En junio, Bernie Sanders escribió un artículo en la sección «toma de posición» del New York Times titulado «How Democrats Can Stop Loosing» (Cómo los demócratas podrían dejar de perder, 13/06/2017). En dicho artículo escribía: «En 2016, el Partido Demócrata perdió la presidencia frente a un candidato que es, quizás, el menos popular en la […]
En junio, Bernie Sanders escribió un artículo en la sección «toma de posición» del New York Times titulado «How Democrats Can Stop Loosing» (Cómo los demócratas podrían dejar de perder, 13/06/2017).
En dicho artículo escribía: «En 2016, el Partido Demócrata perdió la presidencia frente a un candidato que es, quizás, el menos popular en la historia estadounidense. Los Demócratas perdieron también el Senado y la Cámara en favor de los Republicanos, cuyo programa extremista está muy alejado de las orientaciones de la mayor parte de los estadounidenses en el plano político. Ahora los Republicanos controlan casi las dos terceras partes de los puestos de gobernador y han ganado cerca de 1000 escaños en diferentes legislativos de los Estados durante los nueve últimos años. En 24 Estados, los Demócratas no tienen casi ninguna influencia.
Estos resultados constituyen un índice claro de que el Partido Demócrata aplica una estrategia política errónea y de que debe cambiar fundamentalmente de orientación. Debería abrir ampliamente sus puertas a los jóvenes. Debería volverse menos dependiente de las contribuciones financieras de los ricos. Debería indicar claramente a las familias trabajadoras de este país que en esta época difícil, está dispuesto a comprometerse y a luchar por sus derechos. Debería sin duda alguna atacar a los poderosos intereses corporativos que dominan la vida económica y política del país».
Considerando el ascenso del apoyo en favor de Jeremy Corbyn y del Partido Laborista en las recientes elecciones británicas como un modelo, Sanders sigue escribiendo: «Hay un amplio acuerdo en el hecho de que la dinámica se ha desplazado hacia los Laboristas tras la publicación de un programa muy progresista que ha generado mucho entusiasmo entre los jóvenes y los y las trabajadoras. Uno de los aspectos interesantes de esas elecciones ha sido la participación masiva de electores de 34 años y menos».
Añade: «demasiadas personas de nuestro (sic) partido se aferran a una ideología centrista, demasiado prudente», y propone que los Demócratas adopten algunas de las posiciones sobre las que él mismo ha llevado a cabo la campaña de las primarias demócratas el año pasado
«Los Demócratas deben garantizar atención sanitaria para todos como un derecho, con un programa de Medicare [esencialmente para las personas de más de 65 años, añadiendo quienes tienen derecho a él a jóvenes con alguna minusvalía específica] para todos, con un pagador único».
«Los Demócratas deben apoyar un sistema fiscal progresista que exija que los muy ricos, Wall Street y las grandes corporaciones comiencen a pagar impuestos de forma equitativa».
«Trump quiere vender nuestra infraestructura a Wall Street y a potencias extranjeras. Los Demócratas deben luchar por una inversión pública de un billón de dólares para crear más de 13 millones de empleos bien pagados…»
«Los Demócratas deben atacar a la industria de los carburantes fósiles y acelerar nuestras esfuerzos para luchar contra el cambio climático impulsando la eficiencia energética y la utilización de energías renovables…»
«Los Demócratas deben suprimir los gastos de escolaridad en los colegios y las universidades y reducir de forma sustancial la deuda de los estudiantes».
Señala que «nuestro planteamiento erróneo del crimen ha hecho que los Estados Unidos tengan más personas en la cárcel que ningún otro país. Los Demócratas deben reformar un sistema de procedimiento penal en ruinas e invertir en empleos y educación para los jóvenes y no en la construcción de cárceles suplementarias».
«Los Demócratas deben luchar por una reforma global de la política de inmigración y por una vía hacia la ciudadanía».
Si se deja de lado que no ha dicho nada sobre la guerra, el racismo institucionalizado y otros problemas evidentemente serios y muchas de sus propuestas son muy imprecisas, ¿cuál es el verdadero proyecto político de Sanders?
El título de su artículo y la repetición de la frase de «Los Demócratas deben» dan una indicación. Su primera preocupación es ver cómo los Demócratas pueden dejar de perder en las elecciones y sus proposiciones describen una estrategia para alcanzar tal objetivo. Para Sanders se trata pues fundamentalmente de encontrar como reformar «nuestro» partido para que gane las elecciones.
Pero la estrategia del establishment del Partido Demócrata para ganar las futuras elecciones es completamente diferente: para él se trata de presentarse como un partido anti-Trump y de unir así a las diferentes facciones del partido, incluso la de Sanders, alrededor de esta única cuestión. Estos partidarios de una «ideología centrista prudente» no se preocupan de las críticas de Sanders y de sus escasas propuestas de reformas progresistas del sistema mientras continúe formando parte del equipo y que a fin de cuentas llame a votar por los Demócratas para «frenar a Trump».
Es posible que algunos candidatos demócratas de las elecciones de 2018 adopten algunos aspectos de las sugestiones de Sanders. Otros se mantendrán en la orientación liberal. Pero el partido como institución no adoptará el llamamiento de Sanders a cambiar fundamentalmente de orientación. Esto se vio claramente en las elecciones primarias demócratas del año pasado, cuando el establishment del partido hizo todo lo posible para hacer fracasar a Sanders, incluso sucias astucias (con o sin la ayuda de Rusia) expuestas en Wikileaks.
La lucha actual entre dos partidos capitalistas (Demócrata y Republicano) y en el seno de éstos sobre el seguro sanitario («Obamacare») va en este sentido. Los problemas del Obamacare vienen de su dependencia de las compañías de seguros. Las propuestas de los Republicanos son aún peores, privan a la ley actual de sus aspectos positivos y profundizan aún más la dependencia del sector de la salud respecto a la industria de los seguros.
Los Demócratas podrían adoptar la proposición evidente -y popular- de Sanders por un seguro de salud nacionalizado que permitiría descartar estos problemas, eliminar el obstáculo de las compañías de seguros y los fracasos del Obamacare, así como propuestas reaccionarias de los Republicanos y que podría garantizar una cobertura de salud para todas las personas desde su nacimiento.
Pero no lo harán. En lugar de ello defienden ruidosamente el Obamacare contra los Republicanos -y contra la idea de un seguro de salud nacionalizado. La consigna será clara: votad Demócrata para detener el Trumpcare. Y ¡viva el podrido statu quo!
La trayectoria de Sanders queda en evidencia en su movimiento «Our Revolution» que intenta reformar al Partido Demócrata según una línea social-demócrata. La idea no es nueva. Desde mediados de los años 1930, el Partido Comunista (estalinista) y sus descendientes hasta hoy lo han intentado. Lo mismo ocurre con el Partido Socialista y sus descendientes, la burocracia sindical y otras durante el mismo período. La conclusión de esta orientación es que, contrariamente a lo que la gente pensaba, el Partido Demócrata se ha desplazado en su conjunto a la derecha durante esos decenios.
Sanders podría abandonar a los Demócratas neoliberales y fundar un nuevo partido social-demócrata, saliendo así del ahogamiento del sistema de los dos partidos. Pero ha rechazado explícitamente esta posibilidad.
La referencia de Sanders a la reciente experiencia del Partido Laborista británico es engañosa. Este es un partido con miembros mientras que el Partido Demócrata no lo es. Este último está controlado por el establishment en una estructura que va de arriba a abajo. Sus miembros son los electores registrados como Demócratas, de los que se espera que voten por los candidatos elegidos por el partido. Esos electores no tienen nada que decir en lo que se refiere a la política del Partido Demócrata, y no existe siquiera una estructura que lo permitiría.
El Labour Party tiene también su establishment, que está formado por sus parlamentarios y otros cargos. Este establishment cambió sus reglas sobre la cuestión de saber quien elige a los dirigentes del partido pensando que los miembros del partido votarían por él. Se equivocaron. Jeremy Corbyn se presentó para la posición dirigente con una plataforma de izquierdas, y los miembros (entre otros los nuevos afiliados jóvenes) le eligieron a él, y no al candidato elegido por el establishment. A partir de ahí, centenares de miles de trabajadores y de jóvenes han entrado en el Partido Laborista. Los miembros apoyaron lo que Sanders describe con razón como un «manifiesto muy progresista que ha generado mucho entusiasmo entre los jóvenes y los trabajadores. Uno de los aspectos más interesantes de la elección ha sido la participación muy elevada de electores de 34 años y menos». Ahora bien, este manifiesto estaba mucho más a la izquierda que las propuestas de Sanders.
Los parlamentarios del Partido Laborista predijeron un desastre para su partido en las recientes elecciones a causa de ese manifiesto. Pensaban que era demasiado de izquierdas. Se equivocaron de nuevo totalmente. El Partido Laborista logró, al contrario, ganancias importantes en esas elecciones, justamente a causa de su nuevo programa y de su nuevo dirigente, e incluso si este partido no ha ganado la mayoría (lo que, por otra parte, ningún partido ha hecho), ha emergido como el verdadero ganador.
Nada de todo esto podría ocurrir en el Partido Demócrata.
Lo que intentan hacer los Demócratas es apoderarse de la profunda desconfianza que inspira Trump entre una gran parte de la población para transformarla en apoyo para ellos mismos. Hillary Clinton, la neoliberal, ha pretendido hasta hacer creer, absurdamente, que formaba parte de la «resistencia», es decir de esas grandes manifestaciones contra la política de Trump que se han desarrollado a comienzos de año. Esta postura ha tenido algún éxito, y es una de las razones por las que tales acciones han bajado desde comienzos de año.
Cualesquiera que sean sus intenciones, Sanders está convirtiéndose en una parte de esta estafa.
* Nota de A l´ encontre: Barry Sheppard, nació en 1937, se comprometió desde inicio de los años 1960 en la batalla por los «derechos cívicos», contra la guerra de Vietnam, y fue, juntos a otros, militante durante años del Socialist Workers Party (SWP).
A l´encontre, 1-8-2017: http://alencontre.org/
Viento Sur,10-8-2017: http://www.vientosur.info/