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El peligro del desarrollo es la pérdida de la identidad

Saaba, el pueblo que se resiste

Fuentes: AfricaInfomarket

¿Cómo ser absorbido por la ciudad y seguir siendo uno mismo? Saaba, un pueblo a punto de ser absorbido por Ouagadougou no quiere perder su identidad. Busca su camino entre encerrarse en sí mismo y una voluntad de apertura. En el pasado, ir a Saaba, un pueblo famoso por su carne de burro y de […]

¿Cómo ser absorbido por la ciudad y seguir siendo uno mismo? Saaba, un pueblo a punto de ser absorbido por Ouagadougou no quiere perder su identidad. Busca su camino entre encerrarse en sí mismo y una voluntad de apertura.

En el pasado, ir a Saaba, un pueblo famoso por su carne de burro y de perro, era toda una expedición. »Hace 18 años, cuando subí al trono, Ouagadougou estaba lejos. Y entre Ouagadougou y Saaba había una selva donde se agredía a la gente », cuenta el joven jefe de Saaba […].

Hoy, el bosque ha desaparecido, sustituido por las nuevas residencias que se extienden hasta las puertas de los barrios tradicionales. Las casas de tierra minúsculas parecen estar apretadas por el hormigón de imponentes dúplex. En 9 años, el pueblo, situado a 10 km del centro de la capital de Burkina, ha visto quintuplicar su población, pasando de 3 000 a 15 000 habitantes. Los nativos se alegran de los beneficios de esta «absorción» por la gran ciudad: urbanización de una parte del pueblo, acceso al agua corriente, a la electricidad, al teléfono, creación de pequeños oficios, crecimiento del índice de escolaridad, nuevas carreteras, construcción de letrinas que mejoran la higiene, etc. »La proximidad de la ciudad ha aportado ciertos beneficios. Por la mañana muy temprano, las mujeres cargan en las motos los pepinos y los tomates que van a vender en Ouagadougou», dice el alcalde del municipio rural de Saaba, Henri-Désiré Ouédraogo. […]

Pero Saaba sigue siendo en su interior un pueblo tradicional y bucólico. En este lluvioso mes de julio, los herreros exponen sus instrumentos de labrar hechos a mano en la calle principal del pueblo, a unos pasos de una placa que aún lleva el nombre del pueblo. […]. El mercado abre cada tres días. Acoge, como en el pasado, a conocedores que acuden para saborear suculentas brochetas. Una vez al mes, el jefe, rodeado de notables de los nueve barrios interviene para juzgar asuntos de robo de ganado, conflictos entre agricultores y ganaderos… ¿Un intento de mantener vivo el pasado? »Antes, la gente estaba mucho más unida. Solucionábamos los problemas juntos. Actualmente, con la vida urbana, cada uno va lo suyo. Con la urbanización, usted puede tener vecinos a los que no conoce. La vida se ha vuelto más cara. Hay que comprar madera, cosa que no se hacía antes», lamenta el jefe del pueblo. Emmanuel Ouédraogo, maestro y nativo de la zona, enseña en Saaba.

Se siente afligido por la desaparición de las noches de cuentos. »Era otra forma de escuela», dice. El Dr. Augustin-Philippe Nikièma, profesor ayudante de bioquímica en la Universidad de Ouagadougou, oriundo él también de Saaba, sigue estando muy aferrado a su región. […]. El investigador constata que los pueblos absorbidos por las ciudades deben hacer frente a la delincuencia, la droga, la prostitución, la depravación de las costumbres. »Otro efecto nocivo es la ocupación de las tierras. ¿Adónde ir para cultivar? ¿Y qué pensar de todos estos nativos que venden sus parcelas y se van a vivir a terrenos destinados a las actividades agrícolas y ganaderas? Este observador, buen conocedor de la vida de este pueblo en transformación, teme que todo esto produzca inseguridad alimentaria, inextricables problemas de ordenación del territorio y un empobrecimiento de la población autóctona. […]

Cambiar y seguir siendo uno mismo: tal es el nuevo rompecabezas de los pueblos atrapados por las ciudades. »Es utópico», responde Yacouba Traoré, director de Urbanismo y Viviendas del municipio de Ouagadougou. El alcalde de Saaba admite que »hoy, ya no se puede vivir más en autarquía». »Sino, no nos desarrollamos», prosigue. Pero el peligro del desarrollo es la pérdida de la identidad». Es por ello que los nativos de Saaba hacen todo lo posible por preservar sus principales actividades: la fragua, el tinte y los cultivos de la huerta. Otras ventajas: la existencia de un lazo histórico entre los 23 pueblos relacionados administrativamente y por sus costumbres, que forman una entidad cultural y afectiva, llamada comunidad de vida. Su emblema: un círculo que contiene 23 casillas, con la bandera de Burkina en la esquina. »Los símbolos de identidad no deben oponerse a la integración, sino resulta peligroso », estima el alcalde. Es sin duda la opinión del jefe de Saaba, cuyo nombre, Naaba Kongo, es todo un programa. Traducido literalmente significa: »Soy el matorral levantado frente al patio donde los pollitos pueden venir para resguardarse en caso de ataque del gavilán». Los pollitos son conocidos, ¿pero quiénes son los gavilanes?

Traducido por Josefa de la Rosa Cantos para Africainfomarket