El grupo de los «Cinco del Sahel» (G5S) compuesto por Mali, Burkina Faso, Níger, Chad y Mauritania, creado en febrero de 2014, con el fin de coordinar y organizar la lucha regional contra el terrorismo, se reunió en Bamako, capital de Malí, el 6 de febrero pasado, tras los ataques producidos en Gao, al norte […]
El grupo de los «Cinco del Sahel» (G5S) compuesto por Mali, Burkina Faso, Níger, Chad y Mauritania, creado en febrero de 2014, con el fin de coordinar y organizar la lucha regional contra el terrorismo, se reunió en Bamako, capital de Malí, el 6 de febrero pasado, tras los ataques producidos en Gao, al norte de Mali, el 18 de enero de 2017, que dejó 80 muertos y 120 heridos (ver: «Norte de Mali: Sangre y Uranio»), si bien la reunión no produjo más que papeleo y burocracia, ya que el 25 de enero se había decidido que una fuerza multinacional conformada por efectivos de los países miebros de G5S, se estableciera en la región de Liptako Gourma, una zona económica común entre Mali, Níger y Burkina Faso, que resistiera a los avances de los grupos vinculados a al-Qaeda que están operando con persistencia en ese sector.
La respuesta de las bandas integristas no se demoró demasiado, en un video publicado el 3 de marzo, en el que aparecen los máximos líderes de los grupos wahabitas que operan en el Sahel, anuncian la conformación de un frente único llamado formalmente Jamaat al-Nasr Islam wa al-muminin (Grupo para la victoria del Islam y de los fieles), cuya abreviatura será Nusrat al-Islam, bajo el lema de «Una bandera, un grupo, una esperanza», lo que explica claramente sus expectativas.
Se trataba de Amadou Kouffa de Katiba Macina, Yahia Abou el-Hamam de al-Qaeda en el Sahara e Iyad Ag Aghali fundador de Ansar Dine,
El grupo Ansar Dine se conformó con el inició de la Primavera Árabe, a fines de 2010, al-Qaeda del Magreb Islámico (AQMI) en el Sáhara, encabezado por el argelino Djamel Okacha, alias Yahia Abou el Hammam, es el que más trayectoria tiene, emergió tras la guerra civil argelina a fines de los años noventa y el Frente de Liberación de Macina, es una formación fundada en 2015 en el centro de Malí, liderado por el predicador de la etnia peul también conocida como fulani, Amadou Koufa.
Reunidos obviamente en un lugar indeterminado, tras anunciar la unidad a través de su nuevo medio de comunicación, al-Zalaqa, juraron lealtad al líder de al-Qaeda global, el heredero de Osama Bin Laden, el médico egipcio Ayman al-Zawahiri.
El emir de la nueva organización será Iyad Ag Ghali, ex cónsul de Mali en Arabia Saudí, durante la presidencia de Amadou Toumani Touré, que tras dos largos gobiernos fue derrocado en 2012, lo que dio inició la inestabilidad, que hasta hoy sacude en particular al norte de Mali. Sin duda los contactos de Ag Ghali con la familia Saud, proveerán de más financiamiento para las nuevas operaciones que con casi 5 mil hombres a su disposición, perpetrara Jamaat al-Nasr Islam wa al-muminin.
El Sahel (borde) se extiende en una franja de aproximadamente 5500 kilómetros, desde el Mar Rojo al Atlántico, abarcando norte de Senegal, Mauritania, el sur de Argelia, Mali, Níger, Chad, Sudán del Sur y Eritrea, aunque podríamos involucrar culturalmente el Cuerno de África (Somalia, Etiopia, Yibuti, norte de Kenia) y el norte de Nigeria. Esa gigantesca franja se ha convertido en una región clave para los movimientos fundamentalistas ya que les permite filtrar al resto de los países subsaharianos, donde la presencia del Islam es tan fuerte como en el norte del continente.
Desde la caída del Coronel Gadaffi en 2011 y la rebelión Tuareg en el norte de Mali en 2012, la formación de las organizaciones vinculadas tanto a al-Qaeda, como el Daesh, se han multiplicado e incluso las ya existentes como la nigeriana Boko Haram, o la somalí al-Shabaab han tenido un notable crecimiento, tanto en hombres como en acciones cada vez más arriesgadas y violentas.
