En 1990, Mustapha Bouakaz fue embajador de Argelia en La Haya (Holanda). Un día, se encuentra en una cena amistosa entre representantes de países árabes, una cena bien regada con whisky.
En un momento de la velada, fue interpelado por su homólogo saudí: “Dime, Mustapha, ¿en serio queréis introducir la democracia en Argelia? Sepan que nos opondremos a ello por todos los medios. El establecimiento de la democracia en su país podría hacer el efecto de una mancha de aceite y, por tanto, en una amenaza para todas las monarquías árabes». Ya se sabe lo que pasó después. Arabia Saudita y otros reinos del Golfo comenzaron a alimentar financiera y militarmente el terrorismo islamista desatado por el FIS.
El mismo terrorismo es denunciado hoy por las mismas monarquías, porque, afirman, es apoyado por los mulás de Teherán, quienes también participaron en el incendio y el derramamiento de sangre de nuestro país en la década de los noventa. Comprendinos en su momento que los regímenes árabes actuaban contra la evolución histórica actual del mundo.
El mundo árabe, ya sea “republicano” o monárquico, sigue demostrando que es alérgico a la democracia, a diferencia de África, por ejemplo, donde estamos observando un desarrollo positivo, concretado en particular por éxitos notables sobre el plan económico. El mundo árabe sigue dando la espalda a la justicia, la ley y el respeto de las libertades.
Ciertos países árabes acaban de librarse a provocaciones intolerables en el Magreb, sin importarles el ridículo, lo principal para ellos es la falta de respeto al derecho internacional.
Así es como los Emiratos Árabes Unidos, Jordania y Bahréin, contra toda lógica, han decidido abrir un consulado en El Aaiún, la capital del Sáhara Occidental.
Sin embargo, son conscientes de que este país está inscrito en los estantes de las Naciones Unidas como territorio amparado por la resolución 1514 de 1960 y, como tal, es elegible para el derecho a la libre determinación y la independencia. ¿Por qué no tomaron esa decisión en 1975, cuando España anunció su retirada? ¿Por qué esperaron hasta este día para hacerlo? Hasta que se demuestre lo contrario, el pueblo saharaui está lejos de ellos y no les ha causado ningún problema. ¿Es Argelia a quien apuntan, creyendo que este país tiene problemas y que ahora es el momento de aclarar el punto y convertirlo en una nueva Libia? Sobre todo porque el Hirak es un modelo que la gente sin duda aprecia, pero odiado por los autócratas y las monarquías medievales.
Porque todo el mundo sabe que esta historia del consulado es una mascarada siniestra que es también una especie de solidaridad entre monarquías. No hay emiratíes, jordanos o bahreiníes en El Aaiún y nunca los habrá. Los consulados no serán más que placas colocadas para engañar a la gente. Espectáculo triste el de los líderes árabes.
Coaligarse contra un pueblo cuya única aspiración es vivir con dignidad. Un concepto que estos líderes no entienden, porque no saben lo que significa dignidad. ¿No los hemos visto últimamente corriendo para averiguar quiénes estarán entre los primeros en normalizarse con Israel? Un cambio que los israelíes nunca soñaron hace 20 años.
El Watan, 29 nov 2020
Fuente: http://www.sahara-occidental.net/2020/11/29/sahara-occidental-cobardia-arabe/