cada vez ser mascaradas electorales: en 1996, en 2001 (firmemente denunciadas por el Parlamento Europeo) y en 2006, tras haber revisado la constitución después de un grotesco referéndum ad hoc.
Las múltiples exacciones del Presidente Déby sobre las poblaciones del sur, primero durante el régimen de Hissen Habré (se estima en 40.000 el número de personas torturadas o ejecutadas en ocho años) y más tarde bajo su propio mando, desde 1990 hasta ahora, han transformado rápidamente a este militar formado en l’École de guerre de París en un Presidente de clan, saqueando las magras riquezas del país en favor de su clan Zaghawa/Bideyat y acelerando su empobrecimiento a pesar del nuevo maná petrolífero que se suponía iba a beneficiar el presupuesto del Estado.
En 2006, sin embargo, Francia tuvo la ocasión de ayudar a los chadianos en un proceso de reconciliación nacido del pueblo. Las asociaciones de la sociedad civil pidieron la celebración de un foro nacional para la paz y la reconciliación con la instauración de un diálogo inclusivo. En vez de apoyar esta iniciativa, Francia optó por un apoyo indefectible al Presidente Déby (incluso militarmente), para satisfacer intereses a corto plazo.
Como en Ruanda, África Central, Togo, Congo-Brazzaville y Costa de Marfil, Francia contribuyó, aportando un apoyo sin fisuras a regímenes criminales, ilegítimos y corruptos, a la instauración de bombas de efecto retardado. En el caso de Chad todavía hay tiempo para desactivar esta bomba, asegurando las condiciones para la instauración de este foro nacional inclusivo, con un mandato internacional provisional para la protección del proceso. Las recientes declaraciones del Secretario de Estado de la Francofonía y la Cooperación que desea «romper con la Francáfrica» van en este sentido. ¿Jean-Marie Bockel tiene los medios para sustentar tal ambición? Pero sobre todo: ¿tendrá el Elíseo voluntad de hacerlo? A la espera de novedades, los chadianos pagan con su sangre una política que los privó de sus derechos.
Contacto de prensa: Olivier THIMONIER olivier.thimonier@survie
Texto original en francés: http://survie-france.org
Survie es una asociación francesa que milita a favor de la reconstrucción de las relaciones franco-africanas, por el acceso de todos a los bienes públicos y contra la banalización del genocidio.
*Guillermo F. Parodi y Ferran Muiños Ballester pertenecen a los colectivos de Rebelión y Cubadebate. Guillermo F. Parodi también es miembro de Tlaxcala. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, al traductor y la fuente.