En diciembre de 2016 se registró la aparición de un nuevo grupo Ansarul Islam en Burkina Faso, fundado por el emir Ibrahim Malam Dicko, quienes el último lunes de febrero atacaron dos comisarías en las localidades de Tongomaye y Baraboulé en la provincia de Soum al norte del país. Esta misma organización fue la responsable del ataque en Nassoumbou, junto a la frontera con Mali, en el noreste del país, que causó la muerte de 12 soldados, siendo este el primer ataque de estas características llevado a cabo por una organización nativa de Burkina Faso. En enero de 2016 se produjo el primer ataque terrorista en la historia del país contra el Hotel Splendid en Uagadugú, la capital de Burkina Faso, que dejó 30 muertos revindicados por el grupo al-Murabitun (Los que firman con sangre) liderados por el argelino Mokhtar Belmokhtar, quién «a veces pertenece a al-Qaeda para el Magreb Islámico (AQMI) aunque a veces no».
A lo largo de 2016 en África Occidental se registraron cerca de 260 ataques por parte de organizaciones vinculadas a al-Qaeda, un 150% más que en 2015. La mayoría de los ataques se produjeron en Mali, también los mencionados en Burkina Faso, Níger y Costa de Marfil.
De emires y emiratos
Si bien todavía la información no es clara respecto a si Mokhtar Belmokhtar con su organización se suma al Jamaat al-Nasr Islam wa al-muminin, para los intereses wahabitas es fundamental que eso suceda ya que ha sido al-Murabitun quién más activo se ha mantenido en el Sahel.
Belmokhtar, con pedidos de captura por varias agencias de inteligencia occidentales, buscado por una decena de países musulmanes, nació en Ghardaia, Argelia, también es conocido como MBM como lo llama la inteligencia occidental, Mister Marlboro, por su poderosa red de contrabando, entre otras cosas, de cigarrillos, una de las más poderosas del norte de África, o Laauar (el tuerto), ya que ha perdido un ojo en Afganistán, donde combatió junto a los muyahidines en la guerra contra en ejército soviético. Junto al Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC), que daría origen a al-Qaeda en el Magreb Islámico luchó en la guerra civil argelina (1991-1997) que dejó un saldo de 200 mil muertos.
En 2011 Belmokhtar fue de los primeros en saquear los arsenales del Coronel Gadaffi, lo que permitieron operar sobre la rebelión Tuareg, en Mali, lo que provocó la intervención francesa e hizo frustrar un nuevo intento de la nación tuareg para liberar su ancestral territorio de Azawan, por lo que se cree que Belmokhtar tuvo convivencia tanto con Bamako, como el Departamento de Estado norteamericano y París, ya que la revolución tuareg políticamente instalada provocarían un efecto dominó con sus hermanos de Marruecos, Argelia, Níger, Chad y Mauritania, de consecuencias demoledoras para gobiernos aliados de occidente.
Desde 2013, en que su organización se fusionó con el Movimiento Unicidad y Yihad en África Occidental (MUYAO), Belmokhtar ha sido un azote continuo al sur del Magreb, tras haberse rebelado al líder de al-Qaeda para el Magreb Islámico (AQMI) el emir de Abdelmalek Droukdel, ungido en 2015, la disputa ha obligado Belmokhtar a salir y entrar en varias oportunidades de la organización fundada por Bin Laden.
En 2013 Belmokhtar fue el responsable de la toma de la planta franco argelina de gas de Tiguentourine, en In-Amenas, como supuesta represalia a la intervención francesa en Mali, o según algunas fuentes una queja, de un acuerdo no cumplido por el Eliseo, lo que finalmente dejó más de 30 rehenes muertos. Además de los ataques al restaurante La Terrasse en marzo de 2015 y el hotel Blue Radisson de Bamako en noviembre de 2015, con 22 muertos y el ya mencionado Splendid de Uagadugú, su red terrorista que se extiende a través de Níger, Chad y Mauritania, lo que le ha permitido llegar a atacar también en Níger, en 2013 contra la plantas del grupo francés Areva, en sus explotaciones de uranio de Agadez y Arlit, y contra el centro turístico de Grand Bassam, en Costa de Marfil que dejó 22 muertos en marzo de 2016. De este ataque algunas versiones hicieron referencia a que encubría una acción contra el grupo Boko Haram, respecto a un alijo de droga que los nigerianos se habrían apropiado.
La crisis de todo el fundamentalismo islámico que se está dando en todos los frentes sin diferencia de denominaciones tanto sea al-Qaeda, Daesh o el Talibán han puesto en extrema alerta a sus líderes, que buscarán la forma de continuar su lucha.
Mientras que cientos de milicianos desplazados del Daesh libio están intentando alcanzar a sus hermanos wahabitas en el Sahel, cruzando desiertos y porosas líneas fronterizas, sumado a las vastas redes de contrabando de drogas, cigarrillos y tráfico de personas, sumando las armas que llegan sin dificultad desde Estados Unidos, Israel Polonia, Bélgica, Francia, Sudán, Corea del Norte, China o Irak, es suficiente para que en el Sahel perdure el infierno en que se ha convertido, un infierno tan extenso como el camino del Nilo al Atlántico.
Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